Hace 40 años, cuando vine al barrio de Once a poner mi óptica, éste era un barrio judío (yo era una criatura, no seas mal pensado). Las mujeres iban a la feria municipal de Sarmiento y Pueyrredón, con la bolsa en la mano, a comprar arenque marinado, pan Goldstein, lisa ahumada, pletzelej, pastrom ahumado, pepinos agridulces, y la mejor carne, fruta y verdura de la ciudad. A la escuela de enfrente a la feria, la escuela Mitre, le decían el shule Mitre. Y a veces se encontraban dos mujeres que iban o venían de la feria con la bolsa y se ponían a hablar en idish cacareado, mientras se contaban los "najes" de los hijos (najes: palabra intraducible: algo así como las alegrías que dan los hijos). A los hijos nunca les contaban lo felices que estaban con sus "najes", a ellos sólo reproches. Pero, bueno, sigo.
Gardel estaba en el recuerdo etéreo pero sin vestigios, ni una marca de ese viejo Once en ningún lado. Se hablaba de que una de esas casas había sido habitada por el ídolo, pero no estaba claro cuál de todas era, como ahora que está identificada y reacondicionada, y todo alrededor está pintado con filetes artísticos. El abasto era todavía un mercado y Corrientes era un infierno a la hora de la descarga. Después se lo llevaron fuera y liberaron el espacio. Quedó vacío mucho tiempo.
Cuarenta años después, el barrio fue variando inmigraciones; pasaron muchos coreanos que ya se fueron, muchos chinos, bolivianos y ahora peruanos. Los coreanos y los chinos vinieron con plata y se establecieron en comercios, los bolivianos con un oficio o con el tema de la verdulería. Pero los peruanos vinieron muy pobres a un país con pocas oportunidades para pobres. Los peruanos vinieron con nada de nada. Ellos venden por la calle. Alguien los contrata, les da la mercadería, parece. Viven en casas tomadas, todas por la zona.
Cada rato los corren y salen escapando con sus puestitos a cuestas, y se refugian en las calles laterales. Están a lo largo de Av Pueyrredón en su tramo más concurrido que es cerca de la Plaza Once.
Terminan su labor entre las siete y las ocho de la tarde y se ponen a comer en la calle. Parece que alguien les paga la comida a todos. La retiran de un restaurante peruano en una bandeja de plástico con un tenedor y tienen que comérsela en la calle.
Los negocios han cerrado muchos ya a esa hora en las calles laterales, entonces pueden verse decenas de peruanos con sus bandejitas y su pancito, sentados en los umbrales de los negocios cerrados, comiendo su comida. En invierno a esa hora ya está oscuro y uno descubre a los peruanos comiendo en la oscuridad, sentados uno al lado del otro, como las palomas se juntan sobre los cables que cruzan las calles en la altura.
Al barrio no le caen bien los peruanos comiendo en la calle. No le caen bien los peruanos aunque no comieran en la calle. Y cuando los peruanos se van, y dejan su bandejita en el suelo, con algún pancito mordido, y son montones de bandejitas abandonadas, y la mugre se suma a la mugre natural del Once, los patricios habitantes del barrio muestran su desprecio con gestos de asco cuando se cruza uno con otro, sacudiendo la cabeza, mirando los restos de la cena que quedaron en la vereda.
La intolerancia es cada vez mayor. Cada vez van acentuándose más las expresiones de desprecio. Fueron a hablar con el Comisario. Al cuete, pero fueron. Esto no se puede más. No da más. Y nadie hace nada.
Los policias los persiguen. Vienen en bicicleta y de repente se ve a algún peruano contra la pared inquirido por un policía. Los peruanos gritan a los policías. Los peruanos gritan siempre, aunque no sea a un policía. Las mujeres hablan con una velocidad inaudita y a grito pelado, largan kilómetros de palabras sin respirar. Todos enfrentan a los policías, hablan de derechos humanos, de abogados, se despachan contra los argentinos que los discriminan.
Hace unos días llegó un grupo de una decena, todavía medio temprano, y sin importarles que los negocios estaban aún abiertos, se sentaron con sus bandejitas a comer en las vidrieras que todavían tenían la pretensión de hacer la última venta. Un vecino comerciante salió y le dijo a un peruano de muy mala manera que se levantara. El peruano le dijo que no. Entonces el comerciente lo agarró de la camisa y lo arrojó contra el cordón, cayéndosele al peruano la comida al suelo. No lo lastimó pero podía haberlo hecho con el empujón. Los peruanos se juntaron alrededor del comerciante y empezaron a gritarle y amenazarlo, y llamaron a la policía que vino enseguida. Creo que terminó en una demanda contra el comerciante. El policía le decía al peruano empujado que si no tenía lesiones mejor era no hacer la denuncia, que eran muchos trámites, pero el peruano decía que él quería hacer la denuncia y no le importaban los trámites.
