Terminando el siglo diecinueve, en Chicago, comienza una huelga general el 1º de mayo por la jornada de 8 horas. Los obreros trabajan 10, 12, 14, 16 horas. Quieren poder dormir 8 horas, y 8 horas más quieren para vivir, estar con la familia, hacer otra cosa en la vida además de trabajar.
La huelga comienza y 5 mil fábricas y talleres paran. Todos los obreros salen a la calle a apoyar la huelga. Hay efervescencia, rebelión, debate, concientización, reivindicación. Se convoca a distintas esquinas para escuchar a distintos oradores con volantes impresos que se reparten.
El 4 de mayo oficialmente se inventa el ardid de tirarle una bomba a la policía. Si hubiera sido un anarquista lo agarraban enseguida. No agarraron a nadie. Fue un pretexto para disparar a la población, detener a ocho y terminar con la huelga.
Los juzgaron en un juicio, que 100 años después, la Justicia (¡!) de los EEUU reconoció que fue fraudulento y pidió perdón. A cinco mandaron a la horca. Uno se suicidó antes, el resto, a cadena perpetua.
Los mártires de Chicago quedaron en la historia del movimiento obrero, en la recordación de la fecha trágica que se comenzó a hacer desde el año siguiente al que los mataron, cada 1º de mayo.
Acá con el peronismo, a la triste conmemoración la transformaron en Fiesta del Trabajo, o el Día del Trabajo, sin recordar a los Mártires de Chicago. En el peronismo los obreros estaban contentos, la legislación los favorecía como nunca. Los ahorcados eran anarquistas, llenos de esperanza en un mundo mejor.
¿Por qué no recordarlos? ¿Acaso tiene algún sentido no recordar el motivo por el cual se celebra el 1º de mayo?
¿Qué decís vos?
La huelga comienza y 5 mil fábricas y talleres paran. Todos los obreros salen a la calle a apoyar la huelga. Hay efervescencia, rebelión, debate, concientización, reivindicación. Se convoca a distintas esquinas para escuchar a distintos oradores con volantes impresos que se reparten.
El 4 de mayo oficialmente se inventa el ardid de tirarle una bomba a la policía. Si hubiera sido un anarquista lo agarraban enseguida. No agarraron a nadie. Fue un pretexto para disparar a la población, detener a ocho y terminar con la huelga.
Los juzgaron en un juicio, que 100 años después, la Justicia (¡!) de los EEUU reconoció que fue fraudulento y pidió perdón. A cinco mandaron a la horca. Uno se suicidó antes, el resto, a cadena perpetua.
Los mártires de Chicago quedaron en la historia del movimiento obrero, en la recordación de la fecha trágica que se comenzó a hacer desde el año siguiente al que los mataron, cada 1º de mayo.
Acá con el peronismo, a la triste conmemoración la transformaron en Fiesta del Trabajo, o el Día del Trabajo, sin recordar a los Mártires de Chicago. En el peronismo los obreros estaban contentos, la legislación los favorecía como nunca. Los ahorcados eran anarquistas, llenos de esperanza en un mundo mejor.
¿Por qué no recordarlos? ¿Acaso tiene algún sentido no recordar el motivo por el cual se celebra el 1º de mayo?
¿Qué decís vos?