Viene del post anterior.
2ªParte) El elefante se ocupa del mosquito
Algo similar a lo que nos pasó en esa Asamblea, ocurre ahora con la nota de Reymundo Roberts desde La Nación. Un diario tan importante, mucho más que Clarín, porque viene de mucho más atrás. A través de un miembro de su directorio como es Roberts, nos pregunta ¿quién nos paga? y dice con sorna que quisiera ser bloguero K.
Me parece un panorama peligroso. Peligroso para nosotros, los blogueros. Porque ellos tienen muchos medios, mucho dinero, mucho poder, y nosotros nada. Nosotros andamos por ahí con la piel descubierta y sin amparo de ninguna naturaleza. Ni abogado, ni mutual, ni protección de ninguna especie.
Es peligroso porque da por sentado una mentira que no intentará siquiera confrontar. Está afirmando cómo son las cosas. Está afirmando cómo considera las cosas. Sin dejar lugar a dudas.
Está afirmando, y a la vez malinformando, que existe un "nosotros", entre los blogueros algo colegiado, algo articulado, algo organizado. Por eso dice que "nos" pagan. Y me preocupa la respuesta de los blogueros que van a comer del anzuelo del pescador.
El periodista supone que a los blogueros que llama "K", o sea los que defendemos al gobierno, nos pagan. Yo puedo decir que a mí no me pagan. Como no hemos formado ningún colectivo, supongo que a los otros tampoco. Y la verdad tal vez a alguien en particular le paguen, o le hagan favores, yo no lo puedo saber, nadie lo puede saber más que ellos. A mí por lo menos, no.
Ahora, no sé por qué debería estar dando explicaciones sobre este asunto. Porque no se entiende qué quiere decir con que nos pagan. ¿Quiere decir que nadie puede apoyar al gobierno sinceramente si no está pagado? Eso es problema del que lo piensa, y es un problema en serio, que lo hace equivocarse en valorar la naturaleza de aquello que está enfrentando. Pero supongo que es una estrategia bien pensada la de desvalorizar los apoyos al gobierno, sin ningún ánimo de revalorizarlos. ¿Para qué discutir?
Yo no voy a discutir con Reymundo Roberts, sólo decir que tomo sus palabras como una amenaza a mi libertad de expresión. Porque a RR le pagan para decir lo que dice y me acusa a mí de que a mí me pagan después de que es él el que cobra. ¿Cómo alguien acusa a otro de lo que él mismo hace?
Reymundo Roberts está midiéndose con nosotros, haciendo gala de las plumas de pavo real. Quiero decir eso sí, que entendí la amenaza, tiene el mismo tono que los que echan de las plazas a los que vienen a discutir. Los echan con el mismo argumento: te pagan. Reymundo Roberts y aquél mafioso del PO que me echó de la plaza, son iguales.
Nos está echando de la plaza de la discusión. Nos quiere empujar con su sonrisa. Y lo hace desde el diario más antiguo de la Argentina en supervivencia. Lo hace amparado en ese diario, en ese status de superioridad social que le otorga escribir en La Nación. Lo hace alardeando poder. Por eso es peligroso. Porque nosotros no tenemos ningún poder, ni poder que nos ampare.
Se ve como un despropósito la dedicación insólita a unos pocos ciudadanos que ponen en circulación su pensamiento desde los blogs. Nada puede molestarle al ancestral diario nuestra existencia. Para nosotros podría hasta significar un motivo de sobrevaloración en nuestro trabajo en los blogs. Pero no debe nublarnos el entendimiento que desde La Nación se estén ocupando de nosotros. Nos están amenazando desde el poder económico. Porque teniendo el poder que tienen, dedicarse a personas indefensas en sorna, que escriben en sus blogs, es de temer.
Reymundo Roberts y La Nación son de temer. Nosotros no. Nosotros no podemos hacer temer a nadie. Hay que ser muy cobarde para ser un elefante y reirse del mosquito.
