En el post anterior llamé a reflexionar a los lectores sobre un video donde se hace una impresionante montaña humana, de hombres que se suben sobre otros hombres, y así unos sobre otros forman un obelisco que termina en pico con un niño pequeño levantando los bracitos.
En uno de los comentarios dice Ignacio (en el comentario 7):
Lo vi, un poco prevenido por también cierta tendencia mía a la sorna, pero es cierto que tiene impacto. Hay una emoción grupal fuerte por el logro, la conciencia del riesgo y el alivio eufórico y comunal con que se celebra el haber conseguido parar esa pirámide humana. El dato de los chicos trepando y la columna trepidante es bastante dramático. El festejo orgulloso y comunal es notable. He sentido algunas veces esa sensación lindísima (con el deporte) en los que una masa de gente comparte algo fuerte y hay una conexión emocional que se suma y se siente sin distingos ni escalas de edades. Como metáfora me parece remanida, los logros comunes, bla bla. No, que no sean validos para algunos, pero para mi es casi un relajo como los posters de amaneceres y esas cosas.
04/09/2009 08:21:00
Y éste es mi comentario al de Ignacio:
Me quedó sonando tu comentario (7). Es como vos decís, y es verdad que se parece a esos triunfos en el deporte, pero a su vez, los triunfos en el deporte que mancomunan a la gente, y el deporte mismo, son escenografías teatrales que simbolizan algo de la vida real. A mí, esos triunfos simbólicos siempre terminan pareciéndome engañosos, como que detrás no hay ninguna sustancia. Hay una comunión patriótica de todos los argentinos en un mundial de fútbol que no se da en la vida cotidiana, y siento nostalgia de que eso ocurriera en el escenario real. Por eso, la metáfora, que vos tenés razón en llamar remanida, de los logros comunes, sigue siendo la verdad subterránea irreemplazable, porque sigue siendo el anhelo más frustrado y más necesario.
Lo que pasa es que el discurso de los logros comunes fue acaparado por los más hipócritas. Es lastimoso que el desgaste de ese discurso haya contribuído a desgastar la propuesta del emprendimiento común. No resignemos la propuesta, señalemos a los mentirosos, pero no tiremos por la borda lo mejor que tiene la vida social, que es la creación de un colectivo de gente que de otra manera estaría aislada y más apta para la violación y el abuso. Fijarse no más en lo que pasó con el pueblo judío de Europa por no tener un Estado, y fijarse ahora en que lo mismo exactamente le pasa al pueblo palestino. ¡Qué sería de nosotros si se hubiera disuelto el Estado Argentino! Pero no es solamente pensar en temas tan grandes como la necesidad de que cada pueblo tenga su estado y su territorio. Lo imprescindible es que cada semejante aislado en una problemática pueda tener su colectivo social.
La organización social, lo que hoy llamamos ONG, es imprescindible para que el hombre más débil no reciba la peor parte sin cierta contención de sus congéneres y sin cierta visibilidad por parte de la sociedad y del Estado.
Por ejemplo: el colectivo piquetero de los excluídos del trabajo.
Eso ha sido mágico. Ha permitido que los que no tenían ninguna fuerza se unieran y se hicieran visibles. Y la genialidad fue la de llamarlos "piqueteros" y accionar cortando el tránsito de una calle o de una ruta. El diseño de ese colectivo social merecería un premio Nobel de la Paz, parece hecho por un experto en marketing:
La palabra viene del piquete de huelga de los que tienen trabajo. Se asocia al piquete con el trabajador, sólo un trabajador puede hacer huelga. Llamar piquetero a un desocupado es hacerle no renunciar a su condición de trabajador, cosa importante para la dignidad de la persona; y cortar calles o rutas, el único modo de alterar, interrumpir el camino de los que ignoran la situación del desocupado, de un modo semejante a como el obrero interrumpe la producción de una fábrica en una huelga. El desocupado no tiene fábrica ni producción que interrumpir para llamar la atención sobre su condición. He ahí la palabra piquete para el corte de ruta.
Cuento todo ésto, porque la idea del piqueterismo es fundante de un colectivo, y eso hace a los piqueteros fabricar esa montaña humana que vimos en el post anterior, esta vez con un sentido, algo que está muy lejos de convertirse en una atracción para el turismo como estas torres hechas en un lugar cercano a Barcelona.
