Uno de los soldados prisionero en esa barraca es el típico muchacho norteamericano farmer puritano, inocente y crédulo. El muchacho está casado y se fue a la guerra, y por supuesto, dejó a su esposa sola, joven, y hace ya mucho tiempo que falta del hogar, una tragedia que se repite en cada guerra.
Cuando llega el correo todos se abocan a leer la carta que les envió un pariente desde el hogar. Este inocente puritano repite en voz alta mientras lee, la frase "I believe it!", como diciendo ¡Yo creo !¿Por qué no iba a creer?
La carta es de su joven esposa que le cuenta algo de esta manera: "Te voy a contar una cosa que me pasó que no se puede creer. Aunque no lo creas, alguien me puso una canasta en la puerta de la casa. Aunque no lo creas, dentro de la canasta había un bebé. Aunque no lo creas el bebé es parecido a mí. No lo vas a creer."
Y el pobre puritano repetía con seguridad: YO LO CREO, YO LO CREO, ante la mirada respetuosa de sus compañeros que leían la carta en voz alta para enterarse de que era aquello por lo cual el soldado daba fe tan insistentemente.
Ahora, en la Argentina, nadie se traga que a Ernestina le pusieron no una sino dos canastas, justo en la época del Proceso. Nadie se lo traga. ¿Vos te lo tragás Ernesto Tenembaum?
Ernesto Tenembaum debe repetirse todas las mañanas, I believe it! I believe it!
*Prisioners of War
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