Escribe Marcelo Vallasciani
corresponsal excluisivo de
La cosa y la causa en Chile
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Hace bastante tiempo, leyendo un blog sobre crianza de avestruces, encontré una discusión entre criadores que me llamó la atención: Algunos decían que lo mejor era dejar que el avestruz comiera lo que quisiera, ya que él sabía qué era lo mejor para su alimentación. Otros insistían en que había que preocuparse de la composición del alimento balanceado. El gurú del sitio (había que tratarlo con reverencia) zanjó la discusión con un fallo inapelable y admirable, que trataré de reproducir hasta donde me alcanza la memoria:
“El avestruz sabe, por instinto, qué es lo mejor para su salud. Sabe qué debe comer para crecer sano y fuerte para correr rápido y escapar del criadero. Lo que nosotros buscamos, como criadores, es que coma lo necesario para crecer gordo, poner buenos huevos y darnos carne, plumas y aceite. Por lo tanto, no podemos dejar que coma lo que a él se le antoja”.
No tengo idea por qué guardo esta clase de boludeces en el mate. Hasta que un día me acordé de esa historia y se me ocurrió reemplazar la palabra avestruz por “mercado”. Y me encontré con los que defienden al mercado diciendo que el mercado es bueno, que se regula solo, que los problemas del mercado se resuelven con más mercado, y que el mercado sabe qué es lo mejor para sí mismo, y que si dejamos de intervenir tendremos un mercado más saludable. Claro, estas son todas verdades de perogrullo, irrebatibles, inapelables… pero ¿qué me importa a mí tener un mercado saludable? ¿para qué nos sirve tener un mercado sano y fuerte? ¿no será mejor tener ciudadanos sanos y fuertes y contentos? ¿el mercado nos va a dar algo?
Hoy estamos peleando en Chile por la reforma del sistema educativo. Tenemos una educación de mercado: si tienes poco, te educas poco. Hay escuelas que cobran un poco de plata, un precio que sirve para dejar fuera al que no puede pagar. Al dejar fuera al más pobre, no tienen que cargar con el “lastre” de chicos mal nutridos y por eso salen mejor evaluadas en las pruebas de rendimiento. Otras cobran un poco más caro, y con eso dejan fuera a los chicos que no tienen internet en la casa. Y por supuesto, los resultados de sus evaluaciones son un poco mejores aún. Y si seguimos subiendo el precio, vienen las escuelas que sólo reciben hijos de profesionales que pueden pagar cuotas caras y que en sus casas tienen libros (tremendo lujo para este país, que cobra IVA a los libros que ya vienen caros). En este último grupo la escuela ya tiene casi todo el trabajo hecho desde la casa, así que para los “sistemas de medición de la calidad de la educación” (SIMCE) sacan notas excelentes. Al final, la prueba SIMCE no mide la calidad de la educación sino el nivel socioeconómico. Entonces, el mercado dice: “las escuelas públicas tienen las notas más bajas, por lo tanto son peores, y por eso la gente prefiere las privadas”. Eso es lo que nos da el mercado: que se jodan los pobres, porque para eso son pobres.
Hace pocos años estaba trabajando en el laboratorio de un hospital grande, ayudando a poner en funcionamiento unas pruebas para diagnóstico de diabetes. Observaba cómo, con el correr del tiempo, había cada vez más diabéticos pasando por el control de salud. Y pregunté si había realmente más diabéticos, o si sólo había aumentado el número de casos diagnosticados. Una doctora me lo explicó de la siguiente manera:
“Las dos cosas van de la mano. Como tenemos mejores sistemas para la detección temprana, podemos diagnosticar más casos y darles tratamiento oportuno. Los diabéticos diagnosticados tempranamente pueden vivir más, y pasar sus genes a la próxima generación. Esto hace que nazcan más diabéticos. En resumen, la medicina se opone a la selección natural”
El médico, frente a un prójimo más débil hace lo contrario de lo que dictaría la “supervivencia del más apto”. En vez de aprovecharse de su debilidad, dedica su esfuerzo a ayudarlo. En términos de selección natural, está promoviendo la proliferación de congéneres menos aptos para la caza y la lucha. Como especie vamos perdiendo pelos, nuestras mandíbulas se hacen menos fuertes… vamos alejándonos de nuestros simiescos antepasados. Me decía Beppe Carugo que el primer acto médico fue la cocción de los alimentos, y mirándolo desde esta perspectiva creo que tiene razón.
