UNA FALLA DEL POPULISMO que ayuda al NEOLIBERALISMO
A pesar de que soy marxista, no soy comunista, ni del PO, porque creo en un Socialismo con mercado. ¿Por qué digo que soy marxista, entonces? Porque concuerdo con la descripción del Capitalismo que hizo Marx, con todos sus defectos y también con las virtudes que Marx le reconoce y eso es suficiente para ser marxista. Pero no concuerdo con los marxistas que se proponen la estatización de toda actividad humana y la destrucción del Capitalismo. No quiero que el mercado me gobierne, pero no quiero destruirlo. De ninguna manera. En el mercado está la inciativa individual que produjo las mayores conquistas técnicas y científicas en el progreso de la sociedad, cosa que Marx pone bien en relieve. La regulación del mercado, el límite a los monopolios y a la concentración del Capital son indispensables. Pero también alentar la industriosidad de los individuos y la formación de un mercado racional que desplace a los monopolios. No puede acabar todo en combatir los monopolios y defender el salario. Falta algo más.
Tampoco mis ideales profundos son populistas en el sentido de Laclau, porque no sólo me importan los pobres y excluídos del trabajo asalariado, defender el trabajo, los derechos de los trabajadores y la economía nacional integrada a un bloque de países similares. Porque en el populismo a la manera de Laclau persiste un excluído más, un ser invisibilizado por el afán de mediar en el conflicto entre el salario y el Capital. Ese es el autogestionario, el comerciante, el profesional, el que tiene un oficio que realiza por cuenta propia, el mecánico de autos, el plomero, el electricista, el pintor, el albañil, la modista, etcétera. La intención de incluir a estos sectores de la población se adivina solamente en una sigla que no consigue para nada esos objetivos: PYME. La P de Pyme indica "pequeña empresa". Pero los operarios y pequeños comerciantes no consideran que son empresarios, ni siquiera que tienen una "empresa", ni grande ni pequeña. No están nucleados, no son corporativos, no están asociados a ninguna representación. Por supuesto que el populismo los beneficia con el aumento y el incentivo del consumo a través de buenos salarios y la promoción del trabajo asalariado. Pero eso sólo no alcanza. Suelen observar con resentimiento como el populismo ayuda a los excluídos y a su vez se sienten excluídos pero invisibles.
En el sector de "autogestionarios" se encuentra por un lado el semillero de una burguesía nacional productiva que puede alcanzar la condición de Pyme, y sin embargo el populismo no lo alienta, no lo ayuda, no lo cuida. Lo trata con el mismo rigor con que trata a un monopolio. Y por otro lado, es un sector de la población que no le pesa a la sociedad porque toma su destino en sus propias manos, se hace cargo de conseguir sus ingresos y trata de arreglárselas como puede, con todo el esfuerzo y sacrificio del que es capaz un ser humano. El populismo suele conceptualizar un desprecio moral sobre este sector que encaró la movilidad social sobre su vida, consiguiendo salir de la única opción de vender el trabajo por un salario. Es hora de que empiece a reconsiderarse este trato.
Cuando el PT de Brasil gobernaba Porto Alegre, tuve la oportunidad de estudiar su plan de "Incubadoras", y me quedé fascinada. El hijo de un pobre que terminaba la Universidad y adquiría un título profesional, tenía a su disposición una oficina con teléfono y un crédito bancario, en un edificio construído para tal fin. También el que empezaba un oficio por su cuenta, tenía ayuda de crédito para alquilar un espacio, comprar herramientas y excepciones importantes en el pago de impuestos por un tiempo estimado.
En la iniciativa privada están los retoños de un Capitalismo humanizado.
Yo creo que alentar el desarrollo de este sector es la mejor forma de combatir a los monopolios, haciendo nacer una industria competitiva que las sustituya, como nació una vez en nuestro país la industria nacional en sustitución de importaciones.
Este desprecio del populismo por el llamado por Marx "pequeño burgués", este desprecio por la aspiración a la movilidad de clase, es explicación de por qué existe un sector que debería apoyar al populismo pero vota en contra.
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