En el libro "La Presidenta" de Sandra Russo, Cristina habla sobre el aborto, primero refiriéndose a un aborto espontáneo que tuvo de un embarazo de seis meses y luego dice su pensamiento. Transcribo aquí dos textos casi contiguos de la Página 191 y 192. Después de la transcripción viene el post.
Transcripción de texto:
"Cuando tuve el aborto espontáneo estaba de casi seis meses. Fue algo terrible. El me deja ese día en la cama, me besa, se despide. "¿Estás Bien?, me preguntó. "Sí, sí, estoy bien, andá a trabajar tranquilo", le dije yo. Y a la hora, empecé con las pérdidas. levanté para ir al baño y ay, qué horror, algo como eso no se lo deseo ni al peor de mis enemigos. Cuando me paro, siento que se me desprende algo gelatinoso, era todo sangre, empecé a los gritos. Me internaron tres días. Me daban suero para retenerlo, pero apenas me lo quitaban, volvían las pérdidas. Yo tenía dolores espantosos. En un momento los médicos decidieron quitarme el suero, porque había riesgo para mí. No lo pude retener. Fue muy difícil porque era un estado de gravidez muy avanzado. Si eso hubiera pasado ahora, se hubiera podido hacer algo. Pero no en ese momento y en ese lugar."
"Quizá esa experiencia mía tenga que ver con mi posición sobre el aborto, eso y haber sido hija de madre soltera. Uno va formando sus posiciones de acuerdo a las cosas que le pasan. El recuerdo de ese embarazo que perdí me moviliza mucho. Pero tampoco me pongo en una cruzada, hay que respetar las opiniones de todos. Yo no estoy de acuerdo con el aborto, pero no digo que tengo razón. Digo lo que pienso y siento. A mí lo que me molesta en cualquier discusión es que uno quiera imponerle al otro su punto de vista. Sobre todo en temas que tienen que ver con la conciencia. Si me vienen con que la tierra es cuadrada, no, obviamente. Pero en estas cuestiones tan personales... No creo que haya que estigmatizar a nadie, porque estigmatizar es suprimir. Imponer criterios únicos es una actitud totalitaria. Todo lo que tienda a suprimir puntos de vista me produce rechazo. Porque te quedás sin interlocutor. Aún el antagonista más feroz, que se quede, por favor."
Analizando lo que dice Cristina sobre lo que piensa
Si yo tuviera condiciones políticas, me quedaría con que este texto no es una declaración antiabortista, posición de la cual se muestra en las antípodas, porque imponer su pensamiento a los demás, es lo que hacen los antiabortistas y ella condena la imposición. La penalización del aborto impone a los unos el pensamiento de los otros.
Los que bregamos por el derecho al aborto no podríamos, aún si quisiéramos, imponer nuestro pensamiento a los demás a través de la despenalización. La legalización es una cosa diferente a la prohibición. Legalizar es otorgar un derecho, prohibir es establecer una obligación. Un derecho no es lo mismo que una obligación. La prohición se impone a todos. El derecho es para los que desean ejercerlo.
Legalizando el aborto se respetan todos los modos de pensar y todas las conciencias. De las dos posturas, la legalización es la que atiende a la conciencia de todos. Quienes no deseen abortar seguirán haciendo lo que les marca su conciencia y nadie se lo prohibirá.
De acuerdo a las palabras de Cristina, siguiendo su propia lógica, si respeta lo que afirmó, si no dice que tiene razón, si no quiere suprimir, si no quiere que se imponga un criterio único totalitario, entonces está de acuerdo con la legalización del aborto, aunque ella personalmente esté en contra, criterio que muchas personas comparten. Porque hay muchas personas que están en contra de la práctica para sí, pero aceptan que haya quien piense distinto y apoyan la legalización.
