El racconto de una lucha de casi cuatro años al pie de este blog.
Me han escrito algunos lectores que estaban sorprendidos porque no publiqué nada en el blog después del triunfo de Cristina. Quiero contarles que mi reacción, en lugar de ser eufórica y explosiva, es al revés. Es de un relajamiento absoluto, después de la lucha contracturada que dí por más de tres años, desde diciembre de 2007, en que abrí este blog.
Cuando comencé, ya se había desatado una guerra contra el gobierno. Néstor había sido Gardel y la votaron a Cristina a rabiar. Pero inmediatamente que ganó, comenzó la agresión a través de los medios, cosa que para fin de año 2007, revirtió totalmente la popularidad y la aceptación del gobierno. La oposición se había encendido fuego. El mismo público que los vivó y los votó, estaba enardecido por la corrupción, mirando televisión.
El país iba de bien en mejor económicamente, después de cuatro años de gobierno exitoso, pero la valija de Antonini Wilson era un escándalo que arrasaba con todo lo bueno que había logrado el gobierno. Imaginate, una valija que dicen que es para la campaña de Cristina. Pero que al tipo lo agarra una normal empleada de la Aduana y le secuestra la valija en una acción común y corriente. Si Cristina hubiera sido una tránsfuga, estate seguro de que el tipo no pasaba por la aduana.
Además qué tanto escándalo moral contra Néstor, en un país que Menem dejó con una bomba activada que explotó en minutos de haberse ido, después de su fraude del primer mundo; en un país que había caído en quiebra con De La Rúa huyendo, abandonado un país incendiado de ahorristas en la calle; y que Duhalde a su vez abandonó dejando en carne viva el conflicto piquetero, con dos muertos crucificados, que significaban algo muy parecido a una guerra civil en ciernes.
Qué tanto escándalo moral contra un Néstor Kirchner que logró pacificar las calles de multitudes hambrientas, sin trabajo y con odio, pasibles de haber sido armadas y de formar una guerrilla urbana o suburbana, que hubiera podido tomar el poder en dos minutos, dado que ni siquiera teníamos Ejército Nacional para enfrentar algo así, porque las Fuerzas Armadas también había sido aplastadas fruto de sus propias miserias.
El conflicto más serio que tuvo La Argentina en toda su historia, el que le dejaron de regalo a Néstor Kirchner todos los anteriores, fue dominado, y sin represión, hecho inédito en la Historia Argentina. Y el país se permitió horrorizarse por la valija de Antonini Wilson.
La "oposición" trinaba en la pantalla de TV, porque sus ojos "castos" veían tanta inmoralidad, y el público de televisión, que los había querido echar a patadas a todos, creía ahora a pie juntillas en el motivo de sus críticas lapidarias. Entre los periodistas de TN y los políticos miserables armaron el circo más infame que jamás se pudo haber imaginado tener que soportar. Pero la crítica no sólo era contra la corrupción, sino además que esa corrupción iba a generar el desastre económico, porque hasta ahora Néstor y Cristina sólo habían tenido "viento de cola", y pronto se venía La Débâcle.
Los gurúes económicos volvían a la crítica neoliberal impúdica por la inflación, que se iba a caer todo. En ese Fin de Año los gurúes de la Economía Catastrófica, alertaban que había que enfriar la economía, hasta que vino Stiglitz de visita a apoyar a Cristina y dijo que no había que enfriar nada, que todo andaba bien. Y los argentinos consumieron a rabiar ese Fin de Año, cosa que auguraba salud para el país, pero esos mismos argentinos se cebaban de TN y repetían las cosas que escuchaban en la televisión.
Ahí me abrí el blog. Porque no podía soportar tanta injusticia para Néstor y Cristina, y tanto despropósito de la inteligencia y de la razón. El espectáculo de toda esa acción artera difamante para mí era un golpe de Estado sin milicos y me sentí llamada a la lucha en la única trinchera que se me presentaba, que era tener un blog para echar una botella al mar, que alguien alguna vez abriría para leer el contenido. Era poco, pero me largué con alma y vida a la pelea. Algunos lectores andaban dando vuelta por los blogs.
Por otro lado, yo estaba contenta, feliz. Me había empezado a mejorar el negocio en 2004, y ya en 2007 me había entrado dinero como para irme de vacaciones 10 días. Hacía mucho que no salía de vacaciones. El barrio de Once, que en la calle Paso solía cobrar alquileres por cuatro y cinco mil dólares, y que cada local costaba de 20 a 50 mil dólares de llave, que se embuchaba el propietario, en 2001 había empezado a vaciarse y era un cementerio. Los carteles de "Alquila" estaban colgados por meses, y cada vez más negocios vacíos. En alguno se veía que el inquilino se había escapado una noche y había dejado el desorden que estaba ahí juntando tierra y telaraña. Pero cuando vino Néstor, al poco tiempo, empezaron a alquilarse de nuevo, y en seguida empezaron a aparecer los cartelitos "busco empleada para la venta". Me acuerdo haber pensado en la humildad de esos cartelitos sin exigencias. Ninguno decía "con experiencia" ni "inútil presentarse sin referencias". Nada, ninguna exigencia, ninguna referencia. El pago sería mínimo, seguramente, así que conformes patrón y empleado con lo que había.
La observación de la euforia de los micros que venían del interior a comprar al Once desde 2004, cuando mejoró la situación con Néstor, me era algo tan energizante que la vida me sonreía gracias a Néstor y así me fui de vacaciones, a una casita alpina en Pilar. Volví el 8 de marzo en medio de un temporal que anegó Buenos Aires. Tres días después vino la catástrofe: Cristina firmó la resolución 125.
