Yo trabajaba en Óptica Foto Suárez, y ya empezaba a entender de máquinas fotográficas. El dueño me daba un extra de sueldo por atender fotografía cuando no había clientes de óptica.
El 20 de julio de 1969 los astronautas llegaron a la luna. Al día siguiente vino una señora a revelar un rollo 127 de la cámara Kodak Fiesta. Era una camarita elemental, con un rollo de película enorme, que lograba fotos hermosas, todas en foco, y hasta tenía un flash a lamparitas, que permitía sacar fotos de noche. Los rollos que se traían a la mañana, se entregaban a la tarde, ya revelados y con las copias de las fotos.
La señora vino a buscar su rollo. Abrió el sobre y vió que no había salido una sola foto. Su decepción fue enorme, y me preguntó ¿por qué no me salieron las fotos? Es la primera vez que me pasa.
Yo miré los negativos y estaban todos sin imágenes, nada de nada, no había penetrado la luz en ellos. Y la señora volvió a preguntarme ¿por qué no salieron las fotos?
No sé señora, a ver, le dije, ¿sacó de noche? ¿Usó el flash?
Sì, me dijo, siempre uso el flash de noche, y me salen hermosas las fotos.
¿Y qué sacó? Le pregunté.
Le saqué fotos a la Luna, quería tener un recuerdo de los astronautas. Y le juro que usé flash, yo no entiendo por qué no salieron.
Señora, le dije, el flash tiene un alcance de tres metros como mucho, y en lugares cerrados, con paredes que reflejen la luz, o cortinas. Nunca al aire libre.
¡Què lástima me dijo! ¡Y yo que me preocupé tanto! ¡Todo el tiempo tuve miedo de que el flash los asustara y que los astronautas se vinieran para abajo!
11 comentarios:
Buenisimo me hace acordar una anecdota en los comienzos de la informatica, cuando a una señora queria llevar las cuentas de su negocio, y dice este programa no me refleja lo que estoy haciendo. Y que hace ud le preguntan, dejo las facturas al lado de la computadora y esta no hace nada.
Eva mis padres me compraron una Kodak Fiesta, tengo todavia mis fotos en Miramar y en Mar del Plata sacada con esas fotos todavian conservan su buen color. LA camara no se tiro, la tiene guardada mi madre.
sindioses, tengo una nostalgia tan grande por esos objetos, será porque esos fueron muy buenos años, de buen trabajo, de reconocimiento del esfuerzo, la Kodak Fiesta era una maravillita, al ser el negativo tan grande, tenía alta resolución, y al ser las fotos cuadradas, era difícil que alguien fallara en el encuadre.
Lo que contás de esa mujer es increíble. Yo conocí una mujer que cuando le dijeron que el diskette tenía virus, preguntó si se podían infectar los otros diskettes que estaban al lado y ese virus contagiaba a los humanos.
Yo recordé a una viejita que cada vez que se disponía a sentarse frente al televisor, en los comienzos, para ver su programa favorito donde había un señor que para ella era un ¨buen mozo¨, se cambiaba, peinaba y pintaba los labios.
Tengo una Kodak fiesta que era de mi viejo. Está joya, pero no creo que se consiga rollo. Buen recuerdo, Eva!
Es verdad todo esto que cuentan? no puedo creerlo me hace acordar a algunos textos de Galeano cuando cuenta cosas de pueblo, tiene una sencillez, una inocencia y una profundidad hermosísimas.
Sí Gladys, lo ùnico es que esta señora era una señora "paqueta" que vivía en Martinez, la zona residencial lindera a la Capital, que está llena de casas lujosas. Ella misma tenía una presencia de "bacana", como decía Edmundo Rivero, que nadie hubiera creído tal grado de ignorancia.
Esto me hizo acordar una anecdota de mi abuela gallega. En La Plata, por los años 30 ó 40 para hablar por telefono había que llamar a la operadora y pedirle el número. Mi querida gallega pedía el número y si la operadora le decía que no contestaban ella les decía, según el caso: insista mijita, debe estar barriendo la vereda,,, o: insista, es medio sorda, jajaja,,,,
gracias por el recuerdo
saludos patagónicos
Tengo varias anegdotas : viví en el campo 12 años, tenía un vecino (a dos km, más o menos) a quien siempre visitaba para tomar unos mates y charlar con él y su señora. Hablando sobre los astronautas se confesó totalmente incrédulo,estaba convencido que el tamaño de la luna era el que él veía y que estaba colgada en el cielo. No puede convenser nunca a Don Ruperto.
