"El kirchnerismo es una aventura de transformación de la Argentina que se clausura a sí misma, si cree que hay que cooptar el discurso brutal del vaciamiento de las ideas de la política y de las convicciones. Y nosotros tenemos que salir a decirlo, hoy más que nunca. ¡Hoy más que nunca!"
"Lo que nos convocó, lo que nos emocionó, por lo que estamos acá, es justamente lo antagónico a esa lógica, a la reducción de la política a un sentido común chirle, lo antagónico a la estetización brutal de la política para vaciarla de todo contenido. Lo antagónico de una lógica que supone que no hay conflicto, que no hay miradas opuestas. No hay invención de la política que no implique necesariamente soportar un proyecto sabiendo que hay que tocar intereses fundamentales."
(El texto es desgrabación de partes del video. Abajo, texto de la autora del blog.)
Hay que tener un poco de cuidado a la hora de proyectar la totalidad de una experiencia histórica "descomunal" (para lo que era la experiencia argentina) que se inauguró en el 2003, porque el macrismo sacó en la primer vuelta lo mismo que sacó en el 2007.
Con esto no quiero subestimar para nada el resultado electoral, porque estoy muy preocupado, no quiero subestimarlo para nada. No quiero decir como en el 2007, que se perdió Buenos Aires, después se perdió Santa Fé, y Córdoba, e incluso en las elecciones nacionales las grandes ciudades votaron contra Cristina y que Cristina sacó el 46% de los votos, e igual ganamos. No quiero escudarme en esa justificación.
La irrupción de Fito rompe una campaña de cuarta, pobre, pero pobre en el peor de los sentidos, no pobre de aquellas pobrezas voluntarias de otras épocas de la historia, no pobre en el sentido franciscano del término, no pobre en el sentido de los pobres que hacen historia, sino pobre en el sentido de lo berreta y también en gran medida de lo cobarde. De lo cobarde por no poner el cuerpo para dar una pelea por la Ciudad de Buenos Aires, donde cada uno de nosotros pueda salir a decir lo que tiene que decir.
No hay campaña cuando queda claro que hay una polarización que pueda huirle a algo que fue fundamental, que fue decisivo de la expriencia del kirchnerismo, que fue volver a colocar en la gran ficción producida en el interior de la democracia argentina, fundamentalmente de los noventa, esa enorme ficción que significó expulsar la idea del conflicto, la idea de la desigualdad, la idea de la tensión, la idea de que las sociedades no han resuelto sus problemas fundamentales y que los podían llegar a resolver a través de la lógica de la consensualidad, el gerenciamiento, las buenas costumbres, la paz universal, y apropiándose de los discursos incluso contraculturales de los años sesenta, convertir esos discursos en el meollo de una campaña publicitaria. Paz, amor y flores, como parte de una nueva derecha que ha sabido también que puede meterse en el corazón de lo popular, que puede recuperar tradiciones que aparecían como subversivas en otra época, y que hoy nos ofrecen esta especie de Juvenilia multicolor.
Me parece que también hay que reconocer que estamos en un tiempo de excepcionalidad argentina. Seguimos metidos muy decisivamente en este tiempo de excepcionalidad. A veces vale mirar un poco hacia atrás, instalarnos en momentos de zozobra, de minoría absoluta. Porque ahora la intención de votos de Cristina es ganadora. En el 2008 y 2009 estábamos a nivel del zócalo. Sentíamos un aliento fétido y de muerte sobre nuestra nuca, porque era muy difícil imaginar que se podía revertir lo que aparecía como un avance restaurador muy profundo: Y sin embargo, en esos momentos de dificultad, donde pocos salían a decir cosas movillizantes, críticas, subversivas, y que interpelaran fuertemente a la sociedad, yo creo que allí nosotros pudimos salir para decir nuestra palabra y otros compañeros y compañeras también lo hicieron y fundamentalmente, junto con eso, estuvieron Néstor Kirchner y Cristina Fernández quienes salieron a decir que en los momentos de penuria, en los momentos de peligro, hay que doblar la apuesta. Hoy hay que doblar la apuesta.