Al otro día se armó una con una pareja de peruanos. No sé lo que pasó, pero el tipo se sacó del pie una ojota y se la arrojó a la cara a una mujer policía que estaba recostada en el auto policial que realizaba el operativo. Se juntó medio mundo patricio alrededor para disfrutar el espectáculo igual que los parisinos del vulgo iban a mirar la guillotina.
Yo salgo también a mirar y a terminar peléandome contra los que enseguida se mandan expresiones racistas. A mí me van a colgar en la Plaza Once un día de éstos.
El ojotazo del peruano a la mujer policía mereció una expresión de condena popular: peruano hijo de puta, a una mujer no, exclamaba "lagente" en un murmullo generalizado. De repente la mujer policía avanzó hacia el peruano como si fuera la mujer biónica, revoleó la ojota para arriba y "Hi, oh, Silver!!!" se abalanzó sobre el peruano para pegarle. Los hombres policías la sacaron y tranquilizaron. Mientras, nuevos patricios iban llegando a sus casas y preguntaban qué pasó. Otros, como Raquelita la turca, que volvía de su trabajo (esclavo), me miró diciendo "hay que fusilarlos". Para qué. Vos te imaginás todo lo que le dije, al cuete pero se lo dije.
Se llevaron al peruano en el auto y en unos minutos voló toda "lagente". Y siempre es así, casi todos los días.
El jueves, volvieron a venir a comer con las bandejitas otra docena de peruanos, con chicos, algunos muy chiquitos. Y se sentaron en el mismo negocio de donde fue empujado uno de ellos la otra vez. Pero ahora las cortinas estaban bajas y el comerciante ya se había ido. Sin embargo, todavía era de día. De pronto se escucha una explosión. Miro al grupo y veo que miran para arriba como si alguien hubiera tirado algo que explotó contra el piso. Ellos siguen comiendo sin alterarse. La vereda se ve toda mojada. Al ratito cae otra cosa que explota frente a ellos y yo estoy mirando. Es una bolsa de plástico llena de agua que explota contra el suelo y los moja a todos. Ellos se mojan y no se enojan, siguen comiendo, pero miran para arriba.
Me cruzo para ver quién tira la bolsa. ¿De dónde cae la bolsa? le pregunto a un peruano que está parado comiendo de la bandeja mientra mira para arriba. De ahí me dice, y señala el edificio de enfrente, en el que está la óptica. ¿De qué piso le digo? Empieza a contar, cuenta dos, tres, y me dice...de ahí ve? ¿Qué pasa, no sabés contar? Le digo. El tipo tenía unos treinta años. Sí me dijo, es que me da pereza, ya le digo. Cuenta y dice: del sexto. Luego cuenta de vuelta y dice: no, del séctimo. Los demás comen, mojados, imperturbables.
El viernes, este viernes, de pronto se arma otro tole-tole. Un policía persigue una chica que vende en la calle porciones de torta marmolada, ella se resistió a que le decomisen "la mercadería" y corrió y corrió hasta meterse en las escaleras del edificio de al lado. Ahí empezaron a aparecer un montón de peruanos a defender a la chica. El policía pidió apoyo. Llegaron dos autos de la policía, para decomisarle los cuatro pedazos de torta a la peruanita de apenas 12 años, y que todos decían que era húerfana.
El procedimiento tardó una larga media hora, mientras los peruanos (las peruanas) se mandaban sus espiches a los gritos. La más graciosa (perdonen pero no puedo decir otra cosa), gritaba a la policía: los peruanos les mandamos un batallón a luchar con ustedes en las Malvinas, fuimos los unicos de todo el mundo, ahí murieron "miles" de peruanos que dieron la vida, mi padre murió en las Malvinas, y ustedes nos discriminan, sí, nos discriminan, pero nosotros tenemos abogados, no importa si somos argentinos o no somos argentinos, los extranjeros también tienen derechos sabe? le decía al policía que le replicaba pavadas llenas de soberbia, como: ustedes no pueden venir acá a hacer lo que quieren, callesé, tenga respeto, etc.
Le "decomisaron" la "mercadería" a la peruanita. Se llevaron las porciones de torta marmolada. Mientras, la chica estuvo calmada observando todo el tiempo sin expresión hasta que ví que una de las mujeres le decía: tú llora, tienes que llorar, tienes que llorar y la chica empezó a llorar y se tiró contra el policía que le sacó la torta, y le tiraba de la camisa, mientras la mujer que la indujo gritaba: no la toque a la nena, no la toque a la nena...le está pegando, le está pegando, la está lastimando...y el policía decía: yo no la toqué, yo no la toqué...
