Lo que suceda en las elecciones de la CABA es crucial para los porteños y la Argentina toda. En algún sentido significa la gloria o el abismo.
Gloria, si Macri desaparece de la escena política para siempre, desalentado por la derrota. Abismo, si gana y sigue hundiendo a Buenos Aires subido como en plataforma de salto para hundir al país más adelante. Creo que no está bien entendido dónde reside el secreto de Macri.
Así como el gobierno nacional, con Néstor y Cristina, impuso a la oposición nacional la política como escenario de disputa, así Macri se sacó la política de encima con su pecho frío, indiferente a todo lo que se le critique, denuncie o se le procese judicialmente.
Ayudado por Magnetto, consiguió sostener la sonrisa traviesa y calma frente a todo cuestionamiento, mostrando que a él la "política" no lo toca. Ni la Justicia, ni los medios criticados por "oficialistas" (que lo expusieron para la burla de su impudicia e impotencia), consiguieron doblegar su impune certeza de avanzar como el avión, por encima de las nubes.
A él la tormenta política no le llega. El es de una pasta especial. La gente lo nota y el que apuesta a ganador, lo vota a él. Vota al que logra tener el poder superior, vota al poder del más fuerte, como en una pelea callejera, sea el poder merecido y legal, o el de la prepotencia por encima del poder de la política. Macri desterró el escenario de la política en Buenos Aires. Filmus juega solo con su discurso honesto, plagado de argumentos.
El porteño vota al macho. Macho es el que consigue superar al mayor poder. No olvidar que Buenos Aires, interpretado por su máximo exponente de la cultura literaria, mitificó la figura del Hombre de la Esquina Rosada, del cuchillero, del que tiene "coraje", del que no se asusta de la ley ni de la Justicia.
Para mí, la solución de terminar con este entuerto no es ni debatir con Macri ni destruirlo con pruebas. Ya se ve que es inútil. Para mí , es aumentar la propuesta hasta alcanzar el interés directo del votante, que lo haga interesarse más por sí mismo que por identificarse con el mito del macho.
¿Quién es este individuo? No es el que vive en la villa. El que vive en la Villa siente que todos los ojos están puestos en él.
Se trata del individuo que nadie mira. Es el habitante de la Capital Federal que vive en dos ambientes o tres, con tres hijos, la suegra y el perro, pagando expensas enormes y/o alquileres desorbitados, y que no llega a fin de mes con sus gastos de comida y servicios. Sea empleado en blanco, o pagando Ingresos Brutos para que el patrón burle el salario, o sea un cuentapropista operario con local propio sin empleados, o sea un profesional explotado, médico o abogado, trabajando para el Estado o empresa privada.
Este hombre, o esta mujer, o estos jóvenes, no sienten que alguien los tome en cuenta. Necesitan una vivienda digna, hartos de vivir uno encima del otro sin privacidad, con un solo baño y poco espacio para colgar la ropa. Ellos no tienen esperanza de poder cambiar su departamento. La vida es demasiado cara para poder juntar plata. A veces la nena queda embarazada y se les agrega un nietito. La nena y su novio no se puede casar porque no tienen vivienda.
Los candidatos no tienen ni una palabra para ellos. Macri, por supuesto que no. Filmus ¿tiene? La política parece sólo tomar en cuenta a los más pobres, los de las villas.
¿Por qué no hay una sola palabra de esperanza para tanta gente de parte de los candidatos del FPV? Entre Filmus y Macri, el hombre hacinado entre ladrillos en 50 metros cuadrados elige votar al macho de Macri, el que sonríe y se burla el poder instituído, el poder de la política, ese mismo poder que lo tiene tan olvidado y resentido.
En esta semana, habría que disputar a este hombre de las garras de Macri, arrebatarlo de la sensación de que no es más que un mero vecino, y otorgarle fe de ciudadano. El no quiere ser vecino, no quiere ser ese que no se saluda con el otro vecino cuando sube al ascensor.
Pero desgracidamente el concepto de "vecino" ganó también el lenguaje de nuestros candidatos del FPV. Hay tiempo, queda una semana para cambiar, para corregir, para aumentar la imaginación y la apuesta. Hay que inspirarse en Néstor.
