Vos que te reís del "minero infiel", decime, de qué te reís. No te reís de un minero porque es infiel, te reís de un infiel porque es minero.
No te reirías de un infiel que es ejecutivo de una empresa. No tiene nada de gracia. Al ejecutivo le concedés el derecho de ser infiel. En esos casos te burlás de la mujer. Decís que la cambió por dos de veinte. Pero de él no te reís, porque es un macho de verdad, porque tiene plata.
Pero del pobre minero encerrado en una tumba del capitalismo más explotador sí te reís. Porque el tipo no puede ser un macho con varias hembras, no le da el cuero, es un infrahumano, no puede actuar como si fuera un ejecutivo, de qué se las da.
En el medio de esa película digna de Fellini, ves cómo un presidente trata de sacarle rédito propagandístico a la desgraciada vida de los mineros sepultados, y convertir la historia en una victoria publicitaria de su gestión.
Ves que todo es una puesta en escena para el público del mundo entero. Ves que han elegido a alguien de la familia de cada uno para recibir al rescatado y completar el show de lágrimas que va a dejar muchos dólares a los que ya están filmando según un guión.
Te enterás que dos mujeres pelean por recibir al minero. Y esa situación, tanto a vos como a todo el periodismo que transmite el evento, les resulta de una comicidad arrolladora. He ahí un conflicto de gallinas de gallinero. Pronto se picotearán los ojos para que vos y el mundo entero se diviertan.
Comienza la inquisición periodística irreverente, que busca revolver el conflicto para hacer un circo con esas dos pobres mujeres que no tendrán un Salomón interesado en la justicia que dirima cuál de las dos será la que espere al minero. Si llega vivo es tuyo, si llega muerto es mío. Propone sabiamente la legítima, con crudeza verbal digna de haber sido redactada por Sófocles.
Bazán, el corresponsal de TN que pone su característico verbo melancólico en todo evento donde lo envían, ya sea a cubrir los piquetes del campo como a los mineros sepultados, usa su micrófono para humillar y condenar a la mujer a la que llama "amante" que quiere recibir vivo al minero porque lo ama, y apoya con su moralina estúpida a la esposa "legítima", que espera como un buitre recibirlo muerto para hacerse de unos pesos.
¿De qué te burlás vos? ¿Me querés decir?