El Estado Tradicional, el Estado Ocasional y el asesinato de Candela.

La Sociedad está dividida ideológicamente según lo que piensa cada sector respecto del rol del Estado. Es lo mismo acá que en todo el mundo, la misma discusión, una verdadera divisoria de aguas.

Repasemos, para quien no tenga claro el asunto, de qué se trata la discusión. (El que lo tenga deglutido puede pasar los dos párrafos que siguen por alto):

Se discute el rol Estado en su intervención o no en el mercado (regulación de precios, del dólar, de los salarios, de las importaciones y exportaciones, etc.), en la educación universitaria pública y gratuita o no, en el "recorte de los gastos" o "la inversión en políticas públicas, en todo lo que estuvimos discutiendo arduamente por la política del gobierno nacional y popular que le dice SI al involucramiento activo del Estado para la inclusión social y el desarrollo económico. Y además este sector "estadista" (no estatista, ojo) no cree en la represión a la protesta popular, no requiere de Fuerzas de Seguridad pertrechadas para la guerra contra los "molestos" que protestan.

Del lado de la "oposición política" y sus secuaces los medios, (o al revés, los medios más el poder económico con sus secuaces de la "oposición política") está la versión ideológica de que el Estado debe permanecer lo más paralítico posible en cuestiones que no sean estrictamente la Educación Pública barata para los pobres, lo mismo la Salud Pública elemental para pobres, aunque a la Seguridad le den un valor superlativo, no por la Seguridad de los habitantes sino por la Seguridad de los gobernantes atacados por sus políticas hambreadoras que para imponerlas necesitan reprimir al Pueblo con una Policía bien pertrechada, con muchos uniformados y antipopular.

Sigamos. Pertenecer al Estado no significa siempre defender al Estado como ente distribuidor de igualdad. Se puede estar en el Estado y defender al sector que quiere el poder fuera del Estado, en dominio del poder económico.

Hemos visto el conflicto que apareció cuando Redrado dejó de defender el uso de las reservas del Banco Central para el pago de la deuda. Redrado era funcionario del Estado, era parte de un proyecto, pero de pronto se "rebelo", no lo defendió en su capacidad de suministrar igualdad, sino que intentó desplazarlo de lugar hacia los sectores financieros. En el momento de la "rebelión" de Redrado pudimos ver una traición, una fidelidad mentida, una infiltración en el gobierno nacional y popular, que ahora no vale la pena describir en detalle.

Pero hay cosas peores que la infiltración de Redrado, que aunque se armó su barricada, con decisión y destreza se lo pudo remover del tablero. Hay una infiltración que es oscura, solapada, secreta, mafiosa, que sostiene en la catacumba la memoria y la fidelidad al proyecto contrario al Estado como actor de distribución de igualdad. Esta infiltración es un verdadero "enquistamiento".

Las entidades permanentes del Estado, que son la Justicia, la Policía y las Fuerzas Armadas, tuvieron sus épocas de "señoreo", "gloria", "privilegios", "jolgorio" y valetodo durante casi toda la Historia. Estas entidades constituyen la herramienta de poder del Estado, en cuanto constituyen su "fuerza". Pero desgraciadamente, no están exactamente al servicio del gobierno como deberían.

La Justicia se entiende como "independiente" del gobierno de turno, y eso le reclama la sociedad democrática. Las Fuerzas Armadas y la Policía, que deberían estar al servicio del gobierno, son entidades con su propia historia, con su formación ideológica, con su genética propia que a través de los años sigue un lineamiento y fidelidad internos.

En nuestro país, el Poder Judicial junto a las Fuerzas Armadas y la Policía han sacado gobiernos y puesto otros a su arbitrio, han proscripto partidos políticos habiendo llamado a elecciones, han perseguido ideologías, detenido y torturado también en épocas democráticas, y nunca hubo ningún problema en su consenso y articulación para esos menesteres. Si alguna vez algún militar se sublevó, o dos sectores del Ejército se pelearon, nada impidió que las cosas volvieran a su cauce "normal" hegemónico.

