RESPUESTA A JORGE DEVINCENZI, A los dos últimos comentarios del post anterior:
Jorge Devincenzi dijo...
Jorge Devincenzi dijo...
¿Vos te creés que te estoy tomando el pelo con lo de la gramática? Me siento acorralada con tu descrédito, porque es la pura verdad, te lo juro. Voy a tratar de que me creas.
Si tengo que elegir una prioridad entre judía y argentina estoy en el horno. No soy primero ninguna de las dos cosas. Y es más, cada día soy menos judía que el anterior. Y cada día soy más argentina que el día anterior. Pero las dos cosas son independientes. Si me decís que diga cuánto tengo de judía, te diría un 10% y si me decis cuánto tengo de argentina te diría un 100%.
En cuanto a que lo judío es cultural y corresponde a occidente, yo te digo que sí, en lo que me toca en común a todos los occidentales, yo también soy heredera del judeo-cristianismo, tanto de la parte hebraica como de la romana, de las dos partes soy heredera en conjunto con todo occidente.
Pero cuando hablo de mi parte judía, me refiero a lo judío nacional, porque los judíos constituyeron una nación de la cual soy descendiente, y por la cual tengo una cultura hebraica específica no cristiana, pre-cristiana, pre-romana, que constituye el modo de vida comunitario, pre-capitalista, el modo en el que vivió la nación hebrea metida entre las naciones europeas.
Podríamos decir que Marx llamó a eso en economía el "Modo de Producción Asiático", donde el tributario al Estado era comunitario no individual, y la responsabilidad del Estado era de la comunidad no del individuo. En el cristianismo irrumpe el "individuo", categoría imprescindible para fundar el capitalismo. En la Europa capitalista los judios permanecieron hacia el interior, funcionando como en la antiguedad, amparándose comunitariamente, con una cultura propia del trabajo comunitario.
Las nacionalidades no restan, se suman. No voy a hablar de la nacionalidad israelí, sino de la nacionalidad judía que se forjó en Europa con el idish como idioma, no el hebreo. Soy judía de la nación judía europea recientemente desaparecida tras el Holocausto, y se me transmitió la cultura comunitaria, por eso tan fácilmente derivó el judaísmo en el socialismo, por eso hubo tantos judíos comunistas. Los que nos reivindicamos herederos de esa nación desaparecida, heredamos la cultura nacional, obviamente devenida de la religión original, una cultura de la responsabilidad sobre el otro que compone la comunidad, y así queremos los que nos sentimos sobrevivientes, ver al mundo funcionando, ocupado de la vida de todos, no sólo de los que aportan impuestos.
Las nacionalidades no restan, se suman:
Soy argentina con una intensidad que ni yo misma sospechaba. Lo descubrí cada vez que he salido al exterior. Vuelvo a mi patria como al oxígeno. Me ahogo en tierra ajena. Hace poco estuve en Israel para conocer a una hermana, y te puedo asegurar que no me sentí identificada con nada en ese país. Sentí que nada tenía que ver conmigo, judía de la nación judía de Europa. Ellos han discontinuado la nación judía europea, en primer lugar, desapareciendo su idioma. Aunque el principal responsable es el nazismo alemán y sus secuaces europeos.
Primero que nada amo el idioma castellano, que es lo que me hace humana y específica culturalmente. Pienso en castellano, y no puedo traducir lo que digo. Veo que en otro idioma todo se desmerece. Detesto el rudimentario y elemental idioma inglés . Adoro el castellano con sus exquisiteces semánticas. Amo la gramática castellana. Tengo libros de gramática de autores antiguos, como el de Andrés Bello, que leo con fruición como si leyera filosofía. Incluso he fabricado una gramática propia, con mi modo de pensar la construcción del idioma castellano. Y de todos los cantos de la España y la América castellana, sólo me identifico con el canto de Buenos Aires y de Rosario. Los otros cantos me hacen recordar que la Argentina está compuesta por las provincias, y me siento hermana de ellos en la Argentina, pero no igual. Ellos me parecen mejores que los porteños. Soy porteña. Con lo propio, con lo malo que tiene ser porteño. Trato de ser porteña pero mejor, para parecerme más a mis hermanos argentinos de las provincias con los que tenemos un proyecto común y magnífico que se llama República Argentina.
Y amo la magnífica historia argentina, que aunque corta es de una riqueza de situaciones y de personajes digna de la mejor historia del mundo. No importa que sea corta. Cuanto más corta más próxima, más asible y más comprensible, menos compuesta por mitologías absurdas de hermanos que beben la teta una loba.
Y te voy a decir algo más Jorge. Ser judío en occidente, despues del cristianismo, es también algo muy fuerte de sobrellevar, que es el no ser cristiano. Yo también soy judía en mi no ser cristiano, es una parte de mi judaísmo no ser como la mayoría, ser distinto.
