Este post fue generado como respuesta al comentario de G Armendáriz al post anterior.
Cualquiera que tenga ideas, capacidad de avanzar desde abajo como referente, de tomar notoriedad y protagonismo generando acciones en la arena, impulsando acciones de gobierno, merecería ser saludado en su halagüeña capacidad, pero en nuestro país sólo genera sospechas. Esto sucede en los Consorcios de Copropietarios, en los Clubes de Barrio y hasta en las Cooperadoras Escolares. Con más virulencia entonces en la política donde se juegan intereses enormes. En política la sospecha es que tal protagonista hace todo aquello sólo porque alienta conseguir un cargo político (¡ay,ay,ay!) como si la sola existencia de este deseo dibujara el perfil de un pistolero del asfalto.
Este malentendido denuncia la supérsitite raigambre oligárquica y eclesiástica con la que se tiñe de color la cultura política y la moral argentina. Señalo los dos componentes porque no pueden separarse. Ambos se entienden a sí mismos como bloque del Plan de Dios y del Plan del Hombre, donde Dios no es Dios sino Capital y Hombre no es Hombre sino Propiedad.
Juntos han asaltado siempre al Estado, y en particular es papel de la Iglesia poner en circulación el fundamento moral que ayuda a sostener el poder de su socio oligárquico inhibiendo al hombre común a la acción política en defensa de su sector postergado. Su inoperante y primitiva moral franciscana en relación al dinero se transmite por el gobierno de las almas en versión simplificada a la población más sencilla, con un guiño para los ricos. Es esa moral lo que llena de sospechas al hombre común en lugar de saludar que un igual tome las mismas iniciativas que toman los ricos sin despertarle sospechas. El concepto de suciedad del dinero, mal que les pese, es culpa de la Iglesia. Pero los ricos tienen los bolsillos llenos sin preocupación de ensuciarse. Otra visión sobre la inversión de dinero en la actividad política es indispensable para asegurar la Democracia. No puede continuar esta ingenuidad aprovechada para la estafa. La temática de la corrupción es la paranoia del pobre inducida por el cuco que usa la derecha para alejarlo de la política.
Es tan profunda la cultura antidemocrática de nuestro pueblo que nadie se atreve a "confesar" una vocación política, porque le resulta vergonzante.
Los argentinos sólo asumen que llevan una carrera política cuando estuvieron por lo menos una vez en una lista de candidatos a la función pública, ni un minuto antes, por miedo al prejuicio popular que los señalará con el dedo. El prejuicio es que la carrera política se hace por el afán de "lucro personal" deshonesto con fines espúreos, lo que llaman con crudeza "robo". Si una persona integra una lista de candidatos sea o no un desconocido, sufre además el estigma de integrar a una "sábana". Si está ahí es porque el líder lo conoce y le reconoce alguna trayectoria meritoria. Pero "la gente" le atribuye sólo vocación de ladrón, así no más. Consideran que todos menos los ricos arreglan su vida con la política. Cuando es TODO LO CONTRARIO.
Todavía no nos hemos decidido a cruzar semejante barrera cultural que impide el desarrollo pleno de la Democracia. Tan solo contamos con la valiosa contribución solitaria de Caparrós introduciendo el luminoso concepto de "honestismo"(*) con el que radiografía el franciscano reclamo de honestidad en la crítica popular a la función pública, pero su autor sólo recibe incomprensión y una y otra vez es obligado a someterse a cuestionarios repetidos al punto que resulta una tarea desgastante. Parece que el prejuicio contra la política es ingobernable y nadie se anima ni sabe arremeter contra esto con la fuerza que se debería. Todos tratan de esconder su afán por la carrera política. Porque es vergonzante. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esto?
¿Cuándo va a dejar de dar lo mismo 5 mil pesos que 5 mil millones? ¿Cuándo los ciudadanos van a entender que el que hace una carrera política como un legislador tiene que ganar muy buen sueldo? ¿Por qué un jugador de fútbol tiene derecho a ganar millones y un político no tiene derecho a ganar lo que le corresponde?
En el espectro de políticos tenemos dos personajes -entre otros- que tienen mucha guita propia: Macri y De Narváez. ¿Es correcta la moral de la población que habilita para la política a individuos sin ninguna aptitud sólo porque son ricos? Macri y De Narváez no tienen más mérito que su patrimonio de cientos de millones, con la liquidez para pagar de su bolsillo su carrera política. Respecto a la capacidad de hacer campaña, Cristina igualó la propaganda en las campañas. Pero corregir el resto de la falta no es fácil. Una carrera política necesita dinero para sustentar la vida y la acción del que pone el cuerpo y para que pueda dedicarse a producir hechos que luego sean reconocidos y avalen sus condiciones morales, cívicas, culturales, y de protagonismo adquirido en calle. Sin estos avales fundados en hechos, la carrera política no se funda en nada respetable, y sólo queda en posibilidad de los ricos. ¿Cómo se consigue dinero para hacer política desde abajo? Silencio total.
