Ya me expresé aquí varias veces sobre mi profundo malestar -y desazón- por el chauvinismo argentino respecto a Malvinas (*). Ahora me preocupa el chauvinismo respecto al asunto de Repsol, porque esto nos impide ver bien qué pasa en España.
Los chauvinistas no pueden ver los tonos. Odian o aman. Tuvo que aclarar Axel Kicillof -por suerte- que no tenemos nada ni contra España ni contra los españoles. Eso calmó a muchos que ya estaban dispuestos a los improperios fáciles, con el agregado de que "español" en modo despectivo para muchos es "gallego". Y así terminaría una sola comunidad autónoma señalada de lo que se intenta endilgar a toda España. Por suerte, repito, esto se detuvo gracias a Axel Kiciloff que dejó todo aclarado. Y aprovecho para decir que Ana Miranda eurodiputada del Bloque Nacionalista Gallego, defendió la soberanía argentina para gestionar sus propios recursos, junto a Izquierda Unida y el bloque catalán Verde.
El asunto es la visión que se tiene desde aquí, que todos los españoles se abroquelaron en unidad en defensa de Repsol y que eso les trajo un odio generalizado que antes no existía. Porque somos chauvinistas solo podemos ver situaciones extremas. Y lo más difícil de entender es lo que sucede de verdad. NO nos quieren demasiado, pero aún así, no es cierto que estén a favor de Repsol.
Y parece mentira que todo lo que hemos aprendido en el debate de la Ley de Medios no haya alcanzado. Que teniendo aquí a la componenda Clarín-Nación-Perfil divulgando lo contrario de lo que siente y piensa más de la mitad de la población, no hayamos comprendido que este es un fenómeno global que afecta a todos los países, y que lo que los medios españoles dicen no es lo que piensa todo el pueblo español, sino su sector neoliberal, que en medio del desastre económico de toda Europa, no coincide con los mayoritarios sectores populares.
Poder llegar a entender qué poco se nos quiere, pero que a pesar de ello no están a favor de Repsol, es una experiencia transformadora que le propongo hoy a los lectores. Encontré unos artículos en la Revista "El Jueves", que es algo como Barcelona acá, donde nos desprecian de un modo insospechado, pero tienen claro el tema de Repsol. No caen en el estúpido chauvinismo de creer que somos sus enemigos, y lo dicen. Lean y experimenten la curiosa dupla del maltrato a los argentinos, junto con la claridad con la que toman el tema del Repsol.
http://www.eljueves.es/2012/04/16/argentinos_primero_roban_novia_luego_quieren_regalarte_petroleo.html
http://www.eljueves.es/2012/04/17/buen_patriota_defiende_repsol_adora_los_recortes.html#
http://www.eljueves.es/2012/04/14/celebran_los_anos_las_malvinas.html
http://www.eljueves.es/2012/04/18/gobierno_incapaz_que_hillary_clinton_ponga_telefono_por_caso_repsol.html
(*) YPF me conmueve mucho más que Malvinas. Encuentro más soberanía en la riqueza del suelo que en su extensión. Estuve en contra de la invasión y mucho más de la guerra. Estoy a favor de la insistencia por la vía diplomática, pero no porque crea que a los británicos se los puede "convencer" con la discusión, sino como forma de estirar el tiempo para que el asunto no caiga en el olvido, mientras llega el día en que tengamos suficiente fuerza de presión internacional para que estén obligados a ceder.
Si recibís este post por mail y querés comentar, no respondas a este correo. Escribí a evarow@gmail.com
Los chauvinistas no pueden ver los tonos. Odian o aman. Tuvo que aclarar Axel Kicillof -por suerte- que no tenemos nada ni contra España ni contra los españoles. Eso calmó a muchos que ya estaban dispuestos a los improperios fáciles, con el agregado de que "español" en modo despectivo para muchos es "gallego". Y así terminaría una sola comunidad autónoma señalada de lo que se intenta endilgar a toda España. Por suerte, repito, esto se detuvo gracias a Axel Kiciloff que dejó todo aclarado. Y aprovecho para decir que Ana Miranda eurodiputada del Bloque Nacionalista Gallego, defendió la soberanía argentina para gestionar sus propios recursos, junto a Izquierda Unida y el bloque catalán Verde.
El asunto es la visión que se tiene desde aquí, que todos los españoles se abroquelaron en unidad en defensa de Repsol y que eso les trajo un odio generalizado que antes no existía. Porque somos chauvinistas solo podemos ver situaciones extremas. Y lo más difícil de entender es lo que sucede de verdad. NO nos quieren demasiado, pero aún así, no es cierto que estén a favor de Repsol.
Y parece mentira que todo lo que hemos aprendido en el debate de la Ley de Medios no haya alcanzado. Que teniendo aquí a la componenda Clarín-Nación-Perfil divulgando lo contrario de lo que siente y piensa más de la mitad de la población, no hayamos comprendido que este es un fenómeno global que afecta a todos los países, y que lo que los medios españoles dicen no es lo que piensa todo el pueblo español, sino su sector neoliberal, que en medio del desastre económico de toda Europa, no coincide con los mayoritarios sectores populares.
Poder llegar a entender qué poco se nos quiere, pero que a pesar de ello no están a favor de Repsol, es una experiencia transformadora que le propongo hoy a los lectores. Encontré unos artículos en la Revista "El Jueves", que es algo como Barcelona acá, donde nos desprecian de un modo insospechado, pero tienen claro el tema de Repsol. No caen en el estúpido chauvinismo de creer que somos sus enemigos, y lo dicen. Lean y experimenten la curiosa dupla del maltrato a los argentinos, junto con la claridad con la que toman el tema del Repsol.
http://www.eljueves.es/2012/04/16/argentinos_primero_roban_novia_luego_quieren_regalarte_petroleo.html
http://www.eljueves.es/2012/04/17/buen_patriota_defiende_repsol_adora_los_recortes.html#
http://www.eljueves.es/2012/04/14/celebran_los_anos_las_malvinas.html
http://www.eljueves.es/2012/04/18/gobierno_incapaz_que_hillary_clinton_ponga_telefono_por_caso_repsol.html
(*) YPF me conmueve mucho más que Malvinas. Encuentro más soberanía en la riqueza del suelo que en su extensión. Estuve en contra de la invasión y mucho más de la guerra. Estoy a favor de la insistencia por la vía diplomática, pero no porque crea que a los británicos se los puede "convencer" con la discusión, sino como forma de estirar el tiempo para que el asunto no caiga en el olvido, mientras llega el día en que tengamos suficiente fuerza de presión internacional para que estén obligados a ceder.
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