En fin...ustedes dirán. Ustedes dirán por qué los peruanos y los bolivianos votan a Macri, igual que los patricios del barrio. Yo soy testigo. Fui presidenta de mesa en el shule Mitre. En todas las mesas ganó Macri. La boliviana de la verdulería dice que hace falta la policía metropolitana para terminar con la inseguridad.
17 comentarios:
Leí una vez, ya no recuerdo dónde, un relato de una observación de campo que hacía un sociólogo en un compartimiento de un tren de pasajeros.
Era uno de esos compartimientos cerrados con asientos para seis personas, en las que había sólo dos pasajeros que habían ido ocupando todo el espacio con su equipaje, el diario, algunos libros dispersos.
Al llegar un tercer pasajero, los dos ocupantes se miran resignados y recogen algunas de sus cosas para hacer lugar para el "intruso".
Poco después aparece un cuarto pasajero. Los primeros dos vuelven a poner cara de resignación, pero es el tercero el que se muestra más ofendido por la "invasión".
Como nieto de inmigrantes y actualmente emigrante me ha tocado estar en distintas representaciones ocupando alternativamente varios de los papeles que describís en tu relato. No siempre soy el bueno de la película (aunque la memoria selectiva me quiera hacer creer lo contrario).
El tema no es nuevo, es motivo de estudio desde hace mucho y parece ser una falla de fábrica.
Otras veces lo hemos conversado: pertenecer al género humano por genética es apenas el primer paso, luego tenemos que hacernos personas y quizá más tarde podamos ser también ciudadanos.
Para el postre te cuento que alguna vez fuimos vecinos: estuve viviendo en el 95 en un edificio de Catamarca, casi al llegar a la plaza. Pero en ese tiempo no usaba anteojos ¡una lástima!
Saludos!
pensar que todo se soluciona poniendo más tachos de basura para que puedan tirar las bandejitas.
Falta, una mesa, una làmpara...una casa.
Falta mucho, falto todo.
Maravillosa post, parece una descripciòn de las peliculas del neorealismo italiano. Lo ridìculo, lo gracioso, lo desopilante, lo doloroso, lo incomprensible.
Nos dejaste pensando, Eva. Graciasl
En donde tenes la optica ? Yo vivo en el barrio , donde siempre come gente y venden tortas es en sarmiento y pueyrredon , ahi aprovechan la puerta de la escuela shopping que hizo grosso y sigue ahi y nadie hace nada , es una verguenza la escuela shopping , la gente que come ahi no molesta a nadie , despues vi gente comiendo a la altura del banco credicoop en aguero y corrienbtes frente al abasto , pero tambien esta lleno de restaurante peruanos y ahora hay algunos que parecen lujosos frenbte al abasto de comida peruana
Beatriz, me recordaste un poema de Raúl González Tuñón:
Viva la santa unión
de sin ropas y sin tierra
todo nos falta en la tierra
todo menos la ilusión
Macri lamentablemente gano en todas las comunas, que la derecha porteña creo y despues no quiere poner en marcha , toda la capital es mayoritariamente de derecha claramente , de hevcho da asco en 2003 gano la presidencia en capittal Lopez Murphy o sea eso lo dice todo , aca gano ese esperpento fachistoide derechoso que era la continuidad neoliberal del menemismo aliancista , o macrismo o Bullriich o si vemos los senadores que representan a la ciudad salvo Filmus que por suerte entro por la minoría , yo lo vote con toda la esperanza de que no entrara Melconian que era el candidato a senador de Macri y por suerte salio tercero supongo que gracias al envio de la candidatura de cristina a la presidencia
Eva,
me encanta cómo narrás. Me encanta tu blog. Sos muy capa. Gracias!!!
Trabajo en Congreso, paso seguido por Once.
Besos
La mejor Eva aparece en sus relatos.
Pensamos distinto, pero no es un obstáculo para mí.
Es curioso lo que decís que votan a Macri. ¿Por qué será?
Eva: no te conozco, pero tu relato -que me llegó por casualidad- me conmovió. Has hecho una descripción maravillosa de una realidad que a muchos nos duele y avergüenza.
No soy kirchnerista, pero la sensibilidad para hacerse carne del dolor de muchos no necesita de banderas para sacudirnos la conciencia.
Gracias, un abrazo.
Me pusiste en marcha la nostalgia, Eva. Este Once de ahora no lo conocí pero el de antes es un cacho de mi vida. Mi tío Jaime Menajovsky supo tener una pensión en Sarmiento 2281, en la cuadra de la Hebraica, que funcionaba como guardería para mi. Era donde mis viejos me tiraban cuando querían quedarse solos unos días. Yo adoraba el Once, la feria que vos decís y la fiambrería judía de Corrientes y Pasteur, frente a la redacción del Yidische Zeitung.
