A Niño Abad, en contestación al comentario Nº 5 del post anterior:
Estamos hablando de la ley de Medios, de que una empresa de Medios no concentre tanto espacio, que no pueda tener tantas patas en el espectro mediático, porque simplemente condiciona a las demás. Las condiciona, porque por ejemplo, teniendo la empresa de Cable de televisión, de Cable de Internet, la empresa de Fútbol, el diario de mayor circulación, radios, y diarios por todo el país, eso está haciendo que todas las demás dependan de su arbitrio, y de ese modo IMPONE su criterio en todo, y ninguna otra empresa ni sus periodistas pueden contradecirla, y pueden eludir el apoyarla en todo lo que se le ocurra. Ese fenómeno es peligroso en cualquier tipo de empresa, (como ocurre con Microsoft en el mercado de softwear, por ejemplo) pero mucho más cuando se trata de Medios informativos, y mucho más peligroso es cuando esos medios informativos tienen intereses además en otros sectores de la producción, como el campo por ejemplo.
¿Cómo puede una empresa tan parcializada en sus intereses y tan importantes, ejercer como Medio informativo neutral? Es imposible. Cuando alguien es parte no puede ser imparcial. Es cierto que la imparcialidad no existe, pero no es eso lo que asumen las empresas mediáticas de todo el mundo que acaparan el mercado, ellas continúan diciendo que son imparciales. Y la gente les cree. Eso es perverso.
Claro que nadie puede quitarle a alguien parcial el derecho a tener un Medio, pero lo que no se le puede permitir entonces, es crecer y dominar el mercado, imponiendo su opinión parcial.
Podríamos decir que todas las opiniones son parciales, con lo que acuerdo mejor, entonces, por eso mismo, todas las parcialidades deben aparecer en el espectro mediático, de tal manera que el espectador se informe desde todos los ángulos o puntos de vista, para formar una opinión sustentable, en lugar de ser un mero repetidor de las consignas largadas por una sola de las parcialidades. Porque lo peor de todo, es que puede llegar a ser engañado y llegar a pensar contra sus propios intereses, cosa que es dramática y obscena.
El dominio de la opinión pública es un arma peligrosa cuando es conseguido gracias al exceso de poder económico.
Sucede efectivamente como con la soja. La opinión de un multimedio gigantesco se convierte en un monocultivo y fagocita los pequeños productores de Medios, volviéndolos apéndices de la empresa sojera de gran concentración económica.
Los pequeños productores no están siendo destruídos, simplemente no existen más, fueron echados de sus campos con fair play, con buenos dividendos en alquileres. Por eso esos ex-pequeños productores se aliaron con los grandes, igual que pasa con las empresas de Medios de menor poder que Clarín, salen en su defensa pase lo que pase. El fenómeno es de origen económico. Es muy difícil luchar contra la concentración desde el Estado. Los poderosos se levantan y tiran abajo el país si se les toca su renta, pueden hacerlo porque tienen poder.
Los pequeños productores no existen más, pero fueron rescatados como personajes útiles, como si se convocara a Martín Fierro o a Don Segundo Sombra, son personajes sepultados que fueron sacados de la sepultura como mitos útiles, sirvieron para que la población inocente se sintiera emocionada y sensible, y se tornara idiota útil a los sectores de concentración del campo. Los ex-pequeños productores que hoy alquilan sus campos, son la bola de billar que usan los grandes productores. Ellos les pegan a las bolas de billar, diciéndoles que les tienen que bajar la renta porque aumentaron las retenciones, entonces los ex-pequeños productores salen lanzados como bola de billar contra el Gobierno. Se suben a sus cuatro por cuatro y van a la ruta, con una boina y botas de cuero carísimas, con sus mujeres rubias de pelo impecable, silueta perfecta y anteojos de sol de Armani. Ese cuento de literatura gauchesca fue guionado por Clarín en la telenovela del Campo.
