El anterior post trae aparejada una discusión. ¿El pobre está deshumanizado? El párrafo siguiente del post anterior, puede ser discutible:
"Los pobres no tienen acceso a la condición humana. No pueden constituir una psiquis que funcione en todas sus posibilidades. Viven una vida más cercana a la del animal que a la del ser humano."
Es una afirmación muy dura, que a un lector, Alberto Sladogna, le pareció peyorativa.
Mi respuesta fue la siguiente:
"Alberto Sladogna
Los criterios a los que te referís, que tenga el "capitalismo" para considerar lo que es humano no tienen que ver con el criterio que estoy aplicando. Entiendo que un hombre nace sin ninguna condición humana, y que la humanización es un proceso que se adquiere por transferencia de los padres y la sociedad. Si ha heredado algo de los humanos que lo han concebido, es su indefensión absoluta, mayor aún que la de cualquier animal, puesto que el bebé del homo sapiens no tiene ni pelo en la piel como los monos, para soportar el frío, ni se puede parar en su patas para ir a proveerse de agua o de comida y sobrevivir.
El bebé nace completamente desprotegido, y si suciediera como ocurrió en La Plata, que una niña violada fue a parir a un baño en el medio del campo, abandonó el bebé, y una perra que estaba criando cachorros llevó el bebé a su lugar de crianza de los cachorros, si sucediera eso, ese bebé no alcanzaría la condición humana hasta que seres humanos no le transfirieran la humanización.
Ese es el concepto que estoy usando. Y que luego del nacimiento, la humanización es gradual. Que se alcanzan grados de humanización. Dependiendo de la transferencia que recibe el bebé, el niño o el adolescente. Luego el adulto puede llegar a ser excluído de tal manera de la actividad humana, que pude incluso permanecer en estado de deshumanización de alta grado, como para ni siquiera comprender las reglas morales básicas. Si querés, podés ver la película chilena El Chacal de Nahuel Toro, o la película francesa El Juez y el Asesino, que te muestran cómo un asesino deshumanizado por las condiciones de vida miserable, en la cárcel tiene oportunidad de instruirse y va comprendiendo la cuestión moral.
Baruch Spinoza lo dice, creo en su Ethica, que no se puede exigir el cumplimiento de un contrato a quien ni siquiera lo ha firmado."
Agrego acá que además de aumentar gradualmente, la humanización puede descender, el ser humano puede deshumanizarse, también gradualmente.
Las condiciones reales de la pobreza, que a veces es miseria, va haciendo al ser humano acomodarse a la realidad teniendo cada vez menos pretensiones y bajando cada vez más las expectativas. Puede alguna vez haber tenido una moral que le impedía ciertos comportamientos, y puede luego "olvidarse" de esa moral que no le garantiza ninguna devolución sino todo lo contrario.
El ser humano tiene emociones y deseos, y sus necesidades son más que las básicas de supervivencia. Cuando ni siquiera las básicas le son accesibles, puede incluso obturar la emoción y el deseo, deprimiéndose o volviéndose indiferente.
Un caso real y próximo es el de Alejandro Pitu Salvatierra. Leyendo su historia podemos ver todo esto. Podemos ver cómo el 2001 lo hizo descender hasta que nada le importaba. Y podemos ver cómo al tener una esperanza pudo proponerse estudiar el secundario y escapar a ese destino de terminar muriendo joven bajo las balas de la policía, que lo estaba esperando sin ninguna duda.
El ser humano debe poder soñar. Quien no pueda soñar con nada porque la realidad se lo impone, está en los escalones más bajos de la humanidad. Y no quiero decir que forzosamente esté por eso inducido al delito. No tiene por qué. Pero tampoco sería extraño que así sucediera.
No es justo juzgar a Romina Tejerina que mató a su bebé al parirlo, con la misma lógica que juzgamos a un asesino como Videla, que seguro ni siquiera habrá disparado un tiro con su propia mano para matar. No podemos juzgar a los pibes chorros con las mismas reglas. No podemos juzgar a los pobres, más aún si son menores, con las mismas reglas con las que juzgamos a un adulto o a un menor que no sufra la pobreza ni la marginación.
