Lo que especifica a la propiedad no es el derecho al uso de la cosa, sino el derecho al abuso. En la convivencia aparece la necesidad de limitar ciertos derechos al abuso, en cuanto generan perjuicio a otro. Este plus sobre el uso que llamamos abuso aparece también como plus en el cálculo del trabajo remunerado. El abuso sobre el trabajador es lo que Marx llamó la Plusvalía. Es el cálculo de lo que implica la explotación en dinero salarial no pagado. Y yo quiero agregar -ojalá estuviera Marx vivo para proponérselo- que no solo se adeuda por trabajo cumplido, sino por un plus que es trabajo esmerado sin el cual es imposible cumplir un trabajo como se espera. Porque el trabajo no puede ser hecho en forma mecánica sin que participe el alma del trabajador, su conciencia, su ciencia, su paciencia, su amor por el trabajo, ese amor que le queda aún después de haberle sido arrebatado por el patrón que lo aliena del producto, que lo quiere hacer sentir un rulemán de una máquina, una pieza de fundición. El obrero no puede dejar de involucrarse en el producto de su trabajo, aunque se le robe la paga que le corresponde. En una sociedad capitalista humanista que controla el mercado, hay que pagarle al obrero, al asalariado por ese plus que pone para lograr que salga a flote lo que está creando.
El cielo por asalto
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Por José Pablo Feinmann
Página 12 - 30 de mayo de 2021
El 18 de marzo se cumplieron 150 años de un hecho memorable: la Comuna de
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