No tenemos alternativas. Doblar la apuesta en defensa propia. Doblar la apuesta para proyectar un triunfo en Octubre. Obviamente la ciudad de Buenos Aires está perdida, está perdida. Lo que no está perdido en la Ciudad de Buenos Aires, es que salgamos a decir más que nunca lo que pensamos, lo que sentimos, lo que imaginamos, lo que apoyamos, y lo que significa que en la Argentina de nuevo, una parte de la sociedad avance sobre las mismas lógicas que reproducen la miseria social, cultural, económica y política que durante décadas arrastraron a nuestra sociedad a la peor de las miserias que es la dominación de la miseria económica y moral. Tenemos que salir a decirlo. Tenemos que salir a decir lo que implican las campañas de apropiación del lenguaje por parte de los medios de comunicación.
Tenemos que decirle también al kirchenrismo, a nuestros compañeros que se equivocan, que es un error el modo con el que se construyó esta campaña. No se si ustedes tuvieron la oportunidad de verlo, en el programa 678 invitaron a un escritor al que yo estimo, y una persona a la que estimo que es Guillermo Martinez. Guillermo, que no es kirchnerista, que no es peronista, que viene de la izquierda, que ha votado siempre a la izquierda, fue a ese programa a decir que iba a votar a Filmus, y salieron a la yugular a saltarle porque se le ocurrió plantear algunas críticas. Imbecilidad estructural. Tenemos que ir más allá de la ceguera nacional y popular. Pareciera ser que la ceguera nacional y popular puede paradójicamente, ver todo lo que los otros no ven. Y si nosotros queremos llegar al 40% en esta elección, lo que dice Guillermo Martinez es fundamental, es aquel al que tenemos que atraer. Nosotros no queremos simplemente juntar un par de votos. Quisiéramos revertir lo más posible una elección grave.
Y a mí eso me da una profunda tristeza, influye sobre un cuadro político con un proyecto de trabajo territorial, que ha venido durante estos años poniendo el lomo y las ideas de una forma muy intensa, como es el Chivo Rossi en Santa Fé, que se come una historia que no le pertenece, pero que es parte también de los errores que se vinieron generando tanto en la campaña de la CABA como incluso también en esa falta de intensidad con la que se debiera haber apoyado con mucha más fuerza la campaña de Rossi que es un cuadro fundamental del kirchnerismo, que nosotros imaginamos como un kirchnerismo de la confluencia.
Porque yo estoy escuchando mucho estos días los que ya empiezan a decir que los intendentes se están moviendo, que hay un clima en el Gran Buenos Aires... Estoy escuchando también una cosa que acá se ha dicho y se ha repetido ¿Será que habría que mentirle a la gente y después hacer lo que queramos hacer..¿Será que..?¿Será que...? ¿Será que el macrismo tocó una fibra del lenguaje de la campaña, del modo que si la tomamos nosotros ...? Frente a eso hay que decir, y esto es lo que hay que decir como Carta Abierta: eso es transformar al kirchenrismo en macrismo. Es el fin de lo inaugurado en el 2003.
Lo que nosotros sentimos, lo que nos tocó, lo que nos convocó, lo que nos emocionó, por lo que estamos acá, es justamente lo antagónico a esa lógica. Lo antagónico a la reducción de la política a un sentido común chirle, lo antagónico a la estetización brutal de la política para vaciarla de todo contenido. Lo antagónico de una lógica que supone que no hay conflicto, que no hay miradas opuestas, que no hay invención de la política que no implique necesariamente soportar un proyecto sabiendo que hay tocar intereses fundamentales. Y que también hay aventura. Y que también hay decisión. Y que también hay voluntad. Y que también hay toma de riesgos. Néstor Kirchner tomó todos los riesgos cuando nadie daba un peso por alguien que pudiera tomar riesgos.