Pero también es justo decir que muchos de los pobres en la Argentina lo son porque son inmigrantes o migrantes del interior, que han dejado lo poco estable que poseían en busca de una oportunidad. Los inmigrantes de los países limítrofes, tanto como los migrantes internos de la Argentina, pueden tener o pueden haber tenido una contención comunitaria familiar que les ha permitido adquirir humanidad en muchos sentidos, y no necesariamente llegarán por la pobreza a estados inferiores de la deshumanización. Pero la pobreza estable es un motivo de acoso al sostenimiento de los valores humanos. Es una enfermedad que ataca más que nada a los más chicos que no tienen oportunidad de continuar la humanización.
El hacinamiento entre adultos y niños durmiendo unos con otros en pocas camas, los adultos en estado de ebriedad que tienen sexo en la sola habitación donde están los chicos. El calor infernal del verano, el frío terrible del invierno, el hambre, el estómago vacío, la falta de objetivos de la vida, el machismo de machos pobres aplicado a mujeres y niños pobres, todo eso es la pobreza. El que no lo quiera ver, mira para otro lado.
Hay que distribuir humanización, por lo menos la básica, la de tener una vivienda donde no se hacinen los habitantes, una vivienda que puedan pagar con trabajo.
Vivienda y alimentación básicas deben estar garantizadas para todos. No es posible que todavía no podamos hacerlo. No es posible. Falta imaginación o falta audacia, o falta pasión.
Yo confío totalmente en la Presidenta, sé que ella está en camino, y sé que hoy nadie más que ella, en ningún lado de la oposición ni la más lejana ni la menos lejana, tiene ni la más mínima intención de llegar a terminar con la pobreza.
Si nosotros no terminamos con la pobreza, no lo va a hacer nadie. Pero tenemos que tenerlo como un norte sin desmayo. Terminar con la pobreza. Distribuir humanización para poder aspirar a gozar de los derechos humanos universales.
Es una afirmación muy dura, que a un lector, Alberto Sladogna, le pareció peyorativa.
Mi respuesta fue la siguiente:
"Alberto Sladogna
Los criterios a los que te referís, que tenga el "capitalismo" para considerar lo que es humano no tienen que ver con el criterio que estoy aplicando. Entiendo que un hombre nace sin ninguna condición humana, y que la humanización es un proceso que se adquiere por transferencia de los padres y la sociedad. Si ha heredado algo de los humanos que lo han concebido, es su indefensión absoluta, mayor aún que la de cualquier animal, puesto que el bebé del homo sapiens no tiene ni pelo en la piel como los monos, para soportar el frío, ni se puede parar en su patas para ir a proveerse de agua o de comida y sobrevivir.
El bebé nace completamente desprotegido, y si suciediera como ocurrió en La Plata, que una niña violada fue a parir a un baño en el medio del campo, abandonó el bebé, y una perra que estaba criando cachorros llevó el bebé a su lugar de crianza de los cachorros, si sucediera eso, ese bebé no alcanzaría la condición humana hasta que seres humanos no le transfirieran la humanización.
Ese es el concepto que estoy usando. Y que luego del nacimiento, la humanización es gradual. Que se alcanzan grados de humanización. Dependiendo de la transferencia que recibe el bebé, el niño o el adolescente. Luego el adulto puede llegar a ser excluído de tal manera de la actividad humana, que pude incluso permanecer en estado de deshumanización de alta grado, como para ni siquiera comprender las reglas morales básicas. Si querés, podés ver la película chilena El Chacal de Nahuel Toro, o la película francesa El Juez y el Asesino, que te muestran cómo un asesino deshumanizado por las condiciones de vida miserable, en la cárcel tiene oportunidad de instruirse y va comprendiendo la cuestión moral.