Resignar la metáfora de "la unión que hace la fuerza" porque es una metáfora relajante como los posts de los amaneceres es darle el triunfo en doblete al violador de la palabra y la metáfora. No es que no sea verdad lo que decís. Son mucho más numerosos los mentirosos que prometen paraísos que no están, que los pocos sinceros que ofrecen algo de verdad.
Pero es absurdo dejar de mirar un amanecer real, asqueado de los colores del cielo con el sol saliendo, confundiendo la realidad con un poster.
Hago una digresión para acordarme de un viaje mochilero al que fuimos nueve a los siete lagos del Parque Nacional Los Alerces. Al llegar al primer lago, la naturaleza se presentaba tan bien encuadrada fotográficamente respecto de nuestro punto de mira, que provocó cierta parálisis incomprensible en todos nosotros . El pico nevado era un triángulo casi equilátero y estaba mirándonos de frente del otro lado del lago. El lago estaba tan quieto que no se veía ninguna onda, no había nada de viento. Ese pico se reflejaba en el lago como en un espejo. La imagen era tan, pero tan artificial, que uno de los muchachos le puso palabras a la escena: qué bárbaro, parece el cuadro de una Heladería, dijo. Y todos los citadinos criados a imagen y semejanza del cemento y el adoquinado, sólo pudimos traducir la naturaleza real a nuestro lenguaje patético.
Sucede lo mismo con el comentario trastocado: qué hermosa es esa flor, parece artificial, cuando lo único aceptable es decir qué bien hecha está esa flor artificial, parece natural.
Por eso, volviendo al tema del comentario de Ignacio: la metáfora de los logros comunes sigue siendo impactante, sigue siendo dramática. Tan dramática como cuando en la obra de teatro de Lope de Vega se pregunta al pueblo de Fuente Ovejuna: ¿Quién mató al Comendador? Y el coro contesta "Todos a una: Fuente Ovejuna".
JUEZ
A Fuente Ovejuna fui
de la suerte que has mandado,
y con especial cuidado
y diligencia asistí.
Haciendo averiguación
del cometido delito,
una hoja no se ha escrito
que sea en comprobación;
porque conformes a una,
con un valeroso pecho,
en pidiendo quién lo ha hecho,
responden: «Fuente Ovejuna.»
En uno de los comentarios dice Ignacio (en el comentario 7):
Lo vi, un poco prevenido por también cierta tendencia mía a la sorna, pero es cierto que tiene impacto. Hay una emoción grupal fuerte por el logro, la conciencia del riesgo y el alivio eufórico y comunal con que se celebra el haber conseguido parar esa pirámide humana. El dato de los chicos trepando y la columna trepidante es bastante dramático. El festejo orgulloso y comunal es notable. He sentido algunas veces esa sensación lindísima (con el deporte) en los que una masa de gente comparte algo fuerte y hay una conexión emocional que se suma y se siente sin distingos ni escalas de edades. Como metáfora me parece remanida, los logros comunes, bla bla. No, que no sean validos para algunos, pero para mi es casi un relajo como los posters de amaneceres y esas cosas.
04/09/2009 08:21:00
Y éste es mi comentario al de Ignacio:
Me quedó sonando tu comentario (7). Es como vos decís, y es verdad que se parece a esos triunfos en el deporte, pero a su vez, los triunfos en el deporte que mancomunan a la gente, y el deporte mismo, son escenografías teatrales que simbolizan algo de la vida real. A mí, esos triunfos simbólicos siempre terminan pareciéndome engañosos, como que detrás no hay ninguna sustancia. Hay una comunión patriótica de todos los argentinos en un mundial de fútbol que no se da en la vida cotidiana, y siento nostalgia de que eso ocurriera en el escenario real. Por eso, la metáfora, que vos tenés razón en llamar remanida, de los logros comunes, sigue siendo la verdad subterránea irreemplazable, porque sigue siendo el anhelo más frustrado y más necesario.