Me parece que nosotros no podemos olvidar esto. Hoy esto es fundamental. Nosotros tenemos al menos algo claro y decisivo como Carta Abierta, como individuos que integramos este colectivo, tenemos que seguir diciendo todo lo que pensamos en clave crítica. En la clave que siempre hemos imaginado que era lo propio de nuestro discurso: Hoy más, cuando muchos de los integrantes de Carta Abierta, son identificados como "piantavotos". No fuimos piantavotos cuando salimos a decir que había un clima destituyente, que había nueva derecha, una restauración conservadora en marcha en la ARgentina.
Y no somos piantavotos cuando decimos que el kirchnerismo es una aventura de transformación de la Argentina que se clausura a sí misma, si cree que hay que cooptar el discurso brutal que hoy domina la sociedad contemporánea, que es el discurso del vaciamiento de las ideas de la política y de las convicciones. Y nosotros tenemos que salir a decirlo, hoy más que nunca. ¡Hoy más que nunca!
Que digan lo que quieran. Y agregaría algo a lo que dijo Horacio y a lo que dijo Claudio. Nuestra responsabilidad, siempre nuestra responsabilidad es dar la pelea no solamente por hacer más digna y más justa la vida hoy de los que menos tienen, sino ser custiodos de la memoria de las tradiciones de todos aquellos que no están hoy con nosotros pero que dieron su vida por una patria más justa. Esa es nuestra responsabilidad y no la vamos a negociar. Gracias.
Palabras de la autora del blog:
He desgrabado casi todo, pero quedan tramos interesantes, sobre todo al principio y también en el medio, que vale la pena escuchar directamente del video. Creo que son horas históricas por lo determinantes del futuro. En un post del 3 de julio, hace pocos días, yo decía lo siguiente:
Pues, de la exposición de Ricardo Forster saco las siguientes conclusiones: que el triunfalismo hizo olvidar que allí llegamos por redoblar apuesta ante la derrota, y tan poca memoria nos asiste, que en lugar de volver a los propios recursos que nos llevaron hasta hoy, buscamos copiar los recursos del adversario con lo que desnaturalizamos totalmente el sentido de la lucha propia.
Jamás ningún Truhán Barba podrá asegurar el triunfo de un proyecto popular con los secretos arteros de la seducción del idiota que consume según su fantasía primitiva. No se juntan votos para sostener un proyecto indefectiblemente confrontativo. Para esto se juntan voluntades principistas e ideologizadas. Al votante de Macri se lo seduce, al de Cristina se lo convence.
Hace poco traté de cumplir con mi grano de arena en el mar proponiendo una rápida modificación de la mirada hacia el votante, y recuperar la porción posible. Sigo creyendo que eso sería una clave que da en el blanco. Ir a buscar las necesidades del votante disputable y hacerle una oferta legítima e integrada a la lógica del proyecto nacional y popular, me parece lo único que podría revertir un poco los resultados en la segunda vuelta.
Pero además, yo también como Ricardo Forster me energizo en el recuerdo de Néstor y su ímpetu de redoblar la apuesta en la derrota, y me dá bronca que tan pocos se sientan inspirados por su ejemplo y modelo de acción, para salir a pelear aún en la derrota. También puse sobre el tapete esto mismo a mis lectores en los versos de Almafuerte.
Así que, declaro mi total identificación con los dichos de Ricardo Forster, aunque creo que estuvo muy duro con Filmus, a quien deseo que encuentre lo que le falte para recuperar una parte del electorado rescatable. No sólo por nosotros, sino también por él, que se merece el triunfo en lugar del monigote hijo de papá que se dice desideologizado, pero sale con la Metropolitana a buscar médicos que hacen abortos, en lugar de ir a buscar mujeres secuestradas en prostíbulos que todos conocen porque están publicados en el rubro 59 de Clarín.
