El olvidado y sepultado Neustadt inventó a Doña Rosa. Y el pobre diablo creyó que sólo había un tipo de Doña Rosa, igual para todas las Doñas Rosas. Pero no.
Hay por lo menos dos grandes grupos: una es Doña Rosa Nacional y Popular, y la otra es Doña Rosa Fascista, como Mirtha Legrand.
Yo, Eva Row, también soy Doña Rosa, pero no soy del grupo de las Fascistas, diosmelibreymeguarde por más que sea atea.
Te voy a decir por qué me considero una Doña Rosa. Me voy a describir, y describiéndome a mí, se va a ver qué es una Doña Rosa Nacional y Popular, y te vas a dar cuenta de la diferencia con la otra, con la anciana fascista que no se decide a pasar al recuerdo, junto a todas las otras estrellas del cine nacional que ya pasaron de moda o están en el panteón de la Chacarita. Lo digo de todo corazón.
Mirá, cuando un jugador de fútbol se cae al suelo, en esas caídas terribles, por un choque con otro jugador, o porque le ponen el pie para que se caiga, yo siempre me paro si estoy sentada, me agarro la cara con las dos manos y comento dolorida: ¡pobre la madre que está mirando caerse así a su hijo! ¡qué juego de mierda el fútbol! ¡por qué tienen que ser tan brutos los hombres!
Se hizo tan conocida mi reacción, que mi hijo ni bien se cae un jugador comenta riéndose para que yo lo escuche: pobre la madre que está mirando....
Y no te digo nada del boxeo. Todo muy lindo hasta que a alguno de los boxeadores le empieza a salir sangre de algún lado de la cara, o del oído, o se le cierra un ojo de hinchado. Empiezo a pensar (no hablo porque es al cuete y Roberto ama al boxeo): pobre muchacho, obligado a este "deporte" bestial, venido vaya a saber de qué miseria, quién sabe las consecuencias que le va a traer este golpe, qué juego primitivo y bestial...Y pienso en el ojo, en cómo le habrá repercutido en la retina, que quizá termine cayéndosele de viejito.
Y así. Siempre pienso en la gente como madre. Cuando viene un cadete al negocio en un día de calor, saco la bebida de la heladera sin que me lo pida y le sirvo un vaso de bebida helada. Si hace mucho frío le protesto porque no se abrigó, y si llueve, le presto un paraguas, total yo vivo muy cerca del negocio.
Y no hay cosa peor para mí que saber que un amigo está en problemas de plata sin culpa, por alguna desgracia. Trato de hacer una colecta entre todos los que lo conocen. Siempre me saco lo que no me sobra y lo ayudo un poco, aunque sea un poquito.
Si me entra algún chico al negocio pidiéndome plata para comer, le compro un sándwich y una bebida. O si viene a vender algo, le compro siempre, y lo felicito por estar vendiendo. Lo que no soporto es a los chiquititos que piden limosna. Les doy algo para que coman, o les compro una leche para que lleven a la madre. La gente que sufre me duele, muy adentro.
Una vez, el primer día de una mudanza, me fui a dormir y la pared donde estaba la cabecera de la cama era lindera con el edificio de al lado. Al rato de estar dormida, como a la hora, me desperté por los gritos de una mujer que discutía con el marido. Me paré y puse la oreja en la pared. La conversación se ponía cada vez peor. Ella empezó a gritar no me mates, socorro, no me mates. Yo agarré y me vestí volando, pero primero llamé a la Policía. Les dije que no sabía bien qué departamento era, pero que el tipo la estaba matando. Bajé a la calle a esperar a la Policía, y me dí cuenta de que mi pared lindaba con el Teatro IFT, donde estaban dando una obra de teatro. No sé si vino la Policía, pero me metí en casa muerta de risa.
Y me hago cargo de todos los problemas que me cuentan. Hace un tiempo me escribió una chica que fue obligada a hacerse un aborto contra su voluntad. Y me escribió diciendo que mis posts sobre el aborto le habían aligerado la tragedia de la culpa. Me tomé el trabajo de una larga secuencia de mails que llevaron meses, desatando el nudo de su culpa. Ella guardaba celosamente la identidad, el nombre, el teléfono, como con miedo pánico a ser denunciada. Yo acepté esa condición sabiendo que nunca la vería, pero me animaba enormemente la posibilidad de ayudar a una hermana mujer que sufre por no comprender los manejos bastardos de la religión y los machistas. Me sentía hablando con la hija que no tuve. Hasta la reté en un momento.
