Se termina Geocities. Me avisaron por mail que retiran el sitio. Allí comencé mis primeras armas en Internet, con una página Web. Pero antes de llegar, el camino fue trabajoso.
Cuando le compré la Commodore a mi hijito y él empezó, yo quise aprender y le pedí que me enseñe. No te metas mami, ésto no es para viejos, me contestó. Ahí comencé a entender que la relación padres-hijos no es simétrica. Y que tenía que arreglármelas sola en un mundo desconocido.
No quise, de ninguna manera, permanecer al costado de este fenómeno que se veía extraordinario desde el comienzo. Al poco tiempo de convertirme en una experta en dos o tres cosas fundamentales en el año 94, le pude contestar una inquietud a mi más ilustre amigo, el autor de Rosaura a las Diez: Marco Denevi.
Marco me dijo por teléfono: Eva, ésto de la computación nos pone fuera del mundo de golpe a los adultos, ¿vió cómo los chicos parece que hubieran nacido sabiendo computación? Y yo le dije: que no lo hagan sentir fuera el mundo Marco, las computadoras en muchos casos no son más que máquinas de escribir, no hay nada que hagan los chicos que no pueda hacer usted.
Entonces me anoté en un curso de la Universidad. Me anoté en "Entorno Windows". Luego en Word y en Excell. Y aprendí lo prinicipal. Después vino Internet. Primero con el teléfono conectando y desconectando para no usar la línea, y tardando horas en bajar una página.
Casi inmediatamente descubrí las listas de correo. Elegí una que se llamaba "Save Bill Clinton". Me metí pidiendo permiso para ver si me aceptaban por no ser norteamericana. Unos me dijeron que sí, alguno me dijo que por qué no me metía en cosas de mi país. Le contesté que desgraciadamente todo lo que pasaba en su país repercutía en el mío. Se calló la boca. Participé de la discusión y mientras, descubrí la herramientas encuestas. Y enseguida puse una encuesta. La cuento porque el resultado fue muy interesante. La encuesta 1 decía: ¿Si la situación económica del país no fuera tan buena como resultó con Clinton, usted igualmente lo defendería por el caso Lewinsky? La mitad contestó que no. Luego, hice una segunda encuesta. Pregunté: ¿Si en lugar de ser Mónica Lewinsky hubiera sido un varón, igualmente usted defendería a Bill Clinton? El 70 por ciento contestó que NO.
Luego de esa participación busqué otras listas y encontré Cyberateos. Un grupo de ateos españoles. Ateos furibundos furiosos enemigos de la Iglesia Católica. Allí conocí a unos cuantos personajes interesantes. Una mujer cultísima y muy mayor, que había vivido en la época de Franco y fue presa, nos contó que fue torturada todos los miércoles por tres meses, que era cuando Franco mandaba sus torturadores oficiales a la Comisaría de su pueblo. En el último tiempo la largaron, volvió a su casa, y al miércoles siguiente la fueron a buscar a su casa, la llevaron a la Comisaría para torturarla, y la volvieron a dejar salir. Esa mujer, atea y furiosa enemiga de la Iglesia Católica, había sido víctima del cura de su pueblo. Ella en confesión le dijo dónde se escondía su marido que buscaban los nacionales para matarlo. El hombre fue inmediatamente descubierto, fusilado, y ella se lo adjudicaba al cura. Pero contaba que su madre la había entrampado y no sabía cómo zafar de la promesa que le había hecho en el lecho de muerte, de hacerle una misa todos los años. La mujer seguía haciéndole la misa a su madre.
En cierto momento uno de los colisteros escribió su problema personal, para que lo ayuden a resolverlo. Dijo que se iba a casar, y que su novia le había dicho que si no se casaba por Iglesia, iba a matar a sus padres de dolor. Nos preguntaba si nos parecía mal que hiciera ese sacrificio por los padres de su novia que eran muy buenos y muy mayores, y no quería causarles daño.
Todos los ateos de Cyberateos le contestaron que estaban de acuerdo, que lo haga por los padres de la novia, y cada uno comenzó a contar las excepciones que tiene que hacer para no hacer daño a su familia. Uno que tuvo que dejar que sus hijos se bautizaran. Otro que va a la Iglesia para la Navidad.
Después de que hubieron contestado todos los que lo hicieron, flotaba en el aire la aprobación. Entonces yo le escribí que qué hubiera pasado si él hubiera tenido padres ateos que se hubieran muerto de dolor si él se casara por la Iglesia, que le pregunte a su novia si ella hubiera estado dispuesta a casarse sólo por civil en ese caso. El colistero nunca me contestó. Nadie volvió a sacar el tema.
