#1.- SOLIDARIDAD Y BRONCA
Rimini|17-02-2010 01:12
Los "dos destacamentos de gendarmería movilizados a Andalgalá" son responsabilidad exclusiva de las autoridades nacionales. Es decir del gobierno "nacional y popular" de los Kirchner. Un gobierno con amplio apoyo en el "progresismo" argentino y europeo, que ha favorecido siempre a los grupos mineros, y ha desviado los recursos nacionales hacia el pago de la fraudulenta deuda externa. La conclusión: hay que echarlos del gobierno. Antes de que lleguen a ser sustituidos por la derecha, como hizo el progresismo chileno.
Valoración: 0 | Avisar provocación
Como nos hizo creer a todos los argentinos, que nos íbamos para arriba, Menem se fue a Andalgalgà a inaugurar la mina a cielo abierto de donde se extrae el oro. Andalgalà festejò. El pueblo estaba exultante. A nadie le preocupó entonces la ecología. Se prepararon todos para el salto a la riqueza del pueblo, pero no fue verdad. La mina sì genera riqueza, pero en lugar de hacer desarrollar al pueblo lo dejò petrificado y no hay nada que hacer allá para la mitad de los pobladores. Un porcentaje trabaja en la mina, otro trabaja en puestos del Estado. La Mina aporta el 80 por ciento del presupuesto municipal, pero a costa de que todo esté congelado. No hay desarrollo. Allí sucede como todo fenómeno concentrado o monopólico: todo gira en derredor y nada crece.
Medio pueblo está contra la otra mitad, que vive de alguna manera gracias a la mina. Como no saben cómo calificar el fenòmeno de exclusión, típico del capitalismo, buscan formas de enfrentar la situación y encontraron el ecologismo. En realidad el ecologismo se encontró con Andalgalá. Por el lado de la ecología hay tantas verdades como mentiras. La crítica a la explotación minera a cielo abierto es una crítica miserable cuando se trata de metales fundamentales para la vida humana. Reivindicar la antigua minería como menos invasiva de la naturlaeza es pelear contra la historia en una lucha perdida. Y la minería antigua significó siempre la peor explotación del hombre en catacumbas de horror. Emile Zola graficó para la eternidad esa patética situación en su novela Germinal.
Pero cuando se trata de oro no es lo mismo. Y eso también genera irritación.
Nada se probó de las acusaciones de contaminaciòn. Pero podría ser. El asunto es que la verdad de la indignación viene por el orden económico, por observar a la mina extraer el oro del suelo y llevárselo, sin que ello signifique una vida mejor para la mitad de la población. Se avanza empero en el enfrentamiento por la demanda ecológica. El fenómeno es la exclusión.
Hete aquí que la demanda ecológica es de una sensibilidad tan especial que conmueve a todos. Por eso quienes hacen política se suman al caballito de batalla más redituable. Allí están los captadores de conflictos, los orientadores de conflictos, que en realidad buscan reemplazar al capitalismo por una revolución social. Allí está sin duda el Partido Obrero de Altamira, ofreciendo y poniendo a disposición su aparato de carteles, megáfonos y líderes de campo, combativos, capaces de largar consignas, proporcionando modos de lucha como corte de caminos y movilización popular. Alcanzan con pocos cientos de personas que se movilicen para lograr una catástrofe social. Alcanza con un herido sangrante, con un muerto, para que la movilización sea un éxito. Todo depende de si las autoridades envían la represión.
Esto combinado con una situación política como la que estamos viviendo en la Argentina, con un Gobierno de los mejores que hubo hasta ahora, acorralado por habérsele opuesto a la renta sojera. Y allí recala Pino Solanas, llevando una película para encender al pueblo contra el Gobierno, en su lucha tan peculiar por llegar a algún escalón más arriba. Llegaron a ver la película 4mil personas, no es demasiado aunque sean el 40 por ciento de la población. Deberían haber ido muchos más a la plaza, ùnico lugar de concentración habitual, en realidad fueron pocos, porque no hay nada mejor que hacer en Andalgalá.¿Por qué no habrán ido los otros si era cine gratis y se trataba de una pelìcula sobre su pueblo?
Acá les pongo un comentario escrito en un portal donde se difunde una carta de los reprimidos en Andalgalà, carta muy interesante de leer por las vaguedades habituales de las cartas sin un sentido de urgencia por un problema candente, que prácticamente me ahorra de todo esfuerzo por aclarar cuáles son los fines últimos de movilizar a esta población, en estas circunstancias:
http://www.kaosenlared.net/
#1.- SOLIDARIDAD Y BRONCA
Rimini|17-02-2010 01:12
Los "dos destacamentos de gendarmería movilizados a Andalgalá" son responsabilidad exclusiva de las autoridades nacionales. Es decir del gobierno "nacional y popular" de los Kirchner. Un gobierno con amplio apoyo en el "progresismo" argentino y europeo, que ha favorecido siempre a los grupos mineros, y ha desviado los recursos nacionales hacia el pago de la fraudulenta deuda externa. La conclusión: hay que echarlos del gobierno. Antes de que lleguen a ser sustituidos por la derecha, como hizo el progresismo chileno.
