Ahora, gracias a Honduras, aprendimos que los golpes se hacen en forma democrática. Que se tira abajo a un gobierno con la Constitución en la mano. Aunque la Constitución sea un mamarracho como la de Honduras, que tiene prohibido cambiarse en una coma, para toda la eternidad, aunque la tierra sea invadida por marcianos.
Y ahí tenemos a la nuestra, con el agregado diarréico del 94, que le obliga al Presidente a presentar "inmediatamente" al Congreso un DNU, para que únicamente si hay acuerdo de ambas cámaras en rechazarlo, éste deje de tener vigencia, pero a partir del rechazo, sin por eso ser retroactivo, es decir no afectando a lo que pudo haberse aplicado con anterioridad al rechazo.
Por lo que se ve, es una porquería. Es una trampa mortal. ¿Cómo funciona ese "inmediatamente" si el Congreso está en receso? ¿Eso quiere decir que el Presidente está obligado a convocar al Congreso a pesar de que esté en período de receso? ¿O el "inmediatamente" corresponde al primer día de fin del receso? Donde no hay claridad hay trampa.
Cuando la Constitución se constituye en una trampa, los adversarios del Gobierno se dedican a tirar trampas, utilizando la deficiencia de la ley a favor de la zancadilla vil. Vuelve la guerra. Una Constitución con trampas, no puede sostener un régimen que se autodenomine Democracia.
Honduras no es una Democracia, porque la Constitución no se puede modificar.
Entonces llegó la hora de saber que no podemos seguir creyendo que defender la Constitución es lo mismo que defender la Democracia. Nuestra Constitución presenta errores que hacen trastabillar al Presidente.
¿Qué hay que defender entonces? Hay que defender al Presidente contra los ataques que preparan el recambio de Presidente mediante zancadillas que utlizan la deficiencia de la ley.
Basta con que un Redrado haya hecho complicidad con el poder destituyente, le niegue a la Presidenta los fondos del Fondo del Bicentenario, sabiendo que un DNU tiene poder sobre él mismo como Presidente del Banco Central. Los contubernios delicadamente, estratégicamente preparados con el golpismo democrático, se afincaron en la idea de que la Presidenta no convocó al Congreso para consultarlo, como marca el agregado diarréico del 94. Todo viene en un paquete servido por la legalidad gelatinosa. Y el paso siguiente es la judicialización.
El resultado es la suplantaciòn eficiente del golpe militar, mediante el achicamiento del poder Presidencial, o sea del poder del Estado, es la lecciòn que quieren darle tambièn al futuro Presidente, aunque sea Cobos, es la lección con látigo, el adiestramiento a un Presidente constitucional, es la enseñanza de la subordinación a los verdaderos poderes que están detrás del Estado, los poderes reales, los económicos. Y todo legal.
Pero falta todavía la última pata de la mesa para que ésta no se caiga: hace falta la inocencia de la gente democrática, que se prende enseguida del "error " cometido por la Presidenta, habiendo ignorado la maravillosa Constitución. Mea culpa, mea culpa, quiere el inocente que diga la Presidenta.
Pero no se dan cuenta nuestros democráticos compatriotas, que hoy es la Constitución, ayer fue la comunicación, antes de ayer la falta de negociación y consenso, la soberbia, la corrupción, lo que sea, todo viene bien, si encima tenemos a Clarín como difusor de los "errores" como ventilador impune.
Hoy ganó la derecha en Chile. Y Gerardo Fernández se debate entre dos puntos del pensamiento ( acà ) . No entiende Gerardo, cómo es posible que si Bachelet es un encanto, no tiene soberbia, tiene habilidad para buscar consenso, y con 80 porciento de imagen positiva, igual ganó la derecha. El candidato es supermillonario y salta por encima de todas las conciencias gracias a su buena publicidad engañosa. Chile se va para arriba, pero en los números de Wall Street. Va a bajar más el riesgo país. Pero los chilenos más pobres tienen que prepararse a ajustarse los cinturones, también de la esperanza de hacer pagar las culpas a los ofensores de los derechos humanos.
Aquí copio una respuesta al post de Gerardo. Espero que les sea útil mi pensamiento a los lectores de este blog. Y que polemicemos.
(Por supuesto que los comentarios irrespetuosos a la Presidenta serán borrados sin asco. Así que quien quiera polemizar, que lo haga en términos cuidadosos, este blog no entra por el aro de las verdades mezquinas.)
Mi comentario en el blog Tirando al Medio:
Gerardo,
En este post y en el anterior, tu consciencia se debate entre dos argumentos opuestos. Simplemente leyendo tus propias palabras decís una cosa el día de hoy, refiriéndote a Chile, y lo contrario refiriéndote a Cristina el día de ayer:
Chile:
"La Concertación cultivó la moderación y el diálogo, todo lo que las almas políticamente correctas exigen como piso básico para una gestión transformadora. La Concertación no crispó, no tensó, no confrontó y encarnó una vía de buenos modales en la gestión del Estado. Pero a juzgar por los resultados le sirvió de poco y nada."
Argentina:
"De vez en cuando no viene mal bajar el volumen y pisar el freno.
Por el lado del oficialismo debe realizarse el dolorosísimo ejercicio de entender que luego de seis años las cosas han cambiado y que sin negociar no hay futuro."
Es muy sincero de tu parte mostrar los requiebros naturales que uno tiene viendo de cerca todo este proceso. Pensar es eso, poner la cara y la ceca de la moneda.
Tenemos un problema de índole cultural que tiene que ver con un idealismo purista y hasta fundamentalista del pecado y la mentira y la verdad, con una noción flagelante ante la falta minúscula, con un dios que se mete dentro nuestro y nos vigila y amenaza. Hacemos el culto de la verdad en forma absoluta, sea ella una migaja o una bomba atómica.
¿Qué es, si no, lo que no nos permite pasar por arriba de la zancadilla cuando ésta está afincada en alguito de verdad, y defender la verdad superior y mayúscula, segregándola de la verdad ínfima y minúscula que la amenaza?
¿Qué nos pasa? ¿Por qué siempre estamos dispuestos al mea culpa, nos cueste lo que nos cueste y venga de dónde venga el señalamiento?
No se puede tratar a la política como se trata al fútbol, donde un gol hace dios a cualquiera, y un penal perdido lo convierte en paria. Dénse el gusto de hacer con el fútbol eso, pero en la vida ordinaria hay que saber discriminar y señalar al culpable mayor entre dos cuando uno de ellos convierte pequeñas verdades en utilitarias de la mayor mezquindad.
Cuando alguien usa verdades insignificantes para hacer zancadillas, a ese un corte de manga, y a defender sin asco la verdad de más peso.
Entonces, ¿está mal hacer críticas a los errores propios que justifican la acción perversa del enemigo? Sí, está mal. Porque el enemigo busca enganchar la crítica del inocente apegado a la verdad, y con esa crítica que se alza sobre la víctima, consigue limar el poder del que lleva adelante la lucha por la verdad mayor.
A un miserable no se le debe regalar el propio apego a la verdad, porque la termina de violar con sus intenciones malignas.
Desde el inicio de esta revuelta gorila y golpista, que llamamos delicadamente destituyente, no es cierto que fue error del Gobierno haber comunicado mal lo de la 125. Vean el video de Loustau explicándolo, está impecable. Todo fue una patraña. NO quieren pagar retenciones, no quieren que se distribuya la renta, no quieren subordinarse a la política inclusiva, quieren el poder del Estado, quieren ajuste, quieren quitar la subvenciones, quieren que Cristina pague la deuda con la plata de la inclusión.
Esa es la única verdad. Y no hay nadie en este mundo que no tenga errores, menos un Gobierno con el mundo en contra.
Leer el comentario de "Contradicto de San Telmo" sobre las Atribuciones del PEN para convocar al Congreso.
Leer a Zaffaroni sobre la judicializacion, hoy en Pàgina 12.