Era la mañana del 6 de enero de 1954. Verano. En ese año yo iría al colegio por primera vez. Era la hija mayor de un matrimonio de judíos polacos inmigrantes. Teníamos un local de comercio seguido de vivienda, como había entonces. En el local, estaba mi papá. En la cocina de la vivienda, estaba mi mamá haciéndome el desayuno. Mis dos hermanitos, de 3 y 4 años, estaban aún en las cunas. Yo desayuné, y como hacía todos los días, salí a la calle a jugar con mis amiguitas. Serían las 10 de la mañana. Salgo a la calle y lo primero que veo es que todas mis amiguitas están juntas, y tienen algún juguete en la mano. Me extrañó muchísimo.
La Susi, mi mejor amiguita, tenía una enorme muñeca de trapo que yo no conocía, y la abrazaba y la ponía en el suelo a caminar, y la muñeca blanduzca se bamboleaba sacudiendo las trenzas rubias de hilos de lana de tejer.
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2 comentarios:
ay, eva, que linda sos!
(y que tremendo esto que posteas de carrasco... qué par uds, eh)
te dejo un abrazo de desconocida!
maga,
gracias, pero Lucas es algo sublime, me trastoca el seso cada vez que voy a leerlo tiene algo para sorprenderme, para hacerme matar de la risa o para ponerme a llorar. Todo con una escritura tan creativa y siempre filosofando. Es un grande de verdad, alguien que debería ser descubierto para estar en la televisión escuchàndolo y viéndolo, en lugar de tanto ganso. O tal vez alguien que le de un programa de radio. Sería colosal.
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