Los sojeros estaban cebados de ganar plata y a pesar de que Néstor había parado todos los remates, en 2003, sin ninguna clase de memoria agradecida, el odio les supuraba por las orejas. La 125 era una decisión que Cristina preparaba para resolver el problema que significaría que la soja llegara a valer 600 dólares. Se temía que nadie quisiera hacer otra cosa en el campo, más que soja, como al fin pasó igual. Y empezó la guerra de estos sátrapas que cortaron las rutas del interior y desabastecieron Buenos Aires, mientras quebraban por su culpa los cientos de comercios que vivían de la prosperidad del campo. A esos comercios los quebraron y los obligaron, por la fuerza de su despropósito, a solidarizarse con ellos y ponerse en contra del Gobierno.
Yo ya tenía el blog y empecé a poner mi contribución para ayudar al Gobierno y a mí misma a soportar los embates, la tortura diaria de la campaña televisiva, explicando lo que pasaba. Aprendí cómo era el negocio de la soja, y cómo había pasado que se había unido el campo entre chicos y grandes que nunca se habían soportado mutuamente, y se le echaba la culpa al Gobierno de no haber comunicado bien.
Yo quería defender al gobierno a toda costa. Estaba agradecida a Néstor. Le debía la recuperación de mi trabajo. Le debía la esperanza de recuperar una parte de lo que había perdido escurriéndoseme entre las manos: la herencia de mis padres que transformé en efectivo depositado y la indemnización de mi marido por diecisiete años de trabajo, las dos cosas en el Corralito, inaccesibles, y mi trabajo en la óptica que se había venido tan abajo como nunca creí que podía pasar. En una tramoya el Lloyds Bank se fue robándome la indemnización de mi marido, cosa que ni siquiera quedó en el Corralito, pero eso es para contar en otra ocasión.
Además, Nèstor me devolvió la dignidad como ciudadana argentina. Cuando diariamente escuchaba las cifras de "riesgo país", las cifras de "calificación" de las calificadoras de riesgo, sentía la úlcera en el estómago y la náusea afluir con sus jugos gástricos ácidos y amargos a corroerme el corazón. Yo siempre había tenido buenas notas, y había estado en el cuadro de honor todos los años en el secundario. Y me saqué la nota máxima en el ingreso a la Facultad. Y estos ahora venían a bajarme las calificaciones, a ponerme mala nota en mi prolijo cuaderno de ciudadanía. Me quería matar. El Flaco había mandado a la puta madre al Fondo Monetario. Arregló con los acreedores una quita de locos y los mandó al carajo a los que esperaban cobrarse la libra de carne, esa carroña de fondos buitres formada por argentinos apátridas que litigan en los tribunales de New York, entre los que seguramente está Nito Artaza, que nos ofreció litigar desde ahí por nuestros ahorros incautados. Yo, nadie, me dije que jamás iba a litigar contra mi país, y menos desde el nido de ratas del Imperio, aunque perdiera todo lo que tenía.
De todos los sectores les tiraban bosta a Néstor y Cristina. Los blogueros teníamos blogs de Economía que nos explicaban las cosas que no entendíamos. Era una época de ebullición y rápido acopio de conocimientos sobre cómo funcionaba la cuestión del campo. Y ahí aparece la primera Carta Abierta con su "apoyo crítico". Me acuerdo haber tirado la bronca por el apoyo "crítico" porque hubiera querido que sacaran esa palabra que ponía distancia, pero estaba contenta con otra palabra que trajeron a consideración y uso de un nuevo concepto "destituyente, "la acción destituyente". Destituyente reemplazaba el término "golpista", que se unía a los militares. Porque estos sectores comandados por la Sociedad Rural, ya no podían apelar a los militares para tirar un gobierno democrático y poner una dictadura que hiciera lo que la oligarquía le ordenara hacer. Así que el término "destituyente" comenzó a explicar esta particular acción desatada por los sojeros, unidos a los medios hegemónicos de Magneto, que jugaron para "el campo" e intentaron destituir al gobierno con poderosa ferocidad disfrazada de victimización.
Esos días y por años yo viviría para mi blog. La óptica otra vez se había caído y yo no lo podía creer, ni lo podía soportar. Los micros que venían al Once desaparecieron y otra vez la desolación amenazaba con tirarlo todo abajo. La feliz luna de miel con el gobierno de Néstor se había terminado de golpe.
La blogósfera bullía en virtualidad. Pero estábamos todos disgregados en la realidad física. Lo que más me preocupaba era la soledad de cada uno, igual que la mía, como objeto de fácil presa de los enemigos poderosos que podrían "hacerse" de cualquier bloguero en su indefensión. Y eso ocurrió efectivamente. Los abogados de Clarín persiguieron a un bloguero, se llegaron a su casa y lo amenazaron con un juicio. Clarín hizo cerrar cuentas de Youtube a los blogueros que usaran los contenidos propalados por TN. Todos teníamos la acción subterránea fracamente rentada de los trolls, que eran infectos comentaristas diarios con el objeto de abatir psíquicamente al bloguero. Yo tengo el mío que casi es parte de mi vida. Diariamente, por años, me ha mandado varios comentarios por día que borro religiosamente y hace rato que al descubrir su estilo lo borro sin seguir leyendo.
Trabajé afanosamente para sacar a los blogueros de la silla y del anonimato del nick, detrás de lo que estaban refugiados, y reuní a mitad de 2008 a treinta y cinco blogueros conocidos por cruzarnos en las rutas virtuales. Los junté en un centro cultural de la calle Caseros que administran los chicos de "Un día peronista". Luego a fin de año los volví a reunir y celebramos en la Costanera con choripán hasta que las velas no ardieron. Mi trabajo resultó por fin un éxito. Se había consolidado un grupo humano que se sentiría vinculado para siempre a partir de esas dos reuniones.
El trabajo de reunirlos me lo tomé muy en serio. Estaba sola en eso, y sentí el llamado de la obligación. Fue tan difícil hacerlo la primera vez, que habiendo sido primero idea de un bloguero de Lomas que se había dado por vencido, tomé yo el compromiso y le dí al trabajo con la seriedad de alguien que sabe que lucha para el futuro de su Patria, como si hubiera estado convocando para la Jabonería de Vieytes.
