DIÁLOGO CON MARTÍN CAMPOS
(CONTINUACIÓN...)
En el post anterior me quejaba de la argumentación dialéctica que rápidamente lograba dar vuelta el argumento opositor con una conclusión que para mí es falsa: la homosexualidad es natural. Digo que no es natural porque el deseo se construye en la cultura, y también digo que nadie elige su orientación sexual, porque el deseo no lo construye uno mismo. El deseo no está en el campo de nuestro gobierno.
Martín Campos del blog El Baldío me critica (amablemente) así: "quiero decir con respeto pero con firmeza que de ninguna manera me sumo a la defenestración sumaria y rápido menosprecio que hacés del viejo y querido método dialéctico (técnica de la conversación) que decís aplicaba Unamuno. Era un método ya aplicado por Platón con mucha altura y que resulta muy interesante y útil para elucidar la posible validez de los mecanismos del razonamiento filosófico; método además muy utilizado luego por muchísimos filósofos tales como Hegel, Marx y Engels."
Respecto a mi "defenestración" del método dialéctico: no fue mi intención hacer tal cosa. Marx, justamente, que con esto tiene mucho que ver, fue un paso más allá de Hegel. Marx dijo poner al método dialéctico de Hegel "sobre sus piés", lo que no es "defenestrarlo". El observó que el devenir de la historia no era como decía Hegel sobre la evolución de las ideas (tésis-antítesis y síntesis) , sino de la realidad "real", observable, fenomenológica, integrada también a la realidad de lo subjetivo humano, y los cambios de realidad son los que provocan los cambios de las ideas. Yo digo "sí al método dialéctico", por supuesto. Pero digno NO al diálogo sin método. Todo depende de para qué se discute, si para llegar a una conclusión cierta o para ganar una discusión. A la dialéctica que concluye en "la homosexualidad es natural", yo le digo NO. La homosexualidad no es natural, porque la entera sexualidad con todas sus variantes, tampoco es natural. Y en este caso, como ya salió la ley, no necesitamos más ganar la discusión. Ahora podemos esmerarnos en encontrar certezas.
Lo que sigue del texto que me envió Martín Campos lo copio directamente porque no tiene desperdicio:
Martín:
Creo que debo empezar por el tema de lo instintivo y lo cultural, o lo natural y lo cultural, como te referís en los puntos 2 y 3. Para mí no existe tal frontera en los campos donde penetra el psiquismo. En los campos donde lo simbólico no tiene nada que hacer, el instinto permanece inalterable.
Entiendo que lo constititutivo, que en la animalidad se llama "instinto", en las cuestiones que queda asociado a la psiquis, resulta diluído fatalmente en la sopa de lo simbólico, de tal manera que de lo meramente instintivo nada sobrevive como elemento natural original. Digamos que el elemento "natural" es una cosa que existe en el ser humano al nacer, pero que al entrar en "combinación" con lo psíquico queda transformado, como cuando se realiza una combinación química de un elemento con otro. Lo que resulta no es una suma de dos elementos, sino algo diferente, algo nuevo. En química, una cosa es la solución formada por dos elementos, otra cosa es la combinación que viene a formar una molécula nueva, cuya estructura nada tiene que ver con los elementos que la constituyeron. En el ser humano, el instinto se modifica por lo psíquico si éste interviene. Digamos que en el ser humano lo natural se desnaturaliza cuando entra en el campo de lo psíquico. Ahora, nos estamos refiriendo a la humanización; porque hay individuos que parecen haber quedado fuera, desgraciadamente.
Pero de cualquier manera Martín, no veo qué implica la diferencia entre tu formulación y la mía, vos considerás que allá queda algo del instinto aunque sea muy pequeño, y yo prefiero entender que ha mutado. Esto quiere decir que vos también le das gran importancia al gobierno de lo psíquico sobre lo instintivo. Me conmueve el caso de la frigidez de la mujer. No conozco casos de varones. Ella no responde a ningun olor ni sabor ni textura. Es más, puede resultarle repugnante lo que es habitualmente placentero. ¿Puede entonces alguien escapar completamente al instinto sin que quede demostrado que el instinto puede ser totalmente eclipsado por la psiquis?
Estamos de acuerdo en que es importante dar una batalla por la separación de los conceptos "genitalidad" y "sexualidad". En la sexualidad humana, los mismos órganos genitales son objeto de simbolización. No hablemos solamente de los objetos de todo tipo que se constituyen en símbolos eróticos. Los mismos genitales no pueden permanecer indemnes de la simbolización. Es más, son los primeros objetos que pasan por este bautismo. El órgano masculino es símbolo de poder, se esgrime como arma de dominación, de sojuzgamiento, hasta de humillación. Ahí tenemos esa frase tan espantosamente agresiva que ha dicho Maradona y usa todo el mundo: "la tenés adentro". ¿Cómo sucedió que el pene, órgano que provee placer a la pareja, puede constituirse en un agresor tan ultrajante? Este tema da para mucho. Pero es importante mantener clara la diferencia. La sexualidad humana no es genitalidad. Seguramente vas a decir que algo de genitalidad permanece, yo prefiero decir que todo lo sexual humano es sexualidad.
