LA TELEVISIÓN DIO LA NOTICIA IMPIADOSA Roberto, mi marido (Bob Row) estalló a los gritos contra la tele; yo estaba en la óptica. Roberto corrió por la calle, entró a la óptica desencajado, sin poder respirar, sin voz, pálido, y me quería decir algo que no podía articular: murió Fabián. Fabián es el primo hermano menor de mi marido. Forman una familia de talentosos y estudiosos.
A Fabián le gustaba el cine desde chiquito, igual que a su papá, otro talentoso aunque sin fama. Cuando tenía doce años quiso venir con nosotros, que ya nos sentíamos mayores por tener ocho años más que él, a ver un ciclo de cine experimental al que concurríamos. Era un ciclo anual de UNCIPAR (unión de cineístas de paso reducido). Se pasaban 4 cortos. Después de cada corto aparecía el director y se debatía con el público su película. Era muy interesante. Al final el público votaba por la mejor película. Al final del año se elegía la mejor y se le daba un premio.
El día que se nos unió Fabián pasaron un corto filmado por un joven de 20 años. En el debate, el público tomó en cuenta la poca edad del director para aumentar la calificación del film. Uno tras otro que hablaba, decía que había que tomar en cuenta la juventud del autor, cosa que aumentaba el mérito. Fabián, con sus doce años, pidió la palabra. Nos quedamos medio sorprendidos de que a esa edad quisiera hablar también. Habló muy seriamente cuestionando a los que comentaron. Dijo que no se podía considerar la edad del autor para calificar a un film. Que si la película era considerada muy buena porque el autor tenía 20 años, entonces cuánto mejor sería si el autor tuviera 15 años. La verdad nos quedamos mudos. Yo pensé que en esa cabecita había un gran futuro. Fabián dijo algo de gran peso, que dió vuelta los argumentos realmente tontos de los presentes.
Fabián Bielinsky se preparó toda la vida para filmar en serio. A los 45 años había llegado a filmar mucha publicidad, y había sido asistente de cine de grandes directores, pero sin poder concretar un proyecto personal de dirigir un largometraje. Todos teníamos la sensación de que había desaprovechado su talento, y que nunca encontraría ya la forma de concretar sus sueños. Pero estábamos equivocados.
De visita en su hermosa casa nos contó de su proyecto de filmar una película que se llamaría Nueve Reinas. El mismo había hecho el guión. Tenía dudas, no le cerraba algo en el relato que sentía que tenía que pulir. Me alcanzó el libro para que lo leyera si quería. Me lo olvidé en la cocina y no me lo llevé. Creo que mi inconsciente me traicionó, debí haber creído que era una cosa que nunca se iba a llevar a cabo, por eso me lo olvidé. Pero Fabián lo presentó al concurso del Instituto Nacional de Cine, ganó el primer premio y le dieron la plata para filmar su primera película. Fue un éxito exorbitante. Ustedes la habrán visto.
Sin embargo, yo me quedé con frustración, porque pensaba que Fabián era para más, para otra cosa. Nueve Reinas era un género muy lindo por lo popular pero yo creía que él daba para más y que había apuntado muy abajo. Otra vez metí la pata con mi ansiedad. No sabía que él había dado el primer paso para tomarlo de trampolín. Enseguida llegó El Aura, que me dejó pasamada, era lo que había soñado que hiciera Fabián. Quedé muda, enamorada de esa película que abrió las aguas entre los espectadores, algunos fanatizados por Nueve Reinas, decepcionados. Otros como yo, engolosinados con El Aura.
Le dieron un montón de premios, se convirtió en una estrella. Varias veces tuvo que levantarse del asiento porque le seguían dando premios, se llevó 6, pasaron por la tele esa entrega. Estábamos anchos y orgullosos de que Fabián hubiera llegado después de tanto tiempo, y que su llegada fuera tan espectacular. Sólo tres días después, un infarto lo mataba en una habitación de San Pablo, adonde había ido para hacer un casting para una publicidad para toda Sudamérica. Hubo que tirar la puerta abajo, porque se había ido a dormir y había cerrado con llave.
La muerte de Fabián tiene un guión irreal. Nadie podría creer algo tan absurdo como que alguien que espera toda una vida para triunfar, llega al olimpo soñado, aún joven para seguir creando, recibe todos los premios, y se muere al tercer día de recibirlos. Nadie podría creerlo.
