LA RECONSTRUCCIÓN DE CHILE TENDRÁ COMO PROTAGONISTAS FORZOSOS AL ESTADO Y AL TRABAJADOR, DANDO DE BRUCES CON EL PROYECTO DE LA DERECHA Y DEL NUEVO PRESIDENTE
1-
Chile está destruído. Es una catástrofe mayor de lo que cuenta la televisión. Como ocurrió con las Torres Gemelas, siguiendo el modelo de pacto nortemericano, seguramente los diarios e informativos contribuirán a no crear pánico mezquinando la verdad. Las caras y las voces de la gente sufriendo diversos trastornos y padecimientos no están apareciendo en imagen, sólo los relatores cuentan las historias, pero las cámaras no están mostrándolo.
No se puede creer que en todo el país haya sólo 300 muertos. En un solo lugar de tantos, en Constitución, hubo 150 desparecidos que fueron arrastrados después de que una ola gigante invadiera la costa y entrara 1kilómetro adentro destrozándolo todo a su paso. Había allí un espectáculo, para ver el cual cientos de personas acampaban la noche del terremoto en la orilla. Hay que pensar que en el derrumbe de la Amia hubo 80 muertos para darse una idea. Hace un minuto, son las 14 y 30, dijo ya la CNN que hay cientos de desaparecidos.
Lo que viene inmediatamente ahora en Chile es aterrador. Cientos de miles de personas que no pueden vover a sus casas por miedo a un segundo derrumbe a causa de las réplicas, tanto ricos como pobres, están en la calle. Recién dijo una funcionaria en la televisión de Chile, que si a más tardar esta noche no se reparten alimentos, el caos de los saqueos a supermercados asolará el territorio.
Pero pasado el tiempo de desesperación hasta que se logre una situación estable y aquietada Chile se dirige a un cambio sustancial del rumbo en el que estaba, modificando el panorama que se daba en América Latina.
2-
La reconstrucción de Chile abre un panorama de inclusión al trabajo de miles y miles de trabajadores chilenos, quienes van a ser los artífices de un nuevo nacimiento del país.Las casas destruídas que deben reconstruirse y estarán a cargo del Estado, darán nueva vivienda y trabajo a millares de trabajadores que tenían viviendas y trabajos precarios . La construcción y todo el círculo de provisión de materiales que articulan con esa actividad, serán un motor que reavivará la economía chilena en el mejor sentido, en el más amplio, haciendo nacer tal vez a un nuevo protagonista que tomará entidad y visibilidad mayor de la que tuvo hasta ayer: el trabajo humano, cosa que se ve afectada en la sociedad mundial de la riqueza de los ricos.
Sabemos que hoy se vive la tragedia. Pero a pesar del drama, y a pesar de que los muertos se mezquinan en número, podemos decir igualmente que si fueran muchos miles no podrían esconderse tanto, lo que hace imaginar que no han sido tantos como hubieran podido ser, y que esto junto al panorama de próxima construcción presenta una situación de futuro conmovedor tanto para Chile como para el resto de los países de América Latina. ¿Por qué?
Porque estábamos viendo en Chile al actor más agradable a los ojos norteamericanos, al hijo de las políticas económicas que empezaron con Pinochet y "triunfaron" con sus postulados del neoliberalismo, y que habiendo pasado por Bachelet, no cambiaron el panorama de la ideología económica imperante creando ninguna inclusión de los más rezagados, siendo un país con tantas desigualdades como el que más.
El hijo pródigo del neoliberalismo en América Latina se enfrenta de pronto a la necesidad de abrir las arcas del ahorro estatal para socorrer a sus habitantes. Tocar los ahorros de un Banco Central es casi apostasía para el neoliberalismo. Chile se encuentra frente a la única situación en la que el neoliberalismo tiene que bajar la guardia y humillarse frente a la imperiosidad de las circunstancias.