Supongamos que pudiera corregirse el hecho de que lleguen a la política personas sin aptitudes. Supongamos que un círculo de notables elegidos por el pueblo tomara examen a los candidatos y se asegurara de que no se trata de delirantes como Carrió, ni de personas sin la educación suficiente como Macri. Supongamos. Pero ni por el absurdo podríamos suponer que una persona pudo llegar a la política sin dinero. El que no entiende eso, no cree en la Democracia.
La realidad, la cual sólo esquivan los hipócritas e ignoran los manipulados, se encarga de reemplazar la falta con alguna ayuda esporádica a militantes emprendedores que construyen la política para la Democracia. Pero no es fácil conseguir ayuda. La vida de un luchador consiste en conseguir apoyos de acá o de allá para este u otro emprendimiento, mientras se abandona toda profesión u oficio personal dejando el destino personal a su suerte.
ALEX FREYRE
No supe de Alex antes de que tomara notoriedad en su casamiento. Personalmente lo conocí junto a José en una quinta a la que fuimos después de promulgada la ley de matrimonio igualitario. Alex dice que los homosexuales eran lo último de la sociedad. Yo sospechaba ya entonces que iba a demostrarse que la mujer era lo último de lo último. Como se demostró. Me refiero al aborto.
Al encontrarme con ellos les dije que quería hablarles un ratito a solas. Me escuchó Julia Mengholini y se ve que mi tono o vaya a saber qué, le hizo temer que yo les dijera algo que los ofendiera como hizo Mirtha Legrand con Roberto Piazza. La tranquilicé y fue José el que se apartó conmigo a escucharme con toda deferencia.
Con una especie de resentimiento de mi parte por el futuro que esperaba al aborto, que alguien me había adelantado con autoridad y con envidia lisa y llana por su triunfo tan aceitado, debo ser sincera, le dije a José que ahora ellos tenían que tomar la posta en defensa de la mujer, que tenían que ayudar a la causa de violencia de género y a la causa del aborto.
Posiblemente haya estado ya en sus planes hacerlo, y yo no haya tenido nada que ver, pero me reconcilió con la paz interior y me liberé de la envidia, cuando ví que tanto Alex como José daban batalla contra el machismo contra la violencia de género y por el aborto, cuando podían haberse dedicado sólo a vivir su vida que todo lo habían conquistado para sí y hacer mutis por el foro.
Pero no, Alex participa activamente de la campaña contra el machismo que además de homofóbico es el factor cultural principal de la violencia contra la mujer que se expresa en golpes del marido o novio, muerte, indiferencia del entorno social, familiar y estatal.
Su proyecto de 260 hombres contra el machismo va llevando y dispersando la idea por el territorio de la Argentina como un tábano y cada rato sorprende con un emprendimiento solidario como el de llevar juguetes a los chicos con Sida internados en hospital. El trabajo que debe dar todo eso es inimaginable para alguien que hace todo a pulmón.
Hay crueldad en ver lo que Alex hace y en lugar de felicitarlo encontrar en su protagonismo una fuente de sospechas. Ya aboné lo suficiente al origen de este despropósito metido en la cultura como moral franciscana.
Para mí, que ahora lo conozco más, Alex se ha convertido en una luz que alumbra el camino de los Derechos de la Mujer además de los que siempre enarboló. Y la verdad es que por su capacidad de construir como una máquina de potencia y como un creativo por los proyectos inteligentes que elabora, por su refinada elaboración teórica e ideológica, merece sin duda estar haciendo una carrera política hacia algún cargo público. ¡Ojalá hubiera sido diputado!
Alex merece estar dedicado a la política pública y no tener que preocuparse por su supervivencia que no será tan cara como la de Macri o De Narváez para el erario público. A ver si nos dejamos de pavadas franciscanas y consideramos a la política como otra inversión inteligente del gasto social.
Me dolió que Alex haya tenido que explicar con detalles cómo es su vida en respuesta al mismo comentario por el que yo hice mi post. Sus textos minuciosos pueden leerse allí.
Y no tengo enojo contra G Armendáriz si es capaz de recapacitar ante todas las respuestas.
