Teatro de los Festivales de Bayreuth construído por Wagner.
Sobre el antisemitismo de Wagner, hay que decir que no hay mentira en ello. El antisemitismo científico, el que predica la superioridad de la raza aria y repudia la "raza" judía, no fue un invento de Hitler ni de los nazis, sino que nació contemporáneamente a la vida de Wagner. El movimiento antisemita, el Partido Antisemita, se creo y fue ganando adeptos en la segunda mitad del siglo XIX, siglo dividido crucialmente por el año1848, el de las revoluciones que conmovieron íntimamente los países del continente.
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Hace un tiempo me puse a leer la vida de Nietzsche, en una excelente página que recomiendo, y descubrí que sopresivamente, el editor de Nietzsche se negó a publicarle un libro, porque estaba superado por el éxito editorial de las publicaciones antisemitas. Nietzsche mostró gran sorpresa y desprecio por la "novedad" de mercado. El no era antisemita, pero sí lo era Wagner, su amigo, que en 1950 publicó el libro "Los judíos en la música", que al principio se publicó con un seudónimo y más adelante con su nombre.
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Sabemos que la hermana de Nietzsche, muy antisemita ella, utilizó los escritos del filósofo, una vez que estaba enfermo a su cuidado y ya sin dominio de su persona, y luego sobre todo después de que murió, para apoyar al nazismo, al que llegó a conocer en vida. Ella junto a Hitler, hizo recortes de los escritos de su hermano para fabricar un libro que no hubiera sido aprobado por el filósofo, que se llamó "El Triunfo de la voluntad".
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Está probado el antisemitismo de Wagner, quien junto a su esposa Cósima, exigían la conversión de los judíos que quisieran trabajar en cualquier teatro de Europa, ya que sobre todo Cósima, tenía gran influencia en todos ellos. De ahí fue que grandes artistas judíos se convirtieron al cristianismo para poder expresar su arte, entre otros Gustav Mahler y Mendelsohn.En todos los teatros de ópera, el que elige la programación no es el artista que toca sino el director, un cargo que tiene mucho que ver con cuestiones políticas si el teatro es estatal.
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En Israel, a ningún director se le ocurre poner a Wagner en su programación, por un prejuicio que se consagró como un callo en ese país solamente, mucho después del Holocausto, en ese afán que tienen en Israel por buscar íconos de la tragedia europea, como si la realidad no hubiera aportado suficientes razones.Wagner, además de ser un ícono de la música de Alemania y universal, fue sin duda un ícono para el nazismo. Cuando cayó el Tercer Reich, la música de Wagner dejó de tener las connotaciones que le adjudicaron los nazis, y volvió a ser la música que fue siempre.
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Es obvio que los festivales Bayreuth continùan, y lo mejor que pudo suceder para limpiar de impurezas exteriores a esa música, fue designar director a un judío israelí: Daniel Barenboim, algo increíble, que rescata para siempre la música de Wagner y los festivales de Bayreuth, de la utilización que se hizo de ellos en el nazismo.Wagner no solamente fue un ícono para el nazismo y los alemanes que no eran nazis, también es un autor de música y òpera que no se puede soslayar en la historia de la música más selecta. Entonces, està bien terminarla alguna vez con el odio. Sobre todo porque los que vivieron el nazismo en Alemania, son los primeros que superaron esa vinculación auditiva de Wagner con Hitler, y son muy pocos los que sobreviven que puedan hacer esa asociación dolorosa para ellos.
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No sé si alguien recuerda el nombre de Roberto Neuberger, judío salteño, hijo de alemanes, que hoy debe ser un médico importante. En la década del 60 era un chico (adolescente), que estudiaba el secundario en el Colegio Roca, y luego fue compañero de mi hermano en la Facultad de Medicina, y venía seguido a casa a estudiar.
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Roberto fue aquel jovencito que cuando estaba en el secundario, contestó en Odol Pregunta por "Música de Wagner". Sus padres huyeron de Alemania nazi como todos los judíos que pudieron. La mamá, amaba a Wagner, y toda su familia no faltaba ni una sola vez al Colón cada vez que daban Tristán e Isolda o Tanhausser, o cualquiera de las obras del Anillo del Nibelungo, (entre las que soy personalmente fanática del Oro del Rhin).
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Roberto llegó a contestar por la suma anterior al millón de pesos, pero le suspendieron la posiblidad de ganar el millón, con la excusa de que ese tema no despertaba el interés de la audiencia. Todos pensamos que ahì anduvo la mano negra de los lobbies, que avanza sobre las conciencias de los demás, imponiendo sus designios por la fuerza del poder.
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En julio del 2001, Daniel Barenboim, junto a la Staatskapelle de Berlín, dio un concierto en Jerusalén. Al finalizar cualquier concierto, los artistas más aplaudidos suelen tocar lo que se llama el "bis". Es una cosa fuera de programa, a voluntad del artista.
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Del público le pidieron que tocara algo de Wagner, Barenboim dijo bueno, por qué no, y anunció lo que iba a tocar: el preludio de Tristán e Isolda. Cuando lo anunció, un grupo se puso a chistar y a gritar, fue entonces cuando Daniel dijo que el que no quisiera quedarse podía retirarse de la sala. Pasó que cuando dijo eso, solamente 4 personas en todo el teatro se retiraron. Mientras esas pocas personas se retiraban, viendo lo pocas que eran, el público los aplaudió porque se iban.
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Es decir: la gente está estufada de que los obliguen, de que los condicione la opinión de dos o tres, que lo único que buscan es hacer sentir su poder, su presencia rectora sobre la libertad de conciencia de los demás.La obra de arte es independiente del autor, deja de pertenecerle cuando se hace pública, es el fruto de una enorme cadena de otros hombre anteriores que fueron construyendo las bases del arte que el autor practica.
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Lo saben por experiencia todos los que aman el arte. La escritura de Borges es seguramente reverenciada por peronistas que saben literatura, a pesar de que fue un gorila absoluto. Los peronistas que no saben literatura, pueden darse el lujo de repudiarlo como escritor.Guste o no guste, Wagner pertenece al patrimonio cultural humano, es insoslayable y muy importante. Impedir que se lo difunda es un acto de estupidez que sólo puede provenir de la falta de conocimiento sobre música, y el deseo de oprimir la consciencia ajena.
El 7 de julio de 2001, en el diario Página 12, el escritor Osvaldo Bayer tomó postura sobre esta polémica. El artículo de Bayer es duro e inflexible, pues argumenta que “no puede haber perdón” y que “Wagner fue el profeta que le entregó la ideología a Hitler”. Creemos que Bayer está equivocado.