Conseguí el lugar que tenía sillas para todos y bebidas para tomar. Escribí a 50 blogueros, después de tomarme el trabajo enorme de conseguir las direcciones de mail, cosa que era increíblemente dificultosa, porque la mayoría, ni siquiera su dirección de mail ponía en su Perfil, tal era el ansia de anonimato. A algunos les escribí el pedido de su email en un comentario al último post, pidiéndole que me escribieran a mi mail. Veinticinco direcciones me dio el bloguero de Lomas. Las veinticinco otras las conseguí yo. A veces me acostaba a las cuatro de la mañana haciendo ese trabajo minucioso y agotador.
Pero al escribirles mails proponiéndoles hacer una reunión, una y otra vez, no me contestaban. Entonces me convencí de que no podíamos hacer una Asamblea democrática por mail para decidir entre todos la fecha de reunión y elegir el lugar entre todos. Era imposible. Así que había que entregar todo cocinado, con fecha fija incluída, de antemano. Decidí yo sola el lugar y la fecha y me largué a convocar.
Repetí la convocatoria rogando que me confirmaran su presencia y no recibía respuesta. Había hecho un banner de colores con la fecha del evento como si fuera una gran fiesta, con frases de aliento a la concurrencia, con la frase ¡REUNIÓN BLOGUERA! entre signos de admiración, pero nada. Cerca de la fecha, después de reiterados envíos de mails a cada uno sin ninguna respuesta, recién empezaron las confirmaciones. Algunos escribieron para excusarse por no poder venir. Otros confirmaron que venían. Conste que no nos conocíamos las caras todavía con la mayoría. Con pocos nos habíamos visto en movilizaciones por la calle.
Yo sabía que el secreto estaba en la insistencia, pero igual estaba aprendiendo más cosas de cómo convocar. La desmoralización no estaba en mis planes, nada me iba a parar en mi intención. Lo más problemático era luchar contra el refugio del anonimato que significaba ser bloguero entonces, amparando la verdadera identidad de muchos que no querían ser descubiertos por sus relaciones personales. El uso del nick les permitía la libertad de decir lo que querían sin miedo. Perder eso para un bloguero en cualquier parte del mundo, es arriesgado. Más que nadie quien está solo y no tiene amparo corporativo. Otra cosa es un periodista amparado por un sindicato. Uno de los blogueros es gerente de un Banco. Las cosas que puede decir desde el anonimato no son las mismas que puede decir en público.
Se hizo la primera reunión, que fue muy exitosa y sembró la semilla, pero recien en la segunda se afianzaron las amistades y llegaron más blogueros. En esa segunda reunión mi estado de salud era un desastre. Yo no sabía que tenía edema linfático y que donde se forma el edema interno hay dolor. Los dolores me mataban. La picana eléctrica me atormentaba en cualquier parte del cuerpo. Por entonces los médicos no sabían qué tenía. No podía caminar, pero con la paciencia de mi esposo manejando de puesto en puesto donde yo me bajaba para tomar nota de los precios y ver el lugar, y me volvía a subir, así nos recorrimos puesto por puesto, así, la Costanera Norte y la Sur hasta al fin decidir por el mejor, el que me aseguraba el acceso más fácil, el que me aseguraba traer sillas y mesas para todos, que era lo que aseguraba permanencia cómoda en el lugar.
Sin sillas y mesas no había reunión posible. Todos parados comiendo choripán era una cosa que se iba a terminar en dos minutos. Y convocar a blogueros que viajaron del interior para comer un choripán parados era algo inconcebible que me hubiera costado un linchamiento por lo menos de parte de los que hicieron el sacrificio de venir de tan lejos. Por lo tanto las sillas y mesas eran un tema clave que me obsesionó.
Sillas en la Costanera, tantas sillas, era imposible, ningún puesto me las ofrecía, hasta que cuando elegí el mejor puesto empecé a convencer al encargado de que tenía que conseguirlas. Me dijo que iba a ver si podía, pero con liviandad, como no queriendo, como no creyendo que yo iba a traer a tantas personas. Entonces le dije que le dejaba una seña. Le dejé entonces una seña de 100 pesos de mi bolsillo para que me creyera. Una seña que nunca recuperé y que le dejé de propina al empleado del puesto que se ocupó de traer las sillas. Para eso le tomé el celular y lo llamé tantas veces hasta que el pobre se lo tomó en serio y las consiguió. Unos días antes me dijo que sí las iba a traer. Sin ayuda del dueño, porque el tipo le dijo que no le interesaba, y él las consiguió por su cuenta. Cuando yo llamaba por celular, el pobre me repetía la pregunta ¿Seguro que van a venir no? Y yo le aseguraba, pero en el fondo temía que no vinieran. Me estaba jugando tener que pagarle 35 choripanes si los blogueros no venían.
Y tuvimos sillas. Sillas que hubieran podido quedar vacías, porque eran cinco o seis los que me confirmaron. Esta convocatoria la hice además pública a los blogueros en el blog Artepolítica, pero me empezaron a escribir personas desconocidas que decían que eran lectores de los blogs, decenas de personas que no estaban en mi pensamiento, que era unir a los blogueros en la vida real.
Yo les explicaba amablemente que no iba a haber sillas, que la reunión era para blogueros, pero a la vez me apareció un bloguero a criticarme y acusarme de armar una cosa excluyente y armó una reunión paralela en el puesto de enfrente con todos estos lectores, que comenzaron a escribirme para insultarme y acusarme de no entendí qué cosa, algo como querer comandar, de forma hegemónica, etcétera. También fueron a investigar si yo me cobraba porcentaje del valor de la consumición. El del puesto me dijo que vinieron a preguntarle si él podía darles porcentaje trayendo mucha gente al puesto, entonces él les dijo que una señora le traía 35 personas para la semana siguiente y que no le daba ninguna comisión. Así averiguaron que yo no me quedaba con ningún vuelto.