"Lo que nos convocó, lo que nos emocionó, por lo que estamos acá, es justamente lo antagónico a esa lógica, a la reducción de la política a un sentido común chirle, lo antagónico a la estetización brutal de la política para vaciarla de todo contenido. Lo antagónico de una lógica que supone que no hay conflicto, que no hay miradas opuestas. No hay invención de la política que no implique necesariamente soportar un proyecto sabiendo que hay que tocar intereses fundamentales."
(El texto es desgrabación de partes del video. Abajo, texto de la autora del blog.)
Hay que tener un poco de cuidado a la hora de proyectar la totalidad de una experiencia histórica "descomunal" (para lo que era la experiencia argentina) que se inauguró en el 2003, porque el macrismo sacó en la primer vuelta lo mismo que sacó en el 2007.
Con esto no quiero subestimar para nada el resultado electoral, porque estoy muy preocupado, no quiero subestimarlo para nada. No quiero decir como en el 2007, que se perdió Buenos Aires, después se perdió Santa Fé, y Córdoba, e incluso en las elecciones nacionales las grandes ciudades votaron contra Cristina y que Cristina sacó el 46% de los votos, e igual ganamos. No quiero escudarme en esa justificación.
La irrupción de Fito rompe una campaña de cuarta, pobre, pero pobre en el peor de los sentidos, no pobre de aquellas pobrezas voluntarias de otras épocas de la historia, no pobre en el sentido franciscano del término, no pobre en el sentido de los pobres que hacen historia, sino pobre en el sentido de lo berreta y también en gran medida de lo cobarde. De lo cobarde por no poner el cuerpo para dar una pelea por la Ciudad de Buenos Aires, donde cada uno de nosotros pueda salir a decir lo que tiene que decir.
No hay campaña cuando queda claro que hay una polarización que pueda huirle a algo que fue fundamental, que fue decisivo de la expriencia del kirchnerismo, que fue volver a colocar en la gran ficción producida en el interior de la democracia argentina, fundamentalmente de los noventa, esa enorme ficción que significó expulsar la idea del conflicto, la idea de la desigualdad, la idea de la tensión, la idea de que las sociedades no han resuelto sus problemas fundamentales y que los podían llegar a resolver a través de la lógica de la consensualidad, el gerenciamiento, las buenas costumbres, la paz universal, y apropiándose de los discursos incluso contraculturales de los años sesenta, convertir esos discursos en el meollo de una campaña publicitaria. Paz, amor y flores, como parte de una nueva derecha que ha sabido también que puede meterse en el corazón de lo popular, que puede recuperar tradiciones que aparecían como subversivas en otra época, y que hoy nos ofrecen esta especie de Juvenilia multicolor.
Me parece que también hay que reconocer que estamos en un tiempo de excepcionalidad argentina. Seguimos metidos muy decisivamente en este tiempo de excepcionalidad. A veces vale mirar un poco hacia atrás, instalarnos en momentos de zozobra, de minoría absoluta. Porque ahora la intención de votos de Cristina es ganadora. En el 2008 y 2009 estábamos a nivel del zócalo. Sentíamos un aliento fétido y de muerte sobre nuestra nuca, porque era muy difícil imaginar que se podía revertir lo que aparecía como un avance restaurador muy profundo: Y sin embargo, en esos momentos de dificultad, donde pocos salían a decir cosas movillizantes, críticas, subversivas, y que interpelaran fuertemente a la sociedad, yo creo que allí nosotros pudimos salir para decir nuestra palabra y otros compañeros y compañeras también lo hicieron y fundamentalmente, junto con eso, estuvieron Néstor Kirchner y Cristina Fernández quienes salieron a decir que en los momentos de penuria, en los momentos de peligro, hay que doblar la apuesta. Hoy hay que doblar la apuesta.
