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21 de enero de 2010

Caperucita, el lobo y el discurso oficial



¿Te contaban el cuento de Caperucita? ¿Te acordás si te daba miedo? A mí, no.

A mí no sólo no me daba miedo, sino que me tranquilizaba escuchar cómo la tonta de Caperucita caía en manos del lobo. Me parecía un cuento que empezaba haciendo justicia. Porque yo le "hacía caso" a mi mamá, a mi maestra, a los adultos en general. Así que ese cuento no estaba destinado a mí, sino a las nenas que "se portaban mal". Yo me portaba bien.

Lo que no entendía es por qué la abuelita resultaba ser la víctima en lugar de Caperucita. Me preguntaba por qué el lobo no se comía a Caperucita, y sí a una vieja que estaba en la cama. Yo quería coherencia, que se castigue al que desobedeció. No importa que la abuelita pueda haber tenido la culpa de haber educado mal a la madre de Caperucita, y que sus faltas hubieran alcanzado a la nieta. Yo no entendía de vericuetos. Tampoco era cuestión de edad para ser imputable.

Igualmente disfrutaba con erotismo perverso de la secuencia de preguntas y respuestas entre el lobo disfrazado de abuela y Caperucita, cuando Caperucita le hacía preguntas que iban "in crescendo" en dramatismo, hasta que el lobo contestaba su "para comerte mejor" y se la iba a tragar justo cuando llegaron los leñadores. Yo sabía que a mí el lobo no me iba a agarrar porque yo no me ponía a juntar a flores, y que algo hizo Caperucita para provocar al lobo, así que mi perversión podía tener rienda suelta ya que no estaba involucrada.

Lo que seguía tampoco me cerraba. Que los leñadores cazaran al lobo, le abrieran la panza y rescataran viva a la abuelita, me parecía que eso no podía pasar. Cuando un animal se come a una persona, primero la desgarra, me decía. Yo era realista, racional. No sabía que de todas las matanzas dejan algún sobreviviente para contarlo.

Además, que le llenaran de piedras la panza al lobo hasta que el lobo muriera ahogado por su peso cuando fuera a tomar agua al río, yo no quería escucharlo, me parecía que era una atrocidad vengativa sin sentido, morbosa, y que no tenía nada que ver con el cuento. Que el lobo era lobo, y no había que provocarlo. Y que de una vez por todas había que terminar con los enfrentamientos y los rencores.

Y que si en el cuento la culpable de todo era Caperucita, ¿por qué nadie le recriminaba nada? ¿Acaso el cuento quería decir que no importa desobedecer a la mamá, que el culpable termina siendo el lobo, justo a un animal, que no tiene la culpa de ser un animal?

Todos esos pensamientos me anduvieron en la cabeza, preocupada por la incoherencia de los premios y castigos con el discurso moral, hasta que un día se confirmó mi sospecha de que portarse bien no era siempre el seguro para ser feliz, que había algo más.

Resulta que a la vuelta de mi casa vivía una familia muy católica de la cual me hubiera olvidado totalmente si el hijo mayor, de 18 años, no hubiera desaparecido de la casa y luego hubiera vuelto después de un mes a presentar a la mujer y al hijo recién nacido. El barrio conmocionado por la desaparición de "el Alejandro", más conmocionado estaba con la novedad traída a su vuelta.

Vino a casa Doña María, la madre del Alejandro, con el nieto en brazos, y mi padre le hizo algún comentario sobre el proceder del hijo, a lo cual Doña María contestó oronda y con una sonrisa: así se hace Don Enrique, así se porta un macho, ese es mi hijo. Y mi padre sonrió como afirmando los dichos de Doña María, frente a mí, que me tragaba entero el verso de "portarse bien".

Y me quedó para siempre esta vuelta de tuerca, de Caperucita a Doña María, como incógnita sin resolver, por lo cual seguí por inercia la senda más recta, la que venía del discurso oficial. Cuando me dí cuenta de que estaba errada, era tarde, había pasado los años más hermosos resistiendo la tentación.

Tarde me dí cuenta (porque empecé a verlo a mi alrededor) que las chicas y chicos que eran felices, todos se habían ido por los senderos de flores aunque la madre les había dicho otra cosa. Claro que algunos se habían encontrado con el lobo. Pero ninguno de los que había hecho el camino recto había llegado a otro lugar que a la vetusta casa de la abuelita.

