Hugo Presman, con su prosa impecable hizo este post. Al leerlo recordé el disgusto que me dio haber leído ese despropósito de desearle ¡Feliz Cumpleaños! a un muerto. Néstor Kirchner no puede ser feliz en su cumpleaños, simplemente porque ha muerto. La estupidez de pretender que no ha muerto no puede llegar a semejante absurdo. Decir que Néstor no murió como metáfora de que su proyecto sigue vivo, no es lo mismo que hacer una idolatría barata que desmerece los grandes propósitos tanto como las nobles metáforas. No es lo mismo ser metafórico que ser literal. El literal arruina los propósitos. Arruinan los buenos propósitos de las religiones los creyentes fundamentalistas: no entienden la metáfora, son literales. Desearle "feliz" cumpleaños a un muerto es una ironía deplorable y tristísima.
¿Pero de dónde salió esto de festejar el cumpleaños de un muerto? Salío de tocar de oído en la interpretación de una tradición norteamericana. En ese país no se celebran los próceres en el día de su muerte sino en el día de su nacimiento. Pero eso NO ES CELEBRAR el CUMPLEAÑOS. Eso es CELEBRAR el NACIMIENTO.
Todo lo que se hace en los EEUU, a ciertas personas les parece de valor universal. El día de los enamorados, la fiesta esa de las brujas, de las calabazas, Hallowyn, tradiciones que nos son ajenas absolutamente, se cuelan en nuestra cultura por medio de los comerciantes, pero se prenden en algunas personas que toman la fiesta como si fuera propia, sólo por haberla visto en cine y televisión, y por tener una admiración irracional a los EEUU. Lo triste es no tener el límite de lo que es propio y de lo que es ajeno cuando se está frente al colonizador de la cultura. Sin embargo, qué claro se dibuja el límite cuando se mira al inmigrante como un invasor, y se mira la cultura del inmigrante como una bacteria que produce una enfermedad infecciosa.
Me tocó estar en los EEUU el día en que se celebraba el nacimiento de Washington. Por supuesto que celebar el nacimiento de un prócer es más alegre y positivo que celebar al prócer en la fecha de su muerte. Sinceramente me gustó la idea. Y como es buena, la copiaría. Pero no por mera genuflexión sin intermediación de la voluntad racional. Todo lo que es bueno hay que copiarlo, venga de quién venga, pero copiar tocando de oído es mostrar la hilacha del copión descerebrado.
Tengo un ejemplo bastante notable para compartir con ustedes acerca de este fenómeno de copiones que tocan de oído.
Resulta que mi hijo está a punto de casarse y vinieron las despedidas de solteros. En la comunidad judía, comenzó a usarse un festejo novedoso que las empresas que lo organizan lo ofrecen como una tradición judía antigua a la que me invitaron: el té de lluvias. Sí, así como lo leyeron, me invitaron a un "Té de lluvias".
¿Y eso qué es? pregunté asombrada. Me explicaron que es un festejo a la hora del té, las cinco de la tarde. Es una despedida de soltera a la novia hecha por las madres del novio y de la novia y sus amigas todas mujeres, pero, digamos, "viejas". Y que de regalo hay que llevarle a la novia "cacharritos" de la casa, de esos sin importancia. Yo nunca había escuchado nada parecido en todos mis años. Lo del té estaba entendido, pero ¿por qué de lluvias?
Me metí en Internet y encontré efectivamente el mentado festejo "Té de lluvias", así escrito. Leí un poco y la confusión era notable. Busqué entonces en inglés y encontré que esa festividad se estila en EEUU, pero no sólo en la comunidad judía, y que allí se llama "Tea shower". El Tea Shower es un festejo que viene de los tiempos antiguos en los que se debía pagar una dote al novio, pero cuando una familia no tenía dinero para la dote se juntaban las viejas y le llevaban cacharros usados de la casa para que la novia tuviera utensilios de cocina con los que empezar la vida. Eso parece cierto y es muy lindo festejo. Pero ¿por qué de lluvias?
Es la traducción de algún arrojado empresario apurado por meter en la comunidad judía Argentina una tradición de los EEUU. El hombre (o la mujer) habrá usado el Google Traductor y Shower se tradujo en lluvia. Shower en este caso es presentación, presentación del bebé (Baby Shower), presentación de la novia (Tea Shower). Pero acá prendió enseguida, aún con ese nombre incoherente y sin intermediación de la razón, basta de ser presentada como una tradición. Me dí el gusto de corregir el error en medio del festejo y decirles a todas las invitadas que se encargaran de difundir el error. Y me dí el gusto de repetir una frase que por casualidad había escuchado el día anterior en una charla de Dany Goldman, "el rabino bueno": la tradición debe interpelar al hombre, si no, no tiene sentido.