Chile aplicó para la educación de sus niños un modelo de libre mercado en el que el Estado tomó un papel subsidiario. Pero aún la parte que le toca al Estado quedó regulada por el mercado: la financiación de las escuelas no proviene del gobierno central sino de cada municipalidad. En consecuencia, las municipalidades pobres tienen escuelas pobres… que reciben alumnos pobres y los amansan para que sigan siendo pobres.
Si queremos seguir llamándonos humanos sin que nos de vergüenza, tenemos que mirar al más débil y ayudarlo a superar una dificultad que ni siquiera eligieron. No estamos hablando de “mantener vagos”, como dicen espontáneamente quienes no ven más allá de su ombligo. Vagos hay en todos lados, vagos con plata y sin plata. Los vagos tienen la culpa de ser vagos, pero los pobres no tienen la culpa de ser pobres.
Para quienes lo miran desde afuera, es difícil entender cómo llegamos a tener un país en la calle protestando cuando hace muy poco recibíamos felicitaciones por lo ordenado de nuestra economía…
Revisando en los cajones de la memoria (tengo síndrome de Diógenes, pero a veces me sirve de algo), me encontré con esta explicación que reproduzco sin permiso de su autor:
Hace un par de años teníamos un gobierno que llegó a tener una alta popularidad, con un mensaje socialista. Pero en los hechos ese gobierno no supo, no pudo o no quiso honrar su discurso en la medida que la ciudadanía quería, pedía y necesitaba.
Las causas de que se hayan conformado con sus logros y no hicieran transformaciones más importantes todavía se están discutiendo. Esa discusión ya tiene varios heridos, muertos, algunos que se sacaron la careta y otros que directamente se hicieron tránsfugas.
Lo concreto es que los votantes se cansaron. Habían votado varias veces por la misma coalición porque representaban un cambio respecto de la dictadura. Había reclamos, pero se hacían en voz baja porque “había que cuidar la democracia”. La derecha hacía críticas, muchas con base real, pero no conseguían resonancia en la ciudadanía, que se negaba a votar por quienes habían estado al lado del dictador. Hasta que el cansancio pudo más. Queremos un cambio, dijeron, y compraron el discurso de la derecha.
A poco andar, se notó que la mano venía peor que antes: la nueva administración no sólo no cree que tengamos problemas sino que resulta completamente sorda a las demandas populares. Ni siquiera entienden de qué les estamos hablando. Creen estar haciendo “enormes concesiones” al ofrecer algunos subsidios, becas y ayudas. Y desde su punto de vista, claro que son concesiones importantes.
Pero no entienden nada cuando se les dice, por ejemplo, que es impresentable que en nuestro país sea el propósito de lucro lo que define la clase de educación que podemos tener. Está más allá de su capacidad de comprensión. Creen que son ideas “comunistas” y el fantasma soviético los despierta por las noches, sudando y repitiendo “¡eso sí que no!”.
Los más viejitos estábamos ya dentro de la olla cuando iba subiendo la temperatura del agua. Nuestros jóvenes cayeron al agua cuando ya estaba caliente. Ellos están pegando los saltos y pataleos que nosotros no dimos porque temíamos volver al pasado. Ellos quieren otro futuro. Nosotros también.