Lo que pasa es que el discurso de los logros comunes fue acaparado por los más hipócritas. Es lastimoso que el desgaste de ese discurso haya contribuído a desgastar la propuesta del emprendimiento común. No resignemos la propuesta, señalemos a los mentirosos, pero no tiremos por la borda lo mejor que tiene la vida social, que es la creación de un colectivo de gente que de otra manera estaría aislada y más apta para la violación y el abuso. Fijarse no más en lo que pasó con el pueblo judío de Europa por no tener un Estado, y fijarse ahora en que lo mismo exactamente le pasa al pueblo palestino. ¡Qué sería de nosotros si se hubiera disuelto el Estado Argentino! Pero no es solamente pensar en temas tan grandes como la necesidad de que cada pueblo tenga su estado y su territorio. Lo imprescindible es que cada semejante aislado en una problemática pueda tener su colectivo social.
La organización social, lo que hoy llamamos ONG, es imprescindible para que el hombre más débil no reciba la peor parte sin cierta contención de sus congéneres y sin cierta visibilidad por parte de la sociedad y del Estado.
Por ejemplo: el colectivo piquetero de los excluídos del trabajo.
Eso ha sido mágico. Ha permitido que los que no tenían ninguna fuerza se unieran y se hicieran visibles. Y la genialidad fue la de llamarlos "piqueteros" y accionar cortando el tránsito de una calle o de una ruta. El diseño de ese colectivo social merecería un premio Nobel de la Paz, parece hecho por un experto en marketing:
La palabra viene del piquete de huelga de los que tienen trabajo. Se asocia al piquete con el trabajador, sólo un trabajador puede hacer huelga. Llamar piquetero a un desocupado es hacerle no renunciar a su condición de trabajador, cosa importante para la dignidad de la persona; y cortar calles o rutas, el único modo de alterar, interrumpir el camino de los que ignoran la situación del desocupado, de un modo semejante a como el obrero interrumpe la producción de una fábrica en una huelga. El desocupado no tiene fábrica ni producción que interrumpir para llamar la atención sobre su condición. He ahí la palabra piquete para el corte de ruta.
Cuento todo ésto, porque la idea del piqueterismo es fundante de un colectivo, y eso hace a los piqueteros fabricar esa montaña humana que vimos en el post anterior, esta vez con un sentido, algo que está muy lejos de convertirse en una atracción para el turismo como estas torres hechas en un lugar cercano a Barcelona.
Resignar la metáfora de "la unión que hace la fuerza" porque es una metáfora relajante como los posts de los amaneceres es darle el triunfo en doblete al violador de la palabra y la metáfora. No es que no sea verdad lo que decís. Son mucho más numerosos los mentirosos que prometen paraísos que no están, que los pocos sinceros que ofrecen algo de verdad.
Pero es absurdo dejar de mirar un amanecer real, asqueado de los colores del cielo con el sol saliendo, confundiendo la realidad con un poster.
Hago una digresión para acordarme de un viaje mochilero al que fuimos nueve a los siete lagos del Parque Nacional Los Alerces. Al llegar al primer lago, la naturaleza se presentaba tan bien encuadrada fotográficamente respecto de nuestro punto de mira, que provocó cierta parálisis incomprensible en todos nosotros . El pico nevado era un triángulo casi equilátero y estaba mirándonos de frente del otro lado del lago. El lago estaba tan quieto que no se veía ninguna onda, no había nada de viento. Ese pico se reflejaba en el lago como en un espejo. La imagen era tan, pero tan artificial, que uno de los muchachos le puso palabras a la escena: qué bárbaro, parece el cuadro de una Heladería, dijo. Y todos los citadinos criados a imagen y semejanza del cemento y el adoquinado, sólo pudimos traducir la naturaleza real a nuestro lenguaje patético.
Sucede lo mismo con el comentario trastocado: qué hermosa es esa flor, parece artificial, cuando lo único aceptable es decir qué bien hecha está esa flor artificial, parece natural.
Por eso, volviendo al tema del comentario de Ignacio: la metáfora de los logros comunes sigue siendo impactante, sigue siendo dramática. Tan dramática como cuando en la obra de teatro de Lope de Vega se pregunta al pueblo de Fuente Ovejuna: ¿Quién mató al Comendador? Y el coro contesta "Todos a una: Fuente Ovejuna".
JUEZ
A Fuente Ovejuna fui
de la suerte que has mandado,
y con especial cuidado
y diligencia asistí.
Haciendo averiguación
del cometido delito,
una hoja no se ha escrito
que sea en comprobación;
porque conformes a una,
con un valeroso pecho,
en pidiendo quién lo ha hecho,
responden: «Fuente Ovejuna.»