La representación del Estado que asumen el Poder Judicial, las Fuerzas Armadas y la Policía, es más grande que la reperesentación que la ciudadanía le confiere a los gobiernos. Esa tríada sometió, bajo el poder de un Estado Tradicional, a los gobiernos que representan un Estado Ocasional.

La lucha que llevó este gobierno por disciplinar a las Fuerzas Armadas y volverlas democráticas, ha sido exitosa. Desde bajar el cuadro de Videla hasta anular las leyes de impunidad, todos fueron pasos necesarios. Fue fundamental el haber anulado la Ley de Obediencia Debida, gracias a la decisión histórica de Néstor Kirchner. Esa ley vigente, no sólo impedía juzgar a los militares subalternos a la Junta. Era el huevo de la serpiente. Cada militar, cualquiera sea su rango, sabe que hoy pesa sobre su culpa el cumplimiento de una orden contra los derechos humanos de las personas.

La Policía en cambio no pudo ser disciplinada. Se trata de una Fuerza subalterna, de rango inferior. Un militar no debe dejarse detener por un Policía, es considerado una humillación a su jerarquía. La Policía no hace migas con las Fuerzas Armadas, pero sí con los Jueces, que representan un Poder "independiente" del gobierno. La Policía es una servidora de los Jueces, está bajo su demanda. Como fuerza, la Policía siente que la tiene por encima del ciudadano común, ya que puede allanar su casa, detenerlo, investigarlo y encerrarlo en una celda, y dispararle si porta un arma que ha disparado. Se pone gustosa a las órdenes de un gobierno que reprime a la población. Pero no lo es fácil ser guardiana del orden sin sacar el arma. Cuando un policía tira fácil del gatillo contra un morochito del conurbano, se siente aliado de la Justicia. Piensa que en esas cosas no debería meterse el gobierno.

Los Jueces que gozan de una "independencia" del gobierno que les permite depender sin culpa del poder económico, que se dan el gusto de cajonear causas, o sobrevivir en el cargo después de haber negado hábeas corpus a familiares de desaparecidos, o que dan amparo a causas perdidas para extender una ilegalidad en el tiempo y cobrar en efectivo, son aquellos que prefieren el Estado para pocos, a cargo de funcionarios que se subordinan al poder económico, porque ellos pueden hacer sus negocios sucios con la delincuencia por intermedio de sus amigos policías.

Esto es lo que pasa en el asunto de la asesinada Candela. Los entramados del Estado Tradicional se chocaron contra los del Estado Ocasional, que es el gobierno. ¿Cómo?

De un manotazo una madre cuya hija fue secuestrada en el marco de los sucios negocios amparados por el Estado Tradicional, pone en jaque al Estado Ocasional que en este caso es decididamente nacional y popular, y le arrebata de las manos la dirección del salvataje de su hija.

Cristina Fernández, homónima de la Presidenta, es la titular del Registro del Extavío de las Personas, un organismo creado por Néstor Kirchner para no dejar en manos de particulares los asuntos que le corresponde manejar al Estado, como es el extravío de las personas. Ella intentó en 2009 convocar a Juan Carr para que coordine las acciones de solidaridad privada con el marco que impone el Estado, pero el "bueno" de Juan Carr no contestó a su llamado. Nunca fue a verla.

En la decisión de Juan Carr, de desestimar al Estado queriendo ocuparse de este asunto, tenemos su clara definición ideológica en referencia al rol del Estado. Pero no sólo eso. Tenemos también una actitud militante en contra del Estado igualitario. Porque su misma presencia en los medios, tan carismática, con su organización solidaria, funcionan de golpe de puño en la mandíbula de un gobierno que "no soluciona" los problemas de Seguridad de las personas. Juan Carr, con su organización solidaria, milita contra el igualitarismo militando contra el gobierno, y eso no es nada inocente. Juan Carr no se preocupa por demandar al Estado Ocasional. Con su presencia acusa sin decirlo al Estado. Lo acusa de inútil por naturaleza y por eso dice que los ciudadanos "deben involucrarse y ser solidarios" ya que el Estado no sirve.