Soportando toda esa embestida, a ellos la reunión paralela les fracasó porque en el puesto de enfrente no había ni sillas ni luz suficiente y tan campantes se cruzaron, sentándose sin reparo en las sillas reservadas para los que yo había convocado. Cuestión que igual todo salío maravilloso. Se agregaron blogueros invitados que no consideraron que debían confirmar. Así que algunos quedaron parados, pero las mesas juntadas con las bebidas y los vasos y las sillas alrededor, dieron ese centro de referencia para una fiesta centralizada y homogénea. Allí conocimos a Lucas Carrasco.
Como yo sabía que no estaba en condiciones físicas de seguir esa tarea tan ardua e ingrata en soledad, junté a tres chicas blogueras conmigo para formar un grupo convocante para las próximas reuniones, y les entregué casi 300 emails que había juntado, que adjudicamos en porciones iguales a cada una, para que cada una fuera responsable de mandar mails a su porción. Mi tarea estaba terminada, me podía relajar, porque la rueda había sido echada a rodar.
Pero pronto aparecería 678 para hacer la misma tarea potenciada enormemente por la contundencia que tiene la televisión, y los excelentes periodistas que tomaron la palabra para arrebatársela a Magneto, junto con la producción de contenidos testimoniales gráficos y sonoros, que nosotros ya no estábamos en condiciones de utilizar por efectos del ataque a la libertad de expresión que sufrimos cuando Clarín nos impidió reproducir las imágenes de TN .
Sin embargo, un día observé que la producción de 678 había tomado un contenido de mi blog y lo había puesto en pantalla. La alegría que me dio descubrir que mi trabajo podía sumarse al de 678 fue enorme.
Fue un día en que hablando con mi marido le dije que Pino Solanas me tenía asqueada con la palabra "escándalo", que daría cualquier cosa por sacársela de la boca. Y me acordé de una canción de Rafael que cantaba "escándalo, es un escándalo". Buscá el video en Youtube, me dijo mi marido. Y lo busqué y lo encontré. Y puse en mi blog el video adjuntando un premio a quien contara cuántas veces Pino Solanas decía la palabra "escándalo" la próxima vez en TN.
Al otro día aparecía ese contenido en 678. Entonces me di cuenta de que la producción de 678 leía mi blog. Y así me invitaron a aparecer en público. Salir en 678 era para mí una oportunidad enorme de decir muchas cosas que tenía atragantadas. Una acusación de la hegemonía mediática era que los blogs eran rentados por el gobierno. Allí aproveché para ironizar sobre la acusación de que éramos rentados por el gobierno.
Afirmé que Cristina me pagaba ante la risa del staff y los invitados: Florencia Peña y Timerman, que primero creían que era un chiste y empezaron a ponerse serios cuando les dije que no se rían que es cierto. Tuvieron un momento tenso escuchando que cobro 500 pesos todos los meses, que voy al Banco Nación y firmo "Gracias Cristina". Ahí aclaré que era mi jubilación. Terminé con la frase "Sí, yo soy rentada", con la risa satisfecha de los presentes.
Tuve una gran felicidad por poder manifestar por la televisión mi apoyo al gobierno. Este fenómeno maravilloso de poder disponer de un medio público tan masivo para que una simple ciudadana estuviera calificada para llegar a dar su opinión, es muestra de los aires de libertad no condicionada que soplaron con este gobierno tan especial y revolucionario en todo sentido.
Y de yapa, metí un golazo inimaginado, que sólo yo y algunos podemos entender. Le puse en la boca a Timerman la frase "yo no soy el Canciller de los judíos", agregado con "tiene razón Eva". Redoblona, que me pagó doble. Me metí el premio en el bolsillo y lo saco para mirarlo cada vez que me acuerdo. ¡Cuánto gozo!
Invitada seis veces, camino por la calle y de vez en cuando descubro que alguien me reconoce y me sonríe. A veces me paran para saludarme. El 24 de marzo en la demostración en la Av de Mayo, me paraban cada rato para darme un beso y llamarme "la bloguera".
Esto para mí ha sido también un "dar la cara" a la exposición pública, un compromiso militante de pura cepa, sin pertenecer a ningún partido ni tener la promesa de un cargo, ni ningún favor, ni haberlo pedido ni necesitado. Me siento pagada, totalmente pagada con las acciones de gobierno y justificada por la calidad de personas que tuvieron y tienen Néstor Y Cristina, y la mayoría de los que los rodearon, como Agustín Rossi, Silvia Vázquez, Heller, Ricardo Forster, Horacio González, etcétera.
Con este escribí 728 posts. La mayoría de ellos elaborados con horas quitadas al sueño. Dí mucho más de lo que hubiera imaginado poder hacer, sin nadie que me mandara ni controlara, sola absolutamente sola.
Entonces. Hoy que por fin el pueblo argentino corrigió la impostura moral de ignorar el magnífico e inusual esfuerzo de Néstor y Cristina que hasta se cobró la vida de Néstor, hoy me siento por fin en paz.
No puedo gritar de alegría porque el dolor, las afrentas y la guerra siniestra de la Oposición ha sido repugnante. Por eso estoy disfrutando de la paz que siento, de los músculos relajados, de la sensación de Justicia que tengo en el alma por el reconocimiento que los votos le dieron a Cristina y Néstor.
Y sin alegría, con mucha tristeza veo al Ejército de sátrapas hundirse en su derrota y comerse la bosta de sus ataques impíos. Yo no me solazo ni del árbol caído por el viento ni del árbol derribado por el leñador poderoso. Siempre me da tristeza que tengamos que derribar árboles para poder subsistir.
Ya este blog se baja de la trinchera porque nuestra tropa es la victoriosa. Sólo será tribuna para alguna ocasión que cuadre seguir una discusión o poner un pensamiento en debate. Que la habrá y pronto.
