¿Por qué no hacerlo?Mi mamá llevaba un registro de la vida y destino de todo el que vivía o se había ido del barrio. Y cada vez que se enteraba de la vida de alguien que yo había conocido o había tenido que ver conmigo, me lo hacía saber, por más que yo no supiera de quién me estaba hablando. Yo la escuchaba. Si habré escuchado historias de gente que no me decía nada!
Ya estaba casada y me había mudado de barrio hacía rato, pero cuando iba de visita a ver a mi mamá, ella siempre tenía algún cuento. ¿Te acordás de tu compañera de escuela Fulana de Tal? Y aunque no me acordara de mi compañera, mi mamá me contaba con lujo de detalles que se había encontrado con la madre en la calle, que la chica se había recibido de abogada, que tenía un estudio jurídico, que le iba muy bien.... Me acuerdo que una vez me dijo ¿Te acordás de la hermana de tu profesora de piano? Yo había estudiado piano a los seis años unos meses y dejé. No me acordaba ni la cara de la profesora de piano, menos me acordaría de la hermana. Pero me enteré que quedó embarazada del cuñado, que se armó un lío tremendo. En fin.
Así un día me contó una historia que no pude olvidar. ¿Te acordás de Doña Fulana la mamá de Fulanita tu compañera de escuela? me dijo. Se vé que en ese entonces el nombre de mi compañera me sonaba, porque se me dibuja la cara cuando me acuerdo del cuento, y sabía también que era judía. ¿te acordás del hermano que se llama Fulanito? Y me contó lo siguiente:
Que por el año 1976, 77, 78,... Fulanito se había recibido de médico. Que había prorrogado su Servicio Militar porque era un derecho de los estudiantes universitarios, quienes al final de la carrera debían hacer la Conscripción. Que el chico había deseado hacer el Servicio Militar en el Hospital Militar Central como médico. Que no quería ir a un cuartel, porque quería poder estar en la ciudad para estar cerca del hospital donde cursaría su especialidad y no perder el año. Que para tal fin, Doña Fulana le contó con sumo secreto, que un cliente de su esposo, que era militar, les había hecho pagar 2 mil dólares para que a Fulanito lo pusieran en el Hospital Militar Central. Que a Fulanito efectivamente lo habían llamado del Hospital, pero le dijeron que cómo se atrevió a pedir estar en el Hospital Militar un judío. Que por semejante atrevimiento lo enviaron castigado al Norte.
El cuento seguía con horrores que le pasaron al muchacho, con un sargento que tenía varios judíos conscriptos también castigados por ser judíos, y que en los ejercicios físicos que les hacían hacer, les daba órdenes como: cuerpo a tierra judíos de mierda!
El asunto es que casi al final de su Servicio Militar, a Fulanito lo vinieron a buscar un día y lo llevaron a un lugar de Buenos Aires. Lo hicieron viajar en avión para vacunar a unas personas. Que Fulanito se había muerto de miedo porque no entendía nada por qué lo buscaron a él y lo hicieron viajar tantos kilómetros para dar vacunas. Que lo hicieron subir a otro avión que estaba detenido y "vacunar" a unas cuantas personas que estaban adentro, y luego lo hicieron bajarse de ese avión. Que nunca supo de qué vacuna se trataba. Que después que bajó le dijeron algo así como que se olvide para siempre de lo que hizo. Que volvió a su cuartel del Norte y nunca más lo molestaron hasta que salió. Que perdió el año y recien despues pudo iniciar su especialidad.
Lo que uno entiende es que a Fulanito le hicieron dar una inyección a secuestrados que iban hacia el vuelo de la muerte. Me acuerdo que mi mamá también dio por sentado eso. Se ve que cuando me lo contó ya se sabía lo de los vuelos de la muerte.
Leyendo el post del miércoles 6 de octubre de 2010 Si fuiste colimba de 1976 a 1983, contá tu verdad, del blog Puede Colaborar, me acordé de Fulanito. Entonces se me ocurrió hacer este post.
Si por esas cosas alguien que lee este blog conoce la historia de Fulanito, y si Fulanito al lugar que fue es a Campo de Mayo, o cualquier otro lugar, debería presentarse a declarar. Sé que es tirar una botella en el mar. Pero no puedo hacer otra cosa. Sólo tengo la historia. Mi mamá murió en 1999. No tengo a quién preguntar nombres ni fechas. Hay un dato que sí puedo decir: vivía en Chacarita o Colegiales.
Todos deberíamos pensar en quién conocemos que hizo el Servicio Militar en esos años, y preguntarle si vió algo que pueda declarar. Sin presionarlo, tal vez le damos un empujón. No hay mucho tiempo para cumplir con la consciencia. Debe ser liberador poder contar una cosa tan terrible como la que debería contar Fulanito, el hermano de mi compañera de primaria..
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