Si podés, leé también en Gloria Mundi el post que le dedica mi marido:
http://gloriamundo.blogspot.com/2010/06/fabian-hace-ya-cuatro-anos.html
A Fabián le gustaba el cine desde chiquito, igual que a su papá, otro talentoso aunque sin fama. Cuando tenía doce años quiso venir con nosotros, que ya nos sentíamos mayores por tener ocho años más que él, a ver un ciclo de cine experimental al que concurríamos. Era un ciclo anual de UNCIPAR (unión de cineístas de paso reducido). Se pasaban 4 cortos. Después de cada corto aparecía el director y se debatía con el público su película. Era muy interesante. Al final el público votaba por la mejor película. Al final del año se elegía la mejor y se le daba un premio.
El día que se nos unió Fabián pasaron un corto filmado por un joven de 20 años. En el debate, el público tomó en cuenta la poca edad del director para aumentar la calificación del film. Uno tras otro que hablaba, decía que había que tomar en cuenta la juventud del autor, cosa que aumentaba el mérito. Fabián, con sus doce años, pidió la palabra. Nos quedamos medio sorprendidos de que a esa edad quisiera hablar también. Habló muy seriamente cuestionando a los que comentaron. Dijo que no se podía considerar la edad del autor para calificar a un film. Que si la película era considerada muy buena porque el autor tenía 20 años, entonces cuánto mejor sería si el autor tuviera 15 años. La verdad nos quedamos mudos. Yo pensé que en esa cabecita había un gran futuro. Fabián dijo algo de gran peso, que dió vuelta los argumentos realmente tontos de los presentes.
Fabián Bielinsky se preparó toda la vida para filmar en serio. A los 45 años había llegado a filmar mucha publicidad, y había sido asistente de cine de grandes directores, pero sin poder concretar un proyecto personal de dirigir un largometraje. Todos teníamos la sensación de que había desaprovechado su talento, y que nunca encontraría ya la forma de concretar sus sueños. Pero estábamos equivocados.
De visita en su hermosa casa nos contó de su proyecto de filmar una película que se llamaría Nueve Reinas. El mismo había hecho el guión. Tenía dudas, no le cerraba algo en el relato que sentía que tenía que pulir. Me alcanzó el libro para que lo leyera si quería. Me lo olvidé en la cocina y no me lo llevé. Creo que mi inconsciente me traicionó, debí haber creído que era una cosa que nunca se iba a llevar a cabo, por eso me lo olvidé. Pero Fabián lo presentó al concurso del Instituto Nacional de Cine, ganó el primer premio y le dieron la plata para filmar su primera película. Fue un éxito exorbitante. Ustedes la habrán visto.
Sin embargo, yo me quedé con frustración, porque pensaba que Fabián era para más, para otra cosa. Nueve Reinas era un género muy lindo por lo popular pero yo creía que él daba para más y que había apuntado muy abajo. Otra vez metí la pata con mi ansiedad. No sabía que él había dado el primer paso para tomarlo de trampolín. Enseguida llegó El Aura, que me dejó pasamada, era lo que había soñado que hiciera Fabián. Quedé muda, enamorada de esa película que abrió las aguas entre los espectadores, algunos fanatizados por Nueve Reinas, decepcionados. Otros como yo, engolosinados con El Aura.
Le dieron un montón de premios, se convirtió en una estrella. Varias veces tuvo que levantarse del asiento porque le seguían dando premios, se llevó 6, pasaron por la tele esa entrega. Estábamos anchos y orgullosos de que Fabián hubiera llegado después de tanto tiempo, y que su llegada fuera tan espectacular. Sólo tres días después, un infarto lo mataba en una habitación de San Pablo, adonde había ido para hacer un casting para una publicidad para toda Sudamérica. Hubo que tirar la puerta abajo, porque se había ido a dormir y había cerrado con llave.
La muerte de Fabián tiene un guión irreal. Nadie podría creer algo tan absurdo como que alguien que espera toda una vida para triunfar, llega al olimpo soñado, aún joven para seguir creando, recibe todos los premios, y se muere al tercer día de recibirlos. Nadie podría creerlo.
Si podés, leé también en Gloria Mundi el post que le dedica mi marido:
Fabián, hace ya cuatro años
http://gloriamundo.blogspot.com/2010/06/fabian-hace-ya-cuatro-anos.html