
Llegó al comicio una abuela bien viejita, con la piel surcada por arrugas, de esas que se nota que son la marca de haber trabajado al sol, con bastón y poco equilibirio, acompañada por su nieto, morochitos los dos. El nieto dijo que quería entrar al cuarto oscuro con la abuela, porque ella no sabía leer. En la mesa había una fiscal de Lilita que se las sabía todas y no dejaba ni un segundo sola a la presidenta de mesa, la fiscal de Lilita imaginaba la tendencia de la presidenta de mesa.
La presidenta de mesa le dijo al nieto que iba a acompañar a la abuela y entró con ella al cuarto oscuro, la siguió la fiscal de Lilita que pretendió entrar también. La presidenta de mesa le puso la mano para pararla y le dijo: en ésta vos no podés entrar. La fiscal, ducha, había intentado hacer lo que sabía que no podía, pero se tiró el lance. Con savoir faire, la fiscal le contestó "ya sé que en ésta no puedo", como si le hubiera hecho el gesto de "chappeau", y a buen entendedor, pocas palabras.
Adentro la anciana comenzó a mirar las boletas y a tocarlas. Y agarró una cualquiera, dejando en claro que operaba sobre ella la vergüenza de no saber leer. La presidenta de mesa le dijo: señora, dígame a quién quiere votar y yo le doy la boleta. La abuela le contestó, yo quiero votar a Perón.
Perón está muerto señora, vote por el que está ahora. ¿Y quién está ahora? dijo la abuela. Heller, contestó la presidenta de mesa. Bueno, ponga a ese dijo la abuela, y aclaró como disculpándose, yo soy peronista.

Sale una señora del cuarto oscuro y dice: no està la boleta que quiero votar. La presidenta de mesa entra con ella para que le diga qué boleta falta y mandarla a buscar. La señora dice: yo quiero votar a Kirchner. Señora Kirchner está en la Provincia de Buenos Aires, en la capital el candidato de Kirchner se llama Heller. ¿Y dónde está la boleta esa? Es ésta, le señaló la presidenta de mesa, mostrándole la boleta de Heller. Gracias, le dijo la señora con una enorme sonrisa desdentada, yo lo quiero tanto a Kirchner.

Sale del cuarto oscuro una señora viejísima, llena de anillos y perfume francés y dice: falta la boleta que quiero votar. La presidenta se va con ella al cuarto oscuro y le pregunta qué boleta es la que falta para traerla. Yo quiero a Narváez dijo la señora. No señora en capital no se presenta Narváez, solamente en Provincia de Buenos Aires. La señora quedó sola eligiendo al sustituto de Narváez, la presidenta de mesa no la pudo ayudar.

Leer completo...
Reducir el texto...