Me han escrito algunos lectores que estaban sorprendidos porque no publiqué nada en el blog después del triunfo de Cristina. Quiero contarles que mi reacción, en lugar de ser eufórica y explosiva, es al revés. Es de un relajamiento absoluto, después de la lucha contracturada que dí por más de tres años, desde diciembre de 2007, en que abrí este blog.
Cuando comencé, ya se había desatado una guerra contra el gobierno. Néstor había sido Gardel y la votaron a Cristina a rabiar. Pero inmediatamente que ganó, comenzó la agresión a través de los medios, cosa que para fin de año 2007, revirtió totalmente la popularidad y la aceptación del gobierno. La oposición se había encendido fuego. El mismo público que los vivó y los votó, estaba enardecido por la corrupción, mirando televisión.
El país iba de bien en mejor económicamente, después de cuatro años de gobierno exitoso, pero la valija de Antonini Wilson era un escándalo que arrasaba con todo lo bueno que había logrado el gobierno. Imaginate, una valija que dicen que es para la campaña de Cristina. Pero que al tipo lo agarra una normal empleada de la Aduana y le secuestra la valija en una acción común y corriente. Si Cristina hubiera sido una tránsfuga, estate seguro de que el tipo no pasaba por la aduana.
Además qué tanto escándalo moral contra Néstor, en un país que Menem dejó con una bomba activada que explotó en minutos de haberse ido, después de su fraude del primer mundo; en un país que había caído en quiebra con De La Rúa huyendo, abandonado un país incendiado de ahorristas en la calle; y que Duhalde a su vez abandonó dejando en carne viva el conflicto piquetero, con dos muertos crucificados, que significaban algo muy parecido a una guerra civil en ciernes.
Qué tanto escándalo moral contra un Néstor Kirchner que logró pacificar las calles de multitudes hambrientas, sin trabajo y con odio, pasibles de haber sido armadas y de formar una guerrilla urbana o suburbana, que hubiera podido tomar el poder en dos minutos, dado que ni siquiera teníamos Ejército Nacional para enfrentar algo así, porque las Fuerzas Armadas también había sido aplastadas fruto de sus propias miserias.
El conflicto más serio que tuvo La Argentina en toda su historia, el que le dejaron de regalo a Néstor Kirchner todos los anteriores, fue dominado, y sin represión, hecho inédito en la Historia Argentina. Y el país se permitió horrorizarse por la valija de Antonini Wilson.
La "oposición" trinaba en la pantalla de TV, porque sus ojos "castos" veían tanta inmoralidad, y el público de televisión, que los había querido echar a patadas a todos, creía ahora a pie juntillas en el motivo de sus críticas lapidarias. Entre los periodistas de TN y los políticos miserables armaron el circo más infame que jamás se pudo haber imaginado tener que soportar. Pero la crítica no sólo era contra la corrupción, sino además que esa corrupción iba a generar el desastre económico, porque hasta ahora Néstor y Cristina sólo habían tenido "viento de cola", y pronto se venía La Débâcle.
Los gurúes económicos volvían a la crítica neoliberal impúdica por la inflación, que se iba a caer todo. En ese Fin de Año los gurúes de la Economía Catastrófica, alertaban que había que enfriar la economía, hasta que vino Stiglitz de visita a apoyar a Cristina y dijo que no había que enfriar nada, que todo andaba bien. Y los argentinos consumieron a rabiar ese Fin de Año, cosa que auguraba salud para el país, pero esos mismos argentinos se cebaban de TN y repetían las cosas que escuchaban en la televisión.
Ahí me abrí el blog. Porque no podía soportar tanta injusticia para Néstor y Cristina, y tanto despropósito de la inteligencia y de la razón. El espectáculo de toda esa acción artera difamante para mí era un golpe de Estado sin milicos y me sentí llamada a la lucha en la única trinchera que se me presentaba, que era tener un blog para echar una botella al mar, que alguien alguna vez abriría para leer el contenido. Era poco, pero me largué con alma y vida a la pelea. Algunos lectores andaban dando vuelta por los blogs.
Por otro lado, yo estaba contenta, feliz. Me había empezado a mejorar el negocio en 2004, y ya en 2007 me había entrado dinero como para irme de vacaciones 10 días. Hacía mucho que no salía de vacaciones. El barrio de Once, que en la calle Paso solía cobrar alquileres por cuatro y cinco mil dólares, y que cada local costaba de 20 a 50 mil dólares de llave, que se embuchaba el propietario, en 2001 había empezado a vaciarse y era un cementerio. Los carteles de "Alquila" estaban colgados por meses, y cada vez más negocios vacíos. En alguno se veía que el inquilino se había escapado una noche y había dejado el desorden que estaba ahí juntando tierra y telaraña. Pero cuando vino Néstor, al poco tiempo, empezaron a alquilarse de nuevo, y en seguida empezaron a aparecer los cartelitos "busco empleada para la venta". Me acuerdo haber pensado en la humildad de esos cartelitos sin exigencias. Ninguno decía "con experiencia" ni "inútil presentarse sin referencias". Nada, ninguna exigencia, ninguna referencia. El pago sería mínimo, seguramente, así que conformes patrón y empleado con lo que había.
La observación de la euforia de los micros que venían del interior a comprar al Once desde 2004, cuando mejoró la situación con Néstor, me era algo tan energizante que la vida me sonreía gracias a Néstor y así me fui de vacaciones, a una casita alpina en Pilar. Volví el 8 de marzo en medio de un temporal que anegó Buenos Aires. Tres días después vino la catástrofe: Cristina firmó la resolución 125.
