“Tal vez nosotros actuamos en un microclima que no se condice con lo que pasa en la vida real” dijo Fde Narváez. Lo publica Julio Blank en Clarín.
Curiosamente, Julio Blank, nada menos que uno de los principales artífices de la mentira de Clarín, con saña y menosprecio por la oposición otrora exaltada, ahora le dice sarcásticamente: "Notables palabras, por sinceridad y precisión, que pasaron desapercibidas en la verborragia de la dirigencia opositora para tratar de explicar el mazazo formidable que les dio el electorado. En esa cofradía dispersa de la oposición hay algunos que no salen todavía del aturdimiento".
La frase que dijo de Narváez no debería pasar desapercibida, porque es una reflexión auténtica, salida de las profundidades sinceras del que la dijo. El también resultó víctima del falso "microclima" impuesto por el grupo Clarín a la población.
Pero es al menos curioso que aquel que fue cómplice real de armar el microclima que falseaba la realidad, haya terminando creyendo que era cierto lo que él mismo falsificaba. "Se la creyó", es la frase popular con que se alude a esta situación paradojal.
Del otro lado, del lado del clima real, está el Gobierno con su rumbo firme y certero. Y justamente, de ese lado donde se construye la realidad real, su conductora tiene tanta destreza, claridad y grandeza moral, que después aún de un triunfo contundente, proclama la frase más humilde y sagaz: Yo no me la creo.
Cristina, a pesar de construir realidad y recibir el reconocimiento merecido dice "Yo no me la creo". De Narváez, a pesar de construir falsedad y después de recibir el castigo merecido, sigue "creyéndosela", aturdido. Sigue creyendo que él estaba capacitado para tomar el poder pero lo que falló fue la realidad.
Quiso decir Julio Blank: ¡A favor de qué clase de imbéciles pusimos tanta artillería!
Sinceramente, la única conclusión piadosa que se puede sacar es que Francisco de Narváez no mira 678. De haberlo hecho, hubiera tenido la oportunidad de salir del aturdimiento lamentable en el que vive, y asumir que él mismo como político era una falsificación de Clarín, incrustado en una realidad falsificada por el grupo.
Por último, en este aturdimiento patético y curioso, no puede haber otro político más que Francisco de Narváez. La diferencia con los demás es que de Narváez es un magnate y no necesita correr tras la plata de Magnetto.
A los demás, ambiciosos de poder y dinero, seguro que la realidad les llega más de frente, que "no se la creen", y que tienen buen registro de la falsificación de la cual formaron parte como inmorales y genuflexos cómplices. Esos no necesitan ver 678 para entender la realidad.
Curiosamente, Julio Blank, nada menos que uno de los principales artífices de la mentira de Clarín, con saña y menosprecio por la oposición otrora exaltada, ahora le dice sarcásticamente: "Notables palabras, por sinceridad y precisión, que pasaron desapercibidas en la verborragia de la dirigencia opositora para tratar de explicar el mazazo formidable que les dio el electorado. En esa cofradía dispersa de la oposición hay algunos que no salen todavía del aturdimiento".
La frase que dijo de Narváez no debería pasar desapercibida, porque es una reflexión auténtica, salida de las profundidades sinceras del que la dijo. El también resultó víctima del falso "microclima" impuesto por el grupo Clarín a la población.
Pero es al menos curioso que aquel que fue cómplice real de armar el microclima que falseaba la realidad, haya terminando creyendo que era cierto lo que él mismo falsificaba. "Se la creyó", es la frase popular con que se alude a esta situación paradojal.
Del otro lado, del lado del clima real, está el Gobierno con su rumbo firme y certero. Y justamente, de ese lado donde se construye la realidad real, su conductora tiene tanta destreza, claridad y grandeza moral, que después aún de un triunfo contundente, proclama la frase más humilde y sagaz: Yo no me la creo.
Cristina, a pesar de construir realidad y recibir el reconocimiento merecido dice "Yo no me la creo". De Narváez, a pesar de construir falsedad y después de recibir el castigo merecido, sigue "creyéndosela", aturdido. Sigue creyendo que él estaba capacitado para tomar el poder pero lo que falló fue la realidad.