También me dí cuenta de que en las novelas de la tarde todas las protagonistas siguen el camino de Caperucita, por el camino de las flores; que todas se encuentran con el lobo, pero que al final siempre los leñadores le dan caza, le llenan la panza de piedras, y el lobo se ahoga en el río, mientras Caperucita es feliz, y son felices las espectadores observando el castigo al lobo.

Las novelas les cuentan a las mujeres el cuento de Caperucita que no entendieron cuando todavía había tiempo para ser feliz.

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Pino Solanas, su política buitre y la resolución de Ballesteros

EN QUÉ CONSISTE LA POLÍTICA "BUITRE" DE SOLANAS 9/01/2010
Buitre, porque para conseguir el poder se alía estratégicamente con la derecha como un comensal, y la alienta al proceso de destruir al Gobierno creyendo poder así alzarse con el poder al fin de la destrucción, porque confía en que su discurso más verborrágico e incendiario que el de la misma derecha, va a poder eclipsarlo y finalmente va a poder liderar el último tramo de la destrucción y alzarse con el poder.
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RESUELVO: 1) SOBRESEER DEFINITIVAMENTE en la presente causa N° 14467(expte 7723/98) en la que no existen procesados (art. 434 inc. 2° del Código de Procedimientos en Materia Penal) 2) REMITIR copia de la presente resolución (mediante disco) y poner las actuaciones a disposición de las HONORABLES CAMARAS DE SENADORES Y DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LA NACION para su consulta o extracción de copias de las piezas procesales que se indiquen a los efectos que estimen conducentes. TEXTO DEL FALLO Leer comentarios