Lo de Rock and Roll era porque quedaba bien en el título. ;)
(*) Los artículos sobre Honestismo (vale la pena)
El apocalipsis según Carrió por Caparrós 06.03.2009
Honestismo por Caparrós 08.04.2009
Cualquiera que tenga ideas, capacidad de avanzar desde abajo como referente, de tomar notoriedad y protagonismo generando acciones en la arena, impulsando acciones de gobierno, merecería ser saludado en su halagüeña capacidad, pero en nuestro país sólo genera sospechas. Esto sucede en los Consorcios de Copropietarios, en los Clubes de Barrio y hasta en las Cooperadoras Escolares. Con más virulencia entonces en la política donde se juegan intereses enormes. En política la sospecha es que tal protagonista hace todo aquello sólo porque alienta conseguir un cargo político (¡ay,ay,ay!) como si la sola existencia de este deseo dibujara el perfil de un pistolero del asfalto.
Este malentendido denuncia la supérsitite raigambre oligárquica y eclesiástica con la que se tiñe de color la cultura política y la moral argentina. Señalo los dos componentes porque no pueden separarse. Ambos se entienden a sí mismos como bloque del Plan de Dios y del Plan del Hombre, donde Dios no es Dios sino Capital y Hombre no es Hombre sino Propiedad.
Juntos han asaltado siempre al Estado, y en particular es papel de la Iglesia poner en circulación el fundamento moral que ayuda a sostener el poder de su socio oligárquico inhibiendo al hombre común a la acción política en defensa de su sector postergado. Su inoperante y primitiva moral franciscana en relación al dinero se transmite por el gobierno de las almas en versión simplificada a la población más sencilla, con un guiño para los ricos. Es esa moral lo que llena de sospechas al hombre común en lugar de saludar que un igual tome las mismas iniciativas que toman los ricos sin despertarle sospechas. El concepto de suciedad del dinero, mal que les pese, es culpa de la Iglesia. Pero los ricos tienen los bolsillos llenos sin preocupación de ensuciarse. Otra visión sobre la inversión de dinero en la actividad política es indispensable para asegurar la Democracia. No puede continuar esta ingenuidad aprovechada para la estafa. La temática de la corrupción es la paranoia del pobre inducida por el cuco que usa la derecha para alejarlo de la política.
Es tan profunda la cultura antidemocrática de nuestro pueblo que nadie se atreve a "confesar" una vocación política, porque le resulta vergonzante.
Los argentinos sólo asumen que llevan una carrera política cuando estuvieron por lo menos una vez en una lista de candidatos a la función pública, ni un minuto antes, por miedo al prejuicio popular que los señalará con el dedo. El prejuicio es que la carrera política se hace por el afán de "lucro personal" deshonesto con fines espúreos, lo que llaman con crudeza "robo". Si una persona integra una lista de candidatos sea o no un desconocido, sufre además el estigma de integrar a una "sábana". Si está ahí es porque el líder lo conoce y le reconoce alguna trayectoria meritoria. Pero "la gente" le atribuye sólo vocación de ladrón, así no más. Consideran que todos menos los ricos arreglan su vida con la política. Cuando es TODO LO CONTRARIO.
Todavía no nos hemos decidido a cruzar semejante barrera cultural que impide el desarrollo pleno de la Democracia. Tan solo contamos con la valiosa contribución solitaria de Caparrós introduciendo el luminoso concepto de "honestismo"(*) con el que radiografía el franciscano reclamo de honestidad en la crítica popular a la función pública, pero su autor sólo recibe incomprensión y una y otra vez es obligado a someterse a cuestionarios repetidos al punto que resulta una tarea desgastante. Parece que el prejuicio contra la política es ingobernable y nadie se anima ni sabe arremeter contra esto con la fuerza que se debería. Todos tratan de esconder su afán por la carrera política. Porque es vergonzante. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esto?
¿Cuándo va a dejar de dar lo mismo 5 mil pesos que 5 mil millones? ¿Cuándo los ciudadanos van a entender que el que hace una carrera política como un legislador tiene que ganar muy buen sueldo? ¿Por qué un jugador de fútbol tiene derecho a ganar millones y un político no tiene derecho a ganar lo que le corresponde?
En el espectro de políticos tenemos dos personajes -entre otros- que tienen mucha guita propia: Macri y De Narváez. ¿Es correcta la moral de la población que habilita para la política a individuos sin ninguna aptitud sólo porque son ricos? Macri y De Narváez no tienen más mérito que su patrimonio de cientos de millones, con la liquidez para pagar de su bolsillo su carrera política. Respecto a la capacidad de hacer campaña, Cristina igualó la propaganda en las campañas. Pero corregir el resto de la falta no es fácil. Una carrera política necesita dinero para sustentar la vida y la acción del que pone el cuerpo y para que pueda dedicarse a producir hechos que luego sean reconocidos y avalen sus condiciones morales, cívicas, culturales, y de protagonismo adquirido en calle. Sin estos avales fundados en hechos, la carrera política no se funda en nada respetable, y sólo queda en posibilidad de los ricos. ¿Cómo se consigue dinero para hacer política desde abajo? Silencio total.