Los sojeros estaban cebados de ganar plata y a pesar de que Néstor había parado todos los remates, en 2003, sin ninguna clase de memoria agradecida, el odio les supuraba por las orejas. La 125 era una decisión que Cristina preparaba para resolver el problema que significaría que la soja llegara a valer 600 dólares. Se temía que nadie quisiera hacer otra cosa en el campo, más que soja, como al fin pasó igual. Y empezó la guerra de estos sátrapas que cortaron las rutas del interior y desabastecieron Buenos Aires, mientras quebraban por su culpa los cientos de comercios que vivían de la prosperidad del campo. A esos comercios los quebraron y los obligaron, por la fuerza de su despropósito, a solidarizarse con ellos y ponerse en contra del Gobierno.
Yo ya tenía el blog y empecé a poner mi contribución para ayudar al Gobierno y a mí misma a soportar los embates, la tortura diaria de la campaña televisiva, explicando lo que pasaba. Aprendí cómo era el negocio de la soja, y cómo había pasado que se había unido el campo entre chicos y grandes que nunca se habían soportado mutuamente, y se le echaba la culpa al Gobierno de no haber comunicado bien.
Yo quería defender al gobierno a toda costa. Estaba agradecida a Néstor. Le debía la recuperación de mi trabajo. Le debía la esperanza de recuperar una parte de lo que había perdido escurriéndoseme entre las manos: la herencia de mis padres que transformé en efectivo depositado y la indemnización de mi marido por diecisiete años de trabajo, las dos cosas en el Corralito, inaccesibles, y mi trabajo en la óptica que se había venido tan abajo como nunca creí que podía pasar. En una tramoya el Lloyds Bank se fue robándome la indemnización de mi marido, cosa que ni siquiera quedó en el Corralito, pero eso es para contar en otra ocasión.
Además, Nèstor me devolvió la dignidad como ciudadana argentina. Cuando diariamente escuchaba las cifras de "riesgo país", las cifras de "calificación" de las calificadoras de riesgo, sentía la úlcera en el estómago y la náusea afluir con sus jugos gástricos ácidos y amargos a corroerme el corazón. Yo siempre había tenido buenas notas, y había estado en el cuadro de honor todos los años en el secundario. Y me saqué la nota máxima en el ingreso a la Facultad. Y estos ahora venían a bajarme las calificaciones, a ponerme mala nota en mi prolijo cuaderno de ciudadanía. Me quería matar. El Flaco había mandado a la puta madre al Fondo Monetario. Arregló con los acreedores una quita de locos y los mandó al carajo a los que esperaban cobrarse la libra de carne, esa carroña de fondos buitres formada por argentinos apátridas que litigan en los tribunales de New York, entre los que seguramente está Nito Artaza, que nos ofreció litigar desde ahí por nuestros ahorros incautados. Yo, nadie, me dije que jamás iba a litigar contra mi país, y menos desde el nido de ratas del Imperio, aunque perdiera todo lo que tenía.
De todos los sectores les tiraban bosta a Néstor y Cristina. Los blogueros teníamos blogs de Economía que nos explicaban las cosas que no entendíamos. Era una época de ebullición y rápido acopio de conocimientos sobre cómo funcionaba la cuestión del campo. Y ahí aparece la primera Carta Abierta con su "apoyo crítico". Me acuerdo haber tirado la bronca por el apoyo "crítico" porque hubiera querido que sacaran esa palabra que ponía distancia, pero estaba contenta con otra palabra que trajeron a consideración y uso de un nuevo concepto "destituyente, "la acción destituyente". Destituyente reemplazaba el término "golpista", que se unía a los militares. Porque estos sectores comandados por la Sociedad Rural, ya no podían apelar a los militares para tirar un gobierno democrático y poner una dictadura que hiciera lo que la oligarquía le ordenara hacer. Así que el término "destituyente" comenzó a explicar esta particular acción desatada por los sojeros, unidos a los medios hegemónicos de Magneto, que jugaron para "el campo" e intentaron destituir al gobierno con poderosa ferocidad disfrazada de victimización.
Esos días y por años yo viviría para mi blog. La óptica otra vez se había caído y yo no lo podía creer, ni lo podía soportar. Los micros que venían al Once desaparecieron y otra vez la desolación amenazaba con tirarlo todo abajo. La feliz luna de miel con el gobierno de Néstor se había terminado de golpe.
La blogósfera bullía en virtualidad. Pero estábamos todos disgregados en la realidad física. Lo que más me preocupaba era la soledad de cada uno, igual que la mía, como objeto de fácil presa de los enemigos poderosos que podrían "hacerse" de cualquier bloguero en su indefensión. Y eso ocurrió efectivamente. Los abogados de Clarín persiguieron a un bloguero, se llegaron a su casa y lo amenazaron con un juicio. Clarín hizo cerrar cuentas de Youtube a los blogueros que usaran los contenidos propalados por TN. Todos teníamos la acción subterránea fracamente rentada de los trolls, que eran infectos comentaristas diarios con el objeto de abatir psíquicamente al bloguero. Yo tengo el mío que casi es parte de mi vida. Diariamente, por años, me ha mandado varios comentarios por día que borro religiosamente y hace rato que al descubrir su estilo lo borro sin seguir leyendo.
Trabajé afanosamente para sacar a los blogueros de la silla y del anonimato del nick, detrás de lo que estaban refugiados, y reuní a mitad de 2008 a treinta y cinco blogueros conocidos por cruzarnos en las rutas virtuales. Los junté en un centro cultural de la calle Caseros que administran los chicos de "Un día peronista". Luego a fin de año los volví a reunir y celebramos en la Costanera con choripán hasta que las velas no ardieron. Mi trabajo resultó por fin un éxito. Se había consolidado un grupo humano que se sentiría vinculado para siempre a partir de esas dos reuniones.
El trabajo de reunirlos me lo tomé muy en serio. Estaba sola en eso, y sentí el llamado de la obligación. Fue tan difícil hacerlo la primera vez, que habiendo sido primero idea de un bloguero de Lomas que se había dado por vencido, tomé yo el compromiso y le dí al trabajo con la seriedad de alguien que sabe que lucha para el futuro de su Patria, como si hubiera estado convocando para la Jabonería de Vieytes.
