A pesar de ser judía, celebré Navidad mientras duró el matrimonio con el padre de mi hijo, que murió en el año 1994. Era gallego, socialista y agnóstico, pero le encantaba la Navidad, una costumbre que su madre engalanaba con una enorme Empanada a la Gallega que quedó en la memoria de sus cinco hijos. La Empanada a la Gallega de Doña Encarnación, a quien no tuve el gusto de conocer porque llegué tarde a la vida de esa familia, se repetía cada Navidad, con el consiguiente comentario obligado, “nada que ver con la que hacía la vieja”.
Mi nene era muy chiquito, recién ese año se había dado cuenta del personaje de Papá Noel. Su papá se disfrazaba y hacía las delicias de todos los chicos. Le habíamos dicho que iba a venir Papá Noel, con una bolsa de regalos.
Esa Navidad la pasamos en Pinamar, en lo de unos amigos que tenían una casa al lado del Mar. El pino inmenso que estaba frente al parque de la casa, había sido cubierto de luces y bolas de colores metálicos. La Navidad de los ricos tiene mucho espectáculo, este árbol de Navidad no era comprado en el Once, como el que yo ponía en casa.
Faltaban unos días para que llegue la Navidad. Mi nene me preguntaba todos los días ¿Cuándo viene Papá Noel, mamá? Falta poco, le contestaba, viene cuando venga Navidad. Y así todos los días. Esperá que llegue Navidad. Papá Noel viene cuando viene Navidad. ¿Y cuándo viene Navidad? Me preguntaba entonces. Le hice un cuadrito con los días que faltaban para que llegue Navidad. Cada día tachábamos un cuadrito.
Llegó el momento. La emoción lo desbordaba. Su papá disfrazado, entró por el Parque al living de la casa, donde estaban todos los chicos esperando ansiosos. Papá Noel tenía miedo de que su hijo lo descubriera. Se habìa puesto algodón por toda la cara, y emitía una voz grave para pasar por el verdadero Papá Noel.
El hijo se le acercó y lo empezó a escudriñar y a mirar alrededor de él. De pronto le empezó a tirar de la bata roja y a preguntarle por Navidad. ¿Por què no vino Navidad? Le inquiría preocupado. ¿No viniste con Navidad? Seguía preguntando. El padre me miraba desconcertado por la pregunta absurda, como diciendo sacámelo de abajo porque me va a hacer caer el disfraz.
Yo lo tomé de un bracito, lo aparté, y entendiendo la confusión que se le hizo por la literalidad con la que los chicos entienden lo que se les dice, le dije: Navidad no es una persona, “estamos" en Navidad. Mi hijo me contestó: ¡No mamá, estamos en Pinamar!
Mi nene era muy chiquito, recién ese año se había dado cuenta del personaje de Papá Noel. Su papá se disfrazaba y hacía las delicias de todos los chicos. Le habíamos dicho que iba a venir Papá Noel, con una bolsa de regalos.
Esa Navidad la pasamos en Pinamar, en lo de unos amigos que tenían una casa al lado del Mar. El pino inmenso que estaba frente al parque de la casa, había sido cubierto de luces y bolas de colores metálicos. La Navidad de los ricos tiene mucho espectáculo, este árbol de Navidad no era comprado en el Once, como el que yo ponía en casa.
Faltaban unos días para que llegue la Navidad. Mi nene me preguntaba todos los días ¿Cuándo viene Papá Noel, mamá? Falta poco, le contestaba, viene cuando venga Navidad. Y así todos los días. Esperá que llegue Navidad. Papá Noel viene cuando viene Navidad. ¿Y cuándo viene Navidad? Me preguntaba entonces. Le hice un cuadrito con los días que faltaban para que llegue Navidad. Cada día tachábamos un cuadrito.
Llegó el momento. La emoción lo desbordaba. Su papá disfrazado, entró por el Parque al living de la casa, donde estaban todos los chicos esperando ansiosos. Papá Noel tenía miedo de que su hijo lo descubriera. Se habìa puesto algodón por toda la cara, y emitía una voz grave para pasar por el verdadero Papá Noel.
El hijo se le acercó y lo empezó a escudriñar y a mirar alrededor de él. De pronto le empezó a tirar de la bata roja y a preguntarle por Navidad. ¿Por què no vino Navidad? Le inquiría preocupado. ¿No viniste con Navidad? Seguía preguntando. El padre me miraba desconcertado por la pregunta absurda, como diciendo sacámelo de abajo porque me va a hacer caer el disfraz.
Yo lo tomé de un bracito, lo aparté, y entendiendo la confusión que se le hizo por la literalidad con la que los chicos entienden lo que se les dice, le dije: Navidad no es una persona, “estamos" en Navidad. Mi hijo me contestó: ¡No mamá, estamos en Pinamar!
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