Pero como yo no tengo aptitudes políticas, advierto que también esta declaración puede dejar contentos a los antiabortistas. Primero porque se declara en contra y ya con eso deberán estar muy contentos. Y segundo porque las acusaciones de no aceptar al otro y querer imponer un solo criterio totalitario también nos la dicen los antiabortistas a nosotros, los antikirchneristas a nosotros, que queremos imponer nuestro criterio unico sobre los demás.
Temo que esta declaración deje a todos esperanzados en Cristina, a Montescos y Capuletos, cada uno pensando en que ella está con uno y no con el otro.
Yo no pido que Cristina decrete la despenalización. Creo que el debate del aborto se tiene que dar, como se dio el de la ley de Medios. Porque el debate en el Congreso se traslada por la televisión al pueblo que participa y es el mejor modo de que el beneficiario de una ley se entere de su existencia y de sus fundamentos. Quiero que el debate llegue al recinto y que se vote.
Pero si sucede de nuevo como en la primera reunión de Comisión de Asuntos Penales, que los diputados del Frente para la Victoria obstruyeron la salida del Dictamen faltando a la reunión mostrando una decisión de bloque, entonces creeré que Cristina no estaba diciendo todo lo que piensa en este libro.
Y aclaro, porque cada vez que me pongo a luchar por lo que pienso me reclaman que estoy rompiendo con el kirchnerismo, aclaro que nada tiene que ver una cosa con la otra. Y creo también, como aclaré en algún blog que hablaron de mí por esto, que Cristina actuaría distinto si las fuerzas vivas de los afectados hicieran visible su reclamo. Si esto tuviera una gran militancia como la tuvo el matrimonio igualitario, el avance sería imparable.
Pero también aprovecho para aclarar que este tema del aborto tiene entre sus afectados principales a madres de familia pobres en todo el territorio del país, cargadas de hijos, sin tiempo para militar, trabajando y criando prole sin espacio para pensar siquiera en su propia vida, muchas muy lejos del Congreso. Por eso, toda la civilidad inteligente y solidaria tiene que reemplazar a estas mujeres con su presencia en la militancia del derecho a no morir por aborto inseguro.
Ahora analizando las circunstancias personales
Dicho todo lo anterior, me preocupa mucho una circunstancia que se nos escapa de la posibilidad de debate y es la situación subjetiva emocional que pone en el tapete Cristina en este libro, que la condiciona para posicionarse frente al aborto. Esto es difícil de enfrentar, de discutir, de manipular, porque se trata del inconsciente, un elemento que ofrece resistencia a las razones, que no es generoso ni para el diálogo ni para el consenso.
Me preocupa porque la cosa es demasiado seria. Para que Cristina diga que la vida la puso en situación especial frente el aborto y que "uno va formando sus posiciones de acuerdo a las cosas que le pasan", es serio. Ella sabe que las posiciones dependen de razones, análisis y fundamentos, entre los cuales está por supuesto la experiencia, que influye, pero a veces confunde.
Me preocupa mucho, no sólo porque es de mal pronóstico para la legalización, sino porque me parece que Cristina tiene recursos para ahondar en esta cuestión subjetiva hasta por ella misma. Su propia grandeza no merece que esas circunstancias emocionales le ganen a su arrolladora inteligencia. Y que habiendo demostrado tanta fuerza de militante la doblegue una subjetividad puntual que le impida ser justa en una causa tan sencilla como despenalizar el aborto cuando tiene mano de hierro justa ante asuntos tan complejos que trata diariamente.
Lamento tener que decirlo, pero los asuntos emocionales es básico que no deben interferir en los asuntos del Estado. Ningún funcionario público puede alegar que cuestiones personales influyan en su pensamiento ante un asunto de Estado. Cristina no permitiría que un Ministro le diera ese argumento. Menos aún cuando lo que hay detrás es muerte rondando como buitre sobre mujeres pobres y sufridas y es tan fácil de solucionar. Si alguien lo dice es porque realmente la subjetividad puntual en ese asunto tiene una fuerza invasiva colosal. Al fin y al cabo es humana.