Lo mismo con el punto 4 de tu expresión acerca de que no estás de acuerdo con la frase "nadie elige ser heterosexual u homosexual" que de ser cierto eso nos haría autómatas víctimas de la cultura, que siempre hay un pequeño espacio por el que se filtra el individuo que disiente. Esto me importa mucho porque se acerca al tema original del post anterior.
Entiendo que somos beneficiarios y víctimas de la cultura al mismo tiempo. Y si podemos superar la cultura que nos victimiza es porque hemos recibido por el lado de los beneficios los elementos culturales que nos permiten disentir y escapar. Claro que acá es hora de hablar de la constitución del "yo", del individuo, que encuentra dentro de sí mismo la herramienta inteligente para superar la presión y huir hacia un destino forjado por su voluntad. No, no somos autómatas. Pero el margen de operación suele ser muy estrecho frente a la cantidad de circunstancias impuestas o fortuitas que determinan nuestra suerte. Sin embargo persiste la ilusión de que podemos manejar nuestro destino libremente aunque sea muy estrecho el margen, nos sentimos dueños de nuestra vida por la más mínima opción que pudimos decidir. Hay que observar al consumidor elegir un producto entre dos marcas. El más pobre será feliz si puede elegir entre una porción de pizza o una empanada. Y eso lo hará tan feliz, quizá como a un rico elegir entre un auto u otro, o quizá más feliz, no se puede saber, es una cuestión muy subjetiva.
Pero del objeto de deseo sexual uno no se pude escapar. Aquí hay una determinación insuperable.
El deseo es involuntario, no entiendo cómo podría alguien autodirigirlo. Realmente esto no lo comprendo. Alguien puede sí elegir "asumir" públicamente una orientación sexual oculta, y expresarse diciendo: es mi elección sexual. Pero no es así, no es su elección sexual, es su elección social. Sigo pensando que "Nadie eliege ser heterosexual u homosexual".
Y sigo escuchándote Martín Campos, y a quien quiera participar también.
(CONTINÚA...)
PD: Si sos lector por mail, te animo a que me hagas comentarios a mi correo, si es tu deseo. Muchos han optado por hacerlo así, y es muy bienvenido ese modo de comentar. Para enviarme un mail, podés pinchar acá: evarow@fibertel.com.ar
(CONTINUACIÓN...)
En el post anterior me quejaba de la argumentación dialéctica que rápidamente lograba dar vuelta el argumento opositor con una conclusión que para mí es falsa: la homosexualidad es natural. Digo que no es natural porque el deseo se construye en la cultura, y también digo que nadie elige su orientación sexual, porque el deseo no lo construye uno mismo. El deseo no está en el campo de nuestro gobierno.
Martín Campos del blog El Baldío me critica (amablemente) así: "quiero decir con respeto pero con firmeza que de ninguna manera me sumo a la defenestración sumaria y rápido menosprecio que hacés del viejo y querido método dialéctico (técnica de la conversación) que decís aplicaba Unamuno. Era un método ya aplicado por Platón con mucha altura y que resulta muy interesante y útil para elucidar la posible validez de los mecanismos del razonamiento filosófico; método además muy utilizado luego por muchísimos filósofos tales como Hegel, Marx y Engels."
Respecto a mi "defenestración" del método dialéctico: no fue mi intención hacer tal cosa. Marx, justamente, que con esto tiene mucho que ver, fue un paso más allá de Hegel. Marx dijo poner al método dialéctico de Hegel "sobre sus piés", lo que no es "defenestrarlo". El observó que el devenir de la historia no era como decía Hegel sobre la evolución de las ideas (tésis-antítesis y síntesis) , sino de la realidad "real", observable, fenomenológica, integrada también a la realidad de lo subjetivo humano, y los cambios de realidad son los que provocan los cambios de las ideas. Yo digo "sí al método dialéctico", por supuesto. Pero digno NO al diálogo sin método. Todo depende de para qué se discute, si para llegar a una conclusión cierta o para ganar una discusión. A la dialéctica que concluye en "la homosexualidad es natural", yo le digo NO. La homosexualidad no es natural, porque la entera sexualidad con todas sus variantes, tampoco es natural. Y en este caso, como ya salió la ley, no necesitamos más ganar la discusión. Ahora podemos esmerarnos en encontrar certezas.