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Rimini|17-02-2010 01:12
Los "dos destacamentos de gendarmería movilizados a Andalgalá" son responsabilidad exclusiva de las autoridades nacionales. Es decir del gobierno "nacional y popular" de los Kirchner. Un gobierno con amplio apoyo en el "progresismo" argentino y europeo, que ha favorecido siempre a los grupos mineros, y ha desviado los recursos nacionales hacia el pago de la fraudulenta deuda externa. La conclusión: hay que echarlos del gobierno. Antes de que lleguen a ser sustituidos por la derecha, como hizo el progresismo chileno.
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Como nos hizo creer a todos los argentinos, que nos íbamos para arriba, Menem se fue a Andalgalgà a inaugurar la mina a cielo abierto de donde se extrae el oro. Andalgalà festejò. El pueblo estaba exultante. A nadie le preocupó entonces la ecología. Se prepararon todos para el salto a la riqueza del pueblo, pero no fue verdad. La mina sì genera riqueza, pero en lugar de hacer desarrollar al pueblo lo dejò petrificado y no hay nada que hacer allá para la mitad de los pobladores. Un porcentaje trabaja en la mina, otro trabaja en puestos del Estado. La Mina aporta el 80 por ciento del presupuesto municipal, pero a costa de que todo esté congelado. No hay desarrollo. Allí sucede como todo fenómeno concentrado o monopólico: todo gira en derredor y nada crece.
Medio pueblo está contra la otra mitad, que vive de alguna manera gracias a la mina. Como no saben cómo calificar el fenòmeno de exclusión, típico del capitalismo, buscan formas de enfrentar la situación y encontraron el ecologismo. En realidad el ecologismo se encontró con Andalgalá. Por el lado de la ecología hay tantas verdades como mentiras. La crítica a la explotación minera a cielo abierto es una crítica miserable cuando se trata de metales fundamentales para la vida humana. Reivindicar la antigua minería como menos invasiva de la naturlaeza es pelear contra la historia en una lucha perdida. Y la minería antigua significó siempre la peor explotación del hombre en catacumbas de horror. Emile Zola graficó para la eternidad esa patética situación en su novela Germinal.
Pero cuando se trata de oro no es lo mismo. Y eso también genera irritación.
Nada se probó de las acusaciones de contaminaciòn. Pero podría ser. El asunto es que la verdad de la indignación viene por el orden económico, por observar a la mina extraer el oro del suelo y llevárselo, sin que ello signifique una vida mejor para la mitad de la población. Se avanza empero en el enfrentamiento por la demanda ecológica. El fenómeno es la exclusión.
Hete aquí que la demanda ecológica es de una sensibilidad tan especial que conmueve a todos. Por eso quienes hacen política se suman al caballito de batalla más redituable. Allí están los captadores de conflictos, los orientadores de conflictos, que en realidad buscan reemplazar al capitalismo por una revolución social. Allí está sin duda el Partido Obrero de Altamira, ofreciendo y poniendo a disposición su aparato de carteles, megáfonos y líderes de campo, combativos, capaces de largar consignas, proporcionando modos de lucha como corte de caminos y movilización popular. Alcanzan con pocos cientos de personas que se movilicen para lograr una catástrofe social. Alcanza con un herido sangrante, con un muerto, para que la movilización sea un éxito. Todo depende de si las autoridades envían la represión.
Esto combinado con una situación política como la que estamos viviendo en la Argentina, con un Gobierno de los mejores que hubo hasta ahora, acorralado por habérsele opuesto a la renta sojera. Y allí recala Pino Solanas, llevando una película para encender al pueblo contra el Gobierno, en su lucha tan peculiar por llegar a algún escalón más arriba. Llegaron a ver la película 4mil personas, no es demasiado aunque sean el 40 por ciento de la población. Deberían haber ido muchos más a la plaza, ùnico lugar de concentración habitual, en realidad fueron pocos, porque no hay nada mejor que hacer en Andalgalá.¿Por qué no habrán ido los otros si era cine gratis y se trataba de una pelìcula sobre su pueblo?
Acá les pongo un comentario escrito en un portal donde se difunde una carta de los reprimidos en Andalgalà, carta muy interesante de leer por las vaguedades habituales de las cartas sin un sentido de urgencia por un problema candente, que prácticamente me ahorra de todo esfuerzo por aclarar cuáles son los fines últimos de movilizar a esta población, en estas circunstancias:
http://www.kaosenlared.net/
#1.- SOLIDARIDAD Y BRONCA
Rimini|17-02-2010 01:12
Los "dos destacamentos de gendarmería movilizados a Andalgalá" son responsabilidad exclusiva de las autoridades nacionales. Es decir del gobierno "nacional y popular" de los Kirchner. Un gobierno con amplio apoyo en el "progresismo" argentino y europeo, que ha favorecido siempre a los grupos mineros, y ha desviado los recursos nacionales hacia el pago de la fraudulenta deuda externa. La conclusión: hay que echarlos del gobierno. Antes de que lleguen a ser sustituidos por la derecha, como hizo el progresismo chileno.
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