Pérgola, rambla curva y estatua de Luis Viale
Te aconsejo que llegues cuando todavía hay luz de día, para ver el fenómeno del agua de un río convertida en pastizales. En el lugar en que debía verse el agua, hay una enorme afombra verde que se extiende hasta el horizonte, encima bordeada por árboles. Si cae el sol, todo eso se pierde. A las 20 se puede ver bien todavía. También se ve la hermosa glorieta curva ampara las escaleras de una rambla con una estatua de Luis Viale que señala al agua donde se ahogó, en el aquel gesto que tuvo al ser protragonista del hunidimiento del vapor Amèrica.
"Emplazada en Costanera Sur, esta escultura realizada por el escultor italiano, Tabachi Eduardo, recuerda la valentía y templanza del empresario Luis Viale, que sacrificó su vida en el naufragio del vapor América, ocurrido en estas aguas del Río de la Plata a fines del siglo XIX, cuando cede espontáneamente su salvavidas a la señora de Marcó del Pont que se encontraba embarazada. En la escultura puede apreciarse la figura de este caballero sosteniendo en su mano derecha un salvavidas y en una actitud pronta a brindar su ayuda. "
"Emplazada en Costanera Sur, esta escultura realizada por el escultor italiano, Tabachi Eduardo, recuerda la valentía y templanza del empresario Luis Viale, que sacrificó su vida en el naufragio del vapor América, ocurrido en estas aguas del Río de la Plata a fines del siglo XIX, cuando cede espontáneamente su salvavidas a la señora de Marcó del Pont que se encontraba embarazada. En la escultura puede apreciarse la figura de este caballero sosteniendo en su mano derecha un salvavidas y en una actitud pronta a brindar su ayuda. "
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Hoy Luis Viale le entrega un salvavidas a los pastizales. Es digno de verse el sinsentido actual de esa entrega mirando al río que no está, y digno de tener presente cómo el ayer se esfuma irremisiblemente, a veces en la pretensión de afirmarse para una eternidad que no duró ni un siglo.
Todo eso, caída la noche no se ve. Y es una làstima perdérselo.
Hoy Luis Viale le entrega un salvavidas a los pastizales. Es digno de verse el sinsentido actual de esa entrega mirando al río que no está, y digno de tener presente cómo el ayer se esfuma irremisiblemente, a veces en la pretensión de afirmarse para una eternidad que no duró ni un siglo.
Todo eso, caída la noche no se ve. Y es una làstima perdérselo.
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Vení con luz de día.
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