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La cosa y la causa en Chile
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Hace bastante tiempo, leyendo un blog sobre crianza de avestruces, encontré una discusión entre criadores que me llamó la atención: Algunos decían que lo mejor era dejar que el avestruz comiera lo que quisiera, ya que él sabía qué era lo mejor para su alimentación. Otros insistían en que había que preocuparse de la composición del alimento balanceado. El gurú del sitio (había que tratarlo con reverencia) zanjó la discusión con un fallo inapelable y admirable, que trataré de reproducir hasta donde me alcanza la memoria:
“El avestruz sabe, por instinto, qué es lo mejor para su salud. Sabe qué debe comer para crecer sano y fuerte para correr rápido y escapar del criadero. Lo que nosotros buscamos, como criadores, es que coma lo necesario para crecer gordo, poner buenos huevos y darnos carne, plumas y aceite. Por lo tanto, no podemos dejar que coma lo que a él se le antoja”.
No tengo idea por qué guardo esta clase de boludeces en el mate. Hasta que un día me acordé de esa historia y se me ocurrió reemplazar la palabra avestruz por “mercado”. Y me encontré con los que defienden al mercado diciendo que el mercado es bueno, que se regula solo, que los problemas del mercado se resuelven con más mercado, y que el mercado sabe qué es lo mejor para sí mismo, y que si dejamos de intervenir tendremos un mercado más saludable. Claro, estas son todas verdades de perogrullo, irrebatibles, inapelables… pero ¿qué me importa a mí tener un mercado saludable? ¿para qué nos sirve tener un mercado sano y fuerte? ¿no será mejor tener ciudadanos sanos y fuertes y contentos? ¿el mercado nos va a dar algo?
Hoy estamos peleando en Chile por la reforma del sistema educativo. Tenemos una educación de mercado: si tienes poco, te educas poco. Hay escuelas que cobran un poco de plata, un precio que sirve para dejar fuera al que no puede pagar. Al dejar fuera al más pobre, no tienen que cargar con el “lastre” de chicos mal nutridos y por eso salen mejor evaluadas en las pruebas de rendimiento. Otras cobran un poco más caro, y con eso dejan fuera a los chicos que no tienen internet en la casa. Y por supuesto, los resultados de sus evaluaciones son un poco mejores aún. Y si seguimos subiendo el precio, vienen las escuelas que sólo reciben hijos de profesionales que pueden pagar cuotas caras y que en sus casas tienen libros (tremendo lujo para este país, que cobra IVA a los libros que ya vienen caros). En este último grupo la escuela ya tiene casi todo el trabajo hecho desde la casa, así que para los “sistemas de medición de la calidad de la educación” (SIMCE) sacan notas excelentes. Al final, la prueba SIMCE no mide la calidad de la educación sino el nivel socioeconómico. Entonces, el mercado dice: “las escuelas públicas tienen las notas más bajas, por lo tanto son peores, y por eso la gente prefiere las privadas”. Eso es lo que nos da el mercado: que se jodan los pobres, porque para eso son pobres.
Hace pocos años estaba trabajando en el laboratorio de un hospital grande, ayudando a poner en funcionamiento unas pruebas para diagnóstico de diabetes. Observaba cómo, con el correr del tiempo, había cada vez más diabéticos pasando por el control de salud. Y pregunté si había realmente más diabéticos, o si sólo había aumentado el número de casos diagnosticados. Una doctora me lo explicó de la siguiente manera:
“Las dos cosas van de la mano. Como tenemos mejores sistemas para la detección temprana, podemos diagnosticar más casos y darles tratamiento oportuno. Los diabéticos diagnosticados tempranamente pueden vivir más, y pasar sus genes a la próxima generación. Esto hace que nazcan más diabéticos. En resumen, la medicina se opone a la selección natural”
El médico, frente a un prójimo más débil hace lo contrario de lo que dictaría la “supervivencia del más apto”. En vez de aprovecharse de su debilidad, dedica su esfuerzo a ayudarlo. En términos de selección natural, está promoviendo la proliferación de congéneres menos aptos para la caza y la lucha. Como especie vamos perdiendo pelos, nuestras mandíbulas se hacen menos fuertes… vamos alejándonos de nuestros simiescos antepasados. Me decía Beppe Carugo que el primer acto médico fue la cocción de los alimentos, y mirándolo desde esta perspectiva creo que tiene razón.
