Mauri, en su post "Pogrom en Once", dice que "A veces hay tensión y cada tanto, algún loco, pero en general la gente convive en relativa armonía, equilibrio y tranquilidad." Puedo asegurar que no es cierto.
En el barrio de Once no hay armonía ni equilibrio ni tranquilidad. Los peruanos invadieron el barrio, son sucios y ladrones, y se ponen a comer en la calle, y en Sarmiento entre Pueyrredón y Boulogne Sur Mer, todas las noches se juntan en la oscuridad una bandada de peruanos que cocinan y traen sus comidas para vender. Ningún argentino les compra, por supuesto, esa comida extraña a nuestros estómagos. Se sientan en cuclillas, o en el suelo y les venden a otros peruanos la comida. Los que comen tiran sus bandejitas al suelo. Las limpias calles de antaño del impecable barrio de Once, se resienten en su sutil delicadeza.
Por suerte de vez en cuando los corre la Policía y les incauta la asquerosa comida, y ellos vuelan en desbande y encima se quejan, como si fuera un pogrom. Cuando hay alguna de estas razzias, los "vecinos" macristas (judíos entre ellos, por supuesto) se juntan para decirse unos a otros "estos peruanos de mierda!" ¿Alguien sabe dónde se venden los nunchaku?
Y Clarín no lo denuncia nunca. Así que, eso de que Clarín quiere crear un clima contra el gobierno, es falso.
En el barrio de Once no hay armonía ni equilibrio ni tranquilidad. Los peruanos invadieron el barrio, son sucios y ladrones, y se ponen a comer en la calle, y en Sarmiento entre Pueyrredón y Boulogne Sur Mer, todas las noches se juntan en la oscuridad una bandada de peruanos que cocinan y traen sus comidas para vender. Ningún argentino les compra, por supuesto, esa comida extraña a nuestros estómagos. Se sientan en cuclillas, o en el suelo y les venden a otros peruanos la comida. Los que comen tiran sus bandejitas al suelo. Las limpias calles de antaño del impecable barrio de Once, se resienten en su sutil delicadeza.
Por suerte de vez en cuando los corre la Policía y les incauta la asquerosa comida, y ellos vuelan en desbande y encima se quejan, como si fuera un pogrom. Cuando hay alguna de estas razzias, los "vecinos" macristas (judíos entre ellos, por supuesto) se juntan para decirse unos a otros "estos peruanos de mierda!" ¿Alguien sabe dónde se venden los nunchaku?
Y Clarín no lo denuncia nunca. Así que, eso de que Clarín quiere crear un clima contra el gobierno, es falso.