Pensando en este asunto de cómo la penetró la subjetividad con el aborto, que termina siendo un impedimento gratuito e incomprensible para una causa justa, analicé las dos circunstancias que ella numera: su aborto y que es hija de madre soltera, y las relacioné como para ver cuánta chance hay de que eso pueda superarse eventualmente.
Sobre su aborto terrible, observé que en el relato de Cristina el hecho central es la pérdida de su bebé, como si no se hubiera dado cuenta de que era ella la protagonista principal de esa tragedia y que tenía en riesgo la vida. En el relato sólo hay una pequeña mención a que le quitaron el suero porque "había riesgo para mí". Pero no hay relato sobre miedo de morir, estando internada tres días en medio de tantos dolores. Ella cuenta que perdió su bebé.
Esa segunda causa que ella presenta que la predispuso contra el aborto, que es "hija de madre soltera", sobre lo cual no explica nada seguramente para que intuyamos, podemos intuir que la madre de Cristina debió haber sido presionada para abortar por el qué dirán pero resistió, y que a Cristina el pensar que su vida pendió de un hilo le debe causar una gran angustia existencial.
No sabemos bajo qué circunstancias se enteró, ni a qué edad. Lo cierto es que la gente no suele enterarse de tales detalles macabros sobre su vida y menos cuando se es chico. Pero no sabemos nada. Sin embargo es este el origen de todo. Haber abortado naturalmente no tiene nada que ver con el aborto provocado. ¿Por qué un aborto espontáneo de un embarazo de 6 meses que es una masacre, la predispuoso contra el aborto seguro de antes de las 12 semanas?
Cuando contó que terminó perdiendo el bebé al quitarle el suero porque era "riesgo para mí", usó la expresión "No pude retenerlo", en lugar de "No pudieron los médicos retenerlo", como si ella se culpara de no haber podido emular a su madre cuando la retuvo consigo en el vientre.
Efectivamente, el complejo emocional frente al aborto por la historia personal, predispone muy mal a Cristina para resolver esta causa con justicia. Es entendible, es humano.
Cristina siente identificación inconsciente con el ser abortado.
Tal vez no pueda superarlo. Ojalá que sí.
Transcripción de texto:
"Cuando tuve el aborto espontáneo estaba de casi seis meses. Fue algo terrible. El me deja ese día en la cama, me besa, se despide. "¿Estás Bien?, me preguntó. "Sí, sí, estoy bien, andá a trabajar tranquilo", le dije yo. Y a la hora, empecé con las pérdidas. levanté para ir al baño y ay, qué horror, algo como eso no se lo deseo ni al peor de mis enemigos. Cuando me paro, siento que se me desprende algo gelatinoso, era todo sangre, empecé a los gritos. Me internaron tres días. Me daban suero para retenerlo, pero apenas me lo quitaban, volvían las pérdidas. Yo tenía dolores espantosos. En un momento los médicos decidieron quitarme el suero, porque había riesgo para mí. No lo pude retener. Fue muy difícil porque era un estado de gravidez muy avanzado. Si eso hubiera pasado ahora, se hubiera podido hacer algo. Pero no en ese momento y en ese lugar."
"Quizá esa experiencia mía tenga que ver con mi posición sobre el aborto, eso y haber sido hija de madre soltera. Uno va formando sus posiciones de acuerdo a las cosas que le pasan. El recuerdo de ese embarazo que perdí me moviliza mucho. Pero tampoco me pongo en una cruzada, hay que respetar las opiniones de todos. Yo no estoy de acuerdo con el aborto, pero no digo que tengo razón. Digo lo que pienso y siento. A mí lo que me molesta en cualquier discusión es que uno quiera imponerle al otro su punto de vista. Sobre todo en temas que tienen que ver con la conciencia. Si me vienen con que la tierra es cuadrada, no, obviamente. Pero en estas cuestiones tan personales... No creo que haya que estigmatizar a nadie, porque estigmatizar es suprimir. Imponer criterios únicos es una actitud totalitaria. Todo lo que tienda a suprimir puntos de vista me produce rechazo. Porque te quedás sin interlocutor. Aún el antagonista más feroz, que se quede, por favor."