Los más pobres no podrán excluirse de la protección y amparo económico esta vez, por más acostumbrados que estén a hacerlo gracias a los postulados neoliberlaes de que sólo el derrame se ocupa naturalmente de los pobres en el sistema capitalista. No hay excusa ahora que deje a afuera de la contención a los más pobres. Pero esta vez la contención no puede ser hecha sólo con subsidios, sino que amplias capas de postergados ingresarán de golpe al trabajo y por ende al consumo, creando una nueva clase de incluídos que harán funcionar al mercado interno como no hubieran permitido hacerlo los burgueses a ningún presidente keynnesiano parecido a Néstor Kirchner que hubiera querido lograr eso mismo mediante una economía del reparto y el crecimiento con inclusión, porque eso la burguesía lo resiste de puro mezquina. Ya vimos lo que hicieron con Allende.
Encima de todo, y casi como bendición, nadie puede hacer uso políitico electoral de la tragedia, ya que por casualidad inaudita, todos los apetitos han sido saciados por una reciente elección que ya tiene nombrado a un presidente. A pesar de que el presidente es de derecha, es casi una suerte que lo sea. Porque ese presidente se va a ver obligado a imponer una política económica keynessiana, a aplicar el criterio de Roosvelt frente al desastre del año 30, postergando sus ansias de hacer más ricos a los ricos aplicando las recetas de restricción del gasto público.
El ex-presidente de Lan Chile y nuevo presidente de Chile, va a tener que poner al Estado, ícono de denostación neoliberal, como factor de la reconstrucción, y va a tener que ir a buscar hasta el último par de brazos desocupados, brazos excluídos del sistema, para darles trabajo y hacerlo el nuevo héroe de la fundación de un nuevo país.
América toda será espectadora de este fenómeno, y todos veremos renacer a un país fruto de las políticas inclusivas que a Chile se le han hecho insoslayables desde ahora en adelante.
Claro que primero veremos todavía por algunos meses los efectos del desorden y la desorientación típicos de un desastre como el que ha ocurrido. Pero al final de tunel, vendrá una nueva luz no sólo para Chile, sino para toda América Latina.
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Chile está destruído. Es una catástrofe mayor de lo que cuenta la televisión. Como ocurrió con las Torres Gemelas, siguiendo el modelo de pacto nortemericano, seguramente los diarios e informativos contribuirán a no crear pánico mezquinando la verdad. Las caras y las voces de la gente sufriendo diversos trastornos y padecimientos no están apareciendo en imagen, sólo los relatores cuentan las historias, pero las cámaras no están mostrándolo.
No se puede creer que en todo el país haya sólo 300 muertos. En un solo lugar de tantos, en Constitución, hubo 150 desparecidos que fueron arrastrados después de que una ola gigante invadiera la costa y entrara 1kilómetro adentro destrozándolo todo a su paso. Había allí un espectáculo, para ver el cual cientos de personas acampaban la noche del terremoto en la orilla. Hay que pensar que en el derrumbe de la Amia hubo 80 muertos para darse una idea. Hace un minuto, son las 14 y 30, dijo ya la CNN que hay cientos de desaparecidos.
Lo que viene inmediatamente ahora en Chile es aterrador. Cientos de miles de personas que no pueden vover a sus casas por miedo a un segundo derrumbe a causa de las réplicas, tanto ricos como pobres, están en la calle. Recién dijo una funcionaria en la televisión de Chile, que si a más tardar esta noche no se reparten alimentos, el caos de los saqueos a supermercados asolará el territorio.
Pero pasado el tiempo de desesperación hasta que se logre una situación estable y aquietada Chile se dirige a un cambio sustancial del rumbo en el que estaba, modificando el panorama que se daba en América Latina.