Chile aplicó para la educación de sus niños un modelo de libre mercado en el que el Estado tomó un papel subsidiario. Pero aún la parte que le toca al Estado quedó regulada por el mercado: la financiación de las escuelas no proviene del gobierno central sino de cada municipalidad. En consecuencia, las municipalidades pobres tienen escuelas pobres… que reciben alumnos pobres y los amansan para que sigan siendo pobres.
Si queremos seguir llamándonos humanos sin que nos de vergüenza, tenemos que mirar al más débil y ayudarlo a superar una dificultad que ni siquiera eligieron. No estamos hablando de “mantener vagos”, como dicen espontáneamente quienes no ven más allá de su ombligo. Vagos hay en todos lados, vagos con plata y sin plata. Los vagos tienen la culpa de ser vagos, pero los pobres no tienen la culpa de ser pobres.
Para quienes lo miran desde afuera, es difícil entender cómo llegamos a tener un país en la calle protestando cuando hace muy poco recibíamos felicitaciones por lo ordenado de nuestra economía…
Revisando en los cajones de la memoria (tengo síndrome de Diógenes, pero a veces me sirve de algo), me encontré con esta explicación que reproduzco sin permiso de su autor:
Hace un par de años teníamos un gobierno que llegó a tener una alta popularidad, con un mensaje socialista. Pero en los hechos ese gobierno no supo, no pudo o no quiso honrar su discurso en la medida que la ciudadanía quería, pedía y necesitaba.
Las causas de que se hayan conformado con sus logros y no hicieran transformaciones más importantes todavía se están discutiendo. Esa discusión ya tiene varios heridos, muertos, algunos que se sacaron la careta y otros que directamente se hicieron tránsfugas.
Lo concreto es que los votantes se cansaron. Habían votado varias veces por la misma coalición porque representaban un cambio respecto de la dictadura. Había reclamos, pero se hacían en voz baja porque “había que cuidar la democracia”. La derecha hacía críticas, muchas con base real, pero no conseguían resonancia en la ciudadanía, que se negaba a votar por quienes habían estado al lado del dictador. Hasta que el cansancio pudo más. Queremos un cambio, dijeron, y compraron el discurso de la derecha.
A poco andar, se notó que la mano venía peor que antes: la nueva administración no sólo no cree que tengamos problemas sino que resulta completamente sorda a las demandas populares. Ni siquiera entienden de qué les estamos hablando. Creen estar haciendo “enormes concesiones” al ofrecer algunos subsidios, becas y ayudas. Y desde su punto de vista, claro que son concesiones importantes.
Pero no entienden nada cuando se les dice, por ejemplo, que es impresentable que en nuestro país sea el propósito de lucro lo que define la clase de educación que podemos tener. Está más allá de su capacidad de comprensión. Creen que son ideas “comunistas” y el fantasma soviético los despierta por las noches, sudando y repitiendo “¡eso sí que no!”.
Los más viejitos estábamos ya dentro de la olla cuando iba subiendo la temperatura del agua. Nuestros jóvenes cayeron al agua cuando ya estaba caliente. Ellos están pegando los saltos y pataleos que nosotros no dimos porque temíamos volver al pasado. Ellos quieren otro futuro. Nosotros también.
17 comentarios:
Entre otras caídas de careta, Piñera cuenta en su haber la dedicatoria que le dejó al presidente alemán Wulf. En el libro de visitas de la Presidencia de Alemania, Piñera escribió la consigna nazi "Deutschland über alles". Por haber hecho esa gracia, debió disculparse oficialmente y dejar Alemania en seguida.
En Argentina, sufrimos el ataque sobre la educación pública en los 90. La movilización de los estudiantes, docentes e investigadores nos permitió salvar a la universidad pública y gratuita. Ojalá los hermanos chilenos lo logren.