Supongamos que pudiera corregirse el hecho de que lleguen a la política personas sin aptitudes. Supongamos que un círculo de notables elegidos por el pueblo tomara examen a los candidatos y se asegurara de que no se trata de delirantes como Carrió, ni de personas sin la educación suficiente como Macri. Supongamos. Pero ni por el absurdo podríamos suponer que una persona pudo llegar a la política sin dinero. El que no entiende eso, no cree en la Democracia.
La realidad, la cual sólo esquivan los hipócritas e ignoran los manipulados, se encarga de reemplazar la falta con alguna ayuda esporádica a militantes emprendedores que construyen la política para la Democracia. Pero no es fácil conseguir ayuda. La vida de un luchador consiste en conseguir apoyos de acá o de allá para este u otro emprendimiento, mientras se abandona toda profesión u oficio personal dejando el destino personal a su suerte.
ALEX FREYRE
No supe de Alex antes de que tomara notoriedad en su casamiento. Personalmente lo conocí junto a José en una quinta a la que fuimos después de promulgada la ley de matrimonio igualitario. Alex dice que los homosexuales eran lo último de la sociedad. Yo sospechaba ya entonces que iba a demostrarse que la mujer era lo último de lo último. Como se demostró. Me refiero al aborto.
Al encontrarme con ellos les dije que quería hablarles un ratito a solas. Me escuchó Julia Mengholini y se ve que mi tono o vaya a saber qué, le hizo temer que yo les dijera algo que los ofendiera como hizo Mirtha Legrand con Roberto Piazza. La tranquilicé y fue José el que se apartó conmigo a escucharme con toda deferencia.
Con una especie de resentimiento de mi parte por el futuro que esperaba al aborto, que alguien me había adelantado con autoridad y con envidia lisa y llana por su triunfo tan aceitado, debo ser sincera, le dije a José que ahora ellos tenían que tomar la posta en defensa de la mujer, que tenían que ayudar a la causa de violencia de género y a la causa del aborto.
Posiblemente haya estado ya en sus planes hacerlo, y yo no haya tenido nada que ver, pero me reconcilió con la paz interior y me liberé de la envidia, cuando ví que tanto Alex como José daban batalla contra el machismo contra la violencia de género y por el aborto, cuando podían haberse dedicado sólo a vivir su vida que todo lo habían conquistado para sí y hacer mutis por el foro.
Pero no, Alex participa activamente de la campaña contra el machismo que además de homofóbico es el factor cultural principal de la violencia contra la mujer que se expresa en golpes del marido o novio, muerte, indiferencia del entorno social, familiar y estatal.
Su proyecto de 260 hombres contra el machismo va llevando y dispersando la idea por el territorio de la Argentina como un tábano y cada rato sorprende con un emprendimiento solidario como el de llevar juguetes a los chicos con Sida internados en hospital. El trabajo que debe dar todo eso es inimaginable para alguien que hace todo a pulmón.
Hay crueldad en ver lo que Alex hace y en lugar de felicitarlo encontrar en su protagonismo una fuente de sospechas. Ya aboné lo suficiente al origen de este despropósito metido en la cultura como moral franciscana.
Para mí, que ahora lo conozco más, Alex se ha convertido en una luz que alumbra el camino de los Derechos de la Mujer además de los que siempre enarboló. Y la verdad es que por su capacidad de construir como una máquina de potencia y como un creativo por los proyectos inteligentes que elabora, por su refinada elaboración teórica e ideológica, merece sin duda estar haciendo una carrera política hacia algún cargo público. ¡Ojalá hubiera sido diputado!
Alex merece estar dedicado a la política pública y no tener que preocuparse por su supervivencia que no será tan cara como la de Macri o De Narváez para el erario público. A ver si nos dejamos de pavadas franciscanas y consideramos a la política como otra inversión inteligente del gasto social.
Me dolió que Alex haya tenido que explicar con detalles cómo es su vida en respuesta al mismo comentario por el que yo hice mi post. Sus textos minuciosos pueden leerse allí.
Y no tengo enojo contra G Armendáriz si es capaz de recapacitar ante todas las respuestas.
Lo de Rock and Roll era porque quedaba bien en el título. ;)
(*) Los artículos sobre Honestismo (vale la pena)
El apocalipsis según Carrió por Caparrós 06.03.2009
Honestismo por Caparrós 08.04.2009