Tu amiga Silvia no habrá sido hija de un progersista que comía jamón como mi papá aunque era judío tradicionalista y respetuosos de los rituales. Si en mi casa no se comió mariscos es porque no lo sabíamos cocinar. Comprábamos la carne en la feria y mi papá hacía unos asados al carbón memorables.
Te pido que leas un cuento "Guefilte Fish", que escribí hace un tiempo que está en este blog, que ilustra un poco el tema de las comidas: acá está el link:
http://lacosaylacausa.blogspot.com/2008/11/guefilte-fish.html
Jorge Devincenzi dijo...
Jorge Devincenzi dijo...
¿Vos te creés que te estoy tomando el pelo con lo de la gramática? Me siento acorralada con tu descrédito, porque es la pura verdad, te lo juro. Voy a tratar de que me creas.
Si tengo que elegir una prioridad entre judía y argentina estoy en el horno. No soy primero ninguna de las dos cosas. Y es más, cada día soy menos judía que el anterior. Y cada día soy más argentina que el día anterior. Pero las dos cosas son independientes. Si me decís que diga cuánto tengo de judía, te diría un 10% y si me decis cuánto tengo de argentina te diría un 100%.
En cuanto a que lo judío es cultural y corresponde a occidente, yo te digo que sí, en lo que me toca en común a todos los occidentales, yo también soy heredera del judeo-cristianismo, tanto de la parte hebraica como de la romana, de las dos partes soy heredera en conjunto con todo occidente.
Pero cuando hablo de mi parte judía, me refiero a lo judío nacional, porque los judíos constituyeron una nación de la cual soy descendiente, y por la cual tengo una cultura hebraica específica no cristiana, pre-cristiana, pre-romana, que constituye el modo de vida comunitario, pre-capitalista, el modo en el que vivió la nación hebrea metida entre las naciones europeas.
Podríamos decir que Marx llamó a eso en economía el "Modo de Producción Asiático", donde el tributario al Estado era comunitario no individual, y la responsabilidad del Estado era de la comunidad no del individuo. En el cristianismo irrumpe el "individuo", categoría imprescindible para fundar el capitalismo. En la Europa capitalista los judios permanecieron hacia el interior, funcionando como en la antiguedad, amparándose comunitariamente, con una cultura propia del trabajo comunitario.
Las nacionalidades no restan, se suman. No voy a hablar de la nacionalidad israelí, sino de la nacionalidad judía que se forjó en Europa con el idish como idioma, no el hebreo. Soy judía de la nación judía europea recientemente desaparecida tras el Holocausto, y se me transmitió la cultura comunitaria, por eso tan fácilmente derivó el judaísmo en el socialismo, por eso hubo tantos judíos comunistas. Los que nos reivindicamos herederos de esa nación desaparecida, heredamos la cultura nacional, obviamente devenida de la religión original, una cultura de la responsabilidad sobre el otro que compone la comunidad, y así queremos los que nos sentimos sobrevivientes, ver al mundo funcionando, ocupado de la vida de todos, no sólo de los que aportan impuestos.
Las nacionalidades no restan, se suman:
Soy argentina con una intensidad que ni yo misma sospechaba. Lo descubrí cada vez que he salido al exterior. Vuelvo a mi patria como al oxígeno. Me ahogo en tierra ajena. Hace poco estuve en Israel para conocer a una hermana, y te puedo asegurar que no me sentí identificada con nada en ese país. Sentí que nada tenía que ver conmigo, judía de la nación judía de Europa. Ellos han discontinuado la nación judía europea, en primer lugar, desapareciendo su idioma. Aunque el principal responsable es el nazismo alemán y sus secuaces europeos.
Primero que nada amo el idioma castellano, que es lo que me hace humana y específica culturalmente. Pienso en castellano, y no puedo traducir lo que digo. Veo que en otro idioma todo se desmerece. Detesto el rudimentario y elemental idioma inglés . Adoro el castellano con sus exquisiteces semánticas. Amo la gramática castellana. Tengo libros de gramática de autores antiguos, como el de Andrés Bello, que leo con fruición como si leyera filosofía. Incluso he fabricado una gramática propia, con mi modo de pensar la construcción del idioma castellano. Y de todos los cantos de la España y la América castellana, sólo me identifico con el canto de Buenos Aires y de Rosario. Los otros cantos me hacen recordar que la Argentina está compuesta por las provincias, y me siento hermana de ellos en la Argentina, pero no igual. Ellos me parecen mejores que los porteños. Soy porteña. Con lo propio, con lo malo que tiene ser porteño. Trato de ser porteña pero mejor, para parecerme más a mis hermanos argentinos de las provincias con los que tenemos un proyecto común y magnífico que se llama República Argentina.
Y amo la magnífica historia argentina, que aunque corta es de una riqueza de situaciones y de personajes digna de la mejor historia del mundo. No importa que sea corta. Cuanto más corta más próxima, más asible y más comprensible, menos compuesta por mitologías absurdas de hermanos que beben la teta una loba.