(Continuará mañana)
Cuando le compré la Commodore a mi hijito y él empezó, yo quise aprender y le pedí que me enseñe. No te metas mami, ésto no es para viejos, me contestó. Ahí comencé a entender que la relación padres-hijos no es simétrica. Y que tenía que arreglármelas sola en un mundo desconocido.
No quise, de ninguna manera, permanecer al costado de este fenómeno que se veía extraordinario desde el comienzo. Al poco tiempo de convertirme en una experta en dos o tres cosas fundamentales en el año 94, le pude contestar una inquietud a mi más ilustre amigo, el autor de Rosaura a las Diez: Marco Denevi.
Marco me dijo por teléfono: Eva, ésto de la computación nos pone fuera del mundo de golpe a los adultos, ¿vió cómo los chicos parece que hubieran nacido sabiendo computación? Y yo le dije: que no lo hagan sentir fuera el mundo Marco, las computadoras en muchos casos no son más que máquinas de escribir, no hay nada que hagan los chicos que no pueda hacer usted.
Entonces me anoté en un curso de la Universidad. Me anoté en "Entorno Windows". Luego en Word y en Excell. Y aprendí lo prinicipal. Después vino Internet. Primero con el teléfono conectando y desconectando para no usar la línea, y tardando horas en bajar una página.
Casi inmediatamente descubrí las listas de correo. Elegí una que se llamaba "Save Bill Clinton". Me metí pidiendo permiso para ver si me aceptaban por no ser norteamericana. Unos me dijeron que sí, alguno me dijo que por qué no me metía en cosas de mi país. Le contesté que desgraciadamente todo lo que pasaba en su país repercutía en el mío. Se calló la boca. Participé de la discusión y mientras, descubrí la herramientas encuestas. Y enseguida puse una encuesta. La cuento porque el resultado fue muy interesante. La encuesta 1 decía: ¿Si la situación económica del país no fuera tan buena como resultó con Clinton, usted igualmente lo defendería por el caso Lewinsky? La mitad contestó que no. Luego, hice una segunda encuesta. Pregunté: ¿Si en lugar de ser Mónica Lewinsky hubiera sido un varón, igualmente usted defendería a Bill Clinton? El 70 por ciento contestó que NO.
Luego de esa participación busqué otras listas y encontré Cyberateos. Un grupo de ateos españoles. Ateos furibundos furiosos enemigos de la Iglesia Católica. Allí conocí a unos cuantos personajes interesantes. Una mujer cultísima y muy mayor, que había vivido en la época de Franco y fue presa, nos contó que fue torturada todos los miércoles por tres meses, que era cuando Franco mandaba sus torturadores oficiales a la Comisaría de su pueblo. En el último tiempo la largaron, volvió a su casa, y al miércoles siguiente la fueron a buscar a su casa, la llevaron a la Comisaría para torturarla, y la volvieron a dejar salir. Esa mujer, atea y furiosa enemiga de la Iglesia Católica, había sido víctima del cura de su pueblo. Ella en confesión le dijo dónde se escondía su marido que buscaban los nacionales para matarlo. El hombre fue inmediatamente descubierto, fusilado, y ella se lo adjudicaba al cura. Pero contaba que su madre la había entrampado y no sabía cómo zafar de la promesa que le había hecho en el lecho de muerte, de hacerle una misa todos los años. La mujer seguía haciéndole la misa a su madre.
En cierto momento uno de los colisteros escribió su problema personal, para que lo ayuden a resolverlo. Dijo que se iba a casar, y que su novia le había dicho que si no se casaba por Iglesia, iba a matar a sus padres de dolor. Nos preguntaba si nos parecía mal que hiciera ese sacrificio por los padres de su novia que eran muy buenos y muy mayores, y no quería causarles daño.
Todos los ateos de Cyberateos le contestaron que estaban de acuerdo, que lo haga por los padres de la novia, y cada uno comenzó a contar las excepciones que tiene que hacer para no hacer daño a su familia. Uno que tuvo que dejar que sus hijos se bautizaran. Otro que va a la Iglesia para la Navidad.
Después de que hubieron contestado todos los que lo hicieron, flotaba en el aire la aprobación. Entonces yo le escribí que qué hubiera pasado si él hubiera tenido padres ateos que se hubieran muerto de dolor si él se casara por la Iglesia, que le pregunte a su novia si ella hubiera estado dispuesta a casarse sólo por civil en ese caso. El colistero nunca me contestó. Nadie volvió a sacar el tema.
(Continuará mañana)
4 comentarios:
Che muy lindo el post. Casi me hacés llorar.
César.
Lindo post. Internet se presta para cuestiones interesantes.
saludos
Mi Maletin, Geocities, 360... Yahoo nos acorrala.
Cuando llegan estos ciberarmagedones uno recuerda esos lugares por donde pasó tanto tiempo. Es extraño.
Lindo post.
saludos
Gracias por los comentarios.
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