EL VERDADERO SUFRIMIENTO, el más desesperante, es el que no sabés por qué te ocurre. No entender por qué se sufre, enloquece. Y nos pasa todo el tiempo.
¿Qué te pasa? te preguntan y vos la verdad empezás a sacar del fondo de la bolsa los elementos que creés -sinceramente- que explican tu dolor. Sí, claro, vos sabés qué es lo que disparó la situación, aquello que produjo tu sufrimiento. Por ejemplo que te echaron del trabajo. O que el amor de tu vida te dijo que no te ama más. O que tu hermano te estafó con dinero. Claro que conocés el detonante. Solo el detonante.
Aunque cualquiera puede entender lo que sufrís porque te echaron del trabajo, por ejemplo, la verdad es que hay sufrimientos que superan el nivel de "normalidad" aceptado socialmente y adquieren niveles incomprensibles para tu círculo amistoso y familiar. Por eso los que te rodean te empiezan a "reclamar", primero en forma de "consejos", después en forma de "reproche", más tarde en hartazgo de escucharte, por último te empiezan a tirar las "culpas".
Lo que te pasa es que algo te ha destruído y tenés que hacer el esfuerzo de entender por qué. Es algo que vino como apéndice del motivo central. Algo que destruyó el edificio de tu psiquis. Como en una novela de misterio planteate descubrir el secreto que se esconde detrás de tu desesperación, de tu parálisis, de tu tortura interna que no te deja espacio para continuar tu vida a partir del detonante que te la interrumpió.
Es fácil entender por qué esa cosa está oculta. Es porque no tenés deseo de verla, y es porque es muy dura de soportar. Pero no tenés más remedio. Está ahí y tenés que sacarla a flote y reconocerla como lo que habías enterrado para olvidar. O lo que no habías imaginado siquiera que existía subyaciendo en tu interior, tal vez porque creaís que no te había tocado.
La verdad es lo único curativo en serio. Cuando te enfrentás a la verdad, por más dura que sea, se te acabó la desesperación y viene la aceptación de la realidad, el saber adónde estás parado, aunque te lleve mucho más atrás de lo que creías haber avanzado.
Ojo, un a cosa es la verdad y otra cosa es encontrar una hipótesis que avale el odio contra el que te hizo daño que solo sirve como trampolín para tirarte a una pileta sin agua. Nadie te pudo haber hecho tanto daño si vos no le presentaste un flanco vulnerable. ¿Dónde está tu vulnerabilidad?
PD: Nuestra vulnerabilidad es una tarima precaria sobre la que nos hemos montado a fuerza de no tener mejor sustento. Un día algo o alguien colocará el peso que esa tarima no soporta. Y la estructura se caerá, contigo arriba.
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