Y te voy a decir algo más Jorge. Ser judío en occidente, despues del cristianismo, es también algo muy fuerte de sobrellevar, que es el no ser cristiano. Yo también soy judía en mi no ser cristiano, es una parte de mi judaísmo no ser como la mayoría, ser distinto.
Tu amiga Silvia no habrá sido hija de un progersista que comía jamón como mi papá aunque era judío tradicionalista y respetuosos de los rituales. Si en mi casa no se comió mariscos es porque no lo sabíamos cocinar. Comprábamos la carne en la feria y mi papá hacía unos asados al carbón memorables.
Te pido que leas un cuento "Guefilte Fish", que escribí hace un tiempo que está en este blog, que ilustra un poco el tema de las comidas: acá está el link:
http://lacosaylacausa.blogspot.com/2008/11/guefilte-fish.html
5 comentarios:
1) La respuesta que tiene en cuenta la eufonía me parece lógica y suficiente. Así es como se construyen las frases en español. Generalmente, la palabra más corta va adelante. También se tiene en cuenta la posibilidad de lo que en francés se llama "encabalgamiento", es decir: que el final de un término empalme con el comienzo del otro, de modo tal que parezcan una sola palabra.
Por eso decimos Luz y Fuerza, y no Fuerza y Luz. María Carolina es más eufónico que Carolina María; la oposición exige diálogo y consenso, y no consenso y diálogo; y la vaca es holando argentina y no argentino holandesa.
2) Con todo, no doy crédito a mis ojos ¿de verdad estamos discutiendo esto?
3) Debo mencionar -e intento no tocar fibras sensibles- que las pequeñas cuestiones cotidianas del judaísmo me dan gracia y ternura a partes iguales.
Cosas como: mi viejo era progresista. Hacía asados. No me pueden negar que es una muestra involuntaria de humor judío (te extrañamos, Norman Erlich).
Diego,
como estamos hablando de las limitaciones de la comida que tiene la amiga de Jorge que le vienen de la religión, digo que mi viejo comía jamón. NO se es progresista por comer jamón, pero si se es progresista no se limita uno con la comida por cuestiones religiosas.
En mi casa se comía cerdo que está prohibido, se comía carne comprada en la feria que está prohibida, y se hacían asados de carne de feria que está prohibida.
Podés reirte todo lo quieras, esa es mi intención con estos temas, para eso escribí el cuento que recomendé leer. Muy estilo Norman Erlich.
Pero la verdad, ya el tema judío me hartó, no sé por qué cuerno lo metió Twiterman.
Muy bueno Diego, muy bueno Eva. Eppur si muove!
Los que nos reivindicamos herederos de esa nación desaparecida, heredamos la cultura nacional, obviamente devenida de la religión original, una cultura de la responsabilidad sobre el otro que compone la comunidad, y así queremos los que nos sentimos sobrevivientes, ver al mundo funcionando, ocupado de la vida de todos.
Me encanto esa idea de NACION DESAPARECIDA en referencia al judaismo previo a esta realidad que conocemos hoy ,de ese mismo judaismo mutado en guerrerismo de la peor especie mas el racismo explicito que apesta en el dia a dia de Israel.Desaparecida esa peculiar "nación" en una ola irracional que no solo afecta al mundo judío por supuesto que las ultraortodoxias mulsulmanas y cristinas van de la mano .
Creo que el neoliberalismo de alguna manera que no se como desentrañar,el culto al lucro como motor de la economia ,el culto al oro digamos con toda su irracionalidad a sido acompañado con el renacimiento de ideologias
que dabamos por muertas y estaban a la vuelta de la esquina.
Conjeturo,que son solo eso meras conjeturas,que la implosión del socialismo real ,tiene que ver tambien con esto.
No porque el socialismo que conocimos haya sido un reino de maravillas que no lo fue por cierto.Pero fue un camino que se cerro´-quizas nunca estuvo abierto-
y las alternativas que surgieron frente al mundo del capital concentrado fueron ultrismos musulmanes por un lado y validaciones biblicas al destino
imperial por el otro.
Es complicado,puede que este mezclando el dulce de leche con las bicicletas como diria Anibal
pero bueno ,son pensamientos en voz alta acerca de un debate mas que interesante
¿razas? buehh,para razas los perros como la labradora que esta tomando sol en el jardín de mi casa
que la unica "raza " que conozco es la especie humana con esa tendencia hermosa a mezclarse unos con los otros
Nando,
creo que por primera vez pude escribir lo que tenía que decir, y creo que esta vez entendiste de qué se trata la diferencia de ser judío como yo y como tantos otros que no estamos representados por un judaísmo oficial. La frase feliz fue la de NACIÓN DESAPARECIDA. Ahora quedó claro.
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