En el marco de defensa del Estado Tradicional contra el Estado Ocasional, del que forman parte los medios hegemónicos en la Argentina, (lo dijo el mismo Magnetto los diarios duran cien años, los gobiernos seis), estos han perdido ahora toda dimensión de pudor sobre amarillismo periodístico, y dando manotazos de ahogado por el triunfo electoral de Cristina, se aferraron a la causa de Candela soñanado con imponer sobre la Argentina una dramática sensación de Inseguridad, todo para que ocurra el milagro de que Alfonsinito o Binner lleguen al ballotage.

Por eso le pusieron los micrófonos a la madre de Candela, a toda hora, día tras día, no importa que nunca antes hubiera sucedido algo similar cuando hay tantos extraviados sin difusión. Pero más todavía. Todas las fuerzas vivas que se contraponen a la distribución de igualdad de este Estado Ocasional del kirchnerismo, se pusieron en funcionamiento y entró en escena Juan Carr convocando a los actores para recibir denuncias, cumpliendo el tristísimo papel de interferir la directa llegada de información a manos de los autorizados obligados a investigar. ¿Desde cuándo una persona con información no tiene la obligación de ir a la Policía? Desde que se intenta desarticular al Estado Ocasional, despreciarlo, aplastarlo y hacerlo migajas. Eso quería Juan Carr con su inteligente operativo en salvataje del Estado Tradicional.

Tan desorbitada fue toda esta operación, que ni la misma Presidenta se pudo aislar de participar en este fenómeno. El fiscal de la causa decía a viva voz cuál era su próximo procedimiento, cuando se sabe que el secreto de los procedimientos salvan la vida de un secuestrado. Al lado de la madre de Candela, repetía que ahora iba a rodear la manzana y allanar casa por casa. Lo hacía como cómplice consciente del movimiento destructivo general del respeto a las instituciones y autoridades.

Nos enteramos por Cristina Fernández del Registro, que tampoco Missing Children hace lo que debería hacer. Que la foto difundida de una víctima de Trata, condena a la víctima a tener una marca en la frente si es salvada de la servidumbre. Nos enteramos que las víctimas de Trata deben tener su imagen protegida y no debe ser difundida. Porque además nunca aparece nadie porque haya sido visto. Sólo aparece alguien a quien haya encontrado la investigación judicial.

Si Candela hubiera sido secuestrada por Trata y aparecía dentro de unos meses, ella no hubiera podido vivir en la Argentina, porque cada habitante vio su carita y la reconocerían, y recordarían que fue prostituída.

El corolario es que el Estado Tradicional se mordió su propia cola como el perro. Ahí los vimos a todos recular. La madre no logró salvar la vida de su hija con tanto desparpajo y publicidad en lugar de permanecer en silencio confiada en una investigación cautelosa . Ella despreció al Estado, y Candela recibió las consecuencias de su brutalidad. Nunca como en esa mujer se vio expuesta la mafia desafiante contra todo lo que está instituído en la organización de nuestra sociedad. Ella sola dirigió las actuaciones, los medios la seguían, Juan Carr la seguía, el fiscal la seguía, los actores seguían a Juan Carr.

Esta mañana muy temprano, Gustavo Sylvestre tuvo en el teléfono a Juan Carr, pero no se animó a contestar. Se ve que decidió salirse de la escena.

El resultado desgraciado, como fruto de tanta imbecilidad, fue el asesinato de una pobre criatura inocente que debería crear en nosotros la indignación correspondiente como para que esto no lo pague sólo el asesino, sino todos los que contribuyeron con su ideologia a despreciar la lógica que debía haberse impuesto si no fuera por la esperanza en el milagro de que Binner llegue al ballotage y quede abierto el sueño de destruir este Estado Ocasional que se está haciendo más perdurable en el tiempo de lo que algunos pensaban soportar.