Lo que sigue del texto que me envió Martín Campos lo copio directamente porque no tiene desperdicio:
- 1) "En este tema hay en el imaginario social una sistemàtica confusiòn, no del todo ingenua e inocente entre sexualidad y genitalidad (natural) y por lo tanto entre lo que serìan tendencias conductuales instintivas y aquellas definitivamente modificadas por la voluntad consciente (producto de la razón o no) individual o colectiva del/los sujetos sociales. Es imperativo, creo, dar batalla pùblica al respecto para establecer claridad en estos conceptos.
- 2) No comparto aquello de la desaparición de los mecanismos animales en la estructura propia del ser humano, me inclino más a pensar que sì persisten aunque muy diluidos bajo la construcción del psiquismo del ser humano. (pero allí están aún) Esto hasta queda explìcito en tu propio discurso cuando hablàs de "La intensidad del deseo sexual que es capaz de generarse en el ser humano..." cuyos efectos seràn conducidos culturalmente.
- 3) Con la intención de establecer una especie de frontera entre "lo natural" y "lo cultural", concediendo desde ya lo necesariamente arbitrario que hay en ello, defiendo las tesis de que en el coito de la pareja humana tienen una sustancial importancia factores de orden "natural" y en particular todo aquello que está relacionado con el mundo manifestado a través de los sentidos como ser olores, sabores, texturas, etc. Serà entonces sobre y con éstos disparadores naturales los que se construirán y montaràn las estructuras culturales externas de las que hablás y que intentarán luego modelar coercitivamente las conductas futuras del individuo, incluidas aquellas que se da en llamar vulgarmente las "elecciones de la orientaciòn sexual".
- 4) Aunque parcialmente de acuerdo contigo, pienso que aceptar lisa y llanamente que la frase "Nadie es heterosexual porque quiere, nadie es homosexual porque quiere" es verdadera sin màs, sería aceptar la validez de la tesis de que las personas, los individuos en sociedad (y no existimos tales fuera de ella aunque estemos solos en una isla desierta) somos una especie de autómatas idiotas estructurales sin la menor capacidad ni oportunidad de tener actitudes independientes propias distintas de las impuestas por el medio. (y esta es una discusión que lleva no menos de 300 años, ver "El Discurso" de Rousseau - si no más jeje)
- Adscribo a la idea de que definitivamente las culturas representan una suerte de mecanismo de dominación hegemónica pero "pensamiento hegemónico" no significa literalmente "pensamiento único". Se puede demostrar que en todas las épocas de la humanidad, desde las situaciones más brutalmente represivas hasta aquellas donde el sometimiento general es producto de una especie de aceptación voluntaria lograda por el poder de la mano de métodos que podríamos llamar exageradamente como de "lavado de cerebros"; existe siempre un resquicio, microscópico, doméstico, cotidiano que escapa al control y la regulación social y por donde se puede filtrar, y se filtra efectivamente, el espíritu de aquel individuo transgresor que disiente."
Martín:
Creo que debo empezar por el tema de lo instintivo y lo cultural, o lo natural y lo cultural, como te referís en los puntos 2 y 3. Para mí no existe tal frontera en los campos donde penetra el psiquismo. En los campos donde lo simbólico no tiene nada que hacer, el instinto permanece inalterable.
Entiendo que lo constititutivo, que en la animalidad se llama "instinto", en las cuestiones que queda asociado a la psiquis, resulta diluído fatalmente en la sopa de lo simbólico, de tal manera que de lo meramente instintivo nada sobrevive como elemento natural original. Digamos que el elemento "natural" es una cosa que existe en el ser humano al nacer, pero que al entrar en "combinación" con lo psíquico queda transformado, como cuando se realiza una combinación química de un elemento con otro. Lo que resulta no es una suma de dos elementos, sino algo diferente, algo nuevo. En química, una cosa es la solución formada por dos elementos, otra cosa es la combinación que viene a formar una molécula nueva, cuya estructura nada tiene que ver con los elementos que la constituyeron. En el ser humano, el instinto se modifica por lo psíquico si éste interviene. Digamos que en el ser humano lo natural se desnaturaliza cuando entra en el campo de lo psíquico. Ahora, nos estamos refiriendo a la humanización; porque hay individuos que parecen haber quedado fuera, desgraciadamente.
