Lo que te voy a exponer, tiene un sentido que te propongo pensar al final.
Acabábamos de comprar nuestro departamento y dos locales que mi papá alquilaba. Fue gracias a la Ley de Propiedad Horizontal de Perón que permitió subdividir los edificios de departamentos en unidades funcionales para la venta independiente. Se formó el primer Consorcio, y había que elegir un Administrador entre los vecinos, para lo cual se realizó la primera reunión. Ninguno tenía idea de cómo funcionaba ese sistema de propiedad individual articulada por la propiedad común.
Era un edificio de apenas dos pisos y planta baja, con dos departamentos de dos ambientes en cada piso, todos iguales. Pero nosotros teníamos patio y dos locales, a diferencia del resto.
En la reunión, cuatro departamentos votaron por Petrucci, nuestro vecino lindero con el que mi papá tenía viejas reyertas por el humo del asado o el agua que embolsaba nuestro toldo. El petiso Benzion Kodner, el otro judío aparte de mi papá, votó por mi papá. Mi papá se votó a sí mismo, igual que Petrucci por él mismo. Así que eran dos contra cuatro y dieron por ganador a Petrucci, por amplia mayoría.
Ahí mismo pesentaron para votar presupuestos que ya habían conseguido sobre obras que iban a realizar, como la pintura completa por afuera y por adentro, que se iba a decidir en esa misma reunión.
Mi papá preguntó cuánto tenía que pagar cada uno. Le contestaron "vos ruso" tenés que pagar el 40% y el resto cada uno de nosotros el 12%, porque es según los metros cuadrados que tengas. Entonces saltó mi papá como leche hervida ¿cómo?¿para votar tengo un voto solo y para pagar el 40%? Se paró y dijo: esto lo voy a averiguar, que se suspenda la reunión. Se retiró y Benzion lo siguió.
Los dos entraron a mi casa y se sentaron a tomar un té. Mi papá le decía que estos "antisemitas" se fregaban las manos pensando que iban a hacer el Palacio de Versailles a costa del judío. Benzion le dijo a mi papá que si tenía que pagar el 40% de todo, tenía que tener el 40% de los votos. Que se quedara tranquilo, que sumado a su 12% tenían mayoría. Que no se iban a salir con la suya.
Y así sucedió. Se hizo la próxima reunión, donde mi papá y Benzion les comunicaron que los votos también eran por porcentaje. Los demás se miraron sorprendidos y pusieron a votación las obras. Benzion y mi papá votaron que NO a todo. Entre los dos tenían el 52% y anularon toda iniciativa del resto. Y ahí se terminó la cosa para siempre. Nunca se pudo hacer nada, ni pintar el edificio.
Acá te presento la problemática que te propuse al principio. No comparemos a los sojeros con mi papá, que era un hombre pobre laburando solo con su alma en una máquina de coser pesadas lonas para toldos de patios y camiones. De alguna forma los sojeros también piensan como mi papá, salvando las distancias, en una confabulación populista contra ellos, queriéndoles sacar la plata para mantener "vagos", lo mismo que mi papá pensó en una confabulación antisemita.
¿Estuvo bien que a causa de mi papá, el edificio estuviera sin ningún arreglo decorativo por varias décadas? Mi papá solo pagaba el 40% de la plomería y los impuestos del edificio.
¿Estuvo bien que el resto del consorcio se pusiera a formular gastos a cuenta de mi papá sin haber negociado alguna cosa que hiciera que mi papá accediera por el bien común, algo más lento en el gasto, menos pretensioso? No es lo mismo que en el país. No se trata de las paredes de un edificio. En el país se trata de personas, de seres humanos, que no pueden ser tratados como un gasto que puede ser superfluo o pretencioso. No tenemos un Consorcio sino una Patria.
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