2ªParte) El elefante se ocupa del mosquito
Algo similar a lo que nos pasó en esa Asamblea, ocurre ahora con la nota de Reymundo Roberts desde La Nación. Un diario tan importante, mucho más que Clarín, porque viene de mucho más atrás. A través de un miembro de su directorio como es Roberts, nos pregunta ¿quién nos paga? y dice con sorna que quisiera ser bloguero K.
Me parece un panorama peligroso. Peligroso para nosotros, los blogueros. Porque ellos tienen muchos medios, mucho dinero, mucho poder, y nosotros nada. Nosotros andamos por ahí con la piel descubierta y sin amparo de ninguna naturaleza. Ni abogado, ni mutual, ni protección de ninguna especie.
Es peligroso porque da por sentado una mentira que no intentará siquiera confrontar. Está afirmando cómo son las cosas. Está afirmando cómo considera las cosas. Sin dejar lugar a dudas.
Está afirmando, y a la vez malinformando, que existe un "nosotros", entre los blogueros algo colegiado, algo articulado, algo organizado. Por eso dice que "nos" pagan. Y me preocupa la respuesta de los blogueros que van a comer del anzuelo del pescador.
El periodista supone que a los blogueros que llama "K", o sea los que defendemos al gobierno, nos pagan. Yo puedo decir que a mí no me pagan. Como no hemos formado ningún colectivo, supongo que a los otros tampoco. Y la verdad tal vez a alguien en particular le paguen, o le hagan favores, yo no lo puedo saber, nadie lo puede saber más que ellos. A mí por lo menos, no.
Ahora, no sé por qué debería estar dando explicaciones sobre este asunto. Porque no se entiende qué quiere decir con que nos pagan. ¿Quiere decir que nadie puede apoyar al gobierno sinceramente si no está pagado? Eso es problema del que lo piensa, y es un problema en serio, que lo hace equivocarse en valorar la naturaleza de aquello que está enfrentando. Pero supongo que es una estrategia bien pensada la de desvalorizar los apoyos al gobierno, sin ningún ánimo de revalorizarlos. ¿Para qué discutir?
Yo no voy a discutir con Reymundo Roberts, sólo decir que tomo sus palabras como una amenaza a mi libertad de expresión. Porque a RR le pagan para decir lo que dice y me acusa a mí de que a mí me pagan después de que es él el que cobra. ¿Cómo alguien acusa a otro de lo que él mismo hace?
Reymundo Roberts está midiéndose con nosotros, haciendo gala de las plumas de pavo real. Quiero decir eso sí, que entendí la amenaza, tiene el mismo tono que los que echan de las plazas a los que vienen a discutir. Los echan con el mismo argumento: te pagan. Reymundo Roberts y aquél mafioso del PO que me echó de la plaza, son iguales.
Nos está echando de la plaza de la discusión. Nos quiere empujar con su sonrisa. Y lo hace desde el diario más antiguo de la Argentina en supervivencia. Lo hace amparado en ese diario, en ese status de superioridad social que le otorga escribir en La Nación. Lo hace alardeando poder. Por eso es peligroso. Porque nosotros no tenemos ningún poder, ni poder que nos ampare.
Se ve como un despropósito la dedicación insólita a unos pocos ciudadanos que ponen en circulación su pensamiento desde los blogs. Nada puede molestarle al ancestral diario nuestra existencia. Para nosotros podría hasta significar un motivo de sobrevaloración en nuestro trabajo en los blogs. Pero no debe nublarnos el entendimiento que desde La Nación se estén ocupando de nosotros. Nos están amenazando desde el poder económico. Porque teniendo el poder que tienen, dedicarse a personas indefensas en sorna, que escriben en sus blogs, es de temer.
Reymundo Roberts y La Nación son de temer. Nosotros no. Nosotros no podemos hacer temer a nadie. Hay que ser muy cobarde para ser un elefante y reirse del mosquito.