Quiso decir Julio Blank: ¡A favor de qué clase de imbéciles pusimos tanta artillería!
Sinceramente, la única conclusión piadosa que se puede sacar es que Francisco de Narváez no mira 678. De haberlo hecho, hubiera tenido la oportunidad de salir del aturdimiento lamentable en el que vive, y asumir que él mismo como político era una falsificación de Clarín, incrustado en una realidad falsificada por el grupo.
Por último, en este aturdimiento patético y curioso, no puede haber otro político más que Francisco de Narváez. La diferencia con los demás es que de Narváez es un magnate y no necesita correr tras la plata de Magnetto.
A los demás, ambiciosos de poder y dinero, seguro que la realidad les llega más de frente, que "no se la creen", y que tienen buen registro de la falsificación de la cual formaron parte como inmorales y genuflexos cómplices. Esos no necesitan ver 678 para entender la realidad.
3 comentarios:
LO QUE ME RESULTA REPUGNANTE ES COMO ALGUNOS PERIODISTAS SE DISTANCIAN DE LA OPOSICIÓN COMO SI ELLOS NO HUBIERAN SIDO PARTE DE EL GROSERO ATAQUE QUE RECIBÍA NUESTRO GOBIERNO
UN ABRAZO .DANIEL
Lo único que puedo decir , que ví por "tn" a Biner con Morales Solá , y cada pregunta que le formulaba el conductor , hacía que Bines , tuviera sólo palabras de elogios a lo bien que está la gente , todo lo que se compran los rurales , desde camionetas departamentos etc...
La expresión del conductor estaba un poc desencajada , diria yo ....
M.Elisa de V.Pueyrredon.
(no firmo de otra forma , pues me tengo que abrir otra direccion de correo en gmail y no me gusta)
Eva: Creo que todos los políticos de la oposición (incluido Binner, que me parece más tonto de lo que creía; ¿lo viste en la entrevista con Morales Solá?) no tienen otra convicción que su conveniencia personal, su afán de poder y, en la mayoría de los casos, su codicia; también algunos del oficialismo que se dicen K, pero son "yoístas". La excluyo a Alcira Argumedo, una mina que supo ser nacional y popular, de pensamiento claro y coherente, pero que, lamentablemente, está un tanto gagá. Al menos quiero creer esto.
Por otra parte, todos los poderosos quieren más poder (es pura historia humana esto) y son capaces de transar con cualquiera. Si De Narváez no hubiera transado de alguna manera con Magneto y el resto del establishment “nacional" y supranacional –Magneto parece ser mucho más poderoso-, también a él lo hubieran defenestrado e invisibilizado. Y no lo hicieron. Si hubieran caminado las calles del país y no sólo lo hubieran hecho ocasionalmente y por media hora (salvo en Recoleta, Palermo y Belgrano), y hubieran escuchado realmente a la "gente", ninguno hubiera necesitado ver 6-7-8 para desayunarse de la realidad. Se guiaron por los medios tergiversadores y mentirosos y ambos, opositores y medios, se creyeron la "realidad" que quisieron y, sólo en parte, supieron construir.
Eso sí, el 50% más 1500 argentinos, no comemos vidrio ni nos guiamos por ilusiones.
Ahora, me parece, el asunto está en contrarrestar la campaña del miedo a la "subversión apátrida" que quiere instalar el Padrino y del miedo al "totalitarismo" K, o de Cristina, que iniciaron los radicales (y de la que se están colgando los demás; por supuesto La Nación y Clarín también), si el oficialismo llega a tener mayoría propia en el "Honorable" Congreso de la Nación. Algo inalcanzable, al menos el 23 de octubre.
Lo que no sé, es cómo se hace para desmentir y anular eficazmente estas nuevas-viejas mentiras. Tal vez vos o alguno de tus lectores tenga idea de cómo hacerlo.
Cordialmente, Miguel Ignacio Mom Debussy (firmo así, con mi nombre verdadero y completo, porque no sé si mi comentario puede aparecer como "anónimo". Y no quiero).
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