Cada vez que lo leo a Manolo, me queda el incómodo regusto de que es demasiado grande para el espacio de expresión que le ofrece un blog. Sin embargo, hay mucha gente que lo lee. Los comentarios, pocos para lo que debería ser, trasuntan admiración. De vez en cuando lo citan en algún medio, como la otra vez desde España, cuando hizo ese mapa de La Matanza comparándola con la Franja de Gaza.
Lo que pasa es que Manolo es peronista. Ese es el "problema". Si fuera por su calidad intelectual, la profundidad de su pensamiento, sus recursos literarios que son tan complejos e intrincados como lo eran los de Borges, llenos de citas cultas y relaciones laberínticas, si fuera por todo ésto, Manolo debería escribir en La Nación, como un colaborador refinado, recibiendo los honores de la burguesía culta.
Y ésto, de ser peronista, justamente es lo que lo hace más grande todavía. Pero tiene que resignarse a que los honores que se merece como intelectual y escritor, y hasta politógolo afinado, no le lleguen por las únicas vías que en la Argentina y en el mundo, llegan esos honores.
Manolo no se equivocó de lugar. Está en el mejor. Pero es un poco triste ver cómo ese monto mayúsculo de creatividad, arte y cultura, no le deparan la popularidad y el éxito que hubiera tenido si perteneciera al Partido Comunista, o a la izquierda filo cubana, por donde andan los carriles de aliento a la cultura global no aburguesada.
Su ultimo post es toda una aventura leerlo. Hay que leerlo varias veces, no sólo para comprenderlo completamente, sino para degustarlo. Esta vez Manolo se mezcla con Borges, con el que tiene la afinidad que antes dije. Manolo nos entrega un Cuento de Borges, y en esa entrega se resuelve una comunión inquietante, la de que un peronista como Manolo y un gorila como Borges, comparten el mismo afán y entusiasmo por la parábola del destino de un Martín Fierro perseguido, y por un don nadie que se rebela contra su cargo de represor, porque descubre en el otro a sí mismo.
Y así Borges y Manolo descubren su mutua afinidad prodigiosa. Lástima que Borges no vive. Seguro que si hubiera sabido de Manolo, lo hubiera traído a su intimidad. Aunque tal vez, Manolo lo hubiera rechazado por gorila.
En su último post se cruzan los caminos del Cuento de Borges, con el tríptico de Robocop, para explicar la financiación de la droga, y el modo en que todo este asunto termina por ir a parar a los que se anuncian combatientes, que son los mismos que producen los motivos del combate.
El escenario que presenta Manolo es macabro y cruel, pero nos convence de que es real. Solamente en su blog pude leer y aprender profundamente sobre este tema, en un santiamén; nadie cuenta las cosas como Manolo, aportando también datos históricos que afianzan la solidez de presentación del cuadro. No se lo pierdan.
El título del post, convierte en ironía a la palabra Seguridad, palabreja que preocupa las mentes de los que ignoran por dónde les viene la mayor Inseguridad de todas, y no lo van a entender nunca.
Seguridad: Robocop es un chozno de Tadeo Isidoro Cruz
Lo que pasa es que Manolo es peronista. Ese es el "problema". Si fuera por su calidad intelectual, la profundidad de su pensamiento, sus recursos literarios que son tan complejos e intrincados como lo eran los de Borges, llenos de citas cultas y relaciones laberínticas, si fuera por todo ésto, Manolo debería escribir en La Nación, como un colaborador refinado, recibiendo los honores de la burguesía culta.
Y ésto, de ser peronista, justamente es lo que lo hace más grande todavía. Pero tiene que resignarse a que los honores que se merece como intelectual y escritor, y hasta politógolo afinado, no le lleguen por las únicas vías que en la Argentina y en el mundo, llegan esos honores.
Manolo no se equivocó de lugar. Está en el mejor. Pero es un poco triste ver cómo ese monto mayúsculo de creatividad, arte y cultura, no le deparan la popularidad y el éxito que hubiera tenido si perteneciera al Partido Comunista, o a la izquierda filo cubana, por donde andan los carriles de aliento a la cultura global no aburguesada.
Su ultimo post es toda una aventura leerlo. Hay que leerlo varias veces, no sólo para comprenderlo completamente, sino para degustarlo. Esta vez Manolo se mezcla con Borges, con el que tiene la afinidad que antes dije. Manolo nos entrega un Cuento de Borges, y en esa entrega se resuelve una comunión inquietante, la de que un peronista como Manolo y un gorila como Borges, comparten el mismo afán y entusiasmo por la parábola del destino de un Martín Fierro perseguido, y por un don nadie que se rebela contra su cargo de represor, porque descubre en el otro a sí mismo.
Y así Borges y Manolo descubren su mutua afinidad prodigiosa. Lástima que Borges no vive. Seguro que si hubiera sabido de Manolo, lo hubiera traído a su intimidad. Aunque tal vez, Manolo lo hubiera rechazado por gorila.
En su último post se cruzan los caminos del Cuento de Borges, con el tríptico de Robocop, para explicar la financiación de la droga, y el modo en que todo este asunto termina por ir a parar a los que se anuncian combatientes, que son los mismos que producen los motivos del combate.
El escenario que presenta Manolo es macabro y cruel, pero nos convence de que es real. Solamente en su blog pude leer y aprender profundamente sobre este tema, en un santiamén; nadie cuenta las cosas como Manolo, aportando también datos históricos que afianzan la solidez de presentación del cuadro. No se lo pierdan.
El título del post, convierte en ironía a la palabra Seguridad, palabreja que preocupa las mentes de los que ignoran por dónde les viene la mayor Inseguridad de todas, y no lo van a entender nunca.
Seguridad: Robocop es un chozno de Tadeo Isidoro Cruz