Lo cierto es que los estudiantes chilenos la tienen muy jodida:para lograr educación pública y gratuita para todos hace falta una reforma constitucional o un plebiscito. E incluso hay quienes dicen que la constitución pinochetista (no cambiada por la socialdemocracia chilena, todo hay que decirlo) no permite llamar a plebiscitos.
Apoyo político firme es difícil que consigan: Frei los reprueba casi tanto como Piñera.
Su experiencia es una advertencia importante, sin embargo: una vez que te quitan un derecho se hace cuesta arriba recuperarlo...
Iris, ¿por qué razón no podría instaurarse la gratuidad de la educación pública por una simple ley en Chile?
Realmente no lo tengo muy claro: toco de oídas en el asunto. Hasta donde se, tiene que ver con que la constitución de Pinochet no contempla esa posibilidad o directamente la niega.
Igual veo difícil que el congreso chileno, con su composición actual, vote una ley de ese tenor. Tené en cuenta que el partido de Frei tampoco propone la educación pública como objetivo, ni hizo nada para instituirla en sus años de gobierno.
Quiero decir educación pública gratuita y para todos. Las modificaciones que se hicieron durante el gobierno de Bachelet fueron en la dirección de facilitar el acceso al crédito para los estudiantes, con el Estado como garante. Negocio redondo para los Bancos ,pero los estudiantes quedan endeudados hasta el cuello se reciban o no.
Uno de los problemas a los que alude Iris es que varios de los parlamentarios actuales (de todos los colores) participan del negocio de la educación. En esta ensalada también aparecen dos ministros actuales y uno de los cuñados del presidente.
Y los precios de las carreras en todas las universidades (tanto públicas como privadas) son elevadísimos.
Cito: "Las cuotas de los centros de educación superior triplican a las de Italia, cuadriplican a las de España, quintuplican a las de Bélgica y son 19 veces mayores que las de Francia, de acuerdo a un estudio hecho por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico" (OCDE)
Creo que en Argentina también deberíamos pelear para volver al sistema anterior con la educación pública primaria y secundaria financiadas por el estado nacional. La regionalización de la educación y la salud demostró ser un fracaso.
Por otro lado, el autor de la nota sugiere que en Chile hay poca inclusión educativa por eso las pruebas de nivel dan mejor, pero las estadísticas de inclusión educativa dan un nivel similar al de Argentina. O están adulteradas las cifras o es cierto que el nivel educativo primario y secundario de Argentina es inferior al chileno, según la prueba PISA. Estaría bueno tener datos certeros sobre eso.
Sobre las pruebas PISA lo ignoro todo así que no me atrevo a opinar, pero la provincialización de la educación está demasiado instaurada en la Argentina para que se dé marcha atrás. Tal vez sería interesante poder crear un sistema nacional que complemente a las escuelas públicas provinciales, sobre todo adonde la escuela pública provincial no llega o llega poco y hay que recurrir a la privada católica (por otra parte subsidiada por el estado pero que no acepta seguir los lineamientos nacionales)
La provincialización de la Escuela Pública ha sido un despropósito inaudito en la República Argentina. Y nos lo merecemos porque no escuché una voz que pusiera el grito en el cielo. Ahí está toda la oposición de hoy que en la época menemista no le importó nada.
De haber estado a cargo de la Nación, la escuela pública hubiera podido ser mejorada por planes del Poder Ejecutivo y rápidamente haberse distribuído uno de los mayores factores de crecimiento de recursos humanos para un proyecto de país desarrollado.
Si alguien consigue el libro "Educación Popular" de Sarmiento, se va a quedar mudo leyendo la importancia que la Nación le daba a la Escuela.
El día que se promulgó la ley 1420 fue declarado Feriado Nacional y el presidente concurrió de frack al Congreso para firmarla.
Eva, durante los 90, antes de que se sancionara la Ley Federal de Educación impuesta por el Banco Mundial, muchos nos manifestamos en contra.
