Aclaremos términos: ¿"Izquierda vs. peronismo"? El bloguero Abel nombra así las dos puntas de un conflicto, en el título de un post. "Peronismo vs. kirchnerismo" preferiría yo que Abel hubiera nombrado a una tesis de supuesto conflicto entre partes, que no creemos que exista en los términos de Abel, y ni siquiera en los términos que hemos elegido. Ese es un tema que algunos insisten en poner sobre la mesa como si fuera urgente, crucial, y a mí no me preocupa tanto. Sin embargo, es un tema interesante. En este post, "peronista" alude al afiliado al PJ, y "kirchnerista" alude al que apoya al gobierno pero no se afilia al PJ y no se declama peronista. Yo me niego a llamarle "izquierdista" a secas, al kirchnerista.
Por experiencia, pienso que se puede contemporizar amablemente con las posiciones diversas, mientras no sean extremas, mientras apoyemos todos al gobierno. Por lo pronto queda un año más, y si seguimos estando juntos en el apoyo al gobierno, está todo bien.
Hace un tiempo, a un compañero líder de la blogósfera, entusiasta militante a favor del gobierno kirchnerista, afiliado al PJ, peronista él, le hice la siguiente pregunta: ¿Si el candidato próximo por el PJ fuera Reutemann, vos lo votarías? Me dijo que por supuesto que sí. Y me dijeron que sí también todos los compañeros peronistas que apoyan al gobierno, que estaban en la misma mesa que son afiliados al PJ y dan la vida por Cristina. Es así, me dijeron, somos peronistas, votamos al que salga candidato.
Yo sentí una suerte de rasgadura interna, de tristeza enorme, casi me cayeron las lágrimas. Pero me repuse. Porque me dije, seguiremos por el mismo camino juntos, hasta que suceda una cosa como esa, que nos separe los caminos. Es decir: pude conciliar la cuestión de los tiempos. Ahora tenemos esto, mañana se verá. ¿Por qué tengo que preocuparme por algo que todavía no pasó?¿Acaso Reutemann va a ser el candidato?
Esta discusión de kirchnerismo vs peronismo, no le preocupa a la mayoría de la gente de abajo. Cuando uno se baja, ve que abajo hay una confraternidad absoluta entre peronistas afiliados al PJ que apoyan al gobierno, y kirchneristas no afiliados al PJ que no se consideran peronistas. La cosa pasa más por los logros concretos que nos unen, por como nos está yendo en nuestro trabajo gracias a Néstor y Cristina, por la jubilación que le dieron a nuestra madre que no podía pagar la deuda, por defender lo conseguido. Cuando en algún lugar se canta la marcha peronista, no la cantan algunos porque no la saben, y si la supieran, no la podrían cantar con la pasión sanguínea que ponen los peronistas, pero sonríen con placer observando a los compañeros cantando tan eufóricos. (*)
Me estoy moviendo por los barrios de la ciudad, participando del fenómeno de movilización no alineada al PJ, que hay en muchos barrios, de estos movimientos espontáneos que se ponen de nombre 6,7,8, y observo con alegría en el corazón, que están también ahí peronistas afiliados al PJ. No sólo eso, sino que los grupos que se han formado, invitan a compañeros de organizaciones del PJ a concurrir a sus demostraciones en las calles, y los militantes concurren con mucho gusto, sin ninguna contradicción, y sin intentar afiliar a nadie.
Pero se ve que en algunos lugares de más arriba, no en todos, este tema preocupa, sensibiliza, persigue. Son ciertos sectores menos pedestres, que se codean con alguna conducción partidaria intermedia que se sintió postergada por el gobierno, o que son celosos de purezas ideológicas que le deparan la pertenencia a una casta donde abrevan identidad por exclusión, o que se han integrado con reserva de crítica y con la nariz tapada por su gorilismo ancestral e histórico. Estos son tanto algunos kirchneristas como algunos peronistas, Ambos grupos están muy preocupados por las puntillas del mantel.
Se ve que hay gente que está incómoda con la localidad que le toca para ver esta función de teatro. No le viene bien el asiento, se queja de que está muy al costado, y no sabe cómo ponerse. A mí no me pasa. Yo me siento muy cómoda, y estoy muy contenta con la posición que me toca en la platea. Estoy sentada al costado y en la última fila, pero me siento integrada al público. Porque hace mucho, o mejor dicho, nunca, pude entrar a ver una función en la que los actores hacen una obra sobre mi problemática particular como ser social.
¿Quiénes son los que están incómodos? ¿Los kirchneristas no PJ o los peronistas? Ni todos los kirchneristas no PJ, ni todos los peronistas. Claro que algunos kirchneristas y claro que algunos peronistas.
