Represión, música de requiem por el kirchnerismo.
Los kirchneristas no escucharon el mensaje de las urnas.
Las urnas dijeron no. Dijeron no al kirchnerismo. El 70 por ciento no quiere kirchnerismo.
Se creyeron que Néstor era de verdad Superman, que se sacaba el traje y le aparecía la capa con la que volaba por el cielo.
Sin votos no hay gobierno. Los kirchneristas se creyeron que se podía seguir gobernando sin votos.
Estamos viendo los últimos alientos del kirchnerismo, sacando todas las leyes que pueda, antes de asumir la realidad nefasta que comienza en la próxima fecha del 10 de diciembre.
Hoy, después de la represión en Terrabussi, muchos kirchneristas sienten temblar los lazos hasta ayer indestructibles con el "kirchnerismo" y lo primero que hacen es gritar nooooooooo !!! Se les acerca el abismo. Vuelven a la soledad del ayer. O se prueban rápido otra camiseta.
No importa. El tiempo pasará. El kirchnerismo quedará. Quedará en la memoria con su mejor color y su mejor sabor. Quizá hasta sin el nombre de Kirchner. Pero quedará el color y el sabor. Ese color vivo y encendido que alumbró el escenario nacional, ese sabor dulce de ser, para muchos por primera vez, oficialista.
Yo lo ví a Néstor muy triste, hace mucho ya. Fue en el cierre de campaña de Heller en el Paseo La Plaza, entre intelectuales, entre la gente que lo siguió más de cerca, ideológicamente más consustanciada. Ese lugar fue la oportunidad para que él se mostrara con su rostro verdadero, sin máscara, sin pánico, sin maquillaje. Con la voz grave, no aflautada, con el discurso calmo y pausado. Néstor entendió el mensaje de las urnas. Perfectamente.
Llegó "la hora señalada". Como Gary Cooper se está quedando solo. Los bandidos quieren venganza. Los amigos, a los que él salvó, le empiezan a dar la espalda.
¿Mensaje de esperanza? Por supuesto. Este es un mensaje de esperanza. Termina un ciclo. Como se esperaba. Aleluya. La vida es así. Cíclica.
Por lo menos estamos en Democracia.
Ocaña lo dijo claramente. La llamó Néstor para destruir las mafias. Le dió todo el poder. Le preguntaron qué pasó, por qué cambiaron las cosas. Ella contestó que cambió su base de sustento. Antes había una Transversalidad.
¿Qué viene ahora?
Ahora viene lo mejor.
Viene otro 17 de octubre.
Pero no va a pasar en un solo día como aquel en que el pueblo instaló a Perón en el gobierno. Sino en un tiempo un poco más extenso y relajado, en el que los kirchneristas vayan tomando el protagonismo necesario e indispensable como para poner y sostener un modelo de justicia social en el gobierno.
Sin un 17 de octubre, no hubiera habido ningún Perón.
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