No tenemos alternativas. Doblar la apuesta en defensa propia. Doblar la apuesta para proyectar un triunfo en Octubre. Obviamente la ciudad de Buenos Aires está perdida, está perdida. Lo que no está perdido en la Ciudad de Buenos Aires, es que salgamos a decir más que nunca lo que pensamos, lo que sentimos, lo que imaginamos, lo que apoyamos, y lo que significa que en la Argentina de nuevo, una parte de la sociedad avance sobre las mismas lógicas que reproducen la miseria social, cultural, económica y política que durante décadas arrastraron a nuestra sociedad a la peor de las miserias que es la dominación de la miseria económica y moral. Tenemos que salir a decirlo. Tenemos que salir a decir lo que implican las campañas de apropiación del lenguaje por parte de los medios de comunicación.
Tenemos que decirle también al kirchenrismo, a nuestros compañeros que se equivocan, que es un error el modo con el que se construyó esta campaña. No se si ustedes tuvieron la oportunidad de verlo, en el programa 678 invitaron a un escritor al que yo estimo, y una persona a la que estimo que es Guillermo Martinez. Guillermo, que no es kirchnerista, que no es peronista, que viene de la izquierda, que ha votado siempre a la izquierda, fue a ese programa a decir que iba a votar a Filmus, y salieron a la yugular a saltarle porque se le ocurrió plantear algunas críticas. Imbecilidad estructural. Tenemos que ir más allá de la ceguera nacional y popular. Pareciera ser que la ceguera nacional y popular puede paradójicamente, ver todo lo que los otros no ven. Y si nosotros queremos llegar al 40% en esta elección, lo que dice Guillermo Martinez es fundamental, es aquel al que tenemos que atraer. Nosotros no queremos simplemente juntar un par de votos. Quisiéramos revertir lo más posible una elección grave.
Y a mí eso me da una profunda tristeza, influye sobre un cuadro político con un proyecto de trabajo territorial, que ha venido durante estos años poniendo el lomo y las ideas de una forma muy intensa, como es el Chivo Rossi en Santa Fé, que se come una historia que no le pertenece, pero que es parte también de los errores que se vinieron generando tanto en la campaña de la CABA como incluso también en esa falta de intensidad con la que se debiera haber apoyado con mucha más fuerza la campaña de Rossi que es un cuadro fundamental del kirchnerismo, que nosotros imaginamos como un kirchnerismo de la confluencia.
Porque yo estoy escuchando mucho estos días los que ya empiezan a decir que los intendentes se están moviendo, que hay un clima en el Gran Buenos Aires... Estoy escuchando también una cosa que acá se ha dicho y se ha repetido ¿Será que habría que mentirle a la gente y después hacer lo que queramos hacer..¿Será que..?¿Será que...? ¿Será que el macrismo tocó una fibra del lenguaje de la campaña, del modo que si la tomamos nosotros ...? Frente a eso hay que decir, y esto es lo que hay que decir como Carta Abierta: eso es transformar al kirchenrismo en macrismo. Es el fin de lo inaugurado en el 2003.
Lo que nosotros sentimos, lo que nos tocó, lo que nos convocó, lo que nos emocionó, por lo que estamos acá, es justamente lo antagónico a esa lógica. Lo antagónico a la reducción de la política a un sentido común chirle, lo antagónico a la estetización brutal de la política para vaciarla de todo contenido. Lo antagónico de una lógica que supone que no hay conflicto, que no hay miradas opuestas, que no hay invención de la política que no implique necesariamente soportar un proyecto sabiendo que hay tocar intereses fundamentales. Y que también hay aventura. Y que también hay decisión. Y que también hay voluntad. Y que también hay toma de riesgos. Néstor Kirchner tomó todos los riesgos cuando nadie daba un peso por alguien que pudiera tomar riesgos.
Me parece que nosotros no podemos olvidar esto. Hoy esto es fundamental. Nosotros tenemos al menos algo claro y decisivo como Carta Abierta, como individuos que integramos este colectivo, tenemos que seguir diciendo todo lo que pensamos en clave crítica. En la clave que siempre hemos imaginado que era lo propio de nuestro discurso: Hoy más, cuando muchos de los integrantes de Carta Abierta, son identificados como "piantavotos". No fuimos piantavotos cuando salimos a decir que había un clima destituyente, que había nueva derecha, una restauración conservadora en marcha en la ARgentina.