Unos, por más que apoyen al gobierno kirchnerista, están incómodos porque miran a los Duhalde, Rodriguez Saá, Menem, Reutemann, Narváez, a ese peronismo que no se alineó al gobierno, que no le fue leal a la conducción. Lo ven como la encarnación del mito de la oligarquía del peronismo perverso. Para algunos kirchneristas que vienen de la izquierda gorila, su gorilismo no se terminó con Néstor Kirchner, continuó dirigido a los peronistas que le hicieron oposición al líder fallecido hace un mes (para desgracia de los que lo queríamos tanto).
Otros, están incómodos desde su peronismo clásico: también se tapan la nariz. Se bancan al gobierno kirchnerista con reserva crítica, por alineamiento y lealtad pero sin mucho entusiasmo, y miran a los kirchneristas que no se afilian al PJ con ojos de peronistas que ven un gorila en cada extrapartidario.
Ambos no dejan de tener razón cuando se miran unos a otros. Unos son efectivamente la encarnación de una parte perversa del peronismo: Duhalde y Menem. Los otros han sido y son gorilas que no entienden que no pueden continuar con el mito fundado por la oligarquía, creyendo que el peronismo es perverso en sí, y que Kirchner es la superación o la excepción. Kirchner es la recuperación del peronismo realizador y su aggiornamiento.
Kirchner rescató al peronismo "realizador", ese del primer gobierno de Perón. Lo rescató de manos de sus pervertidores internos, sentados sobre una legitimidad ideológica histórica que incluye a "la derecha que permite gobernar". No es el peronismo lo perverso, sino Duhalde, Menem y sus amigos, que están en el PJ como la mosca sobre el dulce, donde el dulce son los votos del pueblo peronista. Ellos sí que quieren tener a la gente más pobre sometida al clientelismo eterno. Ellos sí quieren los votos peronistas de abajo, arrebatados como el violador engaña a su víctima para que lo acompañe a lo oscuro por su propia voluntad. ¿Pero dónde se vió un dulce al aire libre que no tenga una mosca encima? Es inevitable. El Partido Justicialista está condenado a tener adentro a una derecha macabra, que asegura gobernabilidad, pero hay que preguntarse para qué coño se necesita su gobierno si destroza la parte del peronismo realizador de bienes populares. Gobernabilidad sí, pero con un pueblo feliz y trabajo para todos. Eso fue el peronismo alguna vez, y eso es lo que recuerda y atesora el peronista de abajo. Desde que eso se terminó en el 55, la gobernablidad de la derecha peronista sólo significó muerte y hambre. Se puede gobernar sin la derecha, Kirchner lo demostró.
Hay que poder observar lo que hizo Menem con la Argentina, y empezar los mismos peronistas de una vez por todas a desconfiar de esta derecha que habita el peronismo con toda su legitimidad histórica aportando gobernabilidad cuando es necesario. Menem es un peronista. Un peronista que nos mandó a todos al tacho de la basura. Un peronista traidor a la Patria, que exterminó a la clase obrera, al asalariado, junto a la clase media, todo por el mismo precio. Así como los comunistas deberían responder alguna vez por Stalin y no decir que fue un accidente, así deberían los peronistas hacerse cargo alguna vez de Menem. Y responder a la pregunta siguiente: ¿De qué sirve la gobernabillidad aportada por la derecha peronista? ¿Para qué queremos un capitán del barco que va a mandar a tirarnos por la borda pero el barco va a seguir a flote sin nosotros porque el tipo sabe manejar?
A los peronistas generosos e inteligentes como Néstor Kirchner, no les preocupa que la izquierda los acompañe, sino todo lo contrario. Los kirchneristas inteligentes que no succionan la teta de principios izquierdistas inexpugnables, se reconciliaron con el peronismo, no les queda ni una gota de gorilismo, y entienden que en el PJ hay elementos indeseables que son una desgracia. La verdad, como en todos los partidos. ¿Acaso Marcelo T de Alvear no justificó el golpe de Uriburu a Hipólito Yrigoyen?
Y bueno, si lo que aportó la salvación al desastre de 2001 fue la derecha peronista, el peronismo de Duhalde, entonces lo usaremos y lo tiraremos cada vez que sea necesario. Eso sí, tendremos que tirarle a los dioses algunos sacrificios humanos como los de Kostecki y Santillán.
