Cada uno de los párrafos siguientes tiene como máximo 140 caracteres, porque es el límite de Twitter, donde publico reflexiones todos los días. Si querés leerlas, sólo tenés que registrarte en Twitter https://twitter.com/ , buscar mi dirección @EvaRow y hacerte seguidor clickeando donde dice "Seguir". Cada vez que entres a la página de Inicio podrás leer mis "tuits". Aquí los de hoy, sobre "Las oposiciones":
Cuando hablamos de "la oposición" hacemos una operación de síntesis falsaria, porque no existe una entidad tal, aglomerada, sino atomizada.
Lo correcto debería ser "las oposiciones" en lugar de "la oposición". No pueden juntarse porque no concuerdan, se oponen también entre sí
Cada una de las oposiciones -opuestas al gobierno y entre sí- pertencen a una minoría de poca significancia en general, salvo la de Binner.
Binner fue una especie de "salvoconducto" electoral para los votantes que confluyeron en esa fuerza del interior sin trascendencia nacional.
La débil figura de Binner semeja la performance de De La Rúa, pero a sus ocasionales votantes de la última elección no les importó eso.
Nuestra Democracia padece de "emergencia opositora" con una oposición de síntesis imaginaria, diezmada, que evidencia la rémora del 2001
De la derecha más ortodoxa a la izquierda más ecologista, en lo único que coinciden las oposiciones es en el no al gobierno.
El espectro de oposiciones aparece como un objeto roto en pedazos, con las cicatrices del "que se vayan todos" marcadas en las caras.
En todo el mundo -un fenómeno global- los medios principales son neoliberales y fogonean a las oposiciones o alientan gobiernos afines.
Extraños personajes como De La Rúa y Binner se cuelan en los intersticios de la historia y ocupan un lugar donde hay un vacío irreparable.
De La Rúa y Binner son dos parches de la historia. El primero ya demostró que ponerle un parche a una candidatura vacía es un error trágico.
La segunda fuerza, distante por lejos de la triunfante-que supera la mitad-, es toda ella un partido político parche circunstancial.
Mientras el gobierno recibió del "soberano" la confianza y las herramientas para gobernar, las oposiciones compiten en cuál más depredadora.
En el Congreso observamos dos países, uno aglomerado y el otro espectral, diezmado, irreconciliable consigo mismo, en síntesis: inviable.
Las oposiciones al gobierno no representan a nadie. Ese 46% de la población que no votó al gobierno no está representado por nadie.
El resultado de las elecciones es perturbador. Hubo un ganador estentóreo, pero los otros competidores llegaron todos últimos.
La consciencia que tiene cada oposición de su propia impotencia los induce a ser más irresponsables, dado que sus actos son irrelevantes.
Esa irresponsabilidad que muestran las oposiciones en sus discursos ligeros e insustanciales, constituye un espectáculo autoflagelante.
Los representates de los partidos opositores viven una crisis terminal que pronto deberá corregirse impulsada por los mismos que los votaron
Si hay algo que no puede soportar un votante es el espectáculo impúdico del impotente que no intenta ya siquiera adornar su fracaso
La inexistencia de una oposición deliberativa y sustantiva es la consecuencia de la caída de la Argentina a fin de los noventa.
La concentración de poder en una fuerza potente capaz de hacer funcionar al país, también es típica de una situación de derrumbe nacional.
Nuestra patria una vez que se liberó de España comenzó una lucha intestina que disgregó la idea de un país unificado. Por eso buscó a Rosas.
Rosas puso fin a la pelea desangrante y un impasse en el tiempo necesario para reconstituir lo que entonces fue la idea de una república.
La misma impotencia que llamó a Rosas de cuclillas y le dio potestad de Dictador adquirió poder para destituirlo sin reconocer sus servicios
En esta etapa de destrucción de la Argentina, no se sucumbió ante una dictadura y hasta se pudo contener al opresor financiero externo.
Pero lo que no se pudo recomponer todavía es el sistema articulado de partidos masivos que garantice la funcionalidad de la Democracia plena
Estamos comiendo en una mesa con una pata sana y tres patas rotas. Esa es nuestra Democracia hoy. Toda la carga se pone en un vértice.
Tres patas rotas de una mesa amenazan con derribarla, mientras la pata sana carga con todo el peso, esperando la reparación del resto.