Cuando llegamos, en el pueblo había una centralita para los teléfonos con la telefonista (Poto Vidal conocía todas las conversaciones de los vecinos), al tiempo colocaron los aparatos para discar. Mi vecina (no del campo sino de mi consultorio), me llamó desesperada porque no podía comunicarse: Joaquina nunca pudo aprender que era necesario levantar el tubo para discar, seguía como antes o sea dando vueltas la manija (en este caso discando) para que la atendiera la telefonista, sin levantar el tubo.Hasta que murió me esperaba para comunocarse con la hija.
Me estoy dando cuenta cuanto a cambiado todo en no tanto tiempo : de la centralita a celular y a internet!! Y tendría que buscar más en mi memoria . En los pueblos la vida es increíble a pesar de que los porteños muchas veces pensemos que es aburrida y no pasa nada. Saludos Eva. Siempre te leo
Bueno. Yo también tengo anécdotas... Hace muuuuchos años, fui maestra de adultos, de una zona muy carenciada de Paraná, Entre Ríos. En una clase, para explicar la rotación de la tierra sobre sí misma y alrededor del sol, utilicé linternas y globo terráqueo... Pero uno de mis alumnos, un hombre grande, me dijo que él no creía nada de lo que le estaba diciendo, porque era demasiado evidente que el sol salía por allá, y después se escondía del otro lado... Finalmente, y aún después de mostrarle lo que decían las enciclopedias, y las fotos, NO me creyó!!!
Me sirvió para darme cuenta de varias cosas:
- el conocimiento que se imparte en la escuela está alejado de los hábitos de vida de cierta gente. Por eso ellos nos ponen en el lugar de "extraños" o bien de "no creíbles"... Pero me dieron otras lecciones además. Compartíamos varios asados, y de bebida, Coca, solamente (imaginate mi miedo si alguno se embriagaba en el horario que "casi" coincidía con mis clases...) Era de noche, y en un lugar que era el volcadero de basura. Por eso mis alumnos eran los CIRUJANOS (por cirujas) Un día se organizaron: armaron una comisión de 2 de ellos para hablar en privado, y gestionar el VINO, porque si no, "el asado no baja"... Les conté cuáles eran mis temores... y, obvio, negociamos. Te aseguro que nunca, NUNCA se chuparon al punto de hacer disparates...
¿Te cuento más? Con un subsidio los llevé de "viaje" de estudios, por un solo día a ellos con sus familias a una Colonia de vacaciones. Muchos no habían salida nunca de su barrio y aledaños. Tenían un conjunto de chamamé... así que tocaron casi todo el tiempo, y el resto bailaba... a la noche, cuando volvíamos, teníamos todos la cara surcada de hilos de barro, causado por la transpiración y la tierra que levantaban los bailarines en el ambiente.
Mis alumnos fueron el antecedente de los piketeros: se ponían de a 10 delante del colectivo, para hacerlo parar, así yo lo alcanzaba... (la escuela estaba alejada de la parada, en zona que ya no figura en el mapa)
Espero que les dé placer la lectura como me fue para mí, contárselos...
Un abrazo!
¡Qué máquina la Kodak Fiesta! Fue mi primera cámara. Mis viejos se habían comprado una cámara con no sé cuantos chiches pero cuando iban a buscar las fotos reveladas siempre exclamaban: ¡Las de la "cuadradita" son las mejores! Aclaro que la que era cuadrada como cajón de Vermouth era la Kodak Fiesta, no yo.
En cuanto a las anécdotas de la tecnología una amiga me contó que una conocida (Medalla de honor en su carrera universitaria) pensaba que las fotos digitales eran muy "pesadas" cuando retrataban a mucha gente junta...
Elena de Cacharí,
precioso recuerdo, buscá en tu memoria y si te acordás de algo ponelo acá, los recuerdos esos hay que sacarlos de donde están y compartirlos, toman nueva vida después de ser rescatados del olvido..
los cambios son increíbles, conocí un arquitecto cliente mío Elkin, muerto hace muchos años, que una vez me dijo : yo soy del tiempo en que ni siquiera había radio...
Mona,
muy hermosos tus recuerdos, un placer leerlos,
el hombre que no te creía, me hace acordar a una empleada doméstica que tuve, que se llamaba Dominga, y había nacido cautiva en una estancia de Salta. Ella trabajaba por horas en mi casa y después se iba a lo de otra señora que era judía, igual que yo. Dominga me saludaba diciéndome: me voy a lo de la judía. Yo le decía: Dominga, yo también soy judía. Ella me contestaba: ¡Qué va a ser judía usted!
Casta Diva,
esa conocida creía que la gente se contaba con dígitos, cuantos más dígitos, más pesada, qué increíble...
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