(*) Post-Data: Debo agregar que existen los kirchneristas que no soportan que se cante la Marcha Peronista. Así me lo hicieron saber por mail privado, después de publicado este post. Los que me escribieron a mí son personas mayores que vivieron la primera época del peronismo y siguen declarándose gorilas y antiperonistas, a pesar de declararse kirchneristas. Ignoro si existen jóvenes que sientan lo mismo. Silvia Vázquez, de la Concertación Radical con el Frente para la Victoria, mostró cierto celo, después de ganada una votación en Diputados, y en honor a ella, luego de cantarse la Marcha Peronista se cantó el Himno Nacional, creo que fue después de votarse la Ley de Medios. (1/1/11)
Por experiencia, pienso que se puede contemporizar amablemente con las posiciones diversas, mientras no sean extremas, mientras apoyemos todos al gobierno. Por lo pronto queda un año más, y si seguimos estando juntos en el apoyo al gobierno, está todo bien.
Hace un tiempo, a un compañero líder de la blogósfera, entusiasta militante a favor del gobierno kirchnerista, afiliado al PJ, peronista él, le hice la siguiente pregunta: ¿Si el candidato próximo por el PJ fuera Reutemann, vos lo votarías? Me dijo que por supuesto que sí. Y me dijeron que sí también todos los compañeros peronistas que apoyan al gobierno, que estaban en la misma mesa que son afiliados al PJ y dan la vida por Cristina. Es así, me dijeron, somos peronistas, votamos al que salga candidato.
Yo sentí una suerte de rasgadura interna, de tristeza enorme, casi me cayeron las lágrimas. Pero me repuse. Porque me dije, seguiremos por el mismo camino juntos, hasta que suceda una cosa como esa, que nos separe los caminos. Es decir: pude conciliar la cuestión de los tiempos. Ahora tenemos esto, mañana se verá. ¿Por qué tengo que preocuparme por algo que todavía no pasó?¿Acaso Reutemann va a ser el candidato?
Esta discusión de kirchnerismo vs peronismo, no le preocupa a la mayoría de la gente de abajo. Cuando uno se baja, ve que abajo hay una confraternidad absoluta entre peronistas afiliados al PJ que apoyan al gobierno, y kirchneristas no afiliados al PJ que no se consideran peronistas. La cosa pasa más por los logros concretos que nos unen, por como nos está yendo en nuestro trabajo gracias a Néstor y Cristina, por la jubilación que le dieron a nuestra madre que no podía pagar la deuda, por defender lo conseguido. Cuando en algún lugar se canta la marcha peronista, no la cantan algunos porque no la saben, y si la supieran, no la podrían cantar con la pasión sanguínea que ponen los peronistas, pero sonríen con placer observando a los compañeros cantando tan eufóricos. (*)
Me estoy moviendo por los barrios de la ciudad, participando del fenómeno de movilización no alineada al PJ, que hay en muchos barrios, de estos movimientos espontáneos que se ponen de nombre 6,7,8, y observo con alegría en el corazón, que están también ahí peronistas afiliados al PJ. No sólo eso, sino que los grupos que se han formado, invitan a compañeros de organizaciones del PJ a concurrir a sus demostraciones en las calles, y los militantes concurren con mucho gusto, sin ninguna contradicción, y sin intentar afiliar a nadie.
Pero se ve que en algunos lugares de más arriba, no en todos, este tema preocupa, sensibiliza, persigue. Son ciertos sectores menos pedestres, que se codean con alguna conducción partidaria intermedia que se sintió postergada por el gobierno, o que son celosos de purezas ideológicas que le deparan la pertenencia a una casta donde abrevan identidad por exclusión, o que se han integrado con reserva de crítica y con la nariz tapada por su gorilismo ancestral e histórico. Estos son tanto algunos kirchneristas como algunos peronistas, Ambos grupos están muy preocupados por las puntillas del mantel.
Se ve que hay gente que está incómoda con la localidad que le toca para ver esta función de teatro. No le viene bien el asiento, se queja de que está muy al costado, y no sabe cómo ponerse. A mí no me pasa. Yo me siento muy cómoda, y estoy muy contenta con la posición que me toca en la platea. Estoy sentada al costado y en la última fila, pero me siento integrada al público. Porque hace mucho, o mejor dicho, nunca, pude entrar a ver una función en la que los actores hacen una obra sobre mi problemática particular como ser social.
¿Quiénes son los que están incómodos? ¿Los kirchneristas no PJ o los peronistas? Ni todos los kirchneristas no PJ, ni todos los peronistas. Claro que algunos kirchneristas y claro que algunos peronistas.
Unos, por más que apoyen al gobierno kirchnerista, están incómodos porque miran a los Duhalde, Rodriguez Saá, Menem, Reutemann, Narváez, a ese peronismo que no se alineó al gobierno, que no le fue leal a la conducción. Lo ven como la encarnación del mito de la oligarquía del peronismo perverso. Para algunos kirchneristas que vienen de la izquierda gorila, su gorilismo no se terminó con Néstor Kirchner, continuó dirigido a los peronistas que le hicieron oposición al líder fallecido hace un mes (para desgracia de los que lo queríamos tanto).