Cuentos de vida

12/02/2008 EL HOMBRE DEL PODRIDO TORNILLO(cuento)
Voy caminando sin mucho apuro para abrir mi óptica. Desde lejos veo que alguien que no conozco está frente a la puerta. El hombre consulta el reloj en su muñeca. Cruza los brazos sobre el pecho. Levanta la cabeza hacia el cielo. Baja luego la cabeza y mira sus zapatos. Descruza los brazos y mete las manos en los bolsillos. Termina la secuencia espasmódica descansando su esqueleto sobre un auto estacionado, mirando la puerta cerrada de la óptica. Vuelve a mirar el reloj. Sigue...
22/02/2010 - UN ÁNGEL EN COLECTIVO (relato)
Yo estaba tan embarazada, que había pasado la fecha de parto y mi familia me cargaba con la siguiente pregunta ¿y cuándo vas a parir? Y yo me reía, esperando que la naturaleza se ocupara en cualquier momento de que llegara mi bebé.
Lady D también estaba embarazada de su primer hijo. El papá de mi hijo decía que nuestro bebé tenía mejor ajuar que el hijo del Príncipe Carlos. Eran épocas de todo importado, y yo, eufórica por mi maternidad, había comprado el mejor cochecito de Harrod's y las ropas y utensilios para bebé, de lo más hermosos que encontré. Leer completo...
06/03/2008 - LOS GLADIOLEROS (cuento)
En el baño empezó a gotear la ducha. Hace de esto cinco años. Llamé a uno de esos brujos de la humanidad que atesoran saberes aquilatados y añejados en paneles de roble, uno de esos que miramos las mujeres agachando la cabeza, reconociendo nuestra inferioridad por efecto de la prueba contundente.
El plomero, que aparece con su bonete inmenso sobre el cual tiene una estrella, trae consigo herramientas que como la varita mágica, sólo obedecen a su secreto conjuro. La casa es un poco vieja, me dijo al irse, la próxima vez no le va a poder cambiar el cuerito a la canilla, va a tener que cambiar los caños. La sentencia estaba echada.
Cinco años después, es decir, ahora, se volvió a romper el cuerito y volvió a gotear la ducha. Leer más...
9/10/2008 - LOS JUDÍOS Y LOS REYES MAGOS (cuento)
Era la mañana del 6 de enero de 1954. Verano. En ese año yo iría al colegio por primera vez. Era la hija mayor de un matrimonio de judíos polacos inmigrantes. Teníamos un local de comercio seguido de vivienda, como había entonces. En el local, estaba mi papá. En la cocina de la vivienda, estaba mi mamá haciéndome el desayuno. Mis dos hermanitos, de 3 y 4 años, estaban aún en las cunas. Yo desayuné, y como hacía todos los días, salí a la calle a jugar con mis amiguitas. Serían las 10 de la mañana. Salgo a la calle y lo primero que veo es que todas mis amiguitas están juntas, y tienen algún juguete en la mano. Me extrañó muchísimo.
La Susi, mi mejor amiguita, tenía una enorme muñeca de trapo que yo no conocía, y la abrazaba y la ponía en el suelo a caminar, y la muñeca blanduzca se bamboleaba sacudiendo las trenzas rubias de hilos de lana de tejer.Leer Más...
16/09/2008 - MI LIBRO DE LECTURA DEL 55 (cuento)
El 16 de septiembre de 1955 yo tenía siete años, y estaba en "primero superior" (hoy segundo grado) de la escuela primaria.
La Revolución Libertadora trajo un cambio a la Escuela. Desaparecieron los carteles que cubrían las paredes en su parte superior tocando el techo de mi aula. De letras inmensas, decían "Segundo Plan Quinquenal-Perón cumple-Evita dignifica". La palabra "quinquenal" me encandilaba con sus sonidos juguetones, y no entendía bien qué quería decir "dignifica".
La presencia de Perón y Evita se trocó por paredes ascépticas, vacías, que me impresionaron cuando volví a la Escuela, después de unos días de asueto. El retrato de San Martín lucía ahora solitario y único símbolo del aula, como frío testimonio en blanco y negro de una historia lejana, sin la companía de aquellos carteles de colores alegres, de fondo amarillo y letras rojas, que representaban cosas del presente. Leer más...
13/11/2008 - GUEFILTE FISH (cuento)
Como yo soy la intelectual de la familia, mi cuñada Rivke me tiene envidia. ¿Qué creías? Te voy a contar lo que pasó. Era Rosh Hashaná y mamá invitó a hacer fiesta en su casa. Yo no le dije que no, ¿qué, acaso quiero cocinar para diez personas? Si a ella le gusta, que lo haga ella. El día que no esté mamá, va a ser otra cosa. Ahí voy a tener que cocinar yo, porque no voy a esperar que mi cuñada aprenda a cocinar, ni voy a comer esas porquerías que hace que no tienen gusto a nada.
Bueno, te estaba diciendo. Resulta que me puse a leer la historia del guefilte fish, en un libro antiguo de cultura idish. Vos sabés que a mí me gustan los libros, no voy a dejar de leer libros sólo para que mi cuñada no se sienta mal. Entonces leí que el guefilte fish estaba formado por tres distintas clases de pescado por una razón. Yo siempre me pregunté cuál serìa la razón de que fuera necesario hacerlo de distintos pescados. Leer más...
24/12/2008 - UN CUENTO DE NAVIDAD (cuento)
A pesar de ser judía, celebré Navidad mientras duró el matrimonio con el padre de mi hijo, que murió en el año 1994. Era gallego, socialista y agnóstico, pero le encantaba la Navidad, una costumbre que su madre engalanaba con una enorme Empanada a la Gallega que quedó en la memoria de sus cinco hijos. La Empanada a la Gallega de Doña Encarnación, a quien no tuve el gusto de conocer porque llegué tarde a la vida de esa familia, se repetía cada Navidad, con el consiguiente comentario obligado, “nada que ver con la que hacía la vieja”.

Mi nene era muy chiquito, recién ese año se había dado cuenta del personaje de Papá Noel. Su papá se disfrazaba y hacía las delicias de todos los chicos. Le habíamos dicho que iba a venir Papá Noel, con una bolsa de regalos. Leer más...
04/05/2008 - BUNGE ME SALVÓ LA VIDA (relato)
Bunge me salvó la vida con el mismo extraño mecanismo con el que mi hermanito descubrió la palmeta. Primero cuento la historia de mi hermanito. Después retomo con Bunge.
Capítulo 1. El extraño caso de mi hermanito y la palmeta
Un día apareció Raid.
Un aviso novedoso decía por televisión: ¡con la palmeta NO! ¡Llegó Raid! y aparecía en un dibujo animado, una palmeta estrellando insectos en la pared enchastrada de moscas aplastadas, y luego una señorita disparando el Raid por el ambiente. Mi hermanito y yo estábamos mirando televisión, y ambos nos asombramos. Leer más...