Ésta es una carta de respuesta al comentario del Jueves 18 de diciembre de Pupi Espinoza al post ¡Qué Reunión Bloguera! . Hacéme caso, leéla hasta el final, aunque parece una carta personal, no lo es.
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Pupi Espinoza:
La frase "ya lo sabés", puede inducir a error a mis lectores haciendo suponer cosas que no son. De tu frase sólo se puede inducir que manifestaste una opinión, que suponés que yo la leí, y suponés que yo me advertí de ella. Pero son meras suposiciones tuyas. Es casi seguro que yo no haya leído algo que vos hayas escrito, o que de haberlo leído, no lo haya registrado.
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Ahora, pasemos a la controvertida afirmación de que "yo no permití la concurrencia de los lectores" a la Reunión Bloguera. Simplemente, NO CONVOQUÉ a los lectores. Mal puedo haber impedido la concurrencia de quien no convoqué.
Ahora, pasemos a la controvertida afirmación de que "yo no permití la concurrencia de los lectores" a la Reunión Bloguera. Simplemente, NO CONVOQUÉ a los lectores. Mal puedo haber impedido la concurrencia de quien no convoqué.
Estuvo claro para la totalidad de los lectores, que son miles en Artepolítica, que la reunión era de blogueros. Estuvo claro desde el título elegido "Reunión Bloguera". Pero no soy culpable de quienes hayan tomado la iniciativa de convocarlos por su cuenta, induciéndolos a error, sin hacerse cargo el que invitó de trabajar para conseguir lo que pretendía ponerme sobre mis hombros.
Es increíble que tenga que explicar algo tan primitivo como lo que se les explica a los chicos de la primaria, que es la elemental comprensión del texto.
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Pero yo sé que no es falta de comprensión de texto lo que te mueve a vos a escribir este comentario, sino alguna operación maliciosa y miserable, que además de ser de un chiquitaje infame, está dirigido a una persona que está padeciendo fìsicamente, y que hizo lo que pudo con sus pocas fuerzas físicas, para reunir a los pocos blogueros que conoce y celebrar con ellos el fin de año, porque sabía que nadie más iba a hacerlo.
Pero yo sé que no es falta de comprensión de texto lo que te mueve a vos a escribir este comentario, sino alguna operación maliciosa y miserable, que además de ser de un chiquitaje infame, está dirigido a una persona que está padeciendo fìsicamente, y que hizo lo que pudo con sus pocas fuerzas físicas, para reunir a los pocos blogueros que conoce y celebrar con ellos el fin de año, porque sabía que nadie más iba a hacerlo.
Que padezco físicamente, vos lo deberías saber. Pero lógicamente, tenés derecho a no haberlo registrado. Uno puede no saber lo que no le interesa saber. Aunque creo que te mandé un mail explicàndote la situación bastante claramente. Tampoco puedo pedirle ni la mínima piedad a una persona que pasó por encima de la piedad y alcanzò los niveles de crueldad necesarios para salvar a los pobres mediante las armas.
Por supuesto que no lo dije a nadie en la reunión de mis padecimientos. El cuerpo se me estaba partiendo en dos y apenas si podía soportar los dolores, y buscaba afanosamente la posición en la que no me agarraran los calambres en el torso, porque eso es lo único que no puedo ocultar a los demás.
Vengo padeciendo de ésto casi desde el momento en que empezó la cuestión del campo contra el Gobierno. Me estoy atendiendo en la Obra Social del Periodismo, con la desidia más espantosa de los médicos, con la incompetencia más atroz de una Obra Social que echa a la mitad de sus médicos, que está en una virtual quiebra, y que dejó de tener una cartilla médica. No importa, en cualquier momento llegará algún síntoma inequívoco. A mi edad no me toman en otra Obra Social, ya voy a tener a Pami, pronto.
No se lo digo a nadie porque nadie tiene por qué enterarse de cosas tan desagradables, que preocupan a cualquiera. Y a mí no me ayuda en nada que alguien lo sepa. En realidad lo ùnico que sucede es que la gente se aleja. Todos huimos del padecimiento ajeno si no podemos hacer nada. Y nadie puede hacer nada. Pero a vos te lo dije. Te lo dije.
Además, cuanto más padezco, más deseos tengo de que eso no me abrume y me impida disfrutar de la vida. Más fuerte es mi deseo de construir, cuanto menos puedo. No tengo miedo de morirme, porque la vida me atrapa, y al haber llegado hasta hoy, entrando en la etapa menos linda de la vida, me obsesiono por ganarle terreno al abatimiento y en desafiar mis propias fuerzas. Yo sigo siendo por adentro una mujer de los sesenta, con su revolución mental, con el amor libre y la dignidad de género.
Soy de las primeras chicas que se acostó con el novio por una cuestión revolucionaria. Eso sí, gozar no. No tenía nada que ver gozar. La cuestión era romper con las cadenas que nos tenían constreñido el cerebro. Una vez quebrado el sagrado mandato de mamá, de sentarse con las rodillas juntas y despejarse la frente a cara limpia, todo lo demás fue posible. Hasta llegar a gozar. Aunque me haya costado un divorcio y más de una década de frustraciones. Pero acá estoy, sin asignatura pendiente, nadie me quita lo bailado, y con los dos pies firmes sobre la tierra.
Volviendo a la estúpida guerra que me hicieron DOS O TRES INFAMES que no tienen otra cosa màs importante que enfrentar, te digo que me mato de la risa. Sé que hice feliz a unos cuantos, y que me lo agradecen de corazón. Y yo fui muy feliz, viendo mi concreción.
Que si alguien quiere meter a los lectores en una reunión, que se ocupe él de conseguir el Luna Park. Yo no. YO NO. Como dice Mirtha Legrand: Eso no, eso a mí, NO.
Y por otro lado Pupi, antiguo quijote de guerras menos oprobiosas que ésta contra mí, si la Side manda un agente de los servicios a ver quiènes somos, yo no le voy a reservar un asiento tan fácil. Que se hagan un blog y convenzan de que son nac and pop, que laburen. Eso de pedir la reserva del choripán nada más y ya está, no va.
Y eso de que me mandes otra vieja como yo, cuando Contradicto clama por una mina real en la Blogosfera, y que encima quiera venir con otras cinco viejas que ni siquiera son lectoras de blogs, eso es demasiado muchacho. Es demasiado.
Ah, y gracias a los que vinieron sin haber confirmado. Muchas gracias. Gentiles gentes, thank you.
La próxima por favor, YO NO.
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