Aunque no lo creas, me acabo de sacar las esposas de los tobillos, las cadenas de las manos y el bozal para la boca. Me siento libre, liviana, como pudiendo volar. Todo porque salí del ropero y expuse la verdad de mi alma. Nada y nada menos que Cristina me decepcionó de tal manera que me resulta insoportable ver cómo tantos compañeros entran en la volteada de creer que está haciendo las cosas bien, mientras sin ningún esfuerzo de la vista se puede observar que esta campaña contra Alberto no puede tener ningún objetivo sublime. Destrozar a Alberto, por más inepto que sea, dando un espectáculo de poder interno que no se corresponde con un frente de unidad es un contrasentido que disuelve cualquier buen propósito. Por más que la admire por algunas cosas o muchas, por más que acuñé la frase "el mayor de sus errores es menor que menor de sus aciertos" y la dije por todos lados, por más que así lo haya pensado, ahora estoy asombrada, como golpeada con moretones en el alma. El menor de sus errores puede ser tan grande como el mayor de sus aciertos.
No hace falta que comentes. Da mucho dolor lo que estoy escribiendo. Pero da mucha paz poder expresarme y no tener que fingir en un colectivo donde por ejemplo, decir que las flores del pulover de Batakis son horribles, puede costarte la guillotina de las redes, o el malón de comentarios malhumorados que te reclaman la "autocrítica" . Y fue una bendición la posibilidad del bloqueo.
Hasta mañana a todos los que conservan para mi persona el respeto y la buena paciencia.
Hoy fue un día de cuadro impresionista, con los edificios lejanos sumergidos en la niebla suspendidos en el cielo gris y el orballo gallego mojándote apenas la cara con un poquito viento. Gocemos de la naturaleza en simbiosis con la urbe. Esta noche podrán verse reflejados las luces de los antiguos faroles en San Telmo sobre los adoquines que quedan sin pavimentar. Me voy a tomar un café al Bar Británico donde una vez nos agarró una lluvia de esas antológicas y grabé cómo volaba el agua sobre los adoquines y también el rugido del viento. Lo tengo en un celular viejo. Pero la nostalgia me llama. Estoy yendo.
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