Pero de cualquier manera Martín, no veo qué implica la diferencia entre tu formulación y la mía, vos considerás que allá queda algo del instinto aunque sea muy pequeño, y yo prefiero entender que ha mutado. Esto quiere decir que vos también le das gran importancia al gobierno de lo psíquico sobre lo instintivo. Me conmueve el caso de la frigidez de la mujer. No conozco casos de varones. Ella no responde a ningun olor ni sabor ni textura. Es más, puede resultarle repugnante lo que es habitualmente placentero. ¿Puede entonces alguien escapar completamente al instinto sin que quede demostrado que el instinto puede ser totalmente eclipsado por la psiquis?
Estamos de acuerdo en que es importante dar una batalla por la separación de los conceptos "genitalidad" y "sexualidad". En la sexualidad humana, los mismos órganos genitales son objeto de simbolización. No hablemos solamente de los objetos de todo tipo que se constituyen en símbolos eróticos. Los mismos genitales no pueden permanecer indemnes de la simbolización. Es más, son los primeros objetos que pasan por este bautismo. El órgano masculino es símbolo de poder, se esgrime como arma de dominación, de sojuzgamiento, hasta de humillación. Ahí tenemos esa frase tan espantosamente agresiva que ha dicho Maradona y usa todo el mundo: "la tenés adentro". ¿Cómo sucedió que el pene, órgano que provee placer a la pareja, puede constituirse en un agresor tan ultrajante? Este tema da para mucho. Pero es importante mantener clara la diferencia. La sexualidad humana no es genitalidad. Seguramente vas a decir que algo de genitalidad permanece, yo prefiero decir que todo lo sexual humano es sexualidad.
Lo mismo con el punto 4 de tu expresión acerca de que no estás de acuerdo con la frase "nadie elige ser heterosexual u homosexual" que de ser cierto eso nos haría autómatas víctimas de la cultura, que siempre hay un pequeño espacio por el que se filtra el individuo que disiente. Esto me importa mucho porque se acerca al tema original del post anterior.
Entiendo que somos beneficiarios y víctimas de la cultura al mismo tiempo. Y si podemos superar la cultura que nos victimiza es porque hemos recibido por el lado de los beneficios los elementos culturales que nos permiten disentir y escapar. Claro que acá es hora de hablar de la constitución del "yo", del individuo, que encuentra dentro de sí mismo la herramienta inteligente para superar la presión y huir hacia un destino forjado por su voluntad. No, no somos autómatas. Pero el margen de operación suele ser muy estrecho frente a la cantidad de circunstancias impuestas o fortuitas que determinan nuestra suerte. Sin embargo persiste la ilusión de que podemos manejar nuestro destino libremente aunque sea muy estrecho el margen, nos sentimos dueños de nuestra vida por la más mínima opción que pudimos decidir. Hay que observar al consumidor elegir un producto entre dos marcas. El más pobre será feliz si puede elegir entre una porción de pizza o una empanada. Y eso lo hará tan feliz, quizá como a un rico elegir entre un auto u otro, o quizá más feliz, no se puede saber, es una cuestión muy subjetiva.
Pero del objeto de deseo sexual uno no se pude escapar. Aquí hay una determinación insuperable.
El deseo es involuntario, no entiendo cómo podría alguien autodirigirlo. Realmente esto no lo comprendo. Alguien puede sí elegir "asumir" públicamente una orientación sexual oculta, y expresarse diciendo: es mi elección sexual. Pero no es así, no es su elección sexual, es su elección social. Sigo pensando que "Nadie eliege ser heterosexual u homosexual".
Y sigo escuchándote Martín Campos, y a quien quiera participar también.
(CONTINÚA...)
PD: Si sos lector por mail, te animo a que me hagas comentarios a mi correo, si es tu deseo. Muchos han optado por hacerlo así, y es muy bienvenido ese modo de comentar. Para enviarme un mail, podés pinchar acá: evarow@fibertel.com.ar
2 comentarios:
Hay una confusión entre género en castellano y genre en inglés, del que se lo traduce, que tiene un contenido explícitamente sexual. La heterosexualidad es una construcción cultural, pero su crítica también lo es. No es que, sin advertirlo, hayamos llegado al fin de los tiempos (Fukuyama), ya todo esté dicho, y esto se convierta en otra de las verdades reveladas. Cuando como ejemplo me quieren equiparar a la conducta de los pajaritos, los orangutanes o lo que fuera, advierto entonces que, aunque la discusión es buena, parecemos estar volviendo al estado natural. Sí, mucha naturaleza, pero como buenos comsumidores. Aconsejo leer a Castoriadis.
Jorge,
acá le estamos dando con un caño a la Naturaleza.
Por supuesto que no está dicha la última palabra en cuestión de sexualidad, ¿a quién le interesa estatizar los modos de la sexualidad?
Pero tenemos un ahora que pensamos cómo es. No para decir que va a ser siempre así o que es esencial. Decimos lo que es hoy.
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