Habrá una oposición digna. Pronto. Así no pueden continuar las cosas mucho tiempo. Los votantes no votan ni perdedores ni impotentes impunes
Todavía las oposiciones no han asumido su colapso y ruegan al Infierno que el diablo les haga la devolución prometida al venderles sus almas
Si recibís este post por mail y querés comentar, no respondas a este correo. Escribí a evarow@gmail.com
Cuando hablamos de "la oposición" hacemos una operación de síntesis falsaria, porque no existe una entidad tal, aglomerada, sino atomizada.
Lo correcto debería ser "las oposiciones" en lugar de "la oposición". No pueden juntarse porque no concuerdan, se oponen también entre sí
Cada una de las oposiciones -opuestas al gobierno y entre sí- pertencen a una minoría de poca significancia en general, salvo la de Binner.
Binner fue una especie de "salvoconducto" electoral para los votantes que confluyeron en esa fuerza del interior sin trascendencia nacional.
La débil figura de Binner semeja la performance de De La Rúa, pero a sus ocasionales votantes de la última elección no les importó eso.
Nuestra Democracia padece de "emergencia opositora" con una oposición de síntesis imaginaria, diezmada, que evidencia la rémora del 2001
De la derecha más ortodoxa a la izquierda más ecologista, en lo único que coinciden las oposiciones es en el no al gobierno.
El espectro de oposiciones aparece como un objeto roto en pedazos, con las cicatrices del "que se vayan todos" marcadas en las caras.
En todo el mundo -un fenómeno global- los medios principales son neoliberales y fogonean a las oposiciones o alientan gobiernos afines.
Extraños personajes como De La Rúa y Binner se cuelan en los intersticios de la historia y ocupan un lugar donde hay un vacío irreparable.
De La Rúa y Binner son dos parches de la historia. El primero ya demostró que ponerle un parche a una candidatura vacía es un error trágico.
La segunda fuerza, distante por lejos de la triunfante-que supera la mitad-, es toda ella un partido político parche circunstancial.
Mientras el gobierno recibió del "soberano" la confianza y las herramientas para gobernar, las oposiciones compiten en cuál más depredadora.
En el Congreso observamos dos países, uno aglomerado y el otro espectral, diezmado, irreconciliable consigo mismo, en síntesis: inviable.
Las oposiciones al gobierno no representan a nadie. Ese 46% de la población que no votó al gobierno no está representado por nadie.
El resultado de las elecciones es perturbador. Hubo un ganador estentóreo, pero los otros competidores llegaron todos últimos.
La consciencia que tiene cada oposición de su propia impotencia los induce a ser más irresponsables, dado que sus actos son irrelevantes.
Esa irresponsabilidad que muestran las oposiciones en sus discursos ligeros e insustanciales, constituye un espectáculo autoflagelante.
Los representates de los partidos opositores viven una crisis terminal que pronto deberá corregirse impulsada por los mismos que los votaron
Si hay algo que no puede soportar un votante es el espectáculo impúdico del impotente que no intenta ya siquiera adornar su fracaso
La inexistencia de una oposición deliberativa y sustantiva es la consecuencia de la caída de la Argentina a fin de los noventa.
La concentración de poder en una fuerza potente capaz de hacer funcionar al país, también es típica de una situación de derrumbe nacional.
Nuestra patria una vez que se liberó de España comenzó una lucha intestina que disgregó la idea de un país unificado. Por eso buscó a Rosas.
Rosas puso fin a la pelea desangrante y un impasse en el tiempo necesario para reconstituir lo que entonces fue la idea de una república.
La misma impotencia que llamó a Rosas de cuclillas y le dio potestad de Dictador adquirió poder para destituirlo sin reconocer sus servicios
En esta etapa de destrucción de la Argentina, no se sucumbió ante una dictadura y hasta se pudo contener al opresor financiero externo.
Pero lo que no se pudo recomponer todavía es el sistema articulado de partidos masivos que garantice la funcionalidad de la Democracia plena
Estamos comiendo en una mesa con una pata sana y tres patas rotas. Esa es nuestra Democracia hoy. Toda la carga se pone en un vértice.
Tres patas rotas de una mesa amenazan con derribarla, mientras la pata sana carga con todo el peso, esperando la reparación del resto.
Habrá una oposición digna. Pronto. Así no pueden continuar las cosas mucho tiempo. Los votantes no votan ni perdedores ni impotentes impunes
Todavía las oposiciones no han asumido su colapso y ruegan al Infierno que el diablo les haga la devolución prometida al venderles sus almas
Si recibís este post por mail y querés comentar, no respondas a este correo. Escribí a evarow@gmail.com