Lo mismo pasa con los Medios. Todos los Medios por debajo de Clarín se alían con Clarín y salen a gritar contra el Gobierno repitiendo su estilo, sus tics, sus apodos, su intolerancia, su falta de respeto a la figura institucional. Y salen a gritar contra la pobreza como si la pobreza nunca hubiera existido en la última mitad de siglo. Y salen a gritar contra la inseguridad, como si no hubiera habido en épocas no tan lejanas, la mayor inseguridad de todas las épocas, cuando Clarín no se horrorizaba para nada de lo que pasaba, como por ejemplo, una época en la que "desaparecían" personas todo el tiempo, una época en la que esas personas eran torturadas por miles, y luego arrojadas de aviones, vivas todavía. Claro, en esa época no estaba TN, vos te imaginás a TN diciendo todo el día: desapareció un joven que fue secuestrado, y hablando con los padres que lloraban y decían que con este Gobierno no se puede más. Y luego la gente del barrio que se volvía loca pensando que le podía pasar a cualquiera. Pero no, en esa época Clarín no tenía TN, qué lástima ¿no?
Otra cosa Niño Abad, he observado que escribiste la primera vez "presidenta" y luego "la presidentE". ¿Qué te pasa? ¿No te ponés de acuerdo? No hay que tener medias tintas en esta vida. Cuando a uno se le escapa "la presidenta" con A, no está bien luego corregirse y decir "la presidente". ¿Será que te has forzado como todos los que odian a Cristina a decir la Presidente y se te escapa la verdad por los poros porque esa es la palabra con la que llamamos a cualquier presidenta de cualquier institución del mundo, desde Lita de Lázzari que es la Presidenta de la Liga de Amas de Casa, hasta la Presidenta de Chile?
Cristina decidió asumir el término como se usa realmente en la calle para llamar a ciertas funciones cuando son ejercidos por mujeres, como sirvientA, o clientA, o también PresidentA del Club de Amas de Casa. Porque nadie dice que tiene "sirvientE" cuando es una mujer, a no ser que tenga un empleado varón, todos dicen tengo sirvientA si es mujer, ¿o no? ¿vos tuviste alguna vez una empleada doméstica mujer y la llamaste la sirviente?
No es de caballero negarse a conceder un deseo a una dama, sobre todo si es la titular del Poder Ejecutivo de la Nación, es como una irreverencia, es como una necedad, es como una rebeldía en pos del sacrosantismo ortográfico exageradamente fundamentalista. El mayor perseguidor de la ortografía castellana fue Sarmiento, quería destruirla, lástima que no lo logró. Seríamos todos más felices.
A Bachelet en la CNN le dicen la PresidentA de Chile. Cuando una mujer preside algo, en todos lados se le dice PresidentA, es vox poppuli.
Claro, muchas palabras se respetan en su ortografía en idioma popular, como cantante, votante, suplente, pero PresidentA se dice en todos lados, como Sirvienta y Clienta, ¿qué se le va a hacer? Son esas pequeñas concesiones graciosas que nos permite la lengua castellana, nada comunes.
Ahora, los obsesionados por no llamar a Cristina, como ella quiere: PresidentA, se han obsesionado mostrando la hilacha, no de cultos seguidores de la ortografía castellana, sino de desafiantes irreverentes que encuentran en esa letra el modo de afianzarse en su intolerancia y desprecio por una mujer que nos representa en el máximo cargo, porque la eligieron los ciudadanos en un acto público democrático, y merece el mayor de los respetos.
En este blog a Cristina, a nuestra querida y enormemente fuerte y valiente Cristina, se la llama PRESIDENTA CON "A".
De la Real Academia Española:
presidente. ‘Persona que preside algo’ y, en una república, ‘jefe del Estado’. Por su terminación, puede funcionar como común en cuanto al género (el/la presidente; → género2, 1a y 3c): «La designación de la presidente interina logró aplacar la tensión» (Clarín [Arg.] 10.2.97); pero el uso mayoritario ha consolidado el femenino específico presidenta: «Tatiana, la presidenta del Comité, no le dejaba el menor espacio» (ÁlvzGil Naufragios [Cuba 2002]). Sobre su escritura con mayúscula o minúscula inicial, → mayúsculas, 4.31 y 6.9.
Este texto ha sido copiado de la consulta hecha a la página de Real Academia Española cuya dirección es: http://buscon.rae.es/dpdI/ Acá se puede hacer una consulta sobre cualquier palabra. Escribí la palabra Presidente.
