termina diciendo Lucas en su post 6,7,8. Pero sí que le dieron bola. Y despertó una discusión, que resulta muy útil.
Abrevaron de sus aguas congraciándose con Lucas, los contreras que aprovechan todo lo que anda suelto en el mercado que parezca una contra. Abrevaron de su post congraciándose con Lucas, todos los que salen a criticar cuando el gobierno trastabilla y durante los éxitos se los hacen propios y no dicen ni mu de críticas. Y también abrevaron congraciándose con Lucas, los que apoyan al Gobierno desde una posición política impoluta e impertérrita, donde sus principios queden siempre salvaguardados.
Y ahí está Gerardo Fernández con su post Cómo disentir y seguir con vida, donde apoya la crítica como la de Lucas con la pregunta ¿Cómo vamos a recuperar ese 11/15 % que estuvo con nosotros en 2005 y 2007 pero nos abandonó en 2009?
No son esos los términos de Lucas. Lucas es ante todo un hombre de la política. Es hombre de la estrategia. No propuso Lucas que la crítica a 6,7,8, fuera para recuperar el electorado perdido. Es más, estoy segura de que se guarda bien las críticas que podría hacerle al Gobierno (juazzz..) y sabe que este no es el momento. Un poco como casi todos nosotros. Pero algunos, (y ya pasó después de la derrota de la 125) esperan un desliz pequeño frente a un embate energúmeno de la oposición para creer que es obligatorio hacerle críticas al Gobierno.
Les agarra como un algo de pudor de seguir defendiendo al Gobierno hasta en la caída por un golpe en la mandíbula. Tienen miedo de parecer obsecuentes, y no les gusta que los llamen "oficialista". Se afanan por parecer independientes, para que su apoyo al Gobierno parezca equidistante.
Lucas criticó el programa, es verdad, pero como un espectador inteligente que es, de programas de televisión por un lado, y como un intelectual por el otro, que mira la propuesta más profundamente, interrogándose sobre el rol de un canal público. Nunca dijo que el programa no debía existir ni que era mala estrategia. Estuvo alejado de todo eso. Y además, pensó que nadie le iba a dar bola, como cuando dijo que no le gustaba el discurso de Cristina. Eso pasó de largo, pero al programa 6,7,8, que nadie me lo toque, es cómico.
Pasa que uno siente que su blog es una especie de living de su casa, y medio que no tiene conciencia de la repercusión que puede tener. Como me decía alguien a quien yo estaba mencionando sin alertarme: un blog parece algo íntimo pero es público, y dispara como un ventilador.
Lucas no se hubiera puesto en la plaza de Mayo a leer su post contra 6,7,8. Estén seguros. Ni tampoco lo hizo para congraciarse con los enemigos que empezaron a felicitarlo. Bastante debe darle por las bolas. Ni tampoco lo hizo para que no piensen que es un obsecuente, ni para que no piensen que no es oficialista.
Lucas es hincha de un equipo y no tiene problema en sentarse en la popular. No necesita sentarse en la platea para que no piensen que es obsecuente. La obsecuencia, tanto como la calidad del opositor, no se miden por la cantidad de apoyo o la cantidad de crítica, se miden por el nivel del apoyo o el nivel de la crítica.
El nivel del apoyo de Lucas, su profundidad, nunca puede hacerlo pasar por obsecuente. Y el nivel de crítica que hizo a 6,7,8, nunca puede hacerlo pasar por haberse "dado vuelta" ni estar temeroso de parecer oficialista. Lucas es oficialista, se jugó entero todo el tiempo, y puso el cuerpo, y el nombre suyo con apellido y todo, y por eso le puso al blog República Unida de la Soja. La tilene clara, bien clara.
No está bien que abreven del post de Lucas quienes no quieren parecer obsecuentes o piensan que las críticas internas pueden salvarnos de las garras de la oligarquía sojera. Han hecho con este post como hicieron con Tupac Amaru.
Pero él sale de ésto, mandándonos a todos a la mierda. A todos. Sin distinción de clase, credo o religión.
Lucas: 31 años, periodista, vivo en Santa Fe, trabajo en Entre Ríos. Me encanta el consenso, si la primera moción es la mía. Creo que el disenso es productivo (al interior de la oposición). Todo lo que digo lo digo convencido, porque creo que es más importante decir las cosas con convicción que tenerlas. No me gusta Ricardo Arjona, pero no me molestaría ser Ricardo Arjona. Lo que sí tomo verdaderamente en serio, es la cerveza.
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