Otros, están incómodos desde su peronismo clásico: también se tapan la nariz. Se bancan al gobierno kirchnerista con reserva crítica, por alineamiento y lealtad pero sin mucho entusiasmo, y miran a los kirchneristas que no se afilian al PJ con ojos de peronistas que ven un gorila en cada extrapartidario.
Ambos no dejan de tener razón cuando se miran unos a otros. Unos son efectivamente la encarnación de una parte perversa del peronismo: Duhalde y Menem. Los otros han sido y son gorilas que no entienden que no pueden continuar con el mito fundado por la oligarquía, creyendo que el peronismo es perverso en sí, y que Kirchner es la superación o la excepción. Kirchner es la recuperación del peronismo realizador y su aggiornamiento.
Kirchner rescató al peronismo "realizador", ese del primer gobierno de Perón. Lo rescató de manos de sus pervertidores internos, sentados sobre una legitimidad ideológica histórica que incluye a "la derecha que permite gobernar". No es el peronismo lo perverso, sino Duhalde, Menem y sus amigos, que están en el PJ como la mosca sobre el dulce, donde el dulce son los votos del pueblo peronista. Ellos sí que quieren tener a la gente más pobre sometida al clientelismo eterno. Ellos sí quieren los votos peronistas de abajo, arrebatados como el violador engaña a su víctima para que lo acompañe a lo oscuro por su propia voluntad. ¿Pero dónde se vió un dulce al aire libre que no tenga una mosca encima? Es inevitable. El Partido Justicialista está condenado a tener adentro a una derecha macabra, que asegura gobernabilidad, pero hay que preguntarse para qué coño se necesita su gobierno si destroza la parte del peronismo realizador de bienes populares. Gobernabilidad sí, pero con un pueblo feliz y trabajo para todos. Eso fue el peronismo alguna vez, y eso es lo que recuerda y atesora el peronista de abajo. Desde que eso se terminó en el 55, la gobernablidad de la derecha peronista sólo significó muerte y hambre. Se puede gobernar sin la derecha, Kirchner lo demostró.
Hay que poder observar lo que hizo Menem con la Argentina, y empezar los mismos peronistas de una vez por todas a desconfiar de esta derecha que habita el peronismo con toda su legitimidad histórica aportando gobernabilidad cuando es necesario. Menem es un peronista. Un peronista que nos mandó a todos al tacho de la basura. Un peronista traidor a la Patria, que exterminó a la clase obrera, al asalariado, junto a la clase media, todo por el mismo precio. Así como los comunistas deberían responder alguna vez por Stalin y no decir que fue un accidente, así deberían los peronistas hacerse cargo alguna vez de Menem. Y responder a la pregunta siguiente: ¿De qué sirve la gobernabillidad aportada por la derecha peronista? ¿Para qué queremos un capitán del barco que va a mandar a tirarnos por la borda pero el barco va a seguir a flote sin nosotros porque el tipo sabe manejar?
A los peronistas generosos e inteligentes como Néstor Kirchner, no les preocupa que la izquierda los acompañe, sino todo lo contrario. Los kirchneristas inteligentes que no succionan la teta de principios izquierdistas inexpugnables, se reconciliaron con el peronismo, no les queda ni una gota de gorilismo, y entienden que en el PJ hay elementos indeseables que son una desgracia. La verdad, como en todos los partidos. ¿Acaso Marcelo T de Alvear no justificó el golpe de Uriburu a Hipólito Yrigoyen?
Y bueno, si lo que aportó la salvación al desastre de 2001 fue la derecha peronista, el peronismo de Duhalde, entonces lo usaremos y lo tiraremos cada vez que sea necesario. Eso sí, tendremos que tirarle a los dioses algunos sacrificios humanos como los de Kostecki y Santillán.
(*) Post-Data: Debo agregar que existen los kirchneristas que no soportan que se cante la Marcha Peronista. Así me lo hicieron saber por mail privado, después de publicado este post. Los que me escribieron a mí son personas mayores que vivieron la primera época del peronismo y siguen declarándose gorilas y antiperonistas, a pesar de declararse kirchneristas. Ignoro si existen jóvenes que sientan lo mismo. Silvia Vázquez, de la Concertación Radical con el Frente para la Victoria, mostró cierto celo, después de ganada una votación en Diputados, y en honor a ella, luego de cantarse la Marcha Peronista se cantó el Himno Nacional, creo que fue después de votarse la Ley de Medios. (1/1/11)