En el su blog Abel hizo este post, y yo le mandé este comentario:
Abel, alguien llamó “talibanes” a los kirchneristas en tu blog. Vos recogés el término y sale expuesto sin crítica de tu parte. Estás en tu derecho. Pero igual que cuando Mirta Legrand, dice: “la gente lo dice por la calle”, TODOS ENTENDEMOS que ella piensa lo mismo y por eso rescata lo que escucha de “la gente”. Lo hace para ser menos responsable de una agresión verbalizada. Estás en tu derecho.
Podés argumentar que la crítica fue reemplazada por una piadosa igualación con otros casos en los que generosamente hasta te incluís. Y llevás a extender ese modo de canibalismo político a los argentinos en general. Pero eso no funciona, primero porque no nos quita la descalificación a los kirchneristas, sino que la confirma, igualándonos a todos los otros, y segundo porque no sirve para reemplazar la crítica que debiera haber habido a semejante término agraviante.
En particular, los kirchneristas no dirimen sus conflictos a los tiros. Y no es verdad que se haya progresado en eso en general. Los que tiran tiros siguen matando gente, no podés ignorarlo, se vio en el asesinato de Ferreyra y en la toma del predio Indoamericano. Hay gente que dispara.
Los kirchneristas no usamos armas. Los que las usan están del otro lado de la frontera. Nosotros no somos otra cosa que seguidores de Néstor Kirchner. NK ni siquiera recurrió a las armas que le confiere el Estado en monopolio de su uso. El que se llama kirchnerista no puede dirimir sus conflictos a los tiros porque se pasaría del otro lado de la frontera política, y en ese acto mismo daría por muerto su kirchnerismo.
Ser llamados talibanes es enormemente ofensivo. Dicho lo cual paso a criticar al kirchnerismo.
Efectivamente está a la vista que dentro del kirchnerismo hay una competencia por mostrarse más kirchnerista, eso sí, igual que en lo general. Los infelices deseos íntimos de Diana Conti sin embargo ameritaron expresiones de desprecio de muchos blogueros kirchneristas conocidos, entre los cuales por supuesto me cuento. Y la intención de Horacio González con su carta para impedir que Vargas Llosa abra la Feria del Libro es un hecho que lo catapulta al mismo Horacio González, más que a nadie. De ahí a generalizar en todos los “intelectuales” hay un paso abusivo. Estoy segura de que Horacio González se ha catapultado entre sus pares. De esta no creo que vuelva con autoridad intelectual, porque lo que hizo es demasiado grave, y demasiado estúpido, dejando a la vista la intención de “competir en la carrera” por mostrar quién es el más kirchnerista, que es una carrera de burros, no de intelectuales.
Te saludo con afecto.