Y no somos piantavotos cuando decimos que el kirchnerismo es una aventura de transformación de la Argentina que se clausura a sí misma, si cree que hay que cooptar el discurso brutal que hoy domina la sociedad contemporánea, que es el discurso del vaciamiento de las ideas de la política y de las convicciones. Y nosotros tenemos que salir a decirlo, hoy más que nunca. ¡Hoy más que nunca!
Que digan lo que quieran. Y agregaría algo a lo que dijo Horacio y a lo que dijo Claudio. Nuestra responsabilidad, siempre nuestra responsabilidad es dar la pelea no solamente por hacer más digna y más justa la vida hoy de los que menos tienen, sino ser custiodos de la memoria de las tradiciones de todos aquellos que no están hoy con nosotros pero que dieron su vida por una patria más justa. Esa es nuestra responsabilidad y no la vamos a negociar. Gracias.
Palabras de la autora del blog:
He desgrabado casi todo, pero quedan tramos interesantes, sobre todo al principio y también en el medio, que vale la pena escuchar directamente del video. Creo que son horas históricas por lo determinantes del futuro. En un post del 3 de julio, hace pocos días, yo decía lo siguiente:
Lo que suceda en las elecciones de la CABA es crucial para los porteños y la Argentina toda. En algún sentido significa la gloria o el abismo. Gloria, si Macri desaparece de la escena política para siempre, desalentado por la derrota. Abismo, si gana y sigue hundiendo a Buenos Aires subido como en plataforma de salto para hundir al país más adelante.Quiero recordar que se criticó mi pesimismo como una exageración. No quiero vanagloriarme de haber acertado sobre el dramatismo del momento. Quiero resaltar que a veces la sensación de triunfo nos depara una sorpresa en la derrota, como al que no miró el pronóstico, salió sin paraguas, y llueve.
Pues, de la exposición de Ricardo Forster saco las siguientes conclusiones: que el triunfalismo hizo olvidar que allí llegamos por redoblar apuesta ante la derrota, y tan poca memoria nos asiste, que en lugar de volver a los propios recursos que nos llevaron hasta hoy, buscamos copiar los recursos del adversario con lo que desnaturalizamos totalmente el sentido de la lucha propia.
Jamás ningún Truhán Barba podrá asegurar el triunfo de un proyecto popular con los secretos arteros de la seducción del idiota que consume según su fantasía primitiva. No se juntan votos para sostener un proyecto indefectiblemente confrontativo. Para esto se juntan voluntades principistas e ideologizadas. Al votante de Macri se lo seduce, al de Cristina se lo convence.
Hace poco traté de cumplir con mi grano de arena en el mar proponiendo una rápida modificación de la mirada hacia el votante, y recuperar la porción posible. Sigo creyendo que eso sería una clave que da en el blanco. Ir a buscar las necesidades del votante disputable y hacerle una oferta legítima e integrada a la lógica del proyecto nacional y popular, me parece lo único que podría revertir un poco los resultados en la segunda vuelta.
Pero además, yo también como Ricardo Forster me energizo en el recuerdo de Néstor y su ímpetu de redoblar la apuesta en la derrota, y me dá bronca que tan pocos se sientan inspirados por su ejemplo y modelo de acción, para salir a pelear aún en la derrota. También puse sobre el tapete esto mismo a mis lectores en los versos de Almafuerte.
Así que, declaro mi total identificación con los dichos de Ricardo Forster, aunque creo que estuvo muy duro con Filmus, a quien deseo que encuentre lo que le falte para recuperar una parte del electorado rescatable. No sólo por nosotros, sino también por él, que se merece el triunfo en lugar del monigote hijo de papá que se dice desideologizado, pero sale con la Metropolitana a buscar médicos que hacen abortos, en lugar de ir a buscar mujeres secuestradas en prostíbulos que todos conocen porque están publicados en el rubro 59 de Clarín.