Baruch Spinoza lo dice, creo en su Ethica, que no se puede exigir el cumplimiento de un contrato a quien ni siquiera lo ha firmado."
Agrego acá que además de aumentar gradualmente, la humanización puede descender, el ser humano puede deshumanizarse, también gradualmente.
Las condiciones reales de la pobreza, que a veces es miseria, va haciendo al ser humano acomodarse a la realidad teniendo cada vez menos pretensiones y bajando cada vez más las expectativas. Puede alguna vez haber tenido una moral que le impedía ciertos comportamientos, y puede luego "olvidarse" de esa moral que no le garantiza ninguna devolución sino todo lo contrario.
El ser humano tiene emociones y deseos, y sus necesidades son más que las básicas de supervivencia. Cuando ni siquiera las básicas le son accesibles, puede incluso obturar la emoción y el deseo, deprimiéndose o volviéndose indiferente.
Un caso real y próximo es el de Alejandro Pitu Salvatierra. Leyendo su historia podemos ver todo esto. Podemos ver cómo el 2001 lo hizo descender hasta que nada le importaba. Y podemos ver cómo al tener una esperanza pudo proponerse estudiar el secundario y escapar a ese destino de terminar muriendo joven bajo las balas de la policía, que lo estaba esperando sin ninguna duda.
El ser humano debe poder soñar. Quien no pueda soñar con nada porque la realidad se lo impone, está en los escalones más bajos de la humanidad. Y no quiero decir que forzosamente esté por eso inducido al delito. No tiene por qué. Pero tampoco sería extraño que así sucediera.
No es justo juzgar a Romina Tejerina que mató a su bebé al parirlo, con la misma lógica que juzgamos a un asesino como Videla, que seguro ni siquiera habrá disparado un tiro con su propia mano para matar. No podemos juzgar a los pibes chorros con las mismas reglas. No podemos juzgar a los pobres, más aún si son menores, con las mismas reglas con las que juzgamos a un adulto o a un menor que no sufra la pobreza ni la marginación.
Pero también es justo decir que muchos de los pobres en la Argentina lo son porque son inmigrantes o migrantes del interior, que han dejado lo poco estable que poseían en busca de una oportunidad. Los inmigrantes de los países limítrofes, tanto como los migrantes internos de la Argentina, pueden tener o pueden haber tenido una contención comunitaria familiar que les ha permitido adquirir humanidad en muchos sentidos, y no necesariamente llegarán por la pobreza a estados inferiores de la deshumanización. Pero la pobreza estable es un motivo de acoso al sostenimiento de los valores humanos. Es una enfermedad que ataca más que nada a los más chicos que no tienen oportunidad de continuar la humanización.
El hacinamiento entre adultos y niños durmiendo unos con otros en pocas camas, los adultos en estado de ebriedad que tienen sexo en la sola habitación donde están los chicos. El calor infernal del verano, el frío terrible del invierno, el hambre, el estómago vacío, la falta de objetivos de la vida, el machismo de machos pobres aplicado a mujeres y niños pobres, todo eso es la pobreza. El que no lo quiera ver, mira para otro lado.
Hay que distribuir humanización, por lo menos la básica, la de tener una vivienda donde no se hacinen los habitantes, una vivienda que puedan pagar con trabajo.
Vivienda y alimentación básicas deben estar garantizadas para todos. No es posible que todavía no podamos hacerlo. No es posible. Falta imaginación o falta audacia, o falta pasión.
Yo confío totalmente en la Presidenta, sé que ella está en camino, y sé que hoy nadie más que ella, en ningún lado de la oposición ni la más lejana ni la menos lejana, tiene ni la más mínima intención de llegar a terminar con la pobreza.
Si nosotros no terminamos con la pobreza, no lo va a hacer nadie. Pero tenemos que tenerlo como un norte sin desmayo. Terminar con la pobreza. Distribuir humanización para poder aspirar a gozar de los derechos humanos universales.