Gloria, si Macri desaparece de la escena política para siempre, desalentado por la derrota. Abismo, si gana y sigue hundiendo a Buenos Aires subido como en plataforma de salto para hundir al país más adelante. Creo que no está bien entendido dónde reside el secreto de Macri.
Así como el gobierno nacional, con Néstor y Cristina, impuso a la oposición nacional la política como escenario de disputa, así Macri se sacó la política de encima con su pecho frío, indiferente a todo lo que se le critique, denuncie o se le procese judicialmente.
Ayudado por Magnetto, consiguió sostener la sonrisa traviesa y calma frente a todo cuestionamiento, mostrando que a él la "política" no lo toca. Ni la Justicia, ni los medios criticados por "oficialistas" (que lo expusieron para la burla de su impudicia e impotencia), consiguieron doblegar su impune certeza de avanzar como el avión, por encima de las nubes.
A él la tormenta política no le llega. El es de una pasta especial. La gente lo nota y el que apuesta a ganador, lo vota a él. Vota al que logra tener el poder superior, vota al poder del más fuerte, como en una pelea callejera, sea el poder merecido y legal, o el de la prepotencia por encima del poder de la política. Macri desterró el escenario de la política en Buenos Aires. Filmus juega solo con su discurso honesto, plagado de argumentos.
El porteño vota al macho. Macho es el que consigue superar al mayor poder. No olvidar que Buenos Aires, interpretado por su máximo exponente de la cultura literaria, mitificó la figura del Hombre de la Esquina Rosada, del cuchillero, del que tiene "coraje", del que no se asusta de la ley ni de la Justicia.
Para mí, la solución de terminar con este entuerto no es ni debatir con Macri ni destruirlo con pruebas. Ya se ve que es inútil. Para mí , es aumentar la propuesta hasta alcanzar el interés directo del votante, que lo haga interesarse más por sí mismo que por identificarse con el mito del macho.
¿Quién es este individuo? No es el que vive en la villa. El que vive en la Villa siente que todos los ojos están puestos en él.
Se trata del individuo que nadie mira. Es el habitante de la Capital Federal que vive en dos ambientes o tres, con tres hijos, la suegra y el perro, pagando expensas enormes y/o alquileres desorbitados, y que no llega a fin de mes con sus gastos de comida y servicios. Sea empleado en blanco, o pagando Ingresos Brutos para que el patrón burle el salario, o sea un cuentapropista operario con local propio sin empleados, o sea un profesional explotado, médico o abogado, trabajando para el Estado o empresa privada.
Este hombre, o esta mujer, o estos jóvenes, no sienten que alguien los tome en cuenta. Necesitan una vivienda digna, hartos de vivir uno encima del otro sin privacidad, con un solo baño y poco espacio para colgar la ropa. Ellos no tienen esperanza de poder cambiar su departamento. La vida es demasiado cara para poder juntar plata. A veces la nena queda embarazada y se les agrega un nietito. La nena y su novio no se puede casar porque no tienen vivienda.
Los candidatos no tienen ni una palabra para ellos. Macri, por supuesto que no. Filmus ¿tiene? La política parece sólo tomar en cuenta a los más pobres, los de las villas.
¿Por qué no hay una sola palabra de esperanza para tanta gente de parte de los candidatos del FPV? Entre Filmus y Macri, el hombre hacinado entre ladrillos en 50 metros cuadrados elige votar al macho de Macri, el que sonríe y se burla el poder instituído, el poder de la política, ese mismo poder que lo tiene tan olvidado y resentido.
En esta semana, habría que disputar a este hombre de las garras de Macri, arrebatarlo de la sensación de que no es más que un mero vecino, y otorgarle fe de ciudadano. El no quiere ser vecino, no quiere ser ese que no se saluda con el otro vecino cuando sube al ascensor.
Pero desgracidamente el concepto de "vecino" ganó también el lenguaje de nuestros candidatos del FPV. Hay tiempo, queda una semana para cambiar, para corregir, para aumentar la imaginación y la apuesta. Hay que inspirarse en Néstor.