NUMEROLOGÍA
El 21 de cada mes a las 21 horas y 21 minutos de este año 21 del siglo 21 podés celebrar y fascinarte con la coincidencia numérica mostrando una estructura inteligente que estaría detrás de ese orden con apariencia de voluntario ya que lo natural es caótico, por lo tanto se estaría demostrando la existencia de un poder divino. La matemática fue una forma de buscar demostrar el poder de dios desde tiempos remotísimos. Desde Pitágoras y antes, buscar entender el orden inteligente de la naturaleza era como seguir la pista de los caminos divinos suponiendo que se iba a encontrar alguna prueba contundente de que este mundo estaba manejado por seres superiores, o como después acontenció en el monoteísmo, por un solo dios. Mientras los matemáticos buscaban escudriñar el orden inteligente de la naturaleza iban descubriendo herramientas que nos permitieron penetrar en el mundo físico y hacer todo tipo de obra ingenieril. La hipotenusa fue la primera diosa de la ciencia y el triángulo rectángulo su corcel alado, los catetos son las alas que siguen agitándose con el soplo de aliento de la humanidad que los llama a ser el seno y el coseno que nos permiten desde las tablas construir tantos puentes y con medidas geodestas y teodolíticas andar escudriñando campos terrenos enormes en el universo celeste. De las matemáticas a la Teología y al arte, a la música, a la belleza, a la sutileza, al goce superlativo del alma cincelada por el conocimiento intenso y la susceptibilidad al detalle más íntimo de la percepción, eso es la vida humana. Todo eso sobre el soporte de una construcción social que lleva milenios de filósofos construyéndose, desde la Teología o fuera de ella, con la Política, una disciplina aristocrática que salió de los palacios a las calles.
La numerología es un asunto matemático que sedujo siempre a la mística. La cabala hebrea creó un enjambre de maravillas por las que viajar como en una borrachera o un éxtasis producido por una sustancia.
Los números tienden a ordenarse tanto o mucho menos que a desordenarse. El orden, amigos, es parte indivisible del caos. En el desorden natural el orden es una de las geometrías del caos. En el desorden natural no hay ninguna inteligencia detrás. A no ser que empecemos a reconocer al caos como un orden. Al desorden como una forma del orden. Somos nosotros los que podemos y debemos ordenar nuestro mundo natural y artificial y gozar de ese orden que creamos todo el tiempo. Lo terrible es cuando el ser humano produce el desorden de lo que estaba ordenado. Es muy trise observarlo y no poder hacer nada proque los demás no se dan cuenta. Solo nos queda la confianza en que la inteligencia humana prevalezca sobre el caos producido por desidia y estupidez.
Todo este texto me lo motivó que el día de hoy se enviara ese impreso sobre el 21 a las 21y 21 horas del siglo XXI. Y siempre que aparece algo así me salta el recuerdo de Borges, un apasionado de la Cábala hebrea tan ateo como yo. Una vez alguien le dijo qué lástima que su mamá murió justo antes de cumplir los 100 años, a lo que el mordaz y ácido contestó "el señor tiene adhesión al Sistema Métrico Decimal".
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