En el 2001 Adrián Pérez no va a estar en la memoria de la “doctora”, después de mucha playa y bronceado va a responder a su arbitrariedad, seguramente nombrando al más insospechado, a otro como éste. Ella sabe que tiene su nombre instalado en la tele, y no va a permitir que nadie venga con méritos propios a tener ningún crédito por los votos obtenidos. Todo debe deberse a ella. Se trata de un personaje de una soberbia impresionante, cuando no de una psíquis rayana en el delirio. Los que la votan lo hacen para perder. Sus votantes y ella son una mezcla de perdedores vocacionales. Ella, frente a cientos de personas, en el colegio Mariano Acosta, se permitió decir: “ustedes seguramente no van a ver el país soñado, pero en su lecho de muerte les pedirán a sus hijos que continúen con la lucha”. No Alejandro, no va a formar más cuadros que la foto de ella misma.
0 comentarios:
Publicar un comentario
No te olvides de tildar la casilla de suscribir a comentarios, si querés seguir este debate.
La autora del post lee TODOS los comentarios.
ANÓNIMO: ¡FIRMÁ CON ALGÚN NOMBRE O UN SEUDÓNIMO! para poder dirigirte una respuesta. Si no lo hacés, es porque no te interesa que te respondan. Por lo tanto borraré el comentario si veo que el anonimato tiene esa intención.