Estamos hablando de la ley de Medios, de que una empresa de Medios no concentre tanto espacio, que no pueda tener tantas patas en el espectro mediático, porque simplemente condiciona a las demás. Las condiciona, porque por ejemplo, teniendo la empresa de Cable de televisión, de Cable de Internet, la empresa de Fútbol, el diario de mayor circulación, radios, y diarios por todo el país, eso está haciendo que todas las demás dependan de su arbitrio, y de ese modo IMPONE su criterio en todo, y ninguna otra empresa ni sus periodistas pueden contradecirla, y pueden eludir el apoyarla en todo lo que se le ocurra. Ese fenómeno es peligroso en cualquier tipo de empresa, (como ocurre con Microsoft en el mercado de softwear, por ejemplo) pero mucho más cuando se trata de Medios informativos, y mucho más peligroso es cuando esos medios informativos tienen intereses además en otros sectores de la producción, como el campo por ejemplo.
¿Cómo puede una empresa tan parcializada en sus intereses y tan importantes, ejercer como Medio informativo neutral? Es imposible. Cuando alguien es parte no puede ser imparcial. Es cierto que la imparcialidad no existe, pero no es eso lo que asumen las empresas mediáticas de todo el mundo que acaparan el mercado, ellas continúan diciendo que son imparciales. Y la gente les cree. Eso es perverso.
Claro que nadie puede quitarle a alguien parcial el derecho a tener un Medio, pero lo que no se le puede permitir entonces, es crecer y dominar el mercado, imponiendo su opinión parcial.
Podríamos decir que todas las opiniones son parciales, con lo que acuerdo mejor, entonces, por eso mismo, todas las parcialidades deben aparecer en el espectro mediático, de tal manera que el espectador se informe desde todos los ángulos o puntos de vista, para formar una opinión sustentable, en lugar de ser un mero repetidor de las consignas largadas por una sola de las parcialidades. Porque lo peor de todo, es que puede llegar a ser engañado y llegar a pensar contra sus propios intereses, cosa que es dramática y obscena.
El dominio de la opinión pública es un arma peligrosa cuando es conseguido gracias al exceso de poder económico.
Sucede efectivamente como con la soja. La opinión de un multimedio gigantesco se convierte en un monocultivo y fagocita los pequeños productores de Medios, volviéndolos apéndices de la empresa sojera de gran concentración económica.
Los pequeños productores no están siendo destruídos, simplemente no existen más, fueron echados de sus campos con fair play, con buenos dividendos en alquileres. Por eso esos ex-pequeños productores se aliaron con los grandes, igual que pasa con las empresas de Medios de menor poder que Clarín, salen en su defensa pase lo que pase. El fenómeno es de origen económico. Es muy difícil luchar contra la concentración desde el Estado. Los poderosos se levantan y tiran abajo el país si se les toca su renta, pueden hacerlo porque tienen poder.
Los pequeños productores no existen más, pero fueron rescatados como personajes útiles, como si se convocara a Martín Fierro o a Don Segundo Sombra, son personajes sepultados que fueron sacados de la sepultura como mitos útiles, sirvieron para que la población inocente se sintiera emocionada y sensible, y se tornara idiota útil a los sectores de concentración del campo. Los ex-pequeños productores que hoy alquilan sus campos, son la bola de billar que usan los grandes productores. Ellos les pegan a las bolas de billar, diciéndoles que les tienen que bajar la renta porque aumentaron las retenciones, entonces los ex-pequeños productores salen lanzados como bola de billar contra el Gobierno. Se suben a sus cuatro por cuatro y van a la ruta, con una boina y botas de cuero carísimas, con sus mujeres rubias de pelo impecable, silueta perfecta y anteojos de sol de Armani. Ese cuento de literatura gauchesca fue guionado por Clarín en la telenovela del Campo.