Hemos hecho varias manifestaciones, paros y actos. En ese tiempo, la mayoría de los argentinos apoyaba las medidas del gobierno. Con tanta movilización y protesta, logramos modificar un poquito el proyecto de Ley.
En 1997 se discutió y aprobó la Ley de Educación Superior (aún hoy sigue vigente). En ese momento muchos estudiantes, docentes e investigadores de las universidades públicas nos movilizamos para advertir sobre los efectos negativos de esa ley en la educación superior. Nuevamente, la mayoría de los argentinos decidió apoyar al gobierno. De todos modos, la ley sancionada resultó, luego de nuestra movilización, no tan destructora como lo habría sido el proyecto original.
¿Cómo se estructura la educación básica hoy, que se aplica la ley educativa de 2006? ¿Sigue siendo provincial? Por lo menos, la obligatoriedad rige hasta el secundario y se eliminó el "polimodal". Además, la Ley exige un mínimo de 6% del PBI para financiar la educación.
Como dato absolutamente anecdótico debo señalar que me crié rodeada de docentes (de la primaria) que durante los noventa festejaron la provincialización de las escuelas primarias diciendo que cuando eran nacionales les pagaban el sueldo con atraso y les imponían contenidos típicamente "porteños" sin relación alguna con la región. Muchos de ellos ya están jubilados pero la única crítica que le hacen al proceso es que se transfirieron las escuelas sin los recursos necesarios (creo que eso se ha venido subsanando en estos últimos años).
Pero debo admitir que me resulta absurda la idea de un ministerio de educación nacional que no tiene escuelas a cargo.
Hay que considerar también que si bien el gobierno nacional actual podría cumplir un papel excelente con escuelas a su cargo podría considerarse una afectación al "federalismo" que retome el control de las escuelas.Por eso creo que sería más factible una fórmula de compromiso, a saber que complemente a las escuelas provinciales con escuelas nacionales. Igual por lo que oí de boca del ministro Sileoni en una entrevista que le hizo Aliverti en Marca de Radio hace ya algún tiempo, no hay intención alguna de su parte de volver a un sistema nacional. Está satisfecho con compensar las desigualdades educativas entre provincias en la medida de lo posible.
Hace poco tiempo ví un documental sobre una escuela del interior, no puedo recordar cuál, pero era del Norte, donde la maestra estaba dando contenidos religiosos tan abiertamente como si no hubiera habido una discusión terminal sobre el tema religión en 1880 por medio de la cual surgió la ley de educación laica.
Bueno, de hecho en Salta se da enseñanza religiosa en las escuelas públicas.
Lo que buscamos hoy en Chile es que el Estado se haga cargo de garantizar la educación básica y media gratuita. Esto implica hacerse cargo de sostener y fiscalizar, pero no necesariamente de dirigir cada escuela. No es incompatible con la existencia de escuelas con proyectos diferentes, artísticos, técnicos o religiosos.
Lo que nos importa hoy es que la libertad de elección la tiene que tener el alumno y su familia porque hoy la libertad de elección la tienen los colegios: ellos eligen qué alumnos quieren y cuáles no.
Por eso el objetivo final (quizá tardemos siglos) es que no existan colegios pagados para que no se pueda utilizar el monto de la cuota para seleccionar alumnos.
"Se profundizará ahora la calidad de la educación...Con la netbook sola no alcanza."
CFK 23-8-11
Mi percepción es,que efectivamente,la calidad de nuestra educación, pública y privada ha venido decayendo en el último medio siglo. Especialmente con el menemismo.
La decisión del GN de mejorar fuertemente la inversión en el sector y los salarios docentes, en particular, es una señal alentadora, pero como bien señala Cristina, no es suficiente.
Como educador, aguardo esperanzado los siguientes pasos, si Cristina es reelecta.
El modelo chileno, que a Duhalde parece gustarle tanto, a mi no me convence. Pero esto deberán resolverlo nuestros hermanos chilenos.
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