Porque esa es otra. Me enojo personalmente con el que hace algo que me parece mal, como si me lo hiciera mi hijo. Vivo peléandome con la gente que dice cosas como "esa conchuda", o "lo que roban los K". Sin más, me pelée con Doña Ofelia, una doña Rosa Fascista de mi barrio, que yo no sabía que era fascista hasta lo de la 125. Le grité en el Supermercado de la otra cuadra: no ofenda a la Presidenta de la Nación!!!
Es más. Por ejemplo, vos no sabés lo que me duele DiegoF de Mundo Perverso. El y mi hijo votaron por Solanas. Me clavaron un puñal. Ambos. El pobre DiegoF no tiene idea ni le importa un pito lo que significa para mí. Pero qué le voy a hacer. Soy una Doña Rosa. Me encanta Diego, lo veo con los ojos de la madre, con lo orgullosa que debe estar de un pibe tan talentoso e inteligente. Y que Solanas lo haya engualichado, igual que a mi hijo.
Y respecto a Kirchner, Néstor, me puede. Es feo como un susto a medianoche, pero yo lo veo lindo, te juro, como una madre no puede ver feo a su hijo. Me ganó el corazón desde que dijo aquel: Señor Coto!!! ¿te acordás? Fui siguiendo lo que hacía, entendiendo su pensamiento, apoyando todo con entusiasmo y gratitud, porque sentía que estaba pensando en la gente como yo, que me amparaba a mí, y a tantos otros que mucho peor que yo, siempre estuvieron olvidados por todos los gobiernos de la historia. Y no puedo hacerle críticas. No me importa lo que salga mal. Sé que la intención es buena. Y no comprendo a los compañeros que en seguida salen a criticar lo que le falta hacer, las debilidades, los errores. Y me peleo con Roberto por eso.
No sé si ya te conté que todos los meses, cuando cobro la jubilación en el Banco Nación Plaza de Mayo, desde la primera vez y hasta el último día que cobre, cuando el cajero me da un papel para firmar que recibí el dinero, siempre escribo con letras grandes y mayúsculas ¡GRACIAS CRISTINA!
Y así, igual como cuando se cae al suelo un jugador de fútbol, me pongo a pensar por qué los que miran no se ponen en el lugar de esta gente tan insultada, que se pone a ser presidente de un país, y le hacen zancadillas todo el tiempo, y ponen en riesgo su patrimonio y su libertad con acusaciones mierdosas, me pregunto cómo los argentinos inteligentes no apoyan efusivamente a esta Presidenta y a su marido que dieron tantas muestras de tirar el carro a favor del Pueblo y contra los tradicionales vendepatrias que además asesinaron a tantos argentinos. Y me alegro que hayan acrecentado su patrimonio personal, muchísimo menos que el Narváez ese, que nadie le cuestiona nada aunque esté en la función pública. Y ojalá tengan la suficiente plata para todos los juicios de persecución que se le pueden venir de acá al resto de sus días, porque lo que ellos enfrentaron al León del Zoológico que vive en frente en la Rural, no lo hizo nadie.
Y me problematizo: ¿Quién va a pensar en nosotros después de Kirchner? ¿Cuándo hubo alguien con tanto coraje, salvo Perón y Evita? ¿Acaso aparecerá algún militar como Chavez o Perón en La Argentina? ¿De qué sirven los críticos que nunca llegan al poder? ¿Cómo se anima uno a criticar a esta gente tan única en la historia argentina de todos los tiempos?
Y me pregunto: ¿En qué podemos terminar cuando se pase este tiempo donde hemos podido trabajar y sobrevivir sin falta de energía eléctrica, cobrando jubilación, recibiendo subsidios de todo tipo, desde la comida hasta el boleto de colectivo? Sin tener que chuparle la media al Fondo Monetario, habiéndole hecho un corte de manga en la cara al mismo Bush.
Y tengo miedo, miedo de los próximos tiempos, donde hemos perdido la mayoría en el Congreso, y Boudu tiene que ir a decirles que la plata que se juntó y se pone en garantía para pagar la deuda externa la hizo Kirchner y la cuidó Cristina. Y tiene que ir a decírselo a ellos, los impunes sirvientes, lacayos infames del capital rentívoro, que se desvelan vaya uno a saber por cuántos pesos que le ponen en una cuenta bancaria. Porque hay que decir la verdad, Macri tiene razón, ellos no tienen ideología, sólo hacen gestión, pero para sus bolsillos.
Por eso me confieso ultrakirchnerista. Porque soy una Doña Rosa.