Conseguí el lugar que tenía sillas para todos y bebidas para tomar. Escribí a 50 blogueros, después de tomarme el trabajo enorme de conseguir las direcciones de mail, cosa que era increíblemente dificultosa, porque la mayoría, ni siquiera su dirección de mail ponía en su Perfil, tal era el ansia de anonimato. A algunos les escribí el pedido de su email en un comentario al último post, pidiéndole que me escribieran a mi mail. Veinticinco direcciones me dio el bloguero de Lomas. Las veinticinco otras las conseguí yo. A veces me acostaba a las cuatro de la mañana haciendo ese trabajo minucioso y agotador.
Pero al escribirles mails proponiéndoles hacer una reunión, una y otra vez, no me contestaban. Entonces me convencí de que no podíamos hacer una Asamblea democrática por mail para decidir entre todos la fecha de reunión y elegir el lugar entre todos. Era imposible. Así que había que entregar todo cocinado, con fecha fija incluída, de antemano. Decidí yo sola el lugar y la fecha y me largué a convocar.
Repetí la convocatoria rogando que me confirmaran su presencia y no recibía respuesta. Había hecho un banner de colores con la fecha del evento como si fuera una gran fiesta, con frases de aliento a la concurrencia, con la frase ¡REUNIÓN BLOGUERA! entre signos de admiración, pero nada. Cerca de la fecha, después de reiterados envíos de mails a cada uno sin ninguna respuesta, recién empezaron las confirmaciones. Algunos escribieron para excusarse por no poder venir. Otros confirmaron que venían. Conste que no nos conocíamos las caras todavía con la mayoría. Con pocos nos habíamos visto en movilizaciones por la calle.
Yo sabía que el secreto estaba en la insistencia, pero igual estaba aprendiendo más cosas de cómo convocar. La desmoralización no estaba en mis planes, nada me iba a parar en mi intención. Lo más problemático era luchar contra el refugio del anonimato que significaba ser bloguero entonces, amparando la verdadera identidad de muchos que no querían ser descubiertos por sus relaciones personales. El uso del nick les permitía la libertad de decir lo que querían sin miedo. Perder eso para un bloguero en cualquier parte del mundo, es arriesgado. Más que nadie quien está solo y no tiene amparo corporativo. Otra cosa es un periodista amparado por un sindicato. Uno de los blogueros es gerente de un Banco. Las cosas que puede decir desde el anonimato no son las mismas que puede decir en público.
Se hizo la primera reunión, que fue muy exitosa y sembró la semilla, pero recien en la segunda se afianzaron las amistades y llegaron más blogueros. En esa segunda reunión mi estado de salud era un desastre. Yo no sabía que tenía edema linfático y que donde se forma el edema interno hay dolor. Los dolores me mataban. La picana eléctrica me atormentaba en cualquier parte del cuerpo. Por entonces los médicos no sabían qué tenía. No podía caminar, pero con la paciencia de mi esposo manejando de puesto en puesto donde yo me bajaba para tomar nota de los precios y ver el lugar, y me volvía a subir, así nos recorrimos puesto por puesto, así, la Costanera Norte y la Sur hasta al fin decidir por el mejor, el que me aseguraba el acceso más fácil, el que me aseguraba traer sillas y mesas para todos, que era lo que aseguraba permanencia cómoda en el lugar.
Sin sillas y mesas no había reunión posible. Todos parados comiendo choripán era una cosa que se iba a terminar en dos minutos. Y convocar a blogueros que viajaron del interior para comer un choripán parados era algo inconcebible que me hubiera costado un linchamiento por lo menos de parte de los que hicieron el sacrificio de venir de tan lejos. Por lo tanto las sillas y mesas eran un tema clave que me obsesionó.
Sillas en la Costanera, tantas sillas, era imposible, ningún puesto me las ofrecía, hasta que cuando elegí el mejor puesto empecé a convencer al encargado de que tenía que conseguirlas. Me dijo que iba a ver si podía, pero con liviandad, como no queriendo, como no creyendo que yo iba a traer a tantas personas. Entonces le dije que le dejaba una seña. Le dejé entonces una seña de 100 pesos de mi bolsillo para que me creyera. Una seña que nunca recuperé y que le dejé de propina al empleado del puesto que se ocupó de traer las sillas. Para eso le tomé el celular y lo llamé tantas veces hasta que el pobre se lo tomó en serio y las consiguió. Unos días antes me dijo que sí las iba a traer. Sin ayuda del dueño, porque el tipo le dijo que no le interesaba, y él las consiguió por su cuenta. Cuando yo llamaba por celular, el pobre me repetía la pregunta ¿Seguro que van a venir no? Y yo le aseguraba, pero en el fondo temía que no vinieran. Me estaba jugando tener que pagarle 35 choripanes si los blogueros no venían.
Y tuvimos sillas. Sillas que hubieran podido quedar vacías, porque eran cinco o seis los que me confirmaron. Esta convocatoria la hice además pública a los blogueros en el blog Artepolítica, pero me empezaron a escribir personas desconocidas que decían que eran lectores de los blogs, decenas de personas que no estaban en mi pensamiento, que era unir a los blogueros en la vida real.
Yo les explicaba amablemente que no iba a haber sillas, que la reunión era para blogueros, pero a la vez me apareció un bloguero a criticarme y acusarme de armar una cosa excluyente y armó una reunión paralela en el puesto de enfrente con todos estos lectores, que comenzaron a escribirme para insultarme y acusarme de no entendí qué cosa, algo como querer comandar, de forma hegemónica, etcétera. También fueron a investigar si yo me cobraba porcentaje del valor de la consumición. El del puesto me dijo que vinieron a preguntarle si él podía darles porcentaje trayendo mucha gente al puesto, entonces él les dijo que una señora le traía 35 personas para la semana siguiente y que no le daba ninguna comisión. Así averiguaron que yo no me quedaba con ningún vuelto.