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La reconstrucción de Chile abre un panorama de inclusión al trabajo de miles y miles de trabajadores chilenos, quienes van a ser los artífices de un nuevo nacimiento del país.Las casas destruídas que deben reconstruirse y estarán a cargo del Estado, darán nueva vivienda y trabajo a millares de trabajadores que tenían viviendas y trabajos precarios . La construcción y todo el círculo de provisión de materiales que articulan con esa actividad, serán un motor que reavivará la economía chilena en el mejor sentido, en el más amplio, haciendo nacer tal vez a un nuevo protagonista que tomará entidad y visibilidad mayor de la que tuvo hasta ayer: el trabajo humano, cosa que se ve afectada en la sociedad mundial de la riqueza de los ricos.
Sabemos que hoy se vive la tragedia. Pero a pesar del drama, y a pesar de que los muertos se mezquinan en número, podemos decir igualmente que si fueran muchos miles no podrían esconderse tanto, lo que hace imaginar que no han sido tantos como hubieran podido ser, y que esto junto al panorama de próxima construcción presenta una situación de futuro conmovedor tanto para Chile como para el resto de los países de América Latina. ¿Por qué?
Porque estábamos viendo en Chile al actor más agradable a los ojos norteamericanos, al hijo de las políticas económicas que empezaron con Pinochet y "triunfaron" con sus postulados del neoliberalismo, y que habiendo pasado por Bachelet, no cambiaron el panorama de la ideología económica imperante creando ninguna inclusión de los más rezagados, siendo un país con tantas desigualdades como el que más.
El hijo pródigo del neoliberalismo en América Latina se enfrenta de pronto a la necesidad de abrir las arcas del ahorro estatal para socorrer a sus habitantes. Tocar los ahorros de un Banco Central es casi apostasía para el neoliberalismo. Chile se encuentra frente a la única situación en la que el neoliberalismo tiene que bajar la guardia y humillarse frente a la imperiosidad de las circunstancias.
Los más pobres no podrán excluirse de la protección y amparo económico esta vez, por más acostumbrados que estén a hacerlo gracias a los postulados neoliberlaes de que sólo el derrame se ocupa naturalmente de los pobres en el sistema capitalista. No hay excusa ahora que deje a afuera de la contención a los más pobres. Pero esta vez la contención no puede ser hecha sólo con subsidios, sino que amplias capas de postergados ingresarán de golpe al trabajo y por ende al consumo, creando una nueva clase de incluídos que harán funcionar al mercado interno como no hubieran permitido hacerlo los burgueses a ningún presidente keynnesiano parecido a Néstor Kirchner que hubiera querido lograr eso mismo mediante una economía del reparto y el crecimiento con inclusión, porque eso la burguesía lo resiste de puro mezquina. Ya vimos lo que hicieron con Allende.
Encima de todo, y casi como bendición, nadie puede hacer uso políitico electoral de la tragedia, ya que por casualidad inaudita, todos los apetitos han sido saciados por una reciente elección que ya tiene nombrado a un presidente. A pesar de que el presidente es de derecha, es casi una suerte que lo sea. Porque ese presidente se va a ver obligado a imponer una política económica keynessiana, a aplicar el criterio de Roosvelt frente al desastre del año 30, postergando sus ansias de hacer más ricos a los ricos aplicando las recetas de restricción del gasto público.
El ex-presidente de Lan Chile y nuevo presidente de Chile, va a tener que poner al Estado, ícono de denostación neoliberal, como factor de la reconstrucción, y va a tener que ir a buscar hasta el último par de brazos desocupados, brazos excluídos del sistema, para darles trabajo y hacerlo el nuevo héroe de la fundación de un nuevo país.
América toda será espectadora de este fenómeno, y todos veremos renacer a un país fruto de las políticas inclusivas que a Chile se le han hecho insoslayables desde ahora en adelante.
Claro que primero veremos todavía por algunos meses los efectos del desorden y la desorientación típicos de un desastre como el que ha ocurrido. Pero al final de tunel, vendrá una nueva luz no sólo para Chile, sino para toda América Latina.