Analizando lo que dice Cristina sobre lo que piensa
Si yo tuviera condiciones políticas, me quedaría con que este texto no es una declaración antiabortista, posición de la cual se muestra en las antípodas, porque imponer su pensamiento a los demás, es lo que hacen los antiabortistas y ella condena la imposición. La penalización del aborto impone a los unos el pensamiento de los otros.
Los que bregamos por el derecho al aborto no podríamos, aún si quisiéramos, imponer nuestro pensamiento a los demás a través de la despenalización. La legalización es una cosa diferente a la prohibición. Legalizar es otorgar un derecho, prohibir es establecer una obligación. Un derecho no es lo mismo que una obligación. La prohición se impone a todos. El derecho es para los que desean ejercerlo.
Legalizando el aborto se respetan todos los modos de pensar y todas las conciencias. De las dos posturas, la legalización es la que atiende a la conciencia de todos. Quienes no deseen abortar seguirán haciendo lo que les marca su conciencia y nadie se lo prohibirá.
De acuerdo a las palabras de Cristina, siguiendo su propia lógica, si respeta lo que afirmó, si no dice que tiene razón, si no quiere suprimir, si no quiere que se imponga un criterio único totalitario, entonces está de acuerdo con la legalización del aborto, aunque ella personalmente esté en contra, criterio que muchas personas comparten. Porque hay muchas personas que están en contra de la práctica para sí, pero aceptan que haya quien piense distinto y apoyan la legalización.
Pero como yo no tengo aptitudes políticas, advierto que también esta declaración puede dejar contentos a los antiabortistas. Primero porque se declara en contra y ya con eso deberán estar muy contentos. Y segundo porque las acusaciones de no aceptar al otro y querer imponer un solo criterio totalitario también nos la dicen los antiabortistas a nosotros, los antikirchneristas a nosotros, que queremos imponer nuestro criterio unico sobre los demás.
Temo que esta declaración deje a todos esperanzados en Cristina, a Montescos y Capuletos, cada uno pensando en que ella está con uno y no con el otro.
Yo no pido que Cristina decrete la despenalización. Creo que el debate del aborto se tiene que dar, como se dio el de la ley de Medios. Porque el debate en el Congreso se traslada por la televisión al pueblo que participa y es el mejor modo de que el beneficiario de una ley se entere de su existencia y de sus fundamentos. Quiero que el debate llegue al recinto y que se vote.
Pero si sucede de nuevo como en la primera reunión de Comisión de Asuntos Penales, que los diputados del Frente para la Victoria obstruyeron la salida del Dictamen faltando a la reunión mostrando una decisión de bloque, entonces creeré que Cristina no estaba diciendo todo lo que piensa en este libro.
Y aclaro, porque cada vez que me pongo a luchar por lo que pienso me reclaman que estoy rompiendo con el kirchnerismo, aclaro que nada tiene que ver una cosa con la otra. Y creo también, como aclaré en algún blog que hablaron de mí por esto, que Cristina actuaría distinto si las fuerzas vivas de los afectados hicieran visible su reclamo. Si esto tuviera una gran militancia como la tuvo el matrimonio igualitario, el avance sería imparable.
Pero también aprovecho para aclarar que este tema del aborto tiene entre sus afectados principales a madres de familia pobres en todo el territorio del país, cargadas de hijos, sin tiempo para militar, trabajando y criando prole sin espacio para pensar siquiera en su propia vida, muchas muy lejos del Congreso. Por eso, toda la civilidad inteligente y solidaria tiene que reemplazar a estas mujeres con su presencia en la militancia del derecho a no morir por aborto inseguro.