Soportando toda esa embestida, a ellos la reunión paralela les fracasó porque en el puesto de enfrente no había ni sillas ni luz suficiente y tan campantes se cruzaron, sentándose sin reparo en las sillas reservadas para los que yo había convocado. Cuestión que igual todo salío maravilloso. Se agregaron blogueros invitados que no consideraron que debían confirmar. Así que algunos quedaron parados, pero las mesas juntadas con las bebidas y los vasos y las sillas alrededor, dieron ese centro de referencia para una fiesta centralizada y homogénea. Allí conocimos a Lucas Carrasco.
Como yo sabía que no estaba en condiciones físicas de seguir esa tarea tan ardua e ingrata en soledad, junté a tres chicas blogueras conmigo para formar un grupo convocante para las próximas reuniones, y les entregué casi 300 emails que había juntado, que adjudicamos en porciones iguales a cada una, para que cada una fuera responsable de mandar mails a su porción. Mi tarea estaba terminada, me podía relajar, porque la rueda había sido echada a rodar.
Pero pronto aparecería 678 para hacer la misma tarea potenciada enormemente por la contundencia que tiene la televisión, y los excelentes periodistas que tomaron la palabra para arrebatársela a Magneto, junto con la producción de contenidos testimoniales gráficos y sonoros, que nosotros ya no estábamos en condiciones de utilizar por efectos del ataque a la libertad de expresión que sufrimos cuando Clarín nos impidió reproducir las imágenes de TN .
Sin embargo, un día observé que la producción de 678 había tomado un contenido de mi blog y lo había puesto en pantalla. La alegría que me dio descubrir que mi trabajo podía sumarse al de 678 fue enorme.
Fue un día en que hablando con mi marido le dije que Pino Solanas me tenía asqueada con la palabra "escándalo", que daría cualquier cosa por sacársela de la boca. Y me acordé de una canción de Rafael que cantaba "escándalo, es un escándalo". Buscá el video en Youtube, me dijo mi marido. Y lo busqué y lo encontré. Y puse en mi blog el video adjuntando un premio a quien contara cuántas veces Pino Solanas decía la palabra "escándalo" la próxima vez en TN.
Al otro día aparecía ese contenido en 678. Entonces me di cuenta de que la producción de 678 leía mi blog. Y así me invitaron a aparecer en público. Salir en 678 era para mí una oportunidad enorme de decir muchas cosas que tenía atragantadas. Una acusación de la hegemonía mediática era que los blogs eran rentados por el gobierno. Allí aproveché para ironizar sobre la acusación de que éramos rentados por el gobierno.
Afirmé que Cristina me pagaba ante la risa del staff y los invitados: Florencia Peña y Timerman, que primero creían que era un chiste y empezaron a ponerse serios cuando les dije que no se rían que es cierto. Tuvieron un momento tenso escuchando que cobro 500 pesos todos los meses, que voy al Banco Nación y firmo "Gracias Cristina". Ahí aclaré que era mi jubilación. Terminé con la frase "Sí, yo soy rentada", con la risa satisfecha de los presentes.
Tuve una gran felicidad por poder manifestar por la televisión mi apoyo al gobierno. Este fenómeno maravilloso de poder disponer de un medio público tan masivo para que una simple ciudadana estuviera calificada para llegar a dar su opinión, es muestra de los aires de libertad no condicionada que soplaron con este gobierno tan especial y revolucionario en todo sentido.
Y de yapa, metí un golazo inimaginado, que sólo yo y algunos podemos entender. Le puse en la boca a Timerman la frase "yo no soy el Canciller de los judíos", agregado con "tiene razón Eva". Redoblona, que me pagó doble. Me metí el premio en el bolsillo y lo saco para mirarlo cada vez que me acuerdo. ¡Cuánto gozo!
Invitada seis veces, camino por la calle y de vez en cuando descubro que alguien me reconoce y me sonríe. A veces me paran para saludarme. El 24 de marzo en la demostración en la Av de Mayo, me paraban cada rato para darme un beso y llamarme "la bloguera".
Esto para mí ha sido también un "dar la cara" a la exposición pública, un compromiso militante de pura cepa, sin pertenecer a ningún partido ni tener la promesa de un cargo, ni ningún favor, ni haberlo pedido ni necesitado. Me siento pagada, totalmente pagada con las acciones de gobierno y justificada por la calidad de personas que tuvieron y tienen Néstor Y Cristina, y la mayoría de los que los rodearon, como Agustín Rossi, Silvia Vázquez, Heller, Ricardo Forster, Horacio González, etcétera.
Con este escribí 728 posts. La mayoría de ellos elaborados con horas quitadas al sueño. Dí mucho más de lo que hubiera imaginado poder hacer, sin nadie que me mandara ni controlara, sola absolutamente sola.
Entonces. Hoy que por fin el pueblo argentino corrigió la impostura moral de ignorar el magnífico e inusual esfuerzo de Néstor y Cristina que hasta se cobró la vida de Néstor, hoy me siento por fin en paz.
No puedo gritar de alegría porque el dolor, las afrentas y la guerra siniestra de la Oposición ha sido repugnante. Por eso estoy disfrutando de la paz que siento, de los músculos relajados, de la sensación de Justicia que tengo en el alma por el reconocimiento que los votos le dieron a Cristina y Néstor.
Y sin alegría, con mucha tristeza veo al Ejército de sátrapas hundirse en su derrota y comerse la bosta de sus ataques impíos. Yo no me solazo ni del árbol caído por el viento ni del árbol derribado por el leñador poderoso. Siempre me da tristeza que tengamos que derribar árboles para poder subsistir.
Ya este blog se baja de la trinchera porque nuestra tropa es la victoriosa. Sólo será tribuna para alguna ocasión que cuadre seguir una discusión o poner un pensamiento en debate. Que la habrá y pronto.