Y mi tía Fanny, la solterona de la familia, vivía en la esquina de Tucumán y Boulogne-Sur-Mer, a dos cuadras del IFT.
Gracias por el recuerdo que me desató recuerdos.
Oy, Vey.
Marcelo,
muy lindo tu comentario...Y el poema.
Comentario 2
justamente eso es errado, si tiraran las bandejitas a la basura, les molestarían igualmente, no es cuestión de realidad, el problema es simbólico, el inmigrante molesta en todo el mundo, es un fenómeno universal, hay que ser una persona culta para superar ese sentimiento primitivo, casi animal, de sentir rechazo por alguien que viene a invadir tu territorio, como pasa entre perros que celan su territorio...
Beatriz m.
claro, les falta todo, y gracias por la mención al neorrealismo italiano, así lo miro, como si estuviera viendo una película de Vittorio de Sica.
Javier,
Por ahí tengo la óptica Javier. ¿Vos vivís cerca? No me des la dirección por Internet, escribime a mi correo.
Héctor Francisco Hernández,
Bienvenido y si te gustan mis narraciones podés leer muchos cuentos que escribí, buscá los links en el fondo del blog, abajo de todo. Besos a vos.
Aliciaenelpaisdehoy,
¿Cómo te llegó por casualidad? No hace falta que seas kirchnerista para que me guste tu comentario. Un abrazo.
Eddie,
Ese Once se fue, se voló como "lo que el viento se llevó", no queda nada, nada. Sólo el viejo almacén del polaco en Corrientes y Boulogne Sur Mer, que está a nuevo y vende muchas cosas importadas, muy caras, y siempre me clavo con lo que compro presuntamente fresco. Se acabó todo Eddie. Si venís, no lo vas a encontrar, es sólo recuerdo, tuyo y también mío.
oi vey, eso!!!
Eva, ¿ni siquiera la Hebraica en Sarmiento casi Uriburu? ¿Y el IFT tampoco?
Sí, la Hebraica está en el mismo lado, sólo que ahora es otra cosa, lo que queda de la comunidad judía del barrio es otra cosa, se volvieron todos sionistas y creyentes, y el IFT está en el mismo lugar, pero la gente de ahí también se hizo sionista y hasta creyente...qué se yo, éstos son los hijos de los linkes. Se vé que los viejos no les dieron mucha instrucción, o no ´se, todavía no entiendo nada. Lo que sí es que ves caminar a gente vestida de religiosos, y por Ecuador para el lado de Córdoba, están los colegios religiosos, de edificios monumentales y elegantes, todos nuevos, adonde vienen de todas partes de la ciudad. Es una especie de barrio religioso con carnicerías kasher y supermercados kasher. Nada que ver con lo de antes. Todos ellos son ricos, tienen plata y coches carísimos, están llenos de hijos, y visten todo el tiempo como si fueran a una fiesta. Vos los debés conocer. Antes no había esto acá.
Miràs como De Sica, Eva, porque esta es la Argentina de la posguerra, y nosotros somos sobrevivientes, al igual que los peruanos.
A pesar de los "escombros" por los que "caminamos", estamos en una Argentina vital, como la Italia post guerra. Por eso en ese post hay dolor, gracia, ridiculo, interrogantes, escenas desopilantes, casi igual que la Argentina K.
P.D:( le comentè a mi hija menor sobre el post y me dijo que vio a la chiquita con la torta y que le pareciò que era riquìsima, como vez una visiòn desprejuicida).
Sí Beatriz, hay una cantidad de jóvenes que ya se han criado con el tema de los derechos humanos, gracias a la influencia de la etapa Kirchner. Pero la verdad es que a la mente pervertida de la mayoría de los adultos no llegó nada, siguen como siempre, diciendo que acá hay que "matar a unos cuantos", por ejemplo. Matar es la palabra que está en la boca de mucha gente. Parece mentira pero uno tiene que ver la realidad.
Sencillamente hermoso!!
En el fondo no creo que haya esperanza para la humanidad si no logramos que la solidaridad prevalezca por sobre el egoísmo, si no podemos controlar al fascista que llevamos dentro.
Un abrazo.
Publicar un comentario
No te olvides de tildar la casilla de suscribir a comentarios, si querés seguir este debate.
La autora del post lee TODOS los comentarios.
ANÓNIMO: ¡FIRMÁ CON ALGÚN NOMBRE O UN SEUDÓNIMO! para poder dirigirte una respuesta. Si no lo hacés, es porque no te interesa que te respondan. Por lo tanto borraré el comentario si veo que el anonimato tiene esa intención.