Ahora analizando las circunstancias personales
Dicho todo lo anterior, me preocupa mucho una circunstancia que se nos escapa de la posibilidad de debate y es la situación subjetiva emocional que pone en el tapete Cristina en este libro, que la condiciona para posicionarse frente al aborto. Esto es difícil de enfrentar, de discutir, de manipular, porque se trata del inconsciente, un elemento que ofrece resistencia a las razones, que no es generoso ni para el diálogo ni para el consenso.
Me preocupa porque la cosa es demasiado seria. Para que Cristina diga que la vida la puso en situación especial frente el aborto y que "uno va formando sus posiciones de acuerdo a las cosas que le pasan", es serio. Ella sabe que las posiciones dependen de razones, análisis y fundamentos, entre los cuales está por supuesto la experiencia, que influye, pero a veces confunde.
Me preocupa mucho, no sólo porque es de mal pronóstico para la legalización, sino porque me parece que Cristina tiene recursos para ahondar en esta cuestión subjetiva hasta por ella misma. Su propia grandeza no merece que esas circunstancias emocionales le ganen a su arrolladora inteligencia. Y que habiendo demostrado tanta fuerza de militante la doblegue una subjetividad puntual que le impida ser justa en una causa tan sencilla como despenalizar el aborto cuando tiene mano de hierro justa ante asuntos tan complejos que trata diariamente.
Lamento tener que decirlo, pero los asuntos emocionales es básico que no deben interferir en los asuntos del Estado. Ningún funcionario público puede alegar que cuestiones personales influyan en su pensamiento ante un asunto de Estado. Cristina no permitiría que un Ministro le diera ese argumento. Menos aún cuando lo que hay detrás es muerte rondando como buitre sobre mujeres pobres y sufridas y es tan fácil de solucionar. Si alguien lo dice es porque realmente la subjetividad puntual en ese asunto tiene una fuerza invasiva colosal. Al fin y al cabo es humana.
Pensando en este asunto de cómo la penetró la subjetividad con el aborto, que termina siendo un impedimento gratuito e incomprensible para una causa justa, analicé las dos circunstancias que ella numera: su aborto y que es hija de madre soltera, y las relacioné como para ver cuánta chance hay de que eso pueda superarse eventualmente.
Sobre su aborto terrible, observé que en el relato de Cristina el hecho central es la pérdida de su bebé, como si no se hubiera dado cuenta de que era ella la protagonista principal de esa tragedia y que tenía en riesgo la vida. En el relato sólo hay una pequeña mención a que le quitaron el suero porque "había riesgo para mí". Pero no hay relato sobre miedo de morir, estando internada tres días en medio de tantos dolores. Ella cuenta que perdió su bebé.
Esa segunda causa que ella presenta que la predispuso contra el aborto, que es "hija de madre soltera", sobre lo cual no explica nada seguramente para que intuyamos, podemos intuir que la madre de Cristina debió haber sido presionada para abortar por el qué dirán pero resistió, y que a Cristina el pensar que su vida pendió de un hilo le debe causar una gran angustia existencial.
No sabemos bajo qué circunstancias se enteró, ni a qué edad. Lo cierto es que la gente no suele enterarse de tales detalles macabros sobre su vida y menos cuando se es chico. Pero no sabemos nada. Sin embargo es este el origen de todo. Haber abortado naturalmente no tiene nada que ver con el aborto provocado. ¿Por qué un aborto espontáneo de un embarazo de 6 meses que es una masacre, la predispuoso contra el aborto seguro de antes de las 12 semanas?
Cuando contó que terminó perdiendo el bebé al quitarle el suero porque era "riesgo para mí", usó la expresión "No pude retenerlo", en lugar de "No pudieron los médicos retenerlo", como si ella se culpara de no haber podido emular a su madre cuando la retuvo consigo en el vientre.
Efectivamente, el complejo emocional frente al aborto por la historia personal, predispone muy mal a Cristina para resolver esta causa con justicia. Es entendible, es humano.
Cristina siente identificación inconsciente con el ser abortado.
Tal vez no pueda superarlo. Ojalá que sí.