Lo mismo pasa con los Medios. Todos los Medios por debajo de Clarín se alían con Clarín y salen a gritar contra el Gobierno repitiendo su estilo, sus tics, sus apodos, su intolerancia, su falta de respeto a la figura institucional. Y salen a gritar contra la pobreza como si la pobreza nunca hubiera existido en la última mitad de siglo. Y salen a gritar contra la inseguridad, como si no hubiera habido en épocas no tan lejanas, la mayor inseguridad de todas las épocas, cuando Clarín no se horrorizaba para nada de lo que pasaba, como por ejemplo, una época en la que "desaparecían" personas todo el tiempo, una época en la que esas personas eran torturadas por miles, y luego arrojadas de aviones, vivas todavía. Claro, en esa época no estaba TN, vos te imaginás a TN diciendo todo el día: desapareció un joven que fue secuestrado, y hablando con los padres que lloraban y decían que con este Gobierno no se puede más. Y luego la gente del barrio que se volvía loca pensando que le podía pasar a cualquiera. Pero no, en esa época Clarín no tenía TN, qué lástima ¿no?
Otra cosa Niño Abad, he observado que escribiste la primera vez "presidenta" y luego "la presidentE". ¿Qué te pasa? ¿No te ponés de acuerdo? No hay que tener medias tintas en esta vida. Cuando a uno se le escapa "la presidenta" con A, no está bien luego corregirse y decir "la presidente". ¿Será que te has forzado como todos los que odian a Cristina a decir la Presidente y se te escapa la verdad por los poros porque esa es la palabra con la que llamamos a cualquier presidenta de cualquier institución del mundo, desde Lita de Lázzari que es la Presidenta de la Liga de Amas de Casa, hasta la Presidenta de Chile?
Cristina decidió asumir el término como se usa realmente en la calle para llamar a ciertas funciones cuando son ejercidos por mujeres, como sirvientA, o clientA, o también PresidentA del Club de Amas de Casa. Porque nadie dice que tiene "sirvientE" cuando es una mujer, a no ser que tenga un empleado varón, todos dicen tengo sirvientA si es mujer, ¿o no? ¿vos tuviste alguna vez una empleada doméstica mujer y la llamaste la sirviente?
No es de caballero negarse a conceder un deseo a una dama, sobre todo si es la titular del Poder Ejecutivo de la Nación, es como una irreverencia, es como una necedad, es como una rebeldía en pos del sacrosantismo ortográfico exageradamente fundamentalista. El mayor perseguidor de la ortografía castellana fue Sarmiento, quería destruirla, lástima que no lo logró. Seríamos todos más felices.
A Bachelet en la CNN le dicen la PresidentA de Chile. Cuando una mujer preside algo, en todos lados se le dice PresidentA, es vox poppuli.
Claro, muchas palabras se respetan en su ortografía en idioma popular, como cantante, votante, suplente, pero PresidentA se dice en todos lados, como Sirvienta y Clienta, ¿qué se le va a hacer? Son esas pequeñas concesiones graciosas que nos permite la lengua castellana, nada comunes.
Ahora, los obsesionados por no llamar a Cristina, como ella quiere: PresidentA, se han obsesionado mostrando la hilacha, no de cultos seguidores de la ortografía castellana, sino de desafiantes irreverentes que encuentran en esa letra el modo de afianzarse en su intolerancia y desprecio por una mujer que nos representa en el máximo cargo, porque la eligieron los ciudadanos en un acto público democrático, y merece el mayor de los respetos.
En este blog a Cristina, a nuestra querida y enormemente fuerte y valiente Cristina, se la llama PRESIDENTA CON "A".
De la Real Academia Española:
presidente. ‘Persona que preside algo’ y, en una república, ‘jefe del Estado’. Por su terminación, puede funcionar como común en cuanto al género (el/la presidente; → género2, 1a y 3c): «La designación de la presidente interina logró aplacar la tensión» (Clarín [Arg.] 10.2.97); pero el uso mayoritario ha consolidado el femenino específico presidenta: «Tatiana, la presidenta del Comité, no le dejaba el menor espacio» (ÁlvzGil Naufragios [Cuba 2002]). Sobre su escritura con mayúscula o minúscula inicial, → mayúsculas, 4.31 y 6.9.
Este texto ha sido copiado de la consulta hecha a la página de Real Academia Española cuya dirección es: http://buscon.rae.es/dpdI/ Acá se puede hacer una consulta sobre cualquier palabra. Escribí la palabra Presidente.