Estaba pensando en el término banalización, lanzado hace poco por la DAIA contra las expresiones del Ministro Boudu, referidas al Holocausto.
Como judía y víctima del Holocausto que soy, me sentí con más autoridad que otros para decir que el caso estaba siendo utilizado políticamente por la oposición al gobierno, y que cuando se interpelaba al "judío canciller", encima se estaba haciendo "antisemitismo".
En el caso del crimen de Mariano Ferreyra no tengo mayor autoridad que otros, pero acuso a la oposición de banalizar el crimen cuando lo adjudican a un gobierno que no reprime manifestaciones sociales por primera vez en la Historia argentina. En mi defensa al gobierno recibo ataques como el del sojero Mariano T que lanza su tractor contra mi blog, y yo lo puteo.
Así tanto los kirchneristas como sus enemigos se acusan mutuamente de "usar" políticamente, de banalizar el asesinato de Mariano Ferreyra.
Altamira, curiosamente, no se ha excedido en las expresiones. Me dio gusto oirlo decir que la plaza también fue acompañada por kirchneristas. En la inflexión de su voz no había regusto por un rédito político, no dijo que la presencia kirchnerista significaba la defección del kirchnerismo de esos compañeros que se hicieron presente en la marcha.
En cambio Pino Solanas fue a sacarse la foto con Mirta Legrand. Altamira no fue a comer con Mirta. Altamira hubiera podido ser disculpado de haber ido, pero Solanas no tiene perdón. No hay mayor banalización de lo que sea que juntarse a ese referente social deplorable. Todo por hacer campaña.
Algunos opositores feroces acusan al gobierno de haber planificado el crimen usando la"tercerización", acierto literario donde supura el odio gorila . De todas las cosas que ocurren en un país, menos de los fenómenos meteorológicos inevitables, un gobierno es "responsable". Aunque no sea lo mismo ser"responsable" que ser el "autor", los gobiernos tienen responsabilidad en los crímenes, por no haber podido evitarlos.
Pero viene Lucas Carrasco y hace un post en el que pone sobre el tapete conceptos que dan vuelta como una media el entendimiento de las cosas.
Hay luz en ese post. Hay una síntesis conceptual que como en un caldero de hechicería conjura los odios y atrapa mágicamente al hermano de Mariano Ferreyra, quien dice que no leyó ni escuchó ni tomó en cuenta otra cosa que ese post. Tenés que leerlo. Es imprescindible. Y también el que sigue, donde Lucas cuenta su conexión con el hermano de Mariano. En esta unión mágica aparece un "consenso" , donde senso es la etimología del sentimiento. Un consenso verdadero, no como el que reclaman los cínicos. Un consenso que viene del dolor.
Así como las familias de Montescos y Capuletos no encontraban un punto de consenso en su odio mutuo pero en forma subterránea sus hijos Julieta y Romeo pudieron amarse, así encontraron su amor de hermanos dos jóvenes desgarrados por un crimen repugnante.
En el post de Lucas están las siguientes claves:
la disputa por la significación de este crimen, con la carga de crueldad que implica disputar la significación, me parece algo hasta positivo
para que el muerto viva, para que se genere presión, para que nos sintamos incómodos, para que los culpables sean llevados a tribunales, para que recuperemos la alegría,
el dolor social se mitiga con los cambios políticos necesarios,
Como judía y víctima del Holocausto que soy, me sentí con más autoridad que otros para decir que el caso estaba siendo utilizado políticamente por la oposición al gobierno, y que cuando se interpelaba al "judío canciller", encima se estaba haciendo "antisemitismo".
En el caso del crimen de Mariano Ferreyra no tengo mayor autoridad que otros, pero acuso a la oposición de banalizar el crimen cuando lo adjudican a un gobierno que no reprime manifestaciones sociales por primera vez en la Historia argentina. En mi defensa al gobierno recibo ataques como el del sojero Mariano T que lanza su tractor contra mi blog, y yo lo puteo.
Así tanto los kirchneristas como sus enemigos se acusan mutuamente de "usar" políticamente, de banalizar el asesinato de Mariano Ferreyra.
Altamira, curiosamente, no se ha excedido en las expresiones. Me dio gusto oirlo decir que la plaza también fue acompañada por kirchneristas. En la inflexión de su voz no había regusto por un rédito político, no dijo que la presencia kirchnerista significaba la defección del kirchnerismo de esos compañeros que se hicieron presente en la marcha.
En cambio Pino Solanas fue a sacarse la foto con Mirta Legrand. Altamira no fue a comer con Mirta. Altamira hubiera podido ser disculpado de haber ido, pero Solanas no tiene perdón. No hay mayor banalización de lo que sea que juntarse a ese referente social deplorable. Todo por hacer campaña.
Algunos opositores feroces acusan al gobierno de haber planificado el crimen usando la"tercerización", acierto literario donde supura el odio gorila . De todas las cosas que ocurren en un país, menos de los fenómenos meteorológicos inevitables, un gobierno es "responsable". Aunque no sea lo mismo ser"responsable" que ser el "autor", los gobiernos tienen responsabilidad en los crímenes, por no haber podido evitarlos.
Pero viene Lucas Carrasco y hace un post en el que pone sobre el tapete conceptos que dan vuelta como una media el entendimiento de las cosas.
Hay luz en ese post. Hay una síntesis conceptual que como en un caldero de hechicería conjura los odios y atrapa mágicamente al hermano de Mariano Ferreyra, quien dice que no leyó ni escuchó ni tomó en cuenta otra cosa que ese post. Tenés que leerlo. Es imprescindible. Y también el que sigue, donde Lucas cuenta su conexión con el hermano de Mariano. En esta unión mágica aparece un "consenso" , donde senso es la etimología del sentimiento. Un consenso verdadero, no como el que reclaman los cínicos. Un consenso que viene del dolor.
Así como las familias de Montescos y Capuletos no encontraban un punto de consenso en su odio mutuo pero en forma subterránea sus hijos Julieta y Romeo pudieron amarse, así encontraron su amor de hermanos dos jóvenes desgarrados por un crimen repugnante.
En el post de Lucas están las siguientes claves:
la disputa por la significación de este crimen, con la carga de crueldad que implica disputar la significación, me parece algo hasta positivo
para que el muerto viva, para que se genere presión, para que nos sintamos incómodos, para que los culpables sean llevados a tribunales, para que